COMENTARIOS NOTABLES DE LA SEMANA

Estos comentarios, o se referían a temas publicados hace mucho, o fueron dirigidos directamente al administrador:

I
De Fernando Rodríguez Céspedes
TANIA: EL VERDADERO ROSTRO DE LA DROGA

Hija de una respetable y apreciada familia maeña, desde muy joven cayó en las garras del vicio. Después de destruir su nariz y perforarse el paladar con la continua aspiración de cocaína, decidió, con el apoyo de su familia, acudir a Hogares Crea para recuperar su vida.

A fuerza de voluntad, y dos años de internamiento, logró con éxito superar su dependencia de los narcóticos y hasta la construcción, con cartílagos y piel propios, de una nariz que tras dos cirugías, le permitió recobrar la belleza de su alegre rostro moreno.

Su historia, sus vivencias y exhortaciones a la juventud constituyen un interesante material para compartir y por ello, a petición del público, CDN, canal 37, repetirá el lunes 21 a las 9:00 de la noche un excelente reportaje sobre el tema en el programa “Mil historias con Judith Leclerc.”

II
A PROPÓSITO DE ÁNGEL FERNÁNDEZ: UN GRAN MÚSICO Y UN GRAN SER HUMANO, Por Juan Colón (Haga clic en el título para ver el artículo)

Juan Colón, cuando salía de Santiago hacia Nueva York a los nueve años, aunque todavía no había comenzado a estudiar la música, ya era muy fanático de ella y conocía algunas cosas de los artistas de nuestro país. Sabía que usted era – como lo sigue siendo – un músico sobresaliente que formaba parte de la orquesta Dominicana de más prestigio de esa época, la de Rafael Solano. Desde ese entonces lo he considerado como uno de los pioneros de nuestra música, uno de los que nos ha representado con gran calidad musical, además de gran profesionalismo y comportamiento, donde quiera que haya pisado.

Recuerdo que cuando empecé a participar en el ambiente musical de Nueva York, había muy pocos músicos Dominicanos los cuales podía usar como ejemplos para mí. Esa época era muy diferente a la de ahora, donde los Dominicanos tenemos una presencia casi dominante en Nueva York. En ese entonces éramos una gran minoría dentro de otra minoría – los hispanos. Y en muchos casos, los dominicanos fuimos víctimas de la discriminación. Yo, siendo un músico joven que tenía como meta el poder representarnos de una manera digna y, de esa manera, desmentir lo que pensaban de nosotros, necesitaba modelos. Usted fue uno de esos ejemplos para mí en todo sentido. Puedo seguir escribiendo de sus logros – como líder de su propio proyecto, como arreglista, como flautista de la Sinfónica de Sto. Dgo., como saxofonista de un sin número de grabaciones de alta calidad, o como miembro del grupo de Juan Luis Guerra, etc. Pero esto tendría que ser un artículo entero. Simplemente termino por ahora con palabras de agradecimiento:
Mi querido hermano Juan, mil gracias.
Ángel Fernández
Hoy viajando para una presentación en Buenos Aires, Argentina.

III
COMENTARIO DE GUARIONEX FLORES LIRANZO HIJO DEL Dr. GUARIONEX FLORES

Apreciado Isaías:
Soy el mayor de los cuatro hijos y tengo el mismo nombre de mi padre, el Dr. Guarionex Flores Ortiz. Estudié hasta el quinto de primaria de la escuela elemental hoy Juan Isidro Pérez (1961) y cuando mataron al Jefe huimos hacia la capital porque la vida de mi padre corría peligro en el pueblo, a pesar de que el Coronel (?) Atilano Luna le había dicho que le redactaría una especie de salvoconducto. Yo tenía nueve años de edad. Recuerdo entre mis compañeritos a Bonilla, Almonte (creo que el primero era un experto en canciones del Indio Araucano en la clase de arte de los viernes), también la hija menor del señor Ferreira (¿Vilerca?).

Creo que hemos coincidido en algunas actividades de ASOMAU.

Me agradaría tener comunicación con mis contemporáneos.

Te felicito por el portal que diriges. Es una obra monumental de amor por el terruño que llevamos en el corazón. Justo recién he grabado, de uno de los artículos publicados, la foto de Don Panchito Madera (en una de sus casas vivimos la mayor parte de diez años, en la Agustín Cabral, al lado de Don Otoniel), con el propósito de mostrársela a mi madre, quien días antes me había narrado pormenores de su asesinato.
Un abrazo,
Guarionex