LA SERIE MUNDIAL DE BEISBOL
Por Ramón “Papito” Mármol
Me llama la atención lo que se ha dado por llamar la Serie Mundial de Beisbol, formados por los equipos que participan en el beisbol organizado de los Estados Unidos, pero llamado mundial, como si Estados Unidos también fuera el mundo, son equipos de un sólo país con una serie final entre los equipos clasificados y les llaman serie mundial, y nosotros amén. Lo correcto es llamarlo serie final del beisbol de los Estado Unidos. Es posible que en el beisbol de los Estados Unidos participen peloteros de todos o casi todos los países donde se juega beisbol, pero estos no representan a sus países sino a los equipos que los contratan.
Desde 2006 se viene celebrando encuentros con equipos formados por peloteros de los diferentes países que juegan en de los Estados Unidos. A estos encuentros se le ha llamado Clásico Mundial de Beisbol, para que no quede dudas de que la única serie mundial es la que juegan ellos y entre sus equipos.
Mientras en la serie mundial hay un solo país ganador, en el Clásico Mundial de Beisbol los países representados tienen la oportunidad de ser ganadores, como pasó en el recién finalizado, que ganó República Dominicana solo de nombre porque a los peloteros que representaron el país no se le permitió viajar a este a celebrar con los suyos el triunfo y nadie habla de eso. Esta serie reúne más categoría para ser llamada Serie Mundial de Beisbol y sin embargo no lo es.
Ahora bien, si Estados Unidos tiene su serie mundial, ¿porque nosotros no podemos llamar a la nuestra también serie mundial?, o ¿por qué no llamar a la serie del Caribe serie mundial?, donde participan equipos de diferentes países y con peloteros que no todos juegan en el beisbol de los Estados Unidos y que la hace más mundial porque se juega entre equipos ya clasificados de sus respectivos países y distinto país como anfitrión cada año.
Pero lo extraño es que la serie final de beisbol de Estados Unidos, nosotros seguimos llamándola mundial y la aceptamos como si esto fuera cierto, no nos molestamos ni de aclararlo, su serie final de beisbol es una serie final tan igual como la nuestra, es una serie entre equipos de un mismo país.
Siga leyendo...
Mostrando las entradas con la etiqueta Ramón Mármol. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Ramón Mármol. Mostrar todas las entradas
lunes, 25 de marzo de 2013
BUSCANDO JUSTICIA
martes, 5 de abril de 2011
RECORRIENDO EL MAO DE ANTAÑO-2
NEGOCIOS MÁS MENCIONADOS Y MÁS VISITADOS DE MAO, LA MAYORÍA YA DESAPARECIDOS - 2
Por Ramón Mármol (Papito)
Para leer la primera parte de este trabajo, haga clic aquí.
Otro negocio que hay que recordar es el Teatro Jaragua ya que tenía una forma muy original de anunciar sus películas: lo hacía por medio de unos cartelones que colocaba en las esquinas de las principales calles de la ciudad y en la tarde salía FORO con su instrumento anunciador, que era una especie de embudo grande, por donde anunciaba la película de la noche; esto lo hacía colocándose en las esquinas de la mayoría de las calles del pueblo, luego apareció el anuncio por medio de un vehículo anunciador, recuerdo que el chofer era el Señor Del Villar, en un principio y el anunciante era Mariachi. Ese vehículo hacía su recorrido por la ciudad convirtiéndose así en el primer vehículo anunciador de Mao. (Leer El mariachi y las películas).
No olvidemos que FORO, con su instrumento de trabajo, era anunciante de algunos comercios y también de las invitaciones a los velorios y entierros de muchos de los fallecidos; en la información indicaba el nombre del fallecido, lugar del velorio, día y hora del entierro. Los comelones se encargaban de calcular cuando celebrarían los 9 días.
Recordamos la fábrica de Vinagre y Sazonador Patrón Santiago, de Chichito Rodríguez, en la calle Máximo Cabral frente a Tilán Rodríguez y Don Marino Tió. También fue almacén de ventas al por mayor.
Otro negocio muy popular en Mao fue la compra-venta de Luis el Sordo, en la calle 27 de Febrero esquina Santa Ana, negocio que sacaba de apuros a muchos o talvez los metía en él. Niño Almonte, siendo un pichón, fue el tenedor de libros de ese negocio por mucho tiempo.
También recordamos la compra-venta de Ángel Germosén, en los Cambrones, en la calle Baltasar Rodríguez esquina Sabana Larga.
Otro negocio que llamaba mucho la atención era un señor que viajaba desde Santiago y que se hacía llamar “Puerto Rico a Pie” ofreciendo por las calles de Mao, agujas, hilos, botones, chambras, dedales, ganchos de pelo, elástico, rolos, redecillas, y otros productos. Recuerdo el producto que lo hizo popular en Mao, aquel en que él anunciaba, además de Puerto Rico a Pie, ‘ELÁSTIGO PARA LA MOJIGANGA VIEJA ESA” o “ELÁSTIGO PARA EL JOJOJO”.
Recuerdo al Señor que venía de Yerba de Guinea, Hato Nuevo, Ámina o Potrero, no recuerdo bien su procedencia, vendiendo miel de abeja, si mal no recuerdo se llama o llamaba María, pero lo más interesante era su anuncio por las calles de Mao, el decía “llevo miei (así con i) de abeja” y al pronunciarlo parecía que lo hacía con las fosas nasales.
Recordemos también que todos los días a partir de las 12:00 m salía un joven con un canasto de paletera con una variedad de dulces que ofrecía casa por casa y que eran producidos en la panadería Reyes de la familia Reyes de la Calle Duarte.
¿Por qué no recordar el café de Efigenia en el Mercado Viejo y en el construido después, por no decir el Nuevo; café que la mayoría de los madrugadores pasaban a tomar?
No he olvidado los que vendían carbón, en burros y carretillas, leche, verduras, que por lo general venían de Ámina y Hato Nuevo y que a la vendedoras las llamaban marchantas por ser ese el nombre que ellas les decían a las compradoras.
Otro que veíamos era Bilimbín, quien vendía carne de cerdo y vaca todas las tardes; la mayoría era por encargo.
También veíamos animales, casi siempre burros cargados de pollos y gallinas, así como los vendedores que cargaban sus pollos en un palo que se ponían sobre sus hombros y que el comprador tenía que matar en la casa, ya que se vendían vivos.
Tampoco he olvidado los animales y los vehículos (por lo general Jeeps) que venían de Mamey con sus cargas de aguacates, naranjas, mangos, yucas y otros productos que casi siempre vendían al por mayor en el Mercado Viejo. Después de construido el otro mercado, estos vendedores comenzaron a desaparecer y hoy se ven muy pocos de ellos.
Otros negocios muy populares en Mao eran las panaderías, recuerdo la panadería de Yayito, en la calle Sabana Larga, entre las calles San José y Beller. También en el mismo local tenía una fábrica de chocolate (de tabla, así les decíamos).
Recuerdan a Feliz y su bicicleta de canasto que surtía de panes y galletas a la mayoría de los negocios del pueblo. Una de las cosas que yo siempre me he preguntado es ¿porqué Feliz no se montaba en la bicicleta? Feliz era también el repartidor de periódicos. Nosotros le decíamos “Feliz el caribero”.
También recuerdo a Pingüe en su caballo, que surtía de pan, galletas, chocolates, caballitos y demás productos fabricados en las panaderías a los comercios cercanos del área, principalmente Laguna Salada.
La panadería de Guarocuya Fondeur, en ese entonces era la primera casa o construcción de la calle Sánchez.
La panadería de Mallía, en la calle Capotillo esquina prolongación Emilio Arté en Sibila, colindante por la parte trasera con el Jimenoa, también ahí hacían los famosos jalaos, coconetes, caballitos, tabletas, bienmesabes, etc.
Panadería Reyes, de la familia Reyes, en la calle Duarte, entre las calles Sánchez y Santa Ana, próxima al parque de recreo, también hacían una variedad de dulces que vendían en su local y por las calles del pueblo.
Había otra panadería en la calle Constitución, entre las calles Duarte y 27 de Febrero, pero no recuerdo sus dueños.
En la Calle Duarte, entre las calles Santa Ana y Constitución, había una panadería que colindaba con la familia Santana y frente a ella había como un secadero, no sé si lo fue en algún tiempo.
Otra panadería que desapareció hace mucho tiempo era una que estaba en la calle Sánchez, entre las calles San José y 27 de Febrero, en el mismo terreno donde estaba el transmisor de Radio Mao y luego también los estudios, y colindante con la casa de la profesora Srta. Moraima Gil.
Recuerdo también que en la calle Sabana Larga, en el lugar donde vivían o viven los Chaco, (así les decíamos) entre las calles Duarte y 27 de Febrero, y con frente a un extremo del ayuntamiento hoy, en la parte trasera del lugar, había una fábrica de chocolate.
Las ebanisterías que yo recuerdo de esos años son: la de Caonabo Fondeur, que estaba en la calle 27 de Febrero, frente a frente a la entrada principal del ayuntamiento de hoy.
La ebanistería de Bilincito Tejada, en la calle 27 de Febrero, entre las calles Talanquera y Sabana Larga, en el mismo edificio donde por mucho tiempo hubo o hay una iglesia.
La ebanistería de Mario Evertz, en la calle Mella, en el mismo lugar donde vivia, entre las calles Duarte y 27 de Febrero.
La ebanisteria de Neo, en la calle Independencia, en los cambrones entre las calles Baltazar Rodríguez y 19 de Marzo.
Tambien recordamos a Busún, en el Sector del Joyo de Maroa, en la calle Sabana Larga que se dedicaba en la fabricación de ventanas y puertas de madera, como también a trabajos de carpintería.
En la calle 27 de Febrero también estaban los Suela, así eran conocidos, que se dedicaban a trabajos de carpintería, aunque también realizaban trabajos de ebanistería.
Los Silverio, familiares de Evelio, que se dedicaban a la carpintería, todos los hijos trabajaban el oficio.
Creo que la mayoría recuerda a Ramón Bonilla y sus hijos, Simán y Euclides, su especialidad era la fábrica de camas de camiones.
Las carnicerías o carniceros mas nombrados y que yo recuerdo son Manolo y Feliz (había otros, pero no recuerdo sus nombres) en el mercado viejo, cuyas casetas estaban en la parte trasera del mercado y frente al estacionamiento de los burros y caballos (tenían su estacionamiento privado) y la gomera de Lilo.
Niño Tineo, frente la panadería Reyes en la calle Duarte, luego en el mismo lugar donde había una panadería próximo a la familia Santana y después frente al mismo lugar en la calle Duarte, entre las calles Constitución y Santa Ana.
En el patio de la tienda de Chelo y Minerva, en la esquina de las calles Duarte y Talanquera y con el frente hacia la calle Duarte, había un caseta que yo no recuerdo si era leche o carne que vendían.
Aunque no era un negocio, sino un servicio, no quiero dejar de mencionar a Benito, su carreta y su buey (el famoso cabo de vela, “cabo e’vela”), que recorría las calles de Mao llevando hielo, leche y carne a los empleados de cierto nivel de la Finca Bogaert. Tampoco olvidamos sus recorridos los días sábado, donde llevaba a los mismos empleados, cocos, cañas, guineos, rulos, víveres, frutas y, cada cierto tiempo, animales vivos como cerdos, chivos y ovejos.
En este caminar por las calles de Mao, es posible que haya olvidado algún nombre o negocio, pero con la colaboración de ustedes se pueden aclarar o agregar estos, pero no olviden que me he referido a los negocios más viejos y los más mencionados o populares de los años 50 y principio de los 60. Siga leyendo...
Por Ramón Mármol (Papito)
Para leer la primera parte de este trabajo, haga clic aquí.
Otro negocio que hay que recordar es el Teatro Jaragua ya que tenía una forma muy original de anunciar sus películas: lo hacía por medio de unos cartelones que colocaba en las esquinas de las principales calles de la ciudad y en la tarde salía FORO con su instrumento anunciador, que era una especie de embudo grande, por donde anunciaba la película de la noche; esto lo hacía colocándose en las esquinas de la mayoría de las calles del pueblo, luego apareció el anuncio por medio de un vehículo anunciador, recuerdo que el chofer era el Señor Del Villar, en un principio y el anunciante era Mariachi. Ese vehículo hacía su recorrido por la ciudad convirtiéndose así en el primer vehículo anunciador de Mao. (Leer El mariachi y las películas).
No olvidemos que FORO, con su instrumento de trabajo, era anunciante de algunos comercios y también de las invitaciones a los velorios y entierros de muchos de los fallecidos; en la información indicaba el nombre del fallecido, lugar del velorio, día y hora del entierro. Los comelones se encargaban de calcular cuando celebrarían los 9 días.
Recordamos la fábrica de Vinagre y Sazonador Patrón Santiago, de Chichito Rodríguez, en la calle Máximo Cabral frente a Tilán Rodríguez y Don Marino Tió. También fue almacén de ventas al por mayor.
Otro negocio muy popular en Mao fue la compra-venta de Luis el Sordo, en la calle 27 de Febrero esquina Santa Ana, negocio que sacaba de apuros a muchos o talvez los metía en él. Niño Almonte, siendo un pichón, fue el tenedor de libros de ese negocio por mucho tiempo.
También recordamos la compra-venta de Ángel Germosén, en los Cambrones, en la calle Baltasar Rodríguez esquina Sabana Larga.
Otro negocio que llamaba mucho la atención era un señor que viajaba desde Santiago y que se hacía llamar “Puerto Rico a Pie” ofreciendo por las calles de Mao, agujas, hilos, botones, chambras, dedales, ganchos de pelo, elástico, rolos, redecillas, y otros productos. Recuerdo el producto que lo hizo popular en Mao, aquel en que él anunciaba, además de Puerto Rico a Pie, ‘ELÁSTIGO PARA LA MOJIGANGA VIEJA ESA” o “ELÁSTIGO PARA EL JOJOJO”.
Recuerdo al Señor que venía de Yerba de Guinea, Hato Nuevo, Ámina o Potrero, no recuerdo bien su procedencia, vendiendo miel de abeja, si mal no recuerdo se llama o llamaba María, pero lo más interesante era su anuncio por las calles de Mao, el decía “llevo miei (así con i) de abeja” y al pronunciarlo parecía que lo hacía con las fosas nasales.
Recordemos también que todos los días a partir de las 12:00 m salía un joven con un canasto de paletera con una variedad de dulces que ofrecía casa por casa y que eran producidos en la panadería Reyes de la familia Reyes de la Calle Duarte.
¿Por qué no recordar el café de Efigenia en el Mercado Viejo y en el construido después, por no decir el Nuevo; café que la mayoría de los madrugadores pasaban a tomar?
No he olvidado los que vendían carbón, en burros y carretillas, leche, verduras, que por lo general venían de Ámina y Hato Nuevo y que a la vendedoras las llamaban marchantas por ser ese el nombre que ellas les decían a las compradoras.
Otro que veíamos era Bilimbín, quien vendía carne de cerdo y vaca todas las tardes; la mayoría era por encargo.
También veíamos animales, casi siempre burros cargados de pollos y gallinas, así como los vendedores que cargaban sus pollos en un palo que se ponían sobre sus hombros y que el comprador tenía que matar en la casa, ya que se vendían vivos.
Tampoco he olvidado los animales y los vehículos (por lo general Jeeps) que venían de Mamey con sus cargas de aguacates, naranjas, mangos, yucas y otros productos que casi siempre vendían al por mayor en el Mercado Viejo. Después de construido el otro mercado, estos vendedores comenzaron a desaparecer y hoy se ven muy pocos de ellos.
Otros negocios muy populares en Mao eran las panaderías, recuerdo la panadería de Yayito, en la calle Sabana Larga, entre las calles San José y Beller. También en el mismo local tenía una fábrica de chocolate (de tabla, así les decíamos).
Recuerdan a Feliz y su bicicleta de canasto que surtía de panes y galletas a la mayoría de los negocios del pueblo. Una de las cosas que yo siempre me he preguntado es ¿porqué Feliz no se montaba en la bicicleta? Feliz era también el repartidor de periódicos. Nosotros le decíamos “Feliz el caribero”.
También recuerdo a Pingüe en su caballo, que surtía de pan, galletas, chocolates, caballitos y demás productos fabricados en las panaderías a los comercios cercanos del área, principalmente Laguna Salada.
La panadería de Guarocuya Fondeur, en ese entonces era la primera casa o construcción de la calle Sánchez.
La panadería de Mallía, en la calle Capotillo esquina prolongación Emilio Arté en Sibila, colindante por la parte trasera con el Jimenoa, también ahí hacían los famosos jalaos, coconetes, caballitos, tabletas, bienmesabes, etc.
Panadería Reyes, de la familia Reyes, en la calle Duarte, entre las calles Sánchez y Santa Ana, próxima al parque de recreo, también hacían una variedad de dulces que vendían en su local y por las calles del pueblo.
Había otra panadería en la calle Constitución, entre las calles Duarte y 27 de Febrero, pero no recuerdo sus dueños.
En la Calle Duarte, entre las calles Santa Ana y Constitución, había una panadería que colindaba con la familia Santana y frente a ella había como un secadero, no sé si lo fue en algún tiempo.
Otra panadería que desapareció hace mucho tiempo era una que estaba en la calle Sánchez, entre las calles San José y 27 de Febrero, en el mismo terreno donde estaba el transmisor de Radio Mao y luego también los estudios, y colindante con la casa de la profesora Srta. Moraima Gil.
Recuerdo también que en la calle Sabana Larga, en el lugar donde vivían o viven los Chaco, (así les decíamos) entre las calles Duarte y 27 de Febrero, y con frente a un extremo del ayuntamiento hoy, en la parte trasera del lugar, había una fábrica de chocolate.
Las ebanisterías que yo recuerdo de esos años son: la de Caonabo Fondeur, que estaba en la calle 27 de Febrero, frente a frente a la entrada principal del ayuntamiento de hoy.
La ebanistería de Bilincito Tejada, en la calle 27 de Febrero, entre las calles Talanquera y Sabana Larga, en el mismo edificio donde por mucho tiempo hubo o hay una iglesia.
La ebanistería de Mario Evertz, en la calle Mella, en el mismo lugar donde vivia, entre las calles Duarte y 27 de Febrero.
La ebanisteria de Neo, en la calle Independencia, en los cambrones entre las calles Baltazar Rodríguez y 19 de Marzo.
Tambien recordamos a Busún, en el Sector del Joyo de Maroa, en la calle Sabana Larga que se dedicaba en la fabricación de ventanas y puertas de madera, como también a trabajos de carpintería.
En la calle 27 de Febrero también estaban los Suela, así eran conocidos, que se dedicaban a trabajos de carpintería, aunque también realizaban trabajos de ebanistería.
Los Silverio, familiares de Evelio, que se dedicaban a la carpintería, todos los hijos trabajaban el oficio.
Creo que la mayoría recuerda a Ramón Bonilla y sus hijos, Simán y Euclides, su especialidad era la fábrica de camas de camiones.
Las carnicerías o carniceros mas nombrados y que yo recuerdo son Manolo y Feliz (había otros, pero no recuerdo sus nombres) en el mercado viejo, cuyas casetas estaban en la parte trasera del mercado y frente al estacionamiento de los burros y caballos (tenían su estacionamiento privado) y la gomera de Lilo.
Niño Tineo, frente la panadería Reyes en la calle Duarte, luego en el mismo lugar donde había una panadería próximo a la familia Santana y después frente al mismo lugar en la calle Duarte, entre las calles Constitución y Santa Ana.
En el patio de la tienda de Chelo y Minerva, en la esquina de las calles Duarte y Talanquera y con el frente hacia la calle Duarte, había un caseta que yo no recuerdo si era leche o carne que vendían.
Aunque no era un negocio, sino un servicio, no quiero dejar de mencionar a Benito, su carreta y su buey (el famoso cabo de vela, “cabo e’vela”), que recorría las calles de Mao llevando hielo, leche y carne a los empleados de cierto nivel de la Finca Bogaert. Tampoco olvidamos sus recorridos los días sábado, donde llevaba a los mismos empleados, cocos, cañas, guineos, rulos, víveres, frutas y, cada cierto tiempo, animales vivos como cerdos, chivos y ovejos.
En este caminar por las calles de Mao, es posible que haya olvidado algún nombre o negocio, pero con la colaboración de ustedes se pueden aclarar o agregar estos, pero no olviden que me he referido a los negocios más viejos y los más mencionados o populares de los años 50 y principio de los 60. Siga leyendo...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)