martes, 2 de abril de 2013

BUSCANDO NIVEL

HOMICIDIO CULPOSO
Por Fernando Rodríguez Céspedes


Ningún conductor, ebrio o no, quiere tener un accidente. Mucho menos ocasionarle la muerte a ningún peatón. Esa es una premisa cierta con sus escasas excepciones ya que algunos han utilizado sus vehículos como instrumentos de muerte, simulando accidentes.

Si usted conduce de manera temeraria, a alta velocidad en pleno centro de la ciudad, borracho o no, usted está creando las condiciones para provocar una desgracia, desgracia cuyos resultados son los mismos independientemente de que esas no fueran sus intenciones.

Si esto sucede, como parece ocurrió, en el caso del joven Robert Boció Novas, quien embistió a 5 personas, tres de las cuales resultaron muertas, usted debe ser considerado culpable.

Y más, si existen evidencias de que conducía borracho, como dijo la AMET y a exceso de velocidad como demuestra la aparatosidad del accidente, y el abandono de las víctimas quienes resultaron ser los hermanos Deris, Margarita y José Santana Alcántara.

Es lamentable la ocurrencia de tragedias como estas que vienen a fortalecer nuestra, nada envidiable, posición de segundo lugar, a nivel mundial, en muertes por accidentes de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

De no modificarse la obsoleta y permisiva Ley 241 del 3 de enero del 1968, vamos camino a conquistar el primer lugar para desgracia de la ya enlutecida familia dominicana y el envalentonamiento de los conductores homicidas que conocen lo benigno de esta ley.

Ahora es un buen momento para esa modificación acorde con el lanzamiento del Plan Integral de Seguridad Ciudadana, porque al temor de andar por nuestras calles por los delincuentes, se suma el miedo al tránsito por su secuela de víctimas mutiladas, inhabilitadas físicamente y en el peor de los casos, fallecidas.

Un tránsito que crea un terror colectivo entre quienes tenemos la necesidad de conducir, por la temeridad y agresividad de los que se creen amos y señores de nuestras vías y actúan, a veces, frente a la mirada indiferente de quienes están llamados a poner el orden.

Los principales asesinos del volante se encuentran apertrechados en los sindicatos choferiles, camioneros, pataneros, taxistas, "delíberis" y, por supuesto, en muchos conductores privados. Los autobuses, microbuses y las denominadas "voladoras", maniobran de tal manera que aterrorizan a quienes transitan cerca de ellos.

Los vehículos de placas oficiales, tampoco constituyen una excepción y si de motocicletas conducidas por militares o policías se trata, encomiéndese al Todopoderoso porque de cualquier percance, aunque lo hayan provocado ellos, usted puede resultar ultrajado y hasta baleado.

En definitiva, al terror que provoca la desbordante ola delictiva que ahoga al país, se suma la intranquilidad y temor de circular por nuestras calles y avenidas ante el riesgo de sufrir un accidente provocado por quienes andan como "chivos sin ley" protegidos por la absurda impunidad que propicia una ley de tránsito floja y obsoleta.

1 comentario:

  1. Tocayo:

    Estoy totalmente de acuerdo con usted en que nuestra Ley de Tránsito debe ser modificada y modernizada. Y si bien es cierto que ningún conductor quiere matar o estropear a nadie, creo que debe incluirse la figura del "homicidio involuntario", existente en otros países más desarrollados que el nuestro.

    Creo que en los Estados Unidos de América el homicidio involuntario se castiga con, por lo menos, tres años de prisión.

    Un abrazo,

    Fernan Ferreira.

    ResponderBorrar

Haga su comentario bajo la etiqueta de Anónimo, pero ponga su nombre y su dirección de email al final del mismo: NO SE PUBLICARÁN COMENTARIOS SIN NOMBRE Y SIN DIRECCIÓN DE EMAIL. Los comentarios ofensivos y que se consideren inapropiados, tampoco serán publicados.
El administrador