viernes, 5 de mayo de 2017

VIVIÓ COMO QUISO… MURIÓ COMO UN ÁNGEL

EL TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar


Le encantaba darme sorpresas. Cada vez que me traía uno de sus detalles, me pedía que cerrara bien fuerte los ojos, y a veces hasta me ponía de espalda para preparar el escenario. Mi patio está lleno de él, desde orquídeas, anturios, cactus, flor del desierto, cayenas, trinitarias y muchas plantas más que acostumbraba regalarme con frecuencia. Cada regalo era una sorpresa para él, y yo le seguía el juego con su ritual de entrega. Pero el 11 de este mes de abril se le fue la mano, me dio la sorpresa más grande de mi vida, sin dar una señal de su intención… se quedó dormido para siempre sin decir adiós, y cuando fui a despertarlo ya su alma había volado al infinito. Vivió como quiso, y Dios le concedió el privilegio de morir como un ángel. Gracias Padre.

Su alegre forma de ser lo hacía no pasar inadvertido en donde se encontrara, aunque todos sabían que debajo de la capa de jocosidad que siempre lo acompañaba, existía un ser humano noble, bondadoso y compasivo, que hacía suyo el dolor y la miseria ajenos. Adornado de compadres y comadres simbólicos, dejó huellas por donde quiera que pasó, porque siempre fue él, sin prejuicios ni complejos… un personaje auténtico y especial.

“Yo te extrañaré, tenlo por seguro, fueron muchos años que vivimos juntos…”

Se va contigo la mitad de mi vida, pero me dejas como legado el tesoro de tres hijos que como yo, se sienten orgullosos de haber sido parte importante de tu vida. Hasta luego José Mauricio Fernández (Ticuí), compañero de siempre.
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