miércoles, 29 de diciembre de 2010
UN REGALO SIN ABRIR
TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar
La Navidad y el Año Nuevo nos traen envueltos en su magia, innumerables regalos. Entre ellos se encuentran dones especiales como son, la gratitud, la honestidad, la paciencia, la compasión, el perdón, la amistad, el coraje, la humildad, la constancia, la bondad, la sabiduría y muchos más.
Esta época de dar y recibir, nos proporciona la alegría de sentirnos queridos, porque a todos nos gusta que nos regalen, inclusive hasta aquellas personas que supuestamente no necesitan nada.
Aunque a veces los regalos no llenen nuestras expectativas, es emocionante abrirlos, y no nos gusta que otro se tome esa libertad con los que son nuestros. “Mis regalos los abro yo, y punto.”
Sin embargo, a la mayoría de nosotros se nos queda un regalo sin abrir, que muchas veces representa ese valor del que necesitamos nutrirnos para ser mejores personas, o para contribuir a que otros lo sean. Lo que hay en él, sólo nosotros lo entenderemos. Quizás fe, o salud, o amor, o alegría, o simplemente un corazón nuevo.
Ahora que está finalizando el 2010, me doy cuenta que hace un año dejé un regalo sin abrir, y espero que esté todavía debajo de mi árbol para tener la oportunidad de destaparlo este 31 de diciembre, y usarlo en el año que viene, y por todos los demás que me queden de vida. ¿Qué hay en él? La Esperanza… de que en nuestro país reinen el amor, la caridad y la justicia, para que el presente de los que vivimos, y el futuro de los que vendrán, se llene de luz… La esperanza de que podamos ser fuente y motivo de esos cambios que queremos ver. Por eso, porque necesito recobrarla, este Año Nuevo estoy decidida a abrir ese regalo que dejé desestimado debajo de mi árbol.
Y usted, ¿valoró todos sus regalos el año pasado, o como yo, dejó alguno sin abrir? Si es así, la buena noticia es que todavía hay tiempo, porque el Nuevo Año nos da el chance de volver a empezar. Aprovechemos pues esta oportunidad que nos da el estar vivos, y revisemos bien nuestras bendiciones para que esta vez, aceptemos nuestros dones, y no dejemos un regalo sin abrir.
Por Lavinia del Villar
La Navidad y el Año Nuevo nos traen envueltos en su magia, innumerables regalos. Entre ellos se encuentran dones especiales como son, la gratitud, la honestidad, la paciencia, la compasión, el perdón, la amistad, el coraje, la humildad, la constancia, la bondad, la sabiduría y muchos más.
Esta época de dar y recibir, nos proporciona la alegría de sentirnos queridos, porque a todos nos gusta que nos regalen, inclusive hasta aquellas personas que supuestamente no necesitan nada.
Aunque a veces los regalos no llenen nuestras expectativas, es emocionante abrirlos, y no nos gusta que otro se tome esa libertad con los que son nuestros. “Mis regalos los abro yo, y punto.”
Sin embargo, a la mayoría de nosotros se nos queda un regalo sin abrir, que muchas veces representa ese valor del que necesitamos nutrirnos para ser mejores personas, o para contribuir a que otros lo sean. Lo que hay en él, sólo nosotros lo entenderemos. Quizás fe, o salud, o amor, o alegría, o simplemente un corazón nuevo.
Ahora que está finalizando el 2010, me doy cuenta que hace un año dejé un regalo sin abrir, y espero que esté todavía debajo de mi árbol para tener la oportunidad de destaparlo este 31 de diciembre, y usarlo en el año que viene, y por todos los demás que me queden de vida. ¿Qué hay en él? La Esperanza… de que en nuestro país reinen el amor, la caridad y la justicia, para que el presente de los que vivimos, y el futuro de los que vendrán, se llene de luz… La esperanza de que podamos ser fuente y motivo de esos cambios que queremos ver. Por eso, porque necesito recobrarla, este Año Nuevo estoy decidida a abrir ese regalo que dejé desestimado debajo de mi árbol.
Y usted, ¿valoró todos sus regalos el año pasado, o como yo, dejó alguno sin abrir? Si es así, la buena noticia es que todavía hay tiempo, porque el Nuevo Año nos da el chance de volver a empezar. Aprovechemos pues esta oportunidad que nos da el estar vivos, y revisemos bien nuestras bendiciones para que esta vez, aceptemos nuestros dones, y no dejemos un regalo sin abrir.
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Mi querida profe,
ResponderBorrarEsperanzadoras e inspiradoras palabras las vuestras. Abriré todos mis regalos a sabiendas que todo lo que encontraré es bueno porque está salpicado con la esencia del amor: la que me propician ustedes mis antiguos profesores, mis amigos y mi familia toda. Abrazos a usted y a todos los que quiere y la quieren, y que 2011 esté lleno de logros y cosas positivas, pero sobre todo, que tenga muy buena salud, hoy y siempre.
Isaias