La convivencia consiste en compartir nuestro vivir, disfrutando en unión las alegrías y los triunfos, y también asumiendo los fracasos y las pérdidas, como un proceso esencial para el crecimiento personal.
Por Lavinia del Villar
“Nadie nace hombre. Solamente se nace varón. Un varón se convierte en hombre cuando toma responsabilidad de sus decisiones.” Edwin L. Cole
Cuando decidimos tener un hijo, inmediatamente contraemos un compromiso ineludible. Si lo tenemos sin decidirlo, de igual manera somos responsables de su llegada al mundo, y por consecuencia de su formación y desarrollo.
Consideramos como un vacío muy profundo la ausencia del padre en la crianza del niño, sea por separación, divorcio, muerte, o simplemente porque nunca estuvo. Sin embargo, hay algo más triste que la ausencia física del padre, y es la ausencia del padre, estando presente.
Un padre está ausente, cuando aún siendo un magnífico proveedor, no aporta los elementos esenciales que conllevan al desarrollo emocional del niño, como son el amor, la convivencia, la disciplina, y los valores.
El amor es entrega y sacrificio, es estar ahí, es comprender, es escuchar… siempre entendiendo que amar no quiere decir permitirlo todo.
La convivencia consiste en compartir nuestro vivir, disfrutando en unión las alegrías y los triunfos, y también asumiendo los fracasos y las pérdidas, como un proceso esencial para el crecimiento personal.
La disciplina, no es simplemente castigar, es mostrar los beneficios de tomar decisiones, y de hacer compromisos que puedan ayudar a obtener metas y alcanzar propósitos.
Los valores representan nuestra fortaleza espiritual, y se enseñan a través del ejemplo y de las palabras. Las mentiras, amenazas, frases acusatorias, ofensas verbales, lenguaje indecente y promesas incumplidas, son grandes enemigos del respeto y del vínculo afectivo. En cambio, las palabras dulces, las frases de apoyo, las afirmaciones, y las expresiones de reconocimiento, representan el refuerzo positivo que alimenta un buen comportamiento.
Si lo pensamos bien…, no es tan difícil.
No permitamos que asociaciones insanas, grupos negativos, gangas, pandillas, cultos…, nos ganen la partida, porque ellos son padres sustitutos, que triunfan donde los verdaderos padres fracasan.
Profe,
ResponderBorrarMuy buena reflexión. A los hombres que recuerden: si no asumen la responsabilidad que conlleva ser padres y timonear un hogar, definitivamente pierden autoridad y respeto.
Su alumno de siempre.
Isaías
¡Excelente! ¡Cuantos padres ausentes en los hogares modernos! Muchos sólo representan "un cheque al mes" para cubrir los gastos de los hijos(as), y luego pretenden justificarse diciendo: "yo le doy tiempo de calidad a mi hijo..."
ResponderBorrarLuego se quejan de que "los compinches" les dañaron sus hijos(as).¡Cuanta desfachatez!
Un beso,
Fernan Ferreira
arapf@codetel.net.do
Gracias Isaías y Fernan, mis alumnos de siempre.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo de Lavinia.
Querida Lavinia:
ResponderBorrarCreo que es mi deber hacer una aclaración a la nuevas generaciones: cuando fuiste mi maestra, en octavo curso, yo era más viejo que tú.
Tu inteligencia, muy desarrollada y precoz, te llevó a ocupar esa posición a muy temprana edad. Eras prácticamente una niña.
Un beso,
Fernan Ferreira
arapf@codetel.net.do
Qué lindo eres Fernan! Lo dijiste tan bonito, que por poco me lo creo. Te quiero mucho.
ResponderBorrarLavinia.