jueves, 17 de febrero de 2011
LA EVOLUCIÓN SOCIAL DEL ARENQUE, EL BACALAO Y LA CACHIRULA… O, CÓMO LOS PRECIOS LE CAMBIAN EL GUSTO AL CONSUMIDOR
Por Manito Santana
Parado en una bodega o colmado, para no perder la costumbre de llamarlo dominicanamente, vi a una señora dominicana con un arenque en sus manos, delatado esto por el olor característico del peje y me remonté a mi País, a aquellos años donde el comerlo era casi un sacrilegio, adjunto a su mutual, compañero de por vida, el bacalao, y más si era acompañado de las cachirulas.
Estos tres productos eran símbolos de ofensa al paladar.
Sería bueno ilustrar a parte de la vieja y nueva generación: al arenque se le llamaba policía y cachirula (o cachita) al guineo verde sancochado.
El arenque y el bacalao eran baratísimos y eran consumidos, no por el gusto al paladar, sino por su bajo precio.
Su consumo estaba entre la clase baja y media baja, salpicaba muchas veces la media y, por antojo, a la alta.
Vamos a ver lo que se presentaba dentro de las clases sociales:
El pobre compraba su arenque sin prejuicios sociales, pues no había para más y no tenía en qué “privar”.
El problema se presentaba con la clase media que no quería que su vecino se enterara que iba a comer arenque porque eso era señal de que no estaban muy en buena (en olla, dicen hoy), y lo mandaba a comprar disimuladamente y en horas de pocos clientes en la pulpería, diciéndole al muchacho: "dile al pulpero que te lo envuelva bien, y trata de que al regreso mi comadre la vecina no te lo vea”, creyendo que el “bajo” no lo iba a delatar.
En cuanto al bacalao, su consumo mayor era usualmente para Las Cuaresmas, ya que por tradición el consumo de carne era menor.
Aparecen las cachitas, sustitutas del plátano, no por escasez, sino por flojedad en el bolsillo. Eran muchas las quejas de los menores y también de los mayores en el hogar cuando le presentaban esa banana sin madurar con un sabor distante al acostumbrado plátano y el de clase media al llegar visita y ver que la estaba consumiendo, se adelantaba y decía: "son muy buenas para el estreñimiento; el médico me las recomendó".
Pero, cosas de la vida, al cabo del tiempo, los precios fueron variando al producirse la escasez de los productos y el arenque toma un precio no asequible a la clase baja, y con dificultad para la media, y comienza el consumo de arenque en la clase alta.
Se voltean los papeles, al arenque le quitan el mote de Policía (de recluta pasa a capitán por lo menos) y sustituyen el nombre de cachirula por guineíto, para suavizarlo más.
Ya el de clase media cuando compraba un arenque le decía al muchacho: "dile al pulpero que no te lo envuelva, que te lo dé con el cordoncito que lo guindan y ven por la calle de la comadre".
Los precios hicieron variar los olores para el consumidor que antes le molestaban.
A mí había que amarrarme para yo comer eso con ese bajo. Hoy, ¿tú sabes lo bueno que es una "arencada con guineo, manteca y huevo revoltiao?" ¡Aayy papá!
Parado en una bodega o colmado, para no perder la costumbre de llamarlo dominicanamente, vi a una señora dominicana con un arenque en sus manos, delatado esto por el olor característico del peje y me remonté a mi País, a aquellos años donde el comerlo era casi un sacrilegio, adjunto a su mutual, compañero de por vida, el bacalao, y más si era acompañado de las cachirulas.
Estos tres productos eran símbolos de ofensa al paladar.
Sería bueno ilustrar a parte de la vieja y nueva generación: al arenque se le llamaba policía y cachirula (o cachita) al guineo verde sancochado.
El arenque y el bacalao eran baratísimos y eran consumidos, no por el gusto al paladar, sino por su bajo precio.
Su consumo estaba entre la clase baja y media baja, salpicaba muchas veces la media y, por antojo, a la alta.
Vamos a ver lo que se presentaba dentro de las clases sociales:
El pobre compraba su arenque sin prejuicios sociales, pues no había para más y no tenía en qué “privar”.
El problema se presentaba con la clase media que no quería que su vecino se enterara que iba a comer arenque porque eso era señal de que no estaban muy en buena (en olla, dicen hoy), y lo mandaba a comprar disimuladamente y en horas de pocos clientes en la pulpería, diciéndole al muchacho: "dile al pulpero que te lo envuelva bien, y trata de que al regreso mi comadre la vecina no te lo vea”, creyendo que el “bajo” no lo iba a delatar.
En cuanto al bacalao, su consumo mayor era usualmente para Las Cuaresmas, ya que por tradición el consumo de carne era menor.
Aparecen las cachitas, sustitutas del plátano, no por escasez, sino por flojedad en el bolsillo. Eran muchas las quejas de los menores y también de los mayores en el hogar cuando le presentaban esa banana sin madurar con un sabor distante al acostumbrado plátano y el de clase media al llegar visita y ver que la estaba consumiendo, se adelantaba y decía: "son muy buenas para el estreñimiento; el médico me las recomendó".
Pero, cosas de la vida, al cabo del tiempo, los precios fueron variando al producirse la escasez de los productos y el arenque toma un precio no asequible a la clase baja, y con dificultad para la media, y comienza el consumo de arenque en la clase alta.
Se voltean los papeles, al arenque le quitan el mote de Policía (de recluta pasa a capitán por lo menos) y sustituyen el nombre de cachirula por guineíto, para suavizarlo más.
Ya el de clase media cuando compraba un arenque le decía al muchacho: "dile al pulpero que no te lo envuelva, que te lo dé con el cordoncito que lo guindan y ven por la calle de la comadre".
Los precios hicieron variar los olores para el consumidor que antes le molestaban.
A mí había que amarrarme para yo comer eso con ese bajo. Hoy, ¿tú sabes lo bueno que es una "arencada con guineo, manteca y huevo revoltiao?" ¡Aayy papá!
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Fantástico, Cabezón. Muy bien logrado. Bien cómico. Me reí como cosa loca.
ResponderBorrarEn cuanto al arenque y el bacalao, no sé cual era mas malo, si el sabor del Emulsión de Scott, el arenque, el bacalao, unas habichuelitas negras que le decían Caupí o el trigo, hecho como arroz... arrrgg!
Pero, ahora encuentro el bacalao y el arenque son un plato delicioso revueltos con huevos...
Felicitaciones, Cabezón.
Isaías
Había una viejita que iba diario todas las mañanas al mercado, no a comprar, sino, a chequear lo que compraban la gente de clase alta, para luego murmurar con las amigas. Antes tu tenia que pedir un arenque en un colmado en voz baja, no se por que, porque todo en mundo lo asaba y el vecindadio entero se enteraba, por el intenso olor. Ahí están asando un policía, si, asi era que le decian al arenque. Pues hoy una libra de arenque te cuesta lo mismo que una libra de res. Y el bacalao esta mas caro que la libra de gallina criolla o la carne de chivo o de cualquier otro pescado. Debían prohibir la importación de ambos, por la vergüenza y la difamación que mucha familia pasaron, aunque fue un gran soporte para los bolsillos pobres. Manito a la Cachirula la bautizaron de nuevo y le cambiaron el nombre. Ahora se desmontan señoras en Yippetas frente a los pollos al carbón y dicen que los quieren con GUINEITOS.
ResponderBorrarAbrazos
Ley S.
Muy bueno, Cabezón. Gocé un mundo leyendo este bien hilvanado artículo, recordando aquellos tiempos... Sólo para ampliar lo concerniente a los precios, cuando el Viejo aun vendía provisiones, el bacalao se vendía a 32 centavos la libra, de lo que hoy se conoce como "filete". El bacalao corriente era mucho más barato. Los arenques, se vendían a 3 centavos/unidad los normales y a 5/arenque, los que tenían "hueva". Hoy día, estos son platos "gourmet", aunque jieden igual al cocinarse.
ResponderBorrarPor otra parte, ¿se acuerda de aquella décima de decía "cachita por la mañana, cachita al mediodía, y si Dios no mete su mano, cachita tres veces al día?
Un abrazo,
Fernan Ferreira.
Manito,
ResponderBorrarNi cuanta risa! Gracias por este escrito. Creo que igual le pasó a los espaguetis que de ser comida de pobres ahora se come de vez en cuando por el precio.
Janio Perez