lunes, 4 de octubre de 2010

EL BOMBARDEO A LA FORTALEZA DE MAO

De tal manera, que de todos los varones, yo era el de mayor edad en la casa paterna. Papá no quiso desprenderse de Lourdes, nuestra hermana mayor. Probablemente sentía que a su lado, ella estaba más protegida. Para tocar a Lourdes, habría que pasar sobre el cadáver del Viejo.

A PROPÓSITO...
Por Fernando Ferreira Azcona

El año 1961 casi llegaba al final. Apenas le quedaban unas 5 ó 6 semanas y entonces, estaríamos celebrando la llegada de un nuevo año.

En el verano de este año, específicamente el 30 de Mayo, un grupo de valientes había ajusticiado al dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. Pero, el régimen político continuaba siendo el mismo, pues sus hijos, especialmente Ranfis, en contubernio con el Dr. Joaquín Amparo Balaguer, se empecinaban en mantener vivo el trujillismo, sin Trujillo.

En este interregno, fueron muchos los dominicanos que perdieron sus vidas, incluyendo a los sobrevivientes del magnicidio que estaban presos, quienes fueron ejecutados por Ranfis Trujillo y los miembros de su “cofradía”, el 18 de Noviembre, en la Hacienda María. Sobrevivieron Luis Amiama Tió y Antonio Imbert Barrera, quienes permanecieron escondidos y nunca fueron apresados.

Siguiendo consejos y sugerencias de sus hermanos y amigos íntimos, con el propósito de salvaguardar sus vidas, Papá había decidido sacar de Mao a todos los hermanos mayores y enviarlos a “lugares desconocidos”, donde pasaran desapercibidos, ya que en la práctica, nadie sabía quiénes eran.

De tal manera, que de todos los varones, yo era el de mayor edad en la casa paterna. Papá no quiso desprenderse de Lourdes, nuestra hermana mayor. Probablemente sentía que a su lado, ella estaba más protegida. Para tocar a Lourdes, habría que pasar sobre el cadáver del Viejo.

Bajo estas condiciones sociales, políticas y familiares llegamos al tercer domingo de Noviembre de 1961. Todo indicaba que sería otro aburrido domingo, de los tantos vividos recientemente en el Mao aldeano de hace prácticamente medio siglo. ¡Caramba, como pasa el tiempo!

Serían las 9:30 ó 10:00 de la mañana, quizás más tarde. Mi amigo de toda la vida, Diogenito Castellanos, y yo estábamos en el patio de la “vieja casona de madera”, específicamente en el “gimnasio” que habíamos construido, en el límite de este con Don Juan y Doña Gloria Barrera.

Estábamos comentando la situación política y los rumores de que el General de la Fuerza Aérea Dominicana Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría había dado un golpe de estado, con el propósito de echar de nuestro país, los remanentes del trujillato.

En eso, escuchamos el ruido de un avión que se acercaba. Era un viejo AT – 6 que volaba a muy poca altitud. Pudimos leer su numeración cuando pasó sobre nosotros. Lo vimos pasar con indiferencia, pero en breve, escuchamos una ráfaga de ametralladora.

“Compadre, le tiraron al avión con la ametralladora calibre 30 que está emplazada en la fortaleza”, me dijo Diogenito, que siempre ha sido más avezado que yo en cuestiones de aviación y militares, entre otras. “Me voy para mi casa, que Papá y Mamá no saben dónde estoy y no quiero que se mortifiquen”, añadió, saliendo raudo para la calle Gregorio Aracena, frente a la “Sabana de los Colones”.

Luego supimos que ese avión vino en misión de convencimiento hacia el General Rodríguez Reyes, a la sazón Jefe de la Cuarta Brigada del Ejército, con asiento en Mao, y que no quiso adherirse “a un golpe de estado dado por un muchacho como Rodríguez Echavarría”.

Tan pronto Diogenito se fue para su casa, yo me dirigí hacia la sala de la nuestra, donde estaba Papá, leyendo. “Le dispararon al avión”, le dije. Pero, él no pareció darle mayor importancia. En eso, pasaba frente a nuestra casa una calié de nombre Sylvia, que vivía en Los Cambrones, hoy Barrio Enriquillo. Lamentablemente, el paso del tiempo ha borrado de mi mente su apellido.

“Vitalino, pon tu barba en remojo, que venimos a buscarte ahorita. Maldito comunista. Mal agradecido. Se van desde el más grande hasta el más pequeño”, vociferó la tristemente célebre calié citada en el párrafo anterior, mientras pasaba el dedo índice por la garganta en señal de degollar. Al escuchar esto, Papá saltó de la mecedora con agilidad felina. Buscó una herramienta conocida como “pata de cabra” y nos dirigimos a la habitación de nuestras hermanas, cuyas paredes eran encajonadas, y habían sido empapeladas para camuflar el “trabajo” que se había hecho.

Utilizando la herramienta antes citada, Papá desarrajó una de las paredes y extrajo del fondo de ésta una escopeta calibre 20, dos cinturones de cartuchos, los cuales se terció en cada hombro, a través de su pecho, una pistola calibre 25 ó 32 y dos cargadores completos para esta última.

Luego, fuimos a la vitrina donde guardaba las bebidas alcohólicas, sacó un litro de whisky Queen Anne, lo destapó y me brindó dos tragos a pico de botella. En seguida procedió a enseñarme cómo manipular la pistola (sobarla, entrar y sacar el cargador, cómo apuntar y disparar, etc.) y señalando a la puerta norte de nuestra sala me dijo: “Todo el que trate de entrar por esa puerta es suyo, los que traten de entrar por el frente, son míos. Y tire a matar”. No se molestó en cerrar ninguna de las dos puertas. Imagínese usted amable lector, un muchacho de 15 años, con una pistola sobada en las manos, dos tragos de whisky en el buche y orden de tirar a matar a todo el que intentara entrar por la fuerza a nuestra casa… ¿Habría en este mundo un hombre más macho que él?

Al mismo tiempo, instruyó a Mamá y a Lourdes para que se resguardaran junto a todos los hermanos menores, incluyendo al Administrador de este Blog, en la “habitación de las mujeres” y que si escuchaban disparos se tiraran al suelo y / o se metieran debajo de las camas.

En eso, aparecieron en el cielo maeño dos aviones Vampiros de la Fuerza Aérea Dominicana, los cuales empezaron a bombardear la fortaleza General Benito Monción, con sus ametralladoras y cohetes. Como Papá no había cerrado ninguna de las puertas de la sala, pudimos ver cómo dichos aviones hacían las “picadas” desde Hatico o más allá, y disparaban sus armas mortales contra su objetivo, al cual perforaron una pared frontal con un cohetazo.

En medio del bombardeo, Papá gritó: “¡Caraaaajo se acabó esta vaina! ¡Al fin somos libreeees!”
El General Rodríguez Reyes tan pronto fue sometido al fuego aéreo se rindió y se unió al bando del General Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría. Los caliés, adulones y limpia-sacos del régimen, incluyendo a Sylvia la calié, que habían hecho acto de presencia en la fortaleza Benito Monción, en apoyo al mismo, tuvieron que guarecerse debajo de un camión que estaba estacionado en el frente. Después, algunos de ellos, como el señor Mario Evertz, no podían salir de abajo de dicho vehículo.

Una vez restaurada la calma, comenzaron a llegar los amigos a la “vieja casona de madera,” a congratularnos recíprocamente. Nos confundíamos en abrazos y los tragos a pico de botella, fluían en cantidades navegables.

Más tarde hubo manifestaciones en las calles, y la gente voceaba: "Los calieses se creían/ que tenían la lotería/ y el domingo en la mañana/ se sacán a Echavarría”. Asimismo, la casa de la calié Sylvia fue apedreada por las turbas enardecidas. Yo, con gusto hubiese participado en esta pedrea, pero Papá me prohibió participar en la misma. Me quedé con el pico y el brazo caliente...

6 comentarios:

  1. Carajos! al tiempo que he disfrutado inmensamente de esta pequeña historia; tambien me preocupa en sobremanera ahora no estoy seguro de quien soy. Primero: comparto la fecha de nacimiento (mes y dia) de mis hermanas mayores. Ese no es el problema porque el ser dominicanos nos da el derecho de tener un error en nuestra fecha de nacimiento y una marca en el brazo, producto de la famosa vacuna. Segundo: y por la razon primera hay una disparidad de ocho meses en nuestra "edad real" y la que aparece en nuestros documentos.
    Cual es el problema ?; que se nos ha dicho que habiamos nacido en el 1962 y segun me han relatado tambien, cuando los vampiros bombardearon la fortaleza teniamos algunos cuatro dias de nacido. Ahora si que me preocupa lo que antes crei fuera vejez prematura.
    Ja, ja. Excelente relato y mis dudas se acrecentan. Otro abrazo.

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  2. Apreciado Lector:

    Disculpe que no le llame por su nombre, pero el mismo no aparece en su comentario, el cual aprecio y agradezco sobremanera.

    Lamento que mi artículo le haya traído confusión acerca de su fecha de nacimiento, pero si usted tenía "cuatro días de nacido" cuando ocurrió el bombardeo de la fortaleza Benito Monción, usted nació en Noviembre de 1961. ¡No le quepa la menor duda!

    Gracias por leer mis artículos en el único medio que escribo: MEEC.

    Saludos cordiales,

    Fernando (Fernan) Ferreira.
    arapf@codetel.net.do

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  3. Fernan, mi hermano:

    Mi padre fue mi héroe, mi líder, mi referente y siempre lo recordaré como mi guía, pero Don Vitalo, como tú me lo has dado a conocer pasa a adornar esa galería de referencia. Su arrojo, su valentía y su heroicidad lo elevan al pináculo de mi diario pensar. ¡Loor a Don Vitalino!

    Evelio Martínez.

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  4. Evelio, Mi hermano:

    Gracias por tu comentario.

    Aunque no venimos del mismo vientre, ni llevamos los mismos apellidos, la comunidad de ideales, nuestra formación de hogar y el trajinar por esta vida, plena de alegrías, vicisitudes y momentos amargos (porque eso es la vida)se ha encargado de hermanarnos.

    Que bueno que a través de mis artículos hayas llegado a formarte una mejor imagen de "El Visionario", al punto de elevarlo a referente de tus valores.

    Gracias, mi hermano.

    Fernan Ferreira.

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  5. En que gancho te metio Vitalino Fernan, por suerte que no fue necesario utilizar la pistola.
    Recuerdo que para ese entonces tenía diez años de edad, papá trabajaba en una pulpería propiedad del señor Efrain Peralta ( fallecido), ubicada en la calle Beller, casi esquina Gregorio Luperón en el barrio el Saman, para que los chulos de ese entonces entiendan, alli funionaba anteriormente el Bar Gina.
    Mi madre me dijo: "Ve a buscar la compra para la comida" me asigna una botella para el aceite como de costumbre, invito a mi amigo Rafel Taveras y arrancamos al mandao.
    Cuando escuchamos los disparos, esto fue antes de llegar al negocio donde trabajaba papá, colocamos la reversa y llegamos a la casa con la lengua afuera, solo recuerdo que le dije a mi mamá " Me voy a meter debajo de la cama".

    Minutos después llega papá también corriendo, se coloca su uniforme de bombero, claro y su arma de reglamento que no la debaba ( un cuchillo) y despega a la marcha de un rayo.

    Al correr de los años Papá me relato la historia y me dijo que lo habían llamado de la fortaleza en su calidad de segundo jefe de los bomberos para que limpiara los desperdidos, tales como block destruidos por el famoso mortero.
    Pasada la media hora aproximadamente yo me estaba muriendo del miedo junto a los demás bomberos, que en forma desesperada limpiabamos la fortaleza, todo porque el comentario entre los militares era que si Rodriguez Reyes no se entregaba, los aviones volvian a dispararle al recinto, esto me comento mi padre.

    Saludos a mis amigos de Meec

    Angel Berto Almonte


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  6. muy buen recuento historico, muchas gracias por compartirlo, aunque ya tenia conocimiento de este, nunca con tantos detalles.

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