A mi amigo Cuchara, una humilde opinión sobre los cambios sociales que nos mortifican
Por Lavinia del Villar
Todos los tiempos tienen sus ventajas y desventajas, y cada uno de nosotros añora, aquel en el que fuimos protagonistas. Por eso, siempre creemos que los nuestros fueron mejores, y en realidad lo fueron… para nosotros.
Los cambios sociales son fenómenos normales, necesarios e inevitables, productos de muchos factores cuya explicación es, no sólo compleja, sino también complicada, porque las pasiones menguan la objetividad.
La vida evoluciona, los intereses cambian, y sin nadie proponérselo los tiempos caducan. Cada generación piensa que los tiempos pasados fueron “lo máximo”, pero la verdad es que cada época nos proporciona cosas nuevas, que a lo mejor no podíamos imaginar que existirían.
En épocas anteriores, casi todos los niños se interesaban no sólo en los deportes, sino en volar chichiguas, jugar a los vaqueros, participar en veladas, montar bicicletas, jugar bellugas, etc., ahora, no es que no haya interés por los deportes, ni por los juegos, porque veo niños compitiendo hasta en la división pipiolos de golf, lo que pasa es que los gustos tienen más oportunidad para diversificarse, porque los recursos son más pródigos.
Antes se jugaba en los patios y sabanas, ahora en los polideportivos, antes jugábamos pisá y colá y a las escondidas, ahora vemos televisión y jugamos nintendo, antes estudiábamos mecanografía y taquigrafía, ahora informática, y así sucesivamente.
Cuando Manito comenzó a incursionar en el arte de contar cosas, me dijo: “Comadre: Antes yo me enojaba con mis hijos y nietos porque no se querían despegar de la computadora, y ahora son ellos los que pelean, porque quien no quiere soltarla soy yo”. Con esa gracia que le caracteriza me preguntó, que por qué sería que no la inventaron cuando nosotros éramos pequeños, a lo que le contesté que Dios muy sabiamente no lo permitió para que no creciéramos con traumas, porque, ¿con qué iban Jorge y Ninín a comprarnos una? Pero pensándolo bien, nos la hubiéramos buscado como toros, ¿verdad Manito? Bueno…
Factores de cambio son por ejemplo los avances tecnológicos, recursos con los que podemos contar para hacer de nuestra vida, una más cómoda y actualizada. Sin embargo, nos produce tristeza comprobar que estos adelantos, a veces nos acercan al mundo lejano, y nos alejan del mundo cercano. Es increíble cómo podemos estar en comunicación con Moscú, por decir algún lugar, pero no podemos comunicarnos con nuestro hijo, porque éste a su vez, está silenciosamente en comunicación con otros silenciosos, a través de mensajes digitales. ¿No ha viajado usted con un joven quien no pronuncia una sola palabra en horas, porque está conectado con amigos en su BB?
La transculturación es otro factor de cambio. Pienso que uno de los inicios de ese fenómeno ocurrió cuando comenzamos a emigrar, y a regresar a nuestro país con posesiones y a veces con ostentaciones, que hicieron pensar que la gloria estaba del otro lado. En ese proceso muchos absorbimos las ventajas de estudiar y trabajar, siempre con la razón y el corazón puesto en la patria, pero otros absorbieron las costumbres y la cultura. Hoy día oímos a pocos jóvenes tararear un merengue, porque lo “cool” es el reguetón, el hip hop, el rock, o la música americana, como decimos los no muy entendidos en el asunto.
Podríamos seguir dando múltiples ejemplos de las diferencias entre el antes y el ahora, y de los factores que provocan los cambios sociales, pero estoy segura que en realidad lo que extraña Cuchara, y lo que extrañamos todos los que vivimos aquella época, no es la falta de deportes, sino la pérdida de los valores, entre los que primaban el compañerismo, la humildad, la lealtad y la ingenuidad.
Pero, ¿quién o quiénes somos los responsables de esta pérdida de valores, de que tanto nos quejamos? ¿Cómo se produjo este fenómeno? ¿Vino en el paquete de la computadora, dentro de la caja del celular, o en el olvido de todos? Bueno… ya eso es harina de otro costal. Sería cuestión de hacer un examen de conciencia con propósito de enmienda colectivo.
Ojalá que aprovechemos de estos tiempos, que como todos tienen sus pros y sus contras, todas las ventajas que surgen de la modernidad, pero que también aprendamos a asumir el compromiso que conlleva rescatar esos valores morales, para contribuir a que nuestra sociedad, como el “Ave Fénix”, se levante de las cenizas de la mediocridad.
Relacionado: ¿FUERON TIEMPOS IDOS MEJORES O PEORES?
¡Waaaooo Profe! Aquí sí que se empleó a fondo. Excelente artículo, con el cual me identifico plenamente. Excepto, en que los tiempos pasados fueron mejores: en casa lo que había eran dos bicicletas. Una de uso exclusivo de Papá. Había que justificar la utilización de la otra, en algún "mandado". Pero como usted señala, tenía sus pros: hacíamos más ejercicios que el diablo... caminábamos el Mao de entonces varias veces al día.
ResponderBorrarRetomando la seriedad y la compostura, gracias por darnos parte de sus conocimientos y experiencia profesional. Le reitero: ¡Excelente artículo!
Un beso y el cariño de siempre,
Fernan Ferreira.
Mejor explicación seria pedir un imposible....La Pofre con su iniguable capacidad no solo intelectual, profesional, sino, humana lo ha dicho todo. Excelente, Excelente, gracias mi Profe.
ResponderBorrarDe paso, le envié las dos melodias tocadas con el saxo.
Abrazos del alma.....muchas Felicidades.
Juan Colon
Mi querida :Desde anoche estoy luchando con Bill Gates,para hacerle su comentario,pero siguen las benditas novatadas o la mala calidad del aparatito éste;me voy con lo primero.
ResponderBorrarLo dijo todo,fenomenal,ahora nos toca evaluarnos y enfrentar responsabilidades. Si me atrevo a decir que los sistemas tienen altos porcentajes de fallas permitidas y toleradas por intereses creados y partes de nosotros que estamos viendo el juego desde las graderías nos importa quien gane.Debemos crticar al Umpire al hacerlo mal,al jugador al cometer errores y aplaudir los buenos batazos y jugadas, o sea debemos participar en el juego.
Por otra parte mi querida,tener este aparatito en aquellos tiempos, nos la hubieramos buscado como los toros sí,pero lo malo es que algo tuvieramos en los Jarretes.
La quiero un montón
Manito