domingo, 12 de mayo de 2013
DO-RE-MI
¿POR QUÉ ESA PASIÓN POR EL JAZZ?
Por Juan Colón
Tomado del blog Juan Colon Music
Es una pregunta que me la han hecho varias veces y ayer precisamente recibí dos llamadas sobre la misma pregunta.
Voy a contestar esta pregunta y al mismo tiempo pedirle a todos mis compañeros, amigos, y fieles oyentes del jazz que expresen sus opiniones, que respondan a la pregunta desde su óptica.
Escuchar un solista de jazz es como un desahogo del alma, un refrigerio para el espíritu, una liberación del ser, el deseo de expresarse con libertad, con conciencia, con calidad, con amor y anhelo de ser aceptado.
Es entrar a lo difícil para lograr expresarlo con relajamiento, con la belleza del sonido, la expresión, y que todo suene del fondo del sentir musical.
Escuchar jazz es hermoso, nos llena de paz, queremos estar tranquilos para absorber su gran belleza, percibir la grandeza del músico, sus enormes conocimientos, habilidades, herramientas, y como es capaz de usarlas.
Es impresionante al oído, al alma misma escuchar la belleza de una balada tocada por cualquier instrumentista, en especial el piano, que para mi es el instrumento más completo. Debo confesar que soy un pianista frustrado.
Es una pasión sana, llena de amor, de admiración, de respeto hacia el músico mismo y al mismo tiempo de tristeza porque el jazzista en un gran porcentaje es incomprendido, no es aceptado por las audiencias mayoritarias, sus discos venden muy poco y eso los lleva a grandes problemas emocionales terminando muchas veces con sus vidas a edades tempranas.
Al escuchar un improvisador sin ningún tipo de análisis, dejando correr el sentir encontraremos una serie de sentimientos que no pueden ser definidos, solo entendidos entre el solista y el escucha.
Es un enorme desafío para el músico que no tiene las herramientas necesarias, porque desafortunadamente no se puede mentir, no se puede pretender lo que uno no es en realidad, detrás de cada tema escuchado hay una serie de leyes que debemos conocer para poder sonar cerca de un jazzista, estas leyes son armónicas, melódicas, técnicas, los enlaces, y el que conoce de esto se da cuenta enseguida de si ese intérprete sabe hacer lo correcto o no, debido a su preparación. Es un desafío a ti mismo, el jazz no se miente a sí mismo, es jazz y punto.
Los oyentes en su gran mayoría se sienten atraídos por este grandioso género musical que encierra cientos de años, de dolor, dedicación, pasión, entrega, mancomunando las almas por un solo sendero, la música de los músicos, algo tan sublime que solo se siente orgullo a su máxima expresión cuando podemos coger un instrumento y hacernos sentir, dejarnos conocer a través de lo que tocamos, expresar nuestro amor, nuestro dolor, nuestra idiosincrasia y sobre todo nuestra misteriosa conexión con el amor, el lenguaje Divino que todo lo soporta, lo fortalece y lo ennoblece. El jazz, más que un género, es el alma misma del músico y su amor por la excelencia; somos atraídos por el misterio del sentir y dar lo mejor de cada uno sin usar palabras, solo dejando que el alma se conecte al universo y se exprese.
Subliminal el momento cuando se escucha el jazz, el alma se rejuvenece y el ser descansa dormido con sonido, melodía y armonía.
Por Juan Colón
Tomado del blog Juan Colon Music
Es una pregunta que me la han hecho varias veces y ayer precisamente recibí dos llamadas sobre la misma pregunta.
Voy a contestar esta pregunta y al mismo tiempo pedirle a todos mis compañeros, amigos, y fieles oyentes del jazz que expresen sus opiniones, que respondan a la pregunta desde su óptica.
Escuchar un solista de jazz es como un desahogo del alma, un refrigerio para el espíritu, una liberación del ser, el deseo de expresarse con libertad, con conciencia, con calidad, con amor y anhelo de ser aceptado.
Es entrar a lo difícil para lograr expresarlo con relajamiento, con la belleza del sonido, la expresión, y que todo suene del fondo del sentir musical.
Escuchar jazz es hermoso, nos llena de paz, queremos estar tranquilos para absorber su gran belleza, percibir la grandeza del músico, sus enormes conocimientos, habilidades, herramientas, y como es capaz de usarlas.
Es impresionante al oído, al alma misma escuchar la belleza de una balada tocada por cualquier instrumentista, en especial el piano, que para mi es el instrumento más completo. Debo confesar que soy un pianista frustrado.
Es una pasión sana, llena de amor, de admiración, de respeto hacia el músico mismo y al mismo tiempo de tristeza porque el jazzista en un gran porcentaje es incomprendido, no es aceptado por las audiencias mayoritarias, sus discos venden muy poco y eso los lleva a grandes problemas emocionales terminando muchas veces con sus vidas a edades tempranas.
Al escuchar un improvisador sin ningún tipo de análisis, dejando correr el sentir encontraremos una serie de sentimientos que no pueden ser definidos, solo entendidos entre el solista y el escucha.
Es un enorme desafío para el músico que no tiene las herramientas necesarias, porque desafortunadamente no se puede mentir, no se puede pretender lo que uno no es en realidad, detrás de cada tema escuchado hay una serie de leyes que debemos conocer para poder sonar cerca de un jazzista, estas leyes son armónicas, melódicas, técnicas, los enlaces, y el que conoce de esto se da cuenta enseguida de si ese intérprete sabe hacer lo correcto o no, debido a su preparación. Es un desafío a ti mismo, el jazz no se miente a sí mismo, es jazz y punto.
Los oyentes en su gran mayoría se sienten atraídos por este grandioso género musical que encierra cientos de años, de dolor, dedicación, pasión, entrega, mancomunando las almas por un solo sendero, la música de los músicos, algo tan sublime que solo se siente orgullo a su máxima expresión cuando podemos coger un instrumento y hacernos sentir, dejarnos conocer a través de lo que tocamos, expresar nuestro amor, nuestro dolor, nuestra idiosincrasia y sobre todo nuestra misteriosa conexión con el amor, el lenguaje Divino que todo lo soporta, lo fortalece y lo ennoblece. El jazz, más que un género, es el alma misma del músico y su amor por la excelencia; somos atraídos por el misterio del sentir y dar lo mejor de cada uno sin usar palabras, solo dejando que el alma se conecte al universo y se exprese.
Subliminal el momento cuando se escucha el jazz, el alma se rejuvenece y el ser descansa dormido con sonido, melodía y armonía.
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Agregar algo más a lo que se ha dicho,no solamente sobra,es inapropiado.Yo me extasío y me transporto cuando el jazz fluye por interior,con eso lo digo todo y más.Gracias Don Juan Colón por hacer de esas cuartillas una leccion .Gracias . Abrazos .Evelio Martinez.
ResponderBorrarHermano, que bien lo haz puesto en palabras. Algo importante es que el que ama de verdad la musica, le importa muy poco la parte monetaria o de mercaderia. Esto hace que seamos aun mas incomprendidos en una epoca en que la ambicion del tener ciega al alma de la mayoria. Pues deben saber, segun lo que he vivido, que para ser aceptado entre jazzistas verdaderos no importan los teneres, debes demostrar que tienes lo necesario musicalmente hablando, ahi no importa si saliste en la ultima revista de moda o si duermes en una pequeña habitacion. El musico no puede mentir sobre su pericia cuando debe improvisar en tiempo real. Un abrazo hermano...
ResponderBorrarDario Estrella
dario.estrella2000@gmail.com
Aprovecho: Felicidades por su cumpleaños a mi gran amigo Evelio!!!
ResponderBorrarCuando escucho a ese amigo-hermano, maestro, y profesor, siento que me invade un sentimiento, que sólo con él me brota; porque, al escucharlo, cierro los ojos, y lo recuerdo siendo un niño, tocando una procesión por las calles de Mao, en la banda de música, (donde todos los demás eran adultos), con su afinado clarinete, el cual desde esa época, ya cuidaba como se cuida un niño acabado de nacer. Porque conozco su trayectoria, sus grandes sacrificios, su abnegación y sus grandes metas, por eso, a él lo escucho y lo disfruto, con un motivo muy especial; porque sé, el camino tan escabroso, que ha tenido que transitar para llegar a ser lo que es hoy; y porque sé que él jamás lo dirá, me atrevo a decir que aunque la música es infinita, por su gran fuerza de voluntad y arraigo, ya debe sentirse muy cerca del fin. Por esas y otras razones, si me ponen a escoger entre los más grandes del mundo, en lo que a saxo se refiere, yo escojo a Juan Colon y devuelvo en efectivo, para que me dejen escucharlo a él sólo, porque su sonido, su destreza, su estilo, su color musical, su tecnicismo, son los únicos atributos, que llenan mi alma, de un sentimiento, inexpresable. A veces siento miedo que se quede con su pecho vacio........porque en cada interpretación, "él entrega el alma".
ResponderBorrarRolando Espinal
Abundando en lo que dice Rolando, mientras todos los otros tigueritos jugábamos pelota, Juan era un hombrecito dedicado de lleno a su música. ¡Cómo le voceábamos a "Juan Quibí" y lo relajábamos por el uniforme de la banda! Los únicos que eran casi del tamaño de Juan eran Quiniela y Guarocuya.
ResponderBorrar¡Qué balsa de ignorantes éramos quienes lo relajábamos!
Isaias
Rolando....No tengo palabras para contestarte, solo puedo decirte que gracias por tu incondicional amor que siempre ha estado ahí. Gracias del alma mi gran hermano....gracias por aceptar mi soplo.....Abrazos para ti....y para Isaías también....los quiero....
ResponderBorrarJuan Colón
Hermano Darío...Gracias por tu comentario....hermoso sentirlo y vivirlo.....pero no podemos dejar de reconocer una gran realidad... La pasión no nos debe nublar en entendimiento con la realidad del diario vivir, tenemos que vivir y eso significa producir… es lo que poco a poco los jazzistas de los ochenta para acá han empezado a comprender que por encima de todo sentimiento hay que producir para vivir.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo hermano.... seguimos en pos de la Buena música.
Juan Colón
Mi querido Juan: Decía Facundo Cabral que "no pinta el que tiene ganas, sino el que sabe pintar".
ResponderBorrarNaciste con el ángel que llena de luz y sentido la vida, porque no hay nada más hermoso que hacer lo que nos gusta, y todavía ganar dinero con ello. Aunque ya la frase esté trillada, te la repito: Eres simplemente un virtuoso.
Bendiciones.
Un abrazo.
Lavinia.
Este artículo de Juan sobre el sentimiento que embarga a quien escucha jazz es extraordinario, sobresaliente. Merecería ser divulgado ampliamente para que muchos conozca esa pasión indescriptible y sublime que emana cuando escuchamos dicho género. Como ser humano de gran talento Juan ha logrado una capacidad para plasmar en palabras sus sentimientos.
ResponderBorrarUn abrazo de un músico frustrado.
Rafael Darío Herrera
Soy un enamorado del Jazz,de hecho tengo una colección de los mas grandes interpretes del Jazz mundial,y puedo decir con propiedad porque los conozco de toda la vida y he seguido sus carreras que, Juan Colon y Dario Estrella no tienen nada que envidiarles a ninguno.Son dos genios de la buena música, y la interpretan como nadie.Muy buen articulo,escrito EN JAZZ...Con sentimiento. Jochy Reyes.
ResponderBorrar¡Waaaooo! Si el artículo del Maestro Juan Colón no hubiese sido tan grandioso, tan excepcional, tan excelso, los comentarios que anteceden lo hubiesen igualado, especialmente, el de mi amigo y hermano Rolando Espinal.
ResponderBorrar¡Cuánta calidad, compai!
Afectos para todos,
Fernan Ferreira.
Gracias del alma a todos ustedes mis amigos de infancia, mis canchanchanes, mis seguidores, pero mas que todo mis grandes maestros de la vida. Agradezco de alma y vida sus palabras, sus grandiosas muestras de cariño y coraje por decir de manera pública que en algo he podido aprender a soplar algo tan dificil como un saxo. Pero lo hago con alma y espiritu con la intención de seguir siendo su alumno y sus canchanchanes...Los adorooooooo.
ResponderBorrarJuan Colon