martes, 31 de marzo de 2015

MANITO SANTANA ESTÁ QUEBRANTADO DE SALUD

Los invito a enviar energía positiva a Manito Santana quien está delicado de salud, a través de sus oraciones y pensamientos de bienestar, para que él rebase este reto.

Sabemos que Manito se enfermó en Mao, fue llevado a Santiago y de ahí fue llevado a un hospital en Brooklyn, NY. No sabemos todos los detalles, pero prometemos darlos a conocer cuando nos sean transmitidos y autorizados de manera oficial por la familia.

Cabezón, sánese pronto. Lo queremos mucho.

Isaías
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UNAS PREGUNTAS MUY SABIAS

Por Fernando Ferreira Azcona

Transcurría una hermosa mañana del verano u otoño del año 1973…

Nana y yo habíamos regresado a nuestro país el 4 de agosto de 1972, luego de terminar mis estudios en los Estados Unidos de América. Como es de suponerse, sin un centavo en los bolsillos y sin ni siquiera una cuchara para equipar y/o amueblar nuestro hogar, y por la gracia de Dios, ya nuestro primer hijo tenía unas tres o cuatro semanas en el vientre de su madre.

Conscientes de la situación antes descrita, después de tres semanas de vacaciones, aceptamos una oferta de trabajo de una prestigiosa empresa en La Romana, que había creado la aureola de pagar salarios por encima de la media nacional, y en realidad, era así. De tal manera, que después de casi siete años fuera de mi “patria chica”, me fui a trabajar al extremo opuesto de la isla.

A pesar de lo difícil que resultaba trasladarnos de La Romana a Mao tomando carros públicos, realizábamos el viaje con frecuencia, pues yo “tenía hambre” de estar con mi familia, de besar a mis Viejos, de apretar a mis hermanos y a mis amigos de toda la vida, y ¿por qué no?, de tomarnos un trago y de revivir historias tantas veces contadas.

En uno de estos viajes a casa, en la fecha indicada en la introducción de estas cuartillas, papá me preguntó de manera asertiva: ¿“Me imagino que usted se está ahorrando un buen dinero mensualmente”? “Ni un centavo, papá. Lo que gano no me alcanza para cubrir todos mis compromisos”, le respondí. Pues tuve que tomar un préstamo al Royal Bank of Canada para amueblar nuestro hogar.

¿”Ustedes piensan quedarse con un solo hijo”?, preguntó mi adorado progenitor. “No, Viejo. Pensamos tener tres hijos. Y queremos que el Señor nos dé dos varones y una niña en el medio. Así tendremos diferentes motivos para querer a cada uno: a Fernando por ser el primogénito, a Paula por ser la única niña y a Raúl, por ser el benjamín”, le respondí, ya que Nana y yo habíamos escogido esos nombres desde antes de casarnos.

¿Y usted cree que sus compromisos financieros van a ser menores cuando nazcan los otros dos?, preguntó el viejo zorro, de manera disimulada. “¡Imposible!”, le respondí. “Fernandito sólo consume leche y pañales. Cuando nazca Paula, consumirá lo que hoy consume el primero y éste ya estará en algún maternal y así sucesivamente”, concluí.

Con gestos de cabeza y manos que daban consentimiento a lo por mi expresado, el visionario campesino me dejó caer la más pesada de las preguntas: ¿”Y si usted no ahorra ahora, que sus compromisos económicos son los más bajos de su vida, cuándo y cómo es que usted va a ahorrar”? Como no tuve respuesta para esta pregunta, me quedé callado.

Papá y yo no tocamos más el tema durante mi estancia en Mao. Pero, cuando Nana y yo abordamos el carro que nos traería a Santo Domingo, en nuestro viaje de regreso a La Romana, le dije: “Negra, tenemos que ahorrar”, y ella sorprendida me respondió: ¡¿Y de dónde vamos a sacar para ahorrar, si lo que tú ganas, no nos alcanza?!

En esa época, yo ganaba RD$ 900.00 (novecientos pesos) y contrario a lo que puedan pensar mis dilectos lectores, realmente, era un sueldo de lujo. A manera de ilustración, nuestro hermano Norman, médico con diez años de ejercicio ganaba menos de trescientos pesos, y el sueldo de los agrónomos que eran entonces los profesionales mejor pagados, rondaba los RD$ 350.00

Así que con toda la flema de un lord inglés, le dije a Nana: “Mi amor, tenemos que ahorrar. Eso no está sujeto a discusión. De hoy en adelante, hazte de cuenta que yo gano ochocientos pesos, porque voy a abrir una cuenta de ahorros y todos los meses vamos a guardar cien pesos, llueva, truene o ventee. Mejor quedamos debiendo, que dejar de ahorrar”.

Han transcurrido más de cuatro décadas y no recuerdo haber vuelto a tocar este tema con mi Viejo, desde entonces. Pero, les puedo dar mi palabra de honor, que desde aquella tormentosa mañana de 1973, no ha pasado un solo mes en mi vida, que no haya tratado de apartar unos pesos de mi salario para depositarlos en nuestra cuenta de ahorros…

¡Gracias, Viejo de Mi Alma por aquella lejana e incómoda sesión de preguntas, porque en realidad, resultaron ser unas preguntas muy sabias!
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domingo, 29 de marzo de 2015

PAZ A LOS RESTOS DE DOÑA DOLORES VIUDA FERNÁNDEZ

Nuestro más sentido pésame a Nicelia Fernández, Vicealcaldesa de Mao, y a sus hermanos, Rogelio, Carmen Gloria, Walkiria Marisela, Otis y Leonor, por el lamentable fallecimiento de su madre, doña Dolores Vda. Fernández. Doña Dolores tenía 100 años de edad.

Paz a los restos de Dña. Dolores y conformidad y sosiego para ti y tus hermanos, Nicelia.

Isaías
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viernes, 27 de marzo de 2015

VOLVAMOS A CASA

TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar


“…di lo que sientas, haz lo que quieras, da lo que tengas y no te arrepientas. No te limites por lo que digan, sé lo que quieras, pero sé tú misma”. Mijares

Continuamente cuando hablamos de comportamiento, enfatizamos en que debemos reforzar nuestra identidad, seguir nuestra intuición, y ser auténticos. Recomendamos no ponernos máscaras para complacer a los demás, y evitar la hipocresía de querer aparentar ser la persona que otros esperan. Viéndolo bien, sería hermoso poder proclamar de voz en cuello nuestros criterios, y ser sinceros y asertivos todo el tiempo. Sin embargo la realidad, lamentablemente es diferente, pues en estos tiempos, salir a la calle es otra cosa.

Necesariamente es asunto de colocarnos la careta que nos impone la diplomacia, para sonreír hasta a aquellas personas a las que bien quisiéramos ignorar. No hay de otra para vivir en sociedad: aceptar las personas cuya conducta nos choca, convivir con aquellos que abusan del pueblo, y renunciar al derecho de denunciar, por aquello de que “calladitos nos vemos más bonitos, y una golondrina no hace primavera”.

Pero bueno, volviendo a la autenticidad, a ser uno mismo, y salir a mano “pelá” a enfrentar el mundo, nos preguntamos ¿cómo podemos manejar sin máscaras las cosas que acontecen a diario en este nuestro querido país? Entre los oficiales envueltos en la criminalidad, la mosca del Mediterráneo, el león en la calle, el cuento de cambiar de nuevo la constitución para una reelección, el miedo a los vecinos que cada día cogen más poder, la justificación ante los organismos internacionales que pretenden ser dueños de este país, y la eterna campaña electoral que nos desangra abiertamente, ¿qué podemos hacer los románticos en la calle, sin careta? No nos cuesta más que usarla, pero eso sí, no nos quedemos con ella… después del carnaval, volvamos a casa.
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jueves, 26 de marzo de 2015

CIVILIZACIÓN Y BARBARIE

Por Fernando Rodríguez Céspedes

Titulo de la obra del escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento, que podría ser el nombre de la situación que vivimos en una sociedad que no obstante los avances de las ciencias y la tecnología, sorprende por la violencia irracional de sus integrantes.

Horroriza ver la violencia que sacude un mundo que se supone, a estas alturas, debiera ser de otra manera pero, lamentablemente en el aspecto humano y espiritual hemos quedado rezagados dando paso a la barbarie aún en países que, como Suecia y Francia, se suponen civilizados.

Ver el espectáculo macabro de decenas de víctimas degolladas frente a las cámaras de televisión, seres ejecutados con tiros a la cabeza por niños y niñas menores, individuos que por fanatismo se convierten en bombas andantes explosionadas en lugares públicos, es una práctica común.

Los tiroteos en las escuelas contra maestros y estudiantes indefensos ha llegado a ser un deporte, sobre todo en sociedades como la norteamericana donde sigue prevaleciendo el interés comercial de la venta de armas sobre la seguridad ciudadana, siguen en su apogeo.

Aquí, para no irnos más lejos, se tronchan vidas útiles hasta por un celular, una motocicleta y un arma de fuego, y en ocasiones, como sucedió recientemente en Santiago, hasta por cien pesos, como le pasó a un indefenso anciano asesinado para despojarlo de dicha cantidad de dinero.

En esta semana las redes pasaron un video donde se ven unos individuos golpear y rociar con gasolina a dos vapuleados hombres, a quienes prendieron fuego y quemaron hasta consumirse sus cuerpos, mientras la multitud observaba tranquilamente el dantesco espectáculo.

El lugar de la tragedia: Haití.

El crimen castigado: "se robaron un saco de papas".
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lunes, 23 de marzo de 2015

LA CULTURA DEL FRAUDE

Por Fernando Ferreira Azcona

Desafortunadamente, la cultura del fraude se ha adueñado de nuestro país y ha permeado todos los niveles o estratos de nuestra sociedad.

Desde hace muchos años, los comerciantes de nuestro país nunca tienen menudo para devolver, y en el mejor de los casos, las paleteras y los colmadones (antiguas pulperías) te devuelven con mentas, confites y goma de mascar (chicles). Sin embargo, no oses tratar de pagarles a ellos utilizando esta mercancía… la rechazarán de inmediato

Esta vagabundería ha llegado hasta los bancos comerciales, que “tampoco tienen menudo” para devolver al cambiar un cheque. De tal manera, que llegas al banco X, sin excepción, a cambiar un cheque girado por valor de RD$ 10,750.75, y sin inmutarse, el cajero, cumpliendo “órdenes superiores”, redondea el monto hacia abajo y le entrega al cliente solamente los diez mil setecientos cincuenta pesos. Los setenta y cinco centavos “se quedan en la gatera” y pasan a engrosar las ganancias del banco… ¿Y qué caray son 0.75 de peso dominicano?, se preguntará el amable lector. Bueno, aplíquele economía de escala y asuma que esta situación se repite varias miles de veces diariamente a nivel nacional, y… ¡multiplíquelo por los 360 días aritméticos que tiene el año!

Hace unos meses, fui a comprar un vehículo nuevo. Llegamos al establecimiento comercial con la hoja del periódico que contenía la promoción del modelo del año actual (2015). Se nos acercó una hermosa y joven vendedora, quien nos mostró el vehículo en cuestión y nos habló de las cualidades del mismo. En un par de visitas cerramos la negociación y pagamos el mismo.

Pero, ¡oh sorpresa! Cuando estaba firmando los papeles de descargo a la empresa vendedora por cualquier accidente o daño causado a terceras personas, ¡el vehículo que se nos había vendido era modelo del año 2014, no del 2015 que nosotros fuimos a comprar y que creíamos haber comprado! ¡¿Qué tal si hubiese firmado los documentos sin leerlos?! Para no coger la cuerda de nuevo, no voy a contarles los argumentos con que se pretendió justificar la acción, cuando presentamos nuestros reclamos de manera poco cortes y dimos marcha atrás a la transacción.

Hace unas semanas fuimos al Merca Santo Domingo, que es un gran centro de acopio de productos agrícolas localizado a unos veinte kilómetros de la ciudad capital. Fuimos más por curiosidad que por el propósito de ahorrar en la compra. Ya que es más lo que se gasta en gasolina que lo que una pareja de “envejecientes” podría ahorrarse en la compra de víveres y vegetales para una semana.

En nuestro recorrido por esas dependencias, pude observar que la mayoría de los negocios no tienen los pesos o balanzas a la vista de sus clientes y que te “tumban” ¼ ó ½ libra en cada pesada. Como antes señalado, tampoco tienen menudo para devolver, pero muy pocos te ofrecen un plátano o una libra de yuca o de batatas para compensar por los $ 5 ó 10 pesos que te roban por “la falta de menudo para devolver”.

Pero lo que rebosó mi copa es que ayer fui a un renombrado supermercado de la capital a comprar algunos artículos de higiene personal. Soy de los compradores que cuando entra a un establecimiento comercial sabe lo que quiere, y voy directo al grano. Escogí dos gel de avena para baño, un champú y un rinse anti-caspas. Por coincidencia, los cuatro ítems estaban marcados a RD$ 199.00 cada uno.

Obviamente, no había que ser Einstein o buen matemático para calcular el total de la cuenta a pagar. Sin embargo, cuando la cajera pasó los artículos por el lector de códigos de barras, la compra totalizó casi RD$ 900.00. Cuando le reclamé, me respondió que probablemente estaban en especial, pero para beneficiarse del mismo había que tener la tarjeta de cliente VIP o una clasificación similar, la cual poseemos.

La cajera pasó nuestra tarjeta VIP o como se llame por la registradora, y el total de la cuenta ni se inmutó. Entonces procedió a determinar el por qué de la diferencia en el total a pagar. Fue así como detectamos que el “precio real” del champú que estaba marcado a $ 199.00 era casi $ 300.00. La cajera argumentó que probablemente el precio menor correspondía a otra presentación del producto que tenía un menor contenido, el cual me ofertó sin dilación.

Como una de las cosas que más me incomoda es que me quieran coger de pendejo, le ordené a la cajera que excluyera dicho producto de mi compra, señalándole además que esa práctica constituye lo que se conoce como “promoción engañosa” y que la misma está penalizada por ley.

Me imagino que la cajera se habrá preguntado: ¿Cuál ley? ¿Éste será suizo o llegó ayer al país?
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viernes, 20 de marzo de 2015

VOLUNTARIADO JESÚS CON LOS NIÑOS DONA NEBULIZADORES AL HOSPITAL LUIS L. BOGAERT

Para agrandar las imágenes, haga clic en ellas.

Las fotos captan parte de la actividad en que el Voluntariado Jesús con los niños donó tres nebulizadores a la sección de pediatría del Hospital Luis L. Bogaert, de Mao. En la segunda gráfica se puede apreciar, entre otros, al presidente del Voluntariado, filial Mao, Pedro Pablo Jiménez.

Apoyamos y aplaudimos ese gesto del Voluntariado Jesús con los niños.

Isaías
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miércoles, 18 de marzo de 2015

PRÓLOGO DEL LIBRO CÁNCER: ENFOQUE DE MEDICINA INTEGRATIVA

Prólogo del Libro "Cáncer: Enfoque de Medicina Integrativa", Tomos I y II, de Nelson Rodríguez Martínez (Cuqui) los que saldrán a la luz pública en el transcurso de este mes de marzo.

Desde el origen de la humanidad, el hombre se ha visto obligado a la procura sustancial de sus alimentos, vestido, vivienda, resguardo y protección, para poder mantener vigente su sobrevivencia, acudiendo a la disponibilidad de sus recursos y de ese modo lograr con éxito sus aspiraciones fundamentales.

En su diario trajinar se ha encontrado con múltiples escollos que impiden cumplir con el desarrollo de las actividades para conseguir la feliz consecución de sus inalienables propósitos connaturales. De ahí que, en su constante lucha haya tenido que enfrentar una serie de enemigos que merman su libre albedrío. Algunos están constituidos por las disfunciones fisiológicas generalizadas y las constantes enfermedades emergentes, cada vez más agresivas y causantes de la destrucción inminente de su natural ciclo biológico.

Esas situaciones calamitosas e inquietantes, son provocadas en su mayoría por la variabilidad del cambio climático, la contaminación generalizada, el desorden alimenticio reinante, el desmedido afán de lucro económico generante de mucho estrés, y lo más importante, el alejamiento del hombre de su contexto natural, reflejado en acciones y actividades desatinadas en la búsqueda desmedida de su comodidad y bienestar, sin importar sus concluyentes resultados.

Consecuencia definitiva de ello, resultan las disfunciones orgánicas y la proliferación preocupante de enfermedades que socavan su afanoso discurrir de manera inhumana. En ese sentido, las enfermedades catastróficas constituyen un factor determinante que impide nuestro pleno desarrollo vital. Entre las más desesperantes y causante de múltiples estragos, surge el Cáncer, enfermedad que predomina afectando considerable número de sus padecientes al no ser detectada ni atencionada en la oportunidad requerida.

A pesar de la constante lucha y el avance de la Ciencia Médica, esta enfermedad continúa su inminente trayectoria, implicante de traumas, dolor, desesperación en sus padecientes y su entorno familiar, para desencadenar al final y en la mayoría de los casos, funestas consecuencias como para impedir el curso natural de la existencia.

Los factores predominantes que originan esta enfermedad son múltiples y variados, lo que implica que para poder contrarrestarla con eficiencia, demanda la utilización de un complejo de terapias y métodos combinados de recursos naturales y convencionales disponibles. Coherente con este principio, nos parece atinada y oportuna la puesta en práctica de la Medicina Integrativa, por su principalía en ese rol fundamental, ya que ella trata de no menospreciar la potencialidad de la medicina natural, aceptando a su vez, el enorme papel que la medicina convencional ha tenido en la mejora de la calidad de vida y en la supervivencia de la población. Este tipo de medicina integral atiende los aspectos globales del individuo; fisiológico, psicológicos, nutricionales y sociales. Es importante destacar que la enfermedad, en muchas ocasiones, aparece como consecuencia de malos hábitos alimenticios y conductuales, que provocan un debilitamiento de nuestro sistema inmune. Mantener el organismo desintoxicado y un sistema inmune sano y fuerte es la manera más efectiva de evitar la enfermedad.

La Medicina integrativa permite abordar pacientes con enfermedades crónicas que hasta ese momento recibían un tratamiento meramente paliativo, en vez de curativo. El abordaje integral, combinando tratamientos convencionales con alternativas terapéuticas complementarias, potencia los resultados enormemente.

Se trata de una medicina orientada a la restitución de la salud, lo que supone un análisis global de las causas que originan una determinada patología. Este nuevo modelo de asistencia sanitaria brinda la posibilidad de reducir la medicación tradicional (antiinflamatorios, ansiolíticos…) al incorporar suplementación ortomolecular que nos permite utilizar principios activos naturales a concentraciones terapéuticas.

La Medicina Integrativa resalta el papel fundamental que ejerce la nutrición a la hora de producir mejoras en los pacientes a través de un programa nutricional individualizado y ajustado a su enfermedad.

El autor de esta obra, testigo fiel de las consecuencias de esta enfermedad al ser afortunadamente uno de sus sobrevivientes y sin ser experto en la materia, se ha motivado en la investigación y suministro de algunas informaciones, datos, reflexiones y referencias acreditadas que considera de utilidad al interesado, posiblemente ignorante de ciertos aspectos esenciales de esta anomalía. Para cumplir con ello, es necesaria la adquisición oportuna de conocimientos más completos, con el empleo de mejores criterios y mayores aciertos que trasciendan a su vez en el establecimiento de mecanismos apropiados para la eficiente confrontación de esta patología generalizada.

En su eminente aparición, recomendamos acudir sin pérdida de tiempo a los organismos e instituciones acreditadas y a los profesionales especializados de la medicina, para contrarrestar en su oportunidad este inquietante y trastornador flagelo que hoy día enfrenta la humanidad, para exterminar con eficacia su implacable proliferación, en procura de obtener mejores expectativas y mayores esperanzas en sus padecientes.
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sábado, 14 de marzo de 2015

PORTADA DEL LIBRO CÁNCER: ENFOQUE DE MEDICINA INTEGRATIVA

Portada del Libro "Cáncer: Enfoque de Medicina Integrativa", Tomos I y II, de Nelson Rodríguez Martínez (Cuqui) los que saldrán a la luz pública en el transcurso de este mes de marzo.


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Esperamos que como siempre den su apoyo a los esfuerzos de este incansable investigador maeño.

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martes, 10 de marzo de 2015

LEYSIMELOCUENTA

PAPITO RINCÓN
Por Ley Simé

Dedicatoria especial para Juan Agustín Colón, Miguelito Colón y Tonito Disla.

Relacionado: Velas, velorios, rezadores y Pancho Quesada.

PAPITO. Todo el que lleva este nombre, salvo muy contadas excepciones, hay que ponerle otro apodo, muchas veces despectivo, para uno saber a qué Papito uno se refiere.

PAPITO (Rincón) era un joven muy querido entre sus amigos, por lo ingenioso y divertido que era. En ese entonces, los que le conocimos, muchos no sabíamos su verdadero nombre ni apellido. Solo Papito Rincón. Él era miembro de un "combo" que estaba integrado por jóvenes de la sociedad Maeña, que no menciono nombres, porque todavía algunos de ellos andan por Mao con mucha dignidad y respeto. Esta historia se remonta a las travesuras de los jóvenes de esa época.

Estos muchachos se reunían en el parque de Mao y planificaban allí, dónde se iba a efectuar el próximo "concierto", que consistía no en hacer melodía con un instrumento musical, sino planificar el lugar donde empezarían la parranda. Eran jóvenes y con muchas ganas de vivir.

En aquel tiempo, ya a las diez de la mañana, los domingos, se sabía cuáles números de la lotería nacional, habían salido. Papito, enterado y seguro del número que había salido, nadie supo de dónde sacó un fajo de quinielas, pero del sorteo del domingo anterior, ¡pero muchas!, marcadas con el número 25 que era el número que había salido ese domingo. Salió de su casa con los bolsillos repletos de quinielas "peladas" y se dirigió hacia su segunda casa, el parque. Cuando llegó, ya su grupo de amigos estaban reunidos planificando por dónde empezar. Papito se integra al grupo, con su segunda intención.

Después de charlar un poco, y hacer chistes y relajos, retomaron el tema de planificar la parranda de ese día. Se consultaron entre sí, para ver de qué disponían económicamente. Pareciera que no andaban bien. La idea era que alguien dijera, yo pongo la primera, el resto ya ellos se las arreglarían. Papito, con su bolsillo lleno de quinielas "peladas", pregunta disimuladamente: ¿Cuáles serían los números que salieron hoy? Rápido lo averiguaron y vino uno y dijo, el 25 en primera. Papito los ve a todos y les dice: Ustedes están relajando, al tiempo que introducía su mano en el bolsillo y sacaba un rollo de quinielas, todas marcadas con el número 25. Todos brincaron de alegría y formaron una algarabía. Para estar seguros, se fueron por la calle Hermanas Mirabal abajo y llegaron a la "parada" donde había un rótulo con los premios del día. Allí estaba imponente el número 25.

Seguros ya de lo de las quinielas, comienzan a opinar sobre el lugar donde se van a "extasiar", mencionaron lugares específicos, pero Papito ya era el líder y era el que tenía la última palabra y dijo: Vamos para el Bar de Chiche, en las 300.

Chiche tenía su Bar en una esquina, antes de llegar al estadio Pucho Marrero. Era un hombre jovial y deportista. Hacía las veces de padrino protector de "Puntilla", que era un prospecto del béisbol.
Era algo más del medio día de ese famoso domingo, cuando el grupo llegó al Bar. Chiche, que conocía la historia y las hazañas del grupo, antes que nada, había que enseñarle con qué recursos contaban. Papito le pregunta a Chiche que cuáles habían salido. Y como él era también jugador, le dijo el 25 en primera y ya Papito no lo dejó que continuara y le enseñó el paquete de quinielas y saltó de alegría diciendo: ¡Se me arregló el día!

De una vez Chiche muy atento, ordenó que juntaran tres mesas, y una vez juntas, se dio cuenta de lo maltrechas que estaban y buscó manteles para todos estos "distinguidos clientes". Puntilla ordenaba todo en la cantina para que no faltara nada, al menos ese día. Chiche le recordaba a Puntilla "esa gente beben de verdad".

Empezó la "carfanería".

Como a las cuatro de la tarde ordenaron comida, que consistía en frituras. Saciaron su hambre y ahí cogieron nuevos bríos. Entre botellas vienen y botellas vacías, el grupo se divertía con ganas, sin saber, a excepción de Papito Rincón, lo que les esperaba. Se hizo de noche y empezaron a llegar "las chicas nocturnas" que fueron invitadas según llegaban. Ya era una fiesta al estilo de Biencito Gómez o la de Negro Cruz y Toño Colón.

Cerca de la media noche ordenan comida para todos y todas. Esta vez se dio el caso de que el borracho cuando come le da sueño. Y se quedaron donde Chiche con sus chicas. Chiche ya tenía una deuda con las dueñas de frituras, con los limpiabotas, diciéndoles que mañana él pagaría todo.

Lunes por la mañana, ya cerca de las nueve, Chiche va a la habitación donde dormía Papito. Lo llama y éste entre sueño le pasa todas las quinielas. Chiche antes de salir a la calle se dio cuenta de que las quinielas no pertenecían al sorteo de ayer. Estaban "pelá". Y rápidamente buscó a Puntillas y varios amigos, que llegaron al lugar machete en manos, para no dejar salir a nadie de su habitación hasta que él, Chiche, no regresara. En menos de media hora, apareció Chiche con cinco policías. Al llegar, ya el escándalo era mayúsculo. Estaba media 300 reunida en esa esquina. En ese tiempo la policía no contaba con vehículos, todo era a pies. Cogieron el grupo, siete en total, y lo echaron por delante. Más atrás, las chicas, luego las dos señora y sus esposos que habían suministrado las frituras y por último los dos limpiabotas que les habían lustrado sus zapato. Ese desfile por medio de las calles y en pleno día, se encaminaban cada cual a buscar sus cuartos, rumbo a la policía.

Allí en la policía le hicieron el expediente para remitirlos a la justicia. Terminado éste, vuelve el desfile que sale desde la policía hacia el palacio de justica, por todo lo largo de la calle Gregorio Aracena. Todos los observaban con los ojos desorbitados. Mira a fulano, ¡ay pero mira el hijo de zutano!, y así por el estilo. Fue tanto el asombro de todas las gentes que me supongo hubo llamadas telefónicas enterando los padre de ellos, porque cuando llegaron al palacio de justicia, ya varios padres y madres de ellos esperaban en la puerta del palacio. Para concluir, debo decirles, que los padres y madres de ellos se las arreglaron con Chiche, "las chicas nocturnas", las dueñas de las frituras y los limpiabotas, con un balance igual al que cuesta la preparación de un terreno para la siembra arroz. ¡Ah, Papito Rincón!, dondequiera que estés un abrazo y gracias por las memorias.
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jueves, 5 de marzo de 2015

CRÓNICAS

PAQUITOS: UNA LECTURA INOLVIDABLE
Por César Brea

Ya nadie lee las tiras cómicas o muñequitos como llamábamos en República Dominicana a las viñetas gráficas con diversos personajes que nos llegaban masivamente desde México y Estados Unidos. ¡Cuántas nostalgias nos traen aquellas revistas de dibujos donde muchos de mi generación aprendieron a leer o tomarle el gusto a la lectura! Otros simplemente la buscaban para reír, seguir aventuras, entretenerse y más de uno para cultivar ese arte humano hoy en decadencia que se conoce como “el sentido del humor”. Para algo sirvieron los paquitos o muñequitos.

Los sábados en la tarde, luego de cobrar nuestro semanal como monaguillo, de manos de Sor María de la Caridad, monja de la orden del Perpetuo Socorro en nuestro natal pueblo de Mao, nos dirigíamos puntualmente hacia la Farmacia Bogaert tras las historietas que publicaba la mítica Editorial Novarro de México sobre los más diversos personajes infantiles que encandilaban nuestra imaginación. Algunos las coleccionaban, otros después de leerlas las intercambiaban, muchos las vendían para seguir comprando nuevos números. En ese tiempo tenían un precio escandaloso para muchos “bolsillos pelados” como los nuestros: diez centavos. Costaban lo mismo que una batida de frutas con leche de la Barra Central o una entrada a la tanda vermouth del Teatro Jaragua que era mucho decir. (Nunca entendí este nombre vinícola de la función dominical matutina del cine).

Aunque muchos expertos consideran este tipo de lectura como simplona, lineal y de poca profundidad narrativa, otros entienden que realmente llena una función educativa, considerando el amarre que hace hacia otras formas de lecturas más expresivas y provechosas culturalmente. Su contenido humorístico o cómico contagia con más facilidad que los textos no-gráficos. De ahí el atractivo de esta modalidad de publicación impresa que ha perdido hoy vigencia. ¡Cuánto nos deleitábamos con una serie de personajes tan variados como lectores tenían! Desde un Llanero Solitario enmascarado cabalgando su caballo “Plata” y siempre acompañado de su fiel amigo indio llamado Toro, hasta ese Supermán todopoderoso que aniquilaba delincuentes pero cuyo “pariguayismo” nunca le permitió dar un solo beso a su eterna enamorada Luisa Lane. Desde aquel Tarzán colonialista, afincado en África donde brincaba como los monos de bejuco en bejuco (lianas) hasta ese caballero misterioso de capa roja y sombrero de copa llamado Mandrake el Mago. Pasando por personajes sencillos pero llenos de inmensa chispa como el pescador y aventurero mejicano Chanoc y su borracho padrino Tsekub Baloyán o aquella pareja de Benitín y Eneas, un grande y un chiquito que siempre andaban juntos (¿Rolando Cuchara y CB?) o aquel matrimonio ejemplar que componían Lorenzo y Pepita Parachoques. Sin olvidar la Pequeña Lulú, simpática, alegre y juiciosa, amiga de Toby, Fito y Anita. Recuerdo a Daniel el travieso con su gorra ladeada y el tirapiedras en el bolsillo trasero rompiendo cristales por todo el vecindario.

¡Qué decir de Olaf el Vikingo quien nunca se quitó de la cabeza un casco pesadísimo con dos pullas de metal o un Trucutú tan truculento y pre-histórico como los hombres de la caverna. Nos maravillaba Batman ese héroe de la Ciudad Gótica que junto a su inseparable camarada Robin se movía en el más apetecido de los automóviles, el Bati-carro y usaba los mejores artefactos: el bati-reloj, la bati-bota y creo que inventó hasta la batidora. Fascinaba ese Fantasma tan grandote andando con botas y traje de baño pero escondido tras un antifaz. Los varones nos enamoramos de La Mujer Maravilla, de senos exuberantes y una estrella en la frente aunque respetábamos su perfil feminista y desbarata hombres. Los gringos nos hicieron confundir con un paquete de vaqueros malos que parecían los buenos de la película, con la ventaja de sus Colt 45 aniquilaban indios y bandidos que muchas veces eran más nobles y menos arrogantes (temo que ahí empezaron los famosos intercambios de disparos). Asoman a mi recuerdo los Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Gene Autry y Red Ryder. Diferentes eran los animales que exportaba el Tío Sam que sí tenían mucha gracia: El Pájaro Loco, Tom y Jerry, Garfield el Gato, Mickey y su novia Mimí (a veces sueño que ellos se casaron y de ahí han salido todos los benditos “mouse” que tienen las computadoras). Tribilín tan fiel como inolvidable, el Pato Donald y su novia Daisy y su capitalista Tío Mac. No podían faltar los espías como Dick Tracy, los marines imperialistas como As Solar o aquel otro marinero comedor de espinacas llamado Popeye. Te amo Oliva.

Adorábamos a Archie, a Memín, a Beto el recluta, a Chiricuto (el más bruto de todos los guardias) y al flaco de Torombólo. No soportábamos al Dr. Merengue por su ironía e hipocresía ni a Ramona, aquella sirvienta tan estúpida como sus vanidosos patrones.

Desde el México lindo y querido surgieron muñequitos latinoamericanos que tenían mensajes más positivos y un contenido cercano a nuestras tradiciones. Con el título de “Vidas Ilustres” conocíamos la biografía de grandes personajes de la historia como Napoleón, Arquímedes, Sócrates o Alejandro Magno. “Vidas ejemplares” era otra serie parecida pero abordaba las vidas de los santos de la iglesia. Una colección muy apreciada llevaba por nombre “Aventuras de la vida real” y recuerdo con especial asombro una colección titulada “Leyendas de América” donde se presentaban cuentos y creencias populares típicas de nuestros países latinoamericanos. Nunca he podido olvidar un capítulo de una de estas Leyenda de América donde se relataba la superstición de que “cuando un búho canta, un indio muere, esto no es cierto pero sucede”, me causó mucha impresión esta leyenda folclórica de los aztecas quienes consideraban al búho como una figura demoníaca y de mal presagio. Decían que si el búho cantaba por las noches un indio moría. Pura tradición, pero resulta y viene a ser que pocas noches después de leer aquella impresionante narración, sobrevoló nuestra calle una lechuza produciendo su misterioso graznido, al despertarnos al otro día se regó por el barrio que esa noche había muerto un conocido personaje, vecino del famoso Colmado de Sebastián, creo que en la Calle Luperón. ¡Vaya usted a ver!

Ya en nuestra primera juventud (ahora voy por la tercera), llegó Mafalda, la famosa tira cómica del dibujante argentino Quino. Aquello era otra fragancia. Tras esa niña (algunos llegaron a decir que era una adulta enana) protestona y desinhibida se apreciaban los toques de una ideología cultural nueva y comprometida, mensajes de contenido social y aires de rebeldía contra la sociedad. Como le gustaban Los Beatles y detestaba las sopas, rápidamente hicimos empatía. Estaba rodeada de niños intelectuales, Felipe, Susanita, Miguelito y Manolito, formando un grupo que revolucionó la caricaturesca hispanoamericana. Una cosa es muy cierta, los muñequitos o paquitos hicieron más felices nuestro tránsito por los años infantiles. ¡Cualquier tiempo pasado fue mejor! Al menos eso dijo el poeta español Jorge Manrique en las “Coplas a la muerte de mi padre”.
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lunes, 2 de marzo de 2015

SEGÚN ME CONTARON...

LA EVOLUCIÓN DEL CATRE Y NUESTROS ABUELOS
Por Manito Santana

Morfeo extendió sus brazos y permitió a nuestros abuelos dormir en ellos sin tomar en cuenta el lugar donde depositaban sus cuerpos. Dos pares de palos en forma de tijeras cruzados por un tornillo, sostenido por unas dos o tres yardas de gruesas telas (lona), blancas y otras veces azules, pegadas por un fuerte almidón a pleno sol para mejor efecto, llamándose esta pieza "Catre" (nombre este que me gustaría saber quien fue el curioso padrino, a menos que sea un americanismo) lo que hoy llamamos cama; con la única diferencia, para no hablar mucho, es la comodidad que no existía. Muy bueno para el dolor de espalda por su dureza.

Estos Catres, testigos del nacimiento de la mayoría de nuestros padres y talvez de algunos de nosotros (¿por qué no?) acompañado con otro pedazo de tela proveniente de sacos de harina, que por curiosidad de nuestras abuelas la adornaban con unos bordados en sus alrededores para así denominarlos "sábanas”, sin importar si el sello o marca de la harina quedara en el centro de la sábana, sí recuerdo una marca "Rey del norte" en los años 50, que no solo se utilizaba para sábanas sino también para ropas interiores tanto masculinas como femeninas. ¿Quiénes la llegaron a usar?

Con el Catre, no es que se haya olvidado la Jamaca, vamos a llamarla así, ya que hacía las veces de cuna a la que califico más cómoda, ya que con su vaivén era un sueño seguro en la primera etapa de la vida, con la desventaja luego de no poder hacer "pininos" ya que no existía barrote alguno para sujetarse.
Esta jamaquita del niño era colgada próxima al Catre para de esta forma facilitar el "jamaqueo", en un despertar inoportuno sin tener que apearse del mismo. (¡Qué inteligencia, ¿eeh?!)

De repente aparece una cama de hierro importada usada solo por el pudiente, quedando vigente el catre. Estas camas con unos hierros estilizados provistas de un cuadro en metal con tejidos de alambres en espirales, al que se le llamó "batidor" sobre el cual se colocaba una colchoneta fabricada de guata.

Estamos hablando por los años 20. Estas camas también tuvieron su evolución, con sus estilos, donde aparecen con dibujos en relieves sobre sus espaldares de otros metales diferentes al hierro. (Tengo la suerte de poseer tres en mi casa, entre ellas la de mi abuela Vira Santana).

Con la aparición de esta cama de metal importada, aparece una criolla similar, pero en madera, la cama "Colombina", con su colchón de guata; provista de un espaldar que nos indicaba la cabecera el lugar para donde dormir. Junto a esta cama, comprada por el clase media, hace su aparición una camita con patas plegables y fijas, carentes de espaldares con batidores fijos y no fijos asequibles a la compra del pobre, confirmando en esta etapa la desaparición del recordado Catre.

Estas camitas, de poca calidad, sus batidores se destemplaban hasta tal que nuestras espaldas casi pegaban al piso (experiencia vivida) ,creando esta anomalía, el aprendizaje de un oficio "el atesador", hombre importante en nuestro medio, ya que nos permitía dormir un poquito más cómodo. Para nosotros era un placer ver a ese hombre con su martillo, clavos y grapitas estericando esos alambres desforzados por la inclemencia del tiempo y presiones recibidas fruto del peso y la brincadera del usuario.

Pero, ¡oohh la vida!, por esta comodidad desde la Colombina, pagamos un precio bien caro cuando aparecieron las recordadas "Chinchas" importadas en parte desde el Teatro Jaragua y aún vigentes, cuyas picadas molestaban más que los mosquitos, obligando a nuestros viejos a sacar las camitas al patio y combatir al insecto con agua caliente, dando oportunidad para que el vecino supiera donde dormíamos, luego de nosotros haber visto la de ellos por las mismas razones.

Este quehacer terminó con la aparición del famoso Fleet, aparatito manual (bombita) para fumigar, luego con el DDT usado por el SNEM (Servicio Nacional Erradicación de la Malaria).

La competencia comercial generadora de la tala despiadada de las maderas preciosas, provoca la llegada de la cama estilo "Colonial", sus espaldares en los extremos elevados y torneados que permitía el amarre de los mosquiteros. Al mismo tiempo, llega la ‘semi-colonial’, un poco más pequeña, con espaldar más pequeño.

Finalizando el período del uso de la cama en madera con batidores, surge la tipo "Hollywood" equipada de gaveteros en sus espaldares, muy bien diseñada, asequible para la clase alta y la media, con pagarés.

Surge un paso final en la evolución del Catre y es la aparición del "Box Spring" y de la "Cama de agua", donde en esta última al acostarte siente uno como si estuviera boyando en el río en un tubo de ruedas de camiones inflado, dándote ligeros espanto al moverte hasta adaptarte, todo es cuestión de costumbre.

Desaparecen los batidores por tanto los atesadores perdieron su picoteo y un cese de fumigación.

Luego de haber tomado en cuenta este proceso cambiante del lugar donde nuestros cuerpos por necesidad deben descansar unas 8 horas diarias luego del trajinar de un laborioso día, noto la comodidad con que hoy se duerme, excepto cuando hay deudas que provocan brincos; gozamos de la suavidad de sábanas y almohadas aterciopeladas.

Todas estas comodidades me hacen evaluar a nuestras abuelas como heroínas valientes y habilidosas ya que tuvieron que enfrentarse a la aspereza de esa lona del Catre y no solo eso, sino procrear sobre el mismo unos 6 y 7 muchachos sin inmutarse, demostrando así las técnicas y habilidades, tal como si fueran bailarinas profesionales de Belly dance.

Cuanto me gustaría ver a la mujer de hoy por 30 días ubicada en el tiempo del Catre; me figuro los chorros de lágrimas y trasnoches.

Y a los hombres también.... creo que lloraríamos más.
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