Por César Núñez Jáquez
Con el rescate de los 33 mineros chilenos que llevaban ya 69 días atrapados en la Mina San José, este pueblo Suramericano ha dado una lección positiva a toda la humanidad. Se estima que al empezar dicho operativo, alrededor de mil millones de personas nos encontrábamos observando el mismo, esto según datos de CNN.
Todos pudimos ser partícipes del éxito de este proceso para rescatar a los mineros. Gracias a la unidad, organización, y compañerismo manifestado primero por los mismos mineros, sus familiares, el gobierno de Chile, así como todas las naciones que pusieron a disposición de las autoridades de esta nación sus recursos tecnológicos y humanos para alcanzar el fin deseado por todos, cada uno de los trabajadores de la minería fue traído de vuelta a la superficie.
Como dijera el presidente Sebastián Pinera, “ante todo las gracias al de arriba”. Hemos visto cómo la fe de este pueblo logró que todos y cada uno de estos hombres lograra salir de las entrañas de la tierra.
Mientras el mundo celebra hoy día esta hazaña, los creyentes vemos la grandeza de Dios manifestada. Que este acontecimiento histórico nos sirva a todos como una muestra más de cómo la fe en este caso abrió la tierra. Vivamos reconociendo la existencia del Creador en nosotros con la certeza de que así como hizo su obra en el Campamento Esperanza, la hace en todos aquellos que como los chilenos honran su nombre.
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