YO ME ACUERDO…

Fernando Ramírez, “Papito”: Héroe y Mártir

Por Evelio Martínez

“Las utopías no deben olvidarse porque son el auténtico alimento de los hombres”.

Era de mi barrio, El Rincón, que en tiempos en que los paleros azotaban y atacaban a los anti trujillistas lo declaramos, “Territorio Libre”, y Papito era uno de los integrantes de los que combatíamos y enfrentábamos a estos bandidos y forajidos. Era una pléyade de idealistas jóvenes todos que componían: Joveyanos Tejada, famoso pichert amateur que tiraba la piedra a más de 90 MPH; Amadeo Rodríguez, Evaristo Rodríguez, Balica, Tamayo Reyes, Popa Silverio, Papito, Mon Ramírez y este humilde escribano de Mao en el Corazón.

Nuestras armas eran primitivas y consistían: en piedras que buscábamos en pequeños sacos tipo mochila en la zanja Bogaert y algunos teníamos cadenas de bicicletas con un mango de madera en la punta.

Papito, con quien empecé a tratarme desde la adolescencia, era un excepcional maeño que empieza su trajinar grandioso a los 16 años de edad, luchando contra la tiranía trujillista; había sido perseguido tenazmente por los calieses del SIM en tiempo de Trujillo y su hermano Mon Ramírez fue torturado en las ergástulas de Las Cuarenta y fue llevado a la isla Beata donde arrumbaban a los presos políticos como si fueran animales.

Era regordete, cara redonda reluciente, sombra de bigotes con ojos rasgados y cabello lacio negro. Se paseaba como pavo real y a veces tomaba poses cantinflescas para decir cualquier bobería. Yo le vi una vez en un bar de las afueras de Mao, leyendo un periódico a la altura de la cintura, con unas gafas encima del prontuario de la nariz como quien lee y observa. Le decían en aquellos tiempos “El Rechulo”, no supe nunca por qué, pero por algo se ganó este apodo.

Fue miembro prominente de la agrupación política 14 de Junio, 1J4. Se fue con Manolo Tavares donde él señaló, “a las escarpadas montañas de Quisqueya”, y con él se inmoló cayendo abatido por las ráfagas de balas asesinas que troncharon su vida después de haberse entregado con banderolas blancas. Me cuenta Pitifa que fue un soldado disciplinado en la guerrilla y fiel protector del líder, y siempre presto a servir cuando algún compañero tenía la autoestima baja, él le infundía consuelo, alivio y alegría.

Por algunos días se creyó que se había ido con Pitifa, Joseito y Polón, pues por error enterraron su cuerpo en Santiago, creyendo que era el de Luís Peláez, otro guerrillero que salvó su vida al apartarse de los que se entregaron, llegando a esa ciudad junto a José Daniel Ariza un cuasi maeño de quien vamos a escribir sus hazañas.

Cuenta un campesino que fue obligado por un General asesino troglodita y malvado a presenciar cómo se mataban a los comunistas, que estos héroes y mártires fueron asesinados primero a bayonetas con más de 20 estocadas y luego ametrallados. ¡Cuánta cobardía, cuánta tortura!

Fernando Ramírez “Papito” héroe y mártir: El Rincón, Mao y el pueblo dominicano se inclinan ante ti que regaste con tu sangre la tierra Dominicana. ¡Loor a ti Papito!