viernes, 1 de octubre de 2010
YO ME ACUERDO...
MACA CHICLET
Por Evelio Martínez
Nota: Esta narración contiene lenguaje y situaciones vulgares.
Relacionados: Macachicles y el Chino el zapatero y Macachicles y el Patrón Santiago.
Al igual que con Turrú, el hábito no hace al monje, ni el nombre al prójimo.
Este obrero de la horma y el martillo para arreglar, reparar o hacer zapatos, que llevaba sobre sus hombros este mote o apodo llegó a Mao, procedente de Santiago, y se jactaba de ser de la Joya, y juró por la bandera maeña como solía decir. Cual zapatero de fama no laboraba los días del zapatero (los lunes) y lo dedicaba ceremoniosamente al Dios Baco. Además decía que era ingeniero químico y que convertía en orina el ron y el vinagre que se bebía.
Yo conocí a Maca Chicle ya en las postrimerías de sus andanzas, cuando ya no ejercía la profesión de la media suela y la remonta y estaba ya dedicado a libar y trasegar, como decía Toño Colón, otro de los contertulios. Me contaba sus anécdotas y correrías y luego terminaba con esta petición: “Doctor, deme medio pa’ un pote”; eran cincuenta centavos de la época que tenían valor y servían para comprar una botella de cara e gato, Bermúdez. Las travesuras de este personaje fueron muchas, tantas que cansado de imponerle multas, el célebre Juez de Paz de Mao, Don Arsenio Franco, lo conminó a salir del pueblo, e ir a zonas aledañas a cometer sus fechorías y borracheras.
A la semana, “el deportado” fue llevado de nuevo ante el magistrado Don Arsenio y oyendo la reprimenda, de pie ante el Cristo le contestó: “este jumo me lo di en Esperanza, fuera de su jurisdicción”. Don Arsenio solo se rió y lo despachó.
En cierta ocasión lo sorprendió la policía orinándose en la glorieta del parque Amado Franco Bidó y lo llevaron al juzgado; esta vez, don Arsenio le aplicó la ley de violación a las buenas costumbres y comportamientos y fue multado a cinco (5) pesos y la costa que eran setenta y cinco (75) centavos; Maca Chiclet pagó con seis (6) pesos y le dijo al secretario: “Quédese con los veinticinco (25) centavos, que yo también me tiré un peíto”.
Los lunes, “día del sastre, zapatero y obreros de la tijera y la chaveta”, no se trabajaba y estos contertulios se juntaban desde temprano, algunos amanecidos desde el sábado anterior, en la zapatería “El Timbre”, propiedad del Chino Santana. (Manito desenreda esa madeja genealógica), a quien le llamaban El Timbre y con el aporte de todos, serruchando reunían para el pote. Maca Chiclet que era de los más avispados, aportó veinte (20) centavos y El Timbre le espetó: “Chiclet, quién le dijo a usted que una tercia vale veinte (20) centavos”.
En esta tertulia de los lunes se reunía lo mas graneado de los obreros de la tijera y la chaveta, como por ejemplo: El Timbre, Blanco Lala, Toñín, La Flaca, Coté, Blas y otros tantos.
En una madrugada después de una noche de parranda, Maca Chiclet se vio obligado a penetrar al patio de una casa de familia de apellido sonoro a realizar una necesidad fisiológica inevitable y perentoria. Al oír el alboroto entre la “Sangre de Cristo”, la señora de la casa se encontró con el zapatero en cuestión aplastado dando del cuerpo y exclamó:
- ¿Pero qué es esto?
- ¡Mierda contestó Maca Chiclet!
- ¡Esto es demasiado!
- Coma y deje, dijo el zapatero.
- Daré parte a la policía.
- Désela todita, exclamó, se limpió y se fue saltando los arbustos.
Este personaje que repetía, que bebía y lambía porque podía cambiar la lengüeta, pues su oficio era zapatero, llegó a beber vinagre cuando el ron no aparecía por escasez monetaria y esto lo puede atestiguar mi hermano, amigo y carnal Fernando Rodríguez Taveras, hijo de Don Chichito Rodríguez, industrial y comerciante de Mao, fabricante del vinagre y sazonador Patrón Santiago, donde Maca Chiclet iba y se bebía todo el vinagre que pudiera pero sin sacar botellas.
Murió de Cáncer en la Laringe y cuentan que se le calcinó la lengua, la que no pudo cambiar, no obstante ser zapatero.
¡Cosas de Maca Chiclet!
Por Evelio Martínez
Nota: Esta narración contiene lenguaje y situaciones vulgares.
Relacionados: Macachicles y el Chino el zapatero y Macachicles y el Patrón Santiago.
Al igual que con Turrú, el hábito no hace al monje, ni el nombre al prójimo.
Este obrero de la horma y el martillo para arreglar, reparar o hacer zapatos, que llevaba sobre sus hombros este mote o apodo llegó a Mao, procedente de Santiago, y se jactaba de ser de la Joya, y juró por la bandera maeña como solía decir. Cual zapatero de fama no laboraba los días del zapatero (los lunes) y lo dedicaba ceremoniosamente al Dios Baco. Además decía que era ingeniero químico y que convertía en orina el ron y el vinagre que se bebía.
Yo conocí a Maca Chicle ya en las postrimerías de sus andanzas, cuando ya no ejercía la profesión de la media suela y la remonta y estaba ya dedicado a libar y trasegar, como decía Toño Colón, otro de los contertulios. Me contaba sus anécdotas y correrías y luego terminaba con esta petición: “Doctor, deme medio pa’ un pote”; eran cincuenta centavos de la época que tenían valor y servían para comprar una botella de cara e gato, Bermúdez. Las travesuras de este personaje fueron muchas, tantas que cansado de imponerle multas, el célebre Juez de Paz de Mao, Don Arsenio Franco, lo conminó a salir del pueblo, e ir a zonas aledañas a cometer sus fechorías y borracheras.
A la semana, “el deportado” fue llevado de nuevo ante el magistrado Don Arsenio y oyendo la reprimenda, de pie ante el Cristo le contestó: “este jumo me lo di en Esperanza, fuera de su jurisdicción”. Don Arsenio solo se rió y lo despachó.
En cierta ocasión lo sorprendió la policía orinándose en la glorieta del parque Amado Franco Bidó y lo llevaron al juzgado; esta vez, don Arsenio le aplicó la ley de violación a las buenas costumbres y comportamientos y fue multado a cinco (5) pesos y la costa que eran setenta y cinco (75) centavos; Maca Chiclet pagó con seis (6) pesos y le dijo al secretario: “Quédese con los veinticinco (25) centavos, que yo también me tiré un peíto”.
Los lunes, “día del sastre, zapatero y obreros de la tijera y la chaveta”, no se trabajaba y estos contertulios se juntaban desde temprano, algunos amanecidos desde el sábado anterior, en la zapatería “El Timbre”, propiedad del Chino Santana. (Manito desenreda esa madeja genealógica), a quien le llamaban El Timbre y con el aporte de todos, serruchando reunían para el pote. Maca Chiclet que era de los más avispados, aportó veinte (20) centavos y El Timbre le espetó: “Chiclet, quién le dijo a usted que una tercia vale veinte (20) centavos”.
En esta tertulia de los lunes se reunía lo mas graneado de los obreros de la tijera y la chaveta, como por ejemplo: El Timbre, Blanco Lala, Toñín, La Flaca, Coté, Blas y otros tantos.
En una madrugada después de una noche de parranda, Maca Chiclet se vio obligado a penetrar al patio de una casa de familia de apellido sonoro a realizar una necesidad fisiológica inevitable y perentoria. Al oír el alboroto entre la “Sangre de Cristo”, la señora de la casa se encontró con el zapatero en cuestión aplastado dando del cuerpo y exclamó:
- ¿Pero qué es esto?
- ¡Mierda contestó Maca Chiclet!
- ¡Esto es demasiado!
- Coma y deje, dijo el zapatero.
- Daré parte a la policía.
- Désela todita, exclamó, se limpió y se fue saltando los arbustos.
Este personaje que repetía, que bebía y lambía porque podía cambiar la lengüeta, pues su oficio era zapatero, llegó a beber vinagre cuando el ron no aparecía por escasez monetaria y esto lo puede atestiguar mi hermano, amigo y carnal Fernando Rodríguez Taveras, hijo de Don Chichito Rodríguez, industrial y comerciante de Mao, fabricante del vinagre y sazonador Patrón Santiago, donde Maca Chiclet iba y se bebía todo el vinagre que pudiera pero sin sacar botellas.
Murió de Cáncer en la Laringe y cuentan que se le calcinó la lengua, la que no pudo cambiar, no obstante ser zapatero.
¡Cosas de Maca Chiclet!
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Esto me lo contó Pedro Jaime Tió. En una ocasión, Macachiclet había comprado dos potes de vinagre donde Chichito (fabricante del vinagre y sazonador Patrón Santiago, la industria por excelencia de Mao)y pasó un amigo en un motor y Macachiclet lo para y le da un trago y sujeto vio el mismo diablo. Pero Macachiclet le dice, espérate que no era el trago y le pasa la otra botella de vinagre. Cuando el sujeto se ingiere el segundo trago de vinagre, se enfada y se va con las dos botellas. Y Macachiclet, desconsolado, solo atina a decir: !Diablos me dejó con las dos tuercas (tapas) en las manos!
ResponderBorrarRa
Ahh Evelio curioso.'
ResponderBorrarPues bien,Macachicle era oriundo de Villa Vasquez,Pequeño fue a residir a Santiago,luego a Mao y al final regresó a su lar nativo ,donde murió por la cáusa citada, llegué a visitar su tumba.
El Chino Santana (el Timbre),hijo de Raul Santana,padre de Doña Silvia Madre de Cocolo,Ningue (qepd)y Juancito Taveras.
Macachicle o chingó como les decian sus íntimos siempre mantenía una risa con un relajo .
La señora donde él hizo su necesidad fue en la casa de Doña Pura Bogaert y Angel Tejada.
A parte de sus tragos de vinagre se los daba tambien de Alcohol que se usaba en las barberías con fines de desinfección y cuando lo usaba tiraba una frase "tengo un jumo de barbero".
Macachicle,vivió una vida miseriosa sin necesidad,ya que tenía dos hijos residiendo en NY y se cansaron de tratar de llevarselo y él nunca quiso.Cosas de la vida.
Abrazos
manito