EL COMITÉ DE HISTORIA DE MAO, INC., CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL MES DE LAS MADRES, RINDIÓ UN HOMENAJE PÓSTUMO A CINCO MADRES MAEÑAS MERITORIAS, EL 19 DE MAYO DE 2013, EN EL AUDITÓRIUM DEL CENTRO MAO-UASD. LAS MADRES RECONOCIDAS Y HOMENAJEADAS FUERON: DOÑA ANA ROSA (NENA) AZCONA DE FERREIRA, DOÑA DOLORES RODRÍGUEZ DE COLÓN, DOÑA LUBA BREA DE TIÓ, DOÑA MÉLIDA MINAYA DE CRESPO y DOÑA TEÓFILA GÓMEZ DE REYES.
La Nena o Nenita creció siendo la mimada de la familia, pues por fortuna para ella, sus hermanos inmediatamente mayores eran varones, y nuestra abuela materna, Mamacía, tardó 2 – 3 años en volver a salir embarazada, lo cual creó y expandió la idea de que ya “la fábrica se había cerrado”, es decir, que no tendrían más hijos, y por tanto, “el nidal” había que cuidarlo, protegerlo y mimarlo.
La niña que con el transcurrir del tiempo, y por la Gracia de Dios, se convertiría en nuestra Madre, asistió a la Escuela Rural de El Rubio, donde cursó todo el currículum que allí se ofrecía. Simultáneamente, ayudaba a nuestra abuela y a las hermanas mayores en las labores del hogar. Para la época, era condición “sine qua non” aprender y dominar a la perfección el arte de cocinar, lavar, planchar y limpiar de manera inmaculada el hogar.
El Rubio era uno de los poblados más pequeños de la región, razón por la cual, sus pobladores tenían que trasladarse a Magua para recibir atenciones médicas u odontológicas. Ana Rosa o Nena no era la excepción, y es así, como conoce a nuestro Padre, Vitalino Ferreira Gómez, quien regenteaba la tienda más grande de este último poblado.
Cupido se encargó de “flechar” sus corazones, y el 29 de Mayo de 1939, siendo prácticamente dos mozalbetes, pues Mamá aun no había cumplido los veinte años y Papá apenas tenía 21 años de edad, unieron sus vidas para siempre a través del sagrado vínculo del matrimonio. Se quedaron a vivir en Magua, donde nacieron sus primeros vástagos.
En el año 1944, nuestros padres emigraron a este pueblo de nuestros amores, y se establecen en una humilde casita, ubicada en la calle Duarte, en Sibila. Allí nacimos cinco de los hijos de esta bella unión matrimonial. Posteriormente, nos mudamos a la Duarte No. 40, donde nació Miguel, el más joven de los nueve hermanos.
¡“Nueve muchachos”, dirán ustedes! ¡“Y pocos me los hallo”, diríamos nosotros! Esto así, porque en el inmenso corazón de Madre de nuestra progenitora, aun quedaba mucho amor para dar a otros siete hijos que no llevó en su vientre, pero los crió con igual esmero y los mimó igual que si los hubiese concebido y traído a la luz de este maravilloso mundo.
Como se podrán imaginar, dilectos amigos, fueron tiempos muy difíciles y de muchas precariedades. Afortunadamente, en nuestro hogar, la comida nunca faltó y la asistencia a la escuela, la educación formal, siempre tuvo prioridad A-1. Pero, ¿Cómo se hacía nuestra Madre para administrar el tiempo? ¿Cómo podía atender “este reguero” de muchachos, limpiar la casa, lavar, planchar, cocinar y ser esposa, a la vez? Siendo justo, debo admitir que nuestra Tía Talla y Lourdes, nuestra hermana mayor, le ayudaban en las labores domésticas, pero… ¡Dios Mío! ¿Cómo se hacía?
Mirando las cosas en retrospectiva, estoy convencido de que el ejemplo de Mamá, la entereza con que enfrentó las adversidades, en esas etapas felizmente superadas con el trabajo tesonero y con decoro, sirvieron para fortalecer nuestro carácter. Para hacer de nosotros, sus hijos, guerreros que no se rinden, pues aprendimos a muy tierna edad, que el acero, se templa en el fuego ardiente…
Con el devenir del tiempo, Mamá, Doña Nena, asumió y desempeñó un rol de vital importancia. El rol de dar a sus hijos una esmerada formación hogareña, de altísima calidad. Desechó el boato, las fiestas, etc. para dedicar el mil por ciento de su tiempo a éste propósito, ¡y lo logró con creces! Con mucho amor, con mucha ternura, con abnegación, con paciencia, perdonando la más de las veces, pero también con disciplina y orden, hizo de nosotros, sus hijos, hombres y mujeres útiles a la sociedad y a la Patria. Nos inculcó valores, principios y paradigmas, que no sólo supimos asimilar, sino traspasar a nuestros hijos, sus nietos.
Como ya hemos dicho, el corazón de Mamá era una fuente inagotable de amor, de ternura, de abnegación. Sin embargo, nosotros la “molestábamos”, diciéndole que Fausto, quien siendo un niño, fue el primero en salir de casa por motivo de estudios, era su hijo preferido. Ella siempre lo negó y enfatizaba que nos quería a todos por igual. Con el transcurrir del tiempo, y en diferentes etapas, todos y cada uno de sus hijos debimos abandonar “la vieja casona de madera” por motivo de estudios superiores o laborales. Entonces, descubrimos que para Mamá, el hijo más importante, el que ella más quería, el que generaba sus desvelos, era el que no podía estar presente en una ocasión importante para la familia, o aquel, que su corazón de Madre le decía que estaba pasando crujías fuera del hogar, o en algún país lejano.
Siempre he dicho que representar a la familia Ferreira Azcona es el más grande honor que se me puede delegar. Así que cuando mis hermanos Norman y Lucía me informaron que se había decidido que yo elaborara la semblanza de Mamá, lo acepté sin chistar. Sin embargo, más adelante me hice consciente de la gran responsabilidad que había aceptado y decidí compartir la misma con mis hermanos. Así que le pedí a cada uno de ellos que me describieran a Mamá, en una sola frase. He aquí lo que expresaron:
- Norman: “Hacendosa, entregada y atenta a la marcha de su hogar”.
- Lourdes: “Una mujer virtuosa”.
- Estanislao: “Madre abnegada y sacrificada que se entregó por entero a sus hijos y esposo”.
- Fausto: “Trabajadora incansable, enseñanza hogareña a tiempo completo, sinónimo de paz, amor, y dulzura infinita”.
- Alfonso: “Un dechado de bondad, humildad y solidaridad”.
- Isaías: “Para mí es fácil describir a Nena Rosa: abnegación y entrega a su familia sin descanso ni reparos. Yo, que aunque no nací de sus entrañas siempre recibí trato y amor de hijo, podría referirme a muchísimos ejemplos para ilustrar esa gran cualidad de nuestra “Vieja”, como le decíamos con cariño, pero me limitaré a estas”.
“Cuando crecíamos en nuestro Mao, el invierno se hacía sentir, hasta el punto que debíamos usar abrigos. En innúmeras ocasiones, de madrugada sentí que alguien me acomodaba la “frisa” sobre el lomo. Era la Vieja en su papel de celadora haciendo su ronda para asegurarse de que no estuviéramos expuestos al frío”.
“Cuando comenzamos a abandonar el nido para estudiar fuera y solo volvíamos de vacaciones, en los días anteriores al momento en que debíamos partir no había abeja más ocupada que la Vieja. Su preocupación iba desde si teníamos medias o pasta de diente suficiente para el tiempo que íbamos a estar sin volver, hasta prepararnos conservas de pepinos y dulce de cortado y de naranjas en almíbar. El día en que nos íbamos, generalmente a las 4 de la madrugada, ya la Vieja estaba levantada a las 2, dando los últimos toques y cerrando la caja surtida con todas las amenidades que servirían de neutralizadoras a la mala alimentación a que estaríamos expuestos fuera del nido. Debo agregar que las conservas de pepinos y el dulce de cortado eran su gran regalo, el cual seguimos llevando como un gran tesoro a nuestros hogares después de casados, superado en calidad y valía solamente por el amor y dedicación con que ella lo elaboraba. ¡Ah, vieja, cuánto daría por besar tu frente una vez más!”
- Freddy: “Un ser humano lleno de amor y de humildad, que nunca se aferró a cosas materiales. Recordaba de memoria los cumpleaños de sus hijos, nueras, yernos y nietos. A todos agradaba con un regalo en su fecha natalicia”.
- Vilerca: “Mamá fue una mujer de fe inquebrantable, practicante firme y entusiasta de su amor a Dios, lo que trató de inculcarnos a nosotros sus hijos”
- Miguel: “Sinónimo de comprensión, entrega y amor sin límites para todos nosotros”.
Me solidarizo completamente con todas las definiciones de mis hermanos, pero no puedo dejar de dar mi propia definición: “Mamá fue una mujer valiente, de una fortaleza y determinación extraordinarias, que su aparentemente frágil contextura física disimulaban o enmascaraban. Ella nunca aceptó un “no” por respuesta. Cuando se trataba de un reto, un problema o una adversidad, Mamá era obstinadamente perseverante y no cejaba un instante, hasta resolver a satisfacción la situación confrontada”.
Debemos agradecer al Altísimo por habernos dado a Ana Rosa, a Doña Nena, a nuestra Adorada Vieja como Madre y concedernos la Gracia de disfrutar de su presencia física y ejemplo de vida por 82 cortos años. Me hubiese gustado que Mamá viviera por siempre a nuestro lado, así como vive permanentemente en nuestro recuerdo y en nuestros corazones…
Asimismo, deseo felicitar al Honorable Comité de Historia de Mao, Inc. por esta bella y atinada iniciativa de honrar, en el Mes de las Madres, a tantas heroínas anónimas que no sólo “son las únicas que dan hombres al mundo”, sino que por iniciativa propia asumen un rol de bajo perfil para forjarlos y convertirlos en entes productivos, útiles a la sociedad, a la Patria y al mundo. A nombre de nuestro querido Padre, de la familia Ferreira Azcona y todas sus ramificaciones, nuestro agradecimiento eterno por el altísimo honor de incluir a Ana Rosa Azcona de Ferreira en este selecto y distinguido grupo de mujeres ejemplares y honorables.
Mis felicitaciones a los hijos de Doña Dolores Rodríguez de Colón, Doña Luba Brea de Tió, Doña Teófila Gómez de Reyes y Doña Mélida Minaya de Crespo por este merecido homenaje a sus queridas madres, ante cuyo recuerdo y hojas de vida, me inclino reverente. Les ruego hacer mis congratulaciones extensivas a todos sus descendientes.
Por último, gracias a mis hermanos por la confianza de depositar en mí la responsabilidad de elaborar la semblanza de nuestra querida Vieja. Hacía mucho que quería escribir algo acerca de ella para publicarlo en el Blog Mao En El Corazón, pero la carga emocional era tan fuerte que prefería hacer como el avestruz… El asignarme esta responsabilidad, que repito, es el más alto honor que he recibido en mi vida, no me quedó otra alternativa que romper la inercia y dedicarme a “embarrar” estas cuartillas, que estoy consciente, se quedan muy cortas para describir satisfactoriamente a una madre tan amorosa, tan abnegada, tan dulce, tan humilde, tan entregada, tan sacrificada, como Ana Rosa (Doña Nena) Azcona de Ferreira.
Semblanza preparada por los descendientes de Ana Rosa (Nena) Azcona de Ferreira y leída en el acto por el Ing. Francisco Fernando Ferreira Azcona.
Permítame que le llame mi hermano Sr. Director. Las lágrimas que han aflorado en mi rostro son la mejor prueba de la hermandad que me une a los Ferreira ,al leer este genial trabajo de la labor y vida de Doña Nena que Ud. Ha plasmado para la posteridad y nos ha regalado a los que conocimos a Doña Nena .Estoy contigo en todo y más ,Isaías .Gracias del alma. Evelio Martínez
ResponderBorrarBueno; con sinceridad como siempre he sido ,han asomado dos lagrimitas a mis ojos;no tanto por lo romántico dicho por Fernan y los demás hermanos, sino al leer la manera como esa Madre hace con sus hijos la mejor de las escuelas, impartiendoles clases de educación,cariño respeto y amor; donde todos ellos resultaron graduados y siguieron siendo sus alumnos.Alumnos estos que han dado muestra al pueblo a travez de sus actos de esa buena escuela-madre llamada cariñosamente "Doña Nena".
ResponderBorrarMis respeto y cariño para usted en el santo lugar que se encuentra.
Manito
Que ejemplo de sacrificio, tenacidad, lucha, preocupacion, carino, amor y a la vez de exigencias, por eso tiene los hijos que tiene que tambien son ejemplos a seguir en nuestra comunidad, Dios bendiga a esa madre, razones reunio mas que suficiente para fuera reconocida.
ResponderBorrarPapito Marmol
Fernan: Grandiosa...Hermosa. Llena de amor, sabiduria y respeto. Un fuerte abrazo unido al gran apoyo que todas estas grandiosas madres recibieron de todos y el alma y entrega en cada semblanza. Abrazos de alma mi respetado y muy querido hermano Fernan...Bienventurado eres porque has sabido honrar a tu madre como lo manda la ley del amor Divino.Abrazos mi hermanazo.
ResponderBorrarSinceramente,
juan Colon
Los ferreira han sido para mi idóneos referentes de una estirpe de sólida formación hogareña, emanada de dos seres dignos de admiración y respeto como los han sido sus inigualables y queridos padres Don Vitalino y doña Nena(QEPD).
ResponderBorrarEn esta ocasión muy especial, me permito reconocer el hermoso perfil compendio de la extraordinaria hoja de vida de Doña Nena,cargado de los más sublimes y profundos sentimientos de gratitud y satisfacción esbozados por ti y tus queridos hermanos, retratando con definida y sincera fidelidad el diáfano transitar de tan Distinguida Dama, a quien admiré durante su loable y sana existencia.
Fernan, aunque no pude estar presente en ese solemne acto,espero que ustedes puedan suscribirme entre los que guardan los mejores sentimientos de amistad, respeto y consideración que preservo a su noble y bien ponderada familia, digna integrante de la sociedad maeña.
Abrazos reiterados, apreciada familia... Con ustedes,... Cuqui Rodríguez Martínez.
Debo confesar que hace mucho tiempo no tenía el privilegio de participar en un evento de tanta honra y amor como fue el homenaje póstumo a esas cinco grandes Madres que dejaron su legado a través de los maravillosos hijos de los que nos sentimos orgullosos. Ellas lo entregaron todo como madre y fue hermoso el día de ayer en Mao, cuantos recuerdos, cuanto amor se expreso allí de cada uno de sus hijos, nietos, biznietos y demás familiares. Dios la tenga a su diestra a cada una de esas madres ejemplares de mi querido Mao. FELICIDADES A TODOS SUS HIJOS
ResponderBorrarDoris R.
Queridos amigos (Evelio, Manito, Papito, Juan, Cuqui y Doris}: Gracias por sus comentarios, tanto acerca de nuestra querida Madre, como de la familia que ella formó en el hogar.
ResponderBorrarSin lugar a dudas, fue un acto muy bello, cargado de emociones, en el que cada semblanza de las madres homenajeadas arrancó lágrimas del alma...
Felicitaciones, nueva vez al Comité de Historia de Mao, Inc. por esta bella iniciativa, que estamos seguros, QUE con el devenir de los años se convertirá en EL ACTO A LAS MADRES MAEñAS.
Afectuosamente,
Fernan Ferreira.
(A nombre de todos los hermanos}