sábado, 12 de marzo de 2011

LA SERENATA - DECLARACIÓN AMOROSA CON UN TRAGO Y SUS EFECTOS

Por Manito Santana

“Coño, qué vaina; Fulana y yo somos amigos hace mucho, y ella me gusta, y también me he dado cuenta que no le caigo mal, pero... no me atrevo a decírselo, tengo miedo que me diga que no… me daría mucha vergüenza; además la perdería como amiga… cada vez que salimos de la escuela ella me espera con una amiga y nos vamos relajando. El otro día me llamó por teléfono y me tiró una puya para ir al cumpleaños de su prima".

Ese es mi diálogo con mi amigo Isaías Ferreira en aquellos años mozos mientras aquel "Pote" bajaba su nivel de alcohol al ingerirlo, buscando soltar los temores para sincerarnos y deleitarnos con el ambiente que nos brindaba aquel famoso Samoa Bar ese sábado por la noche.

Isaías me responde "sí, es verdad, tú por pendejo te la vas a dejar quitar, y buena que tá… Mengano la está picando, pero a ella no le gusta (ahí se comienza a sufrir callado cuando te entera que otro anda detrás de ella)”. Luego de dos potes y un tercero por los hombros (términos del bebedor), Isaías, experto en la materia, me dice en forma de pregunta, ¿y por qué no le damos una serenata esta noche?, déjame buscar a Nano y a Pelli, y nos vamos. El miedo se perdió con los tragos y nos fuimos a declararme a la Fulana.

¿Resultados de la Serenata? Cayó la Fulana, ahí comenzaron los amores.

Las serenatas, bella expresión amorosa, donde la joven se siente ser la mujer más importante del barrio ya que en aquellos tiempos del Teatro Jaragua o el Cine Jardín, con sus películas mejicanas, para la mujer amada la serenata era el vehículo que confirmaba el verdadero amor de ese pretendiente. El Cine tuvo mucha influencia, con la diferencia de que en este, la pretendida siempre dormía en un segundo piso con balcón y salía a escuchar al pretendiente cantando; aquí, ella ve por las persianas, pero es el mismo amor.

Nuestras serenatas se ejecutaban con guitarras, algunas veces acompañadas de maracas, bandoneón, tocadiscos, piano o violín; y a gargantazos limpios, sin instrumentos (Rolando, Cuchara conoce de eso. Rolando e Isaías dieron una serenata una vez y a Rolando le cogió con cantar en inglés “Strangers in the Night” y la muchacha dijo al otro día, ¿“y quien le va a ser caso a unos locos que ni se le entiende lo que dicen?”).

A propósito, incluyo el piano, porque hubo un gran enamorado que lo hizo. Por respeto, me reservo su nombre.

Generalmente, las serenatas no se planificaban, surgían luego de algunos tragos escuchando algunos boleros que traían recuerdos en las velloneras. Su punto de partida era en el Samoa Bar, o El Colonial, y al salir nos íbamos al parque, por donde rondaban siempre algunos guitarristas, entre ellos el famoso "Blanco Lala", sastre de profesión. Muchas veces nos vimos en la obligación de ir a despertar a mi amigazo Sergio el Feo, quien nunca dice que no. Luego de coordinar las canciones, partía Romeo tras su Julieta.

No sé por qué, pero próximo a la ventana, luego de por medio de señales ordenar silencio, venía ese tropezón con una cántara, rompiendo el silencio, provocando el ladrido del perro en el patio de la muchacha. A pesar del tropezón, iniciábamos la serenata y muchas veces nos dábamos cuenta que nos escuchaban al oír un ligero murmullo de la joven con su hermanita menor, que siempre dormían en el mismo cuarto. A veces, en medio de la bella serenata, aparecía el sonido metálico de la necesaria "Bacinilla" en la casa del vecino al tropezar en la oscuridad por estar de "brechero".

Luego de concluir las 3 canciones usuales, se continuaba con el Poema del poeta José Ángel Buesa "y jamás lo sabrás", o algún otro del mismo calibre y sentimiento, y la dedicatoria que resultaba un poco difícil y se acudía a un comodín como era la frase "tu fiel admirador" para dejar en suspenso a los padres, quienes al otro día iniciaban el proceso de investigación con la pregunta ¿y quién era ese?, siendo respondida esta pregunta tímidamente con un "yo no sé" y así se evitaba la lectura del sermón, donde le pronosticaban el fracaso, aunque fuera un santo el enamorado.

Esa noche, se acabó el dormir para la joven ya que esa serenata confirmaba lo que ella esperaba, una declaración de amor, mientras que el enamorado continuaba con sus tragos y terminaba en la parada, buscando alguna fritura para recobrar una cena olvidada y amortiguar un poco la resaca del día siguiente.

Cosas de Serenatas

No todas las veces, en esas "Noches Bohemias", las serenatas eran del agrado de la joven como se esperaba, ya que aparecían enamorados medio lunáticos que a sabiendas de un rechazo previo se aparecían a despertar el vecindario. Recuerdo un amigo de nombre German Moya, quien vivía en la calle Trinitaria esquina 27 de Febrero (esquina frente al Parque) quien se aparecía con sus constantes serenatas a la calle Emilio Arté (próximo al Teatro Jaragua), siendo siempre rechazado. Los amigos del joven le decían, "Pero German, esa muchacha tiene amores, está comprometida para casarse" y él le contestaba "anjaa, yo no lo sabía " (viéndola a diario a ella con su novio), este cantaba, creyendo que cantaba, sin acompañamiento.
Ayyy, ¡qué desencanto!, cuando luego de Ud. dar esa serenata, llena de amor y su poema romántico, hace su dedicatoria y desde adentro recibe esta frase muy amable de la madre, "gracias, pero ella está para Santiago" surge ese silencio global en retirada por unos 5 minutos y se rompe con la risa del amigo acompañante quien te invita a otro trago y la cuerda no para la noche entera. O como le pasó a un amigo de Isaías, quien dio una serenata a una muchacha de Moca que estaba de visita en Mao, y al ir al Samoa, después de la serenata, a la primera que vio bailando fue a ella. Pasaban muchas cosas buenas como esa.

En medio de serenatas se han desarrollado anécdotas por montón. A veces, uno de los participantes amigo del enamorado aprovechaba el cacarear de alguna gallina o el cantar de algún gallo, y buscaba la manera de convertir en víctima a una de esas dos aves (tal como sucedió), introduciendo el ave en un estuche de Bandoneón o algo similar, para luego resolver el problema de la hambruna que provocan esos tragos madrugadores.
Hubo una ocasión, en que la víctima fue un gallo de pelea, listo para "echarlo" ese domingo; pleito este, que por razones obvias, no llegó a materializarse. A partir de ese día, pude confirmar la fama que tienen los "gallos ripiaos'' de que son buenos, y más si los sazonan con un par de tragos.

También surgen decepciones que molestan, como la de aquella muchacha que sorprendida al escuchar la melodiosa voz de un cantor, próximo a su ventana, su mente se transporta hacía su enamorado y siente el latir de su corazón al abrazarlo y el roce de sus tiernos labios por su frente, pero al indagar por la brechita que siempre las persianas permiten, nota que no es su fiel amado, sino un “insistente”, previamente rechazado y ahí la frase del desahogo "Ese fatal coño, y no se muere". Estas son las situaciones que llegaron a provocar el lanzamiento de orina obligando al enamorado y su séquito (siempre era un grupo) a tener que dejar a medio talle la declaración amorosa, rechazada belicosamente con el arma más apropiada para causar la vergüenza más decepcionante que pretendiente alguno pueda recibir.

¡Cuántos bellos recuerdos entran a mi mente al recordar esa época donde se oía escuchaba con deleite a un Bolívar Ventura, con la canción "Página blanca"; un Bienvenido Hilario con su vals "Los rosales" y "Mi Magdalena”’; a Siboney Felipe con su Tango "Yira" y su vals "Primavera"; a don Carlos Juan Rodríguez y su Bandoneón; Pedro Santana con su voz de tenor, a Danilo Diloné! Un Rolando Espinal que luego de tres Bermúdez "Palo Viejo" le brotaba el valor (pese a ser rechazado) de ir a cantarle a la que con él hoy forma un precioso hogar de más de 30 años. Isaías, cuando iba de vacaciones a Mao, junto a Nanito y Pelli (dos de los guitarristas más completos que ha dado Mao) con sus favoritas “Tuyo es mi corazón”, “París ante ti”, “Soy” y “Ternezas”, daba serenata todos los fines de semana.

Esas canciones como "Unión eterna", "Enamorado de ti", "Pregúntaselo a Dios", por su contenido romántico, eran usadas como declaración amorosa.

Estos cantores maeños algunas veces no aparecían y se apelaba al pequeño tocadiscos portátil y los L.P., aparato este que algunas veces nos fallaba, ya que la canción, por desperfectos se pegaba, en el momento más emotivo y otras veces resbalaba, causando murmullos con ligeras risitas dentro del hogar.

Cómo olvidar los LP de Gilberto Monroig, Roberto Yanés, Lucho Gatica, Muñiz, Valadés, Lope Balaguer, Fernando Álvarez, José Luis Moneró, El trío Los Panchos, Dúo Irrizarri de Córdoba, Paquitín Soto (con su Novia mía, Novia mía), Chucho Avellanet, Julio Jaramillo, con su de" Cigarro en Cigarro" y otros, que todavía hoy después de tantos años mantienen vigencia, no por Payola, sino por calidad.

En resumen, la serenata, acción tan bella del hombre enamorado, donde salía a relucir su sinceridad, lo que significaba un reto a los padres que no creían en el amor de esa juventud, donde con tres o cuatro canciones más un poema de amor mal recitado, envueltos en tragos, se expresaba el sentir de un corazón; y esa muchacha se sentía la actriz, obligada a pensar en esas promesas de amor que no la dejarían dormir por el resto de esa noche.

O tú, mujer de 6 décadas o tres veintenas (para no decir tu edad), ¿acaso no viviste ese romántico momento de aquellos tiempos?

Y usted varón, quítese los lentes, y coloque su puño derecho bajo su barbilla (como El Pensador) y dígame, ¿cuáles canciones les recuerdan sus conquistas?

A mí, Unión Eterna, Primitivo Santos y su Combo.

Miren si el poder de la serenata era grande

¿Saben a quién acompañó Marco Antonio Muñiz a dar una serenata en Mao?

A Rolando Espinal, nuestro querido Cuchara. Sí señor, esto fue real; lo explico.

Cuchara era locutor en Radio Mao y tenía un programa de Muñiz. El cantante mejicano para la época tenía un contrato con La Tabacalera y Bermúdez de presentarse todos los años en Mao, lo que permitió surgir una amistad entre locutor y artista.

Cuchara, locamente enamorado pero rechazado en esos tiempos tanto por la que es hoy su esposa, pero más por la suegra, se apoyó en el representante de Bermúdez Jimmy Polanco y aprovecharon unos tragos extras ingeridos por el cantante y lo convencieron, partiendo con guitarra en mano hacia la calle Santa Ana esq. 27 de Febrero, y allí el Cantor comenzó su serenata con la canción " Suerte, buena suerte… yo tal vez no hice bastante con quererte".

Al otro día andaba Rolando agarrado de mano con su novia y consentido en la casa. Eso se llama "el poder de la serenata" y más con Marco Antonio Muñiz (así cae cualquiera).

Relacionado: La serenata abortada.

6 comentarios:

  1. muy interesante el articulo del Sr Manito, le cuento que en mis dias las serenatas se utilizaban , pero con algunas variaciones pues empleabamos con frecuencia el equipo de sonido de algun vehiculo, las anecdotas...las mismas. Recuerdo que una noche de tragos por las calles de nuestro querido Mao a un amigo se le ocurrio darle una serenata a la damicela que le tenia el ojo puesto, al estar todos en frente de su casa y arrancar el radio, al poco tiempo sale el Padre de la dama y lo menos que nos dice es del mal que moriremos. A uno de los presentes le dimos alcance tres cuadras abajo con un zapato menos, que tiempos. Que viva la serenata, el buen trago, los amigos de siempre y que viva el amor.

    Cesar Nunez.

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  2. Cabezón:

    ¡Excelente! Muy bien logrado, y otra vez, haciendo galas de tu memoria privilegiada. Citaste artistas y canciones "bien atrás, bien atrás", como se dice en el argot beisbolero.

    Lamentablemente, la serenata ha desaparecido. ¡Lo que se está perdiendo la juventud de hoy!

    Cuando yo daba serenatas, si era con Don Carlos Juan (mi cuñado)no faltaba "Bésame Mucho" y si era con Siboney, que voz más bella tenía mi barbero oficial, "Yo No Sé Qué Me Han Hecho Tus Ojos". ¡Que tiempos aquellos!

    Un abrazo,

    Fernan Ferreira.

    PD: El Administrador de MEEC, mi querido hermano, era muy solicitado como cantante de serenatas (una o dos generaciones después de la mía).

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  3. Cuantas guitarras fallecieron en el trajín de las serenatas, cuando en avanzadas horas de una madrugada, caía un tremendo e inesperado aguacero. No había donde refugiarse. Otra cosa Mella que no faltaba en una serenata: Un borrachito que no era del clan, seguía los pasos, sin uno darse cuenta, y se aparecía en plena serenata, en medio de una canción y cuando ésta terminaba, vociaba: Bien, que bien muy bonita. Ley S.

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  4. Manito: Si me permites agregar algo, Yo recuerdo una canción clásica que no se podía quedar en ninguna serenata que se respetará. Eso era para ir preparando el ambiente y tocar el corazón de la enamorada. Recuerdo claramente la figura de Bienvenido Hilario, guitarra en mano y su portentosa voz..."Despierta dulce amor de mi vida/Despierta si te encuentras dormida/Escucha mi voz/Vibrar bajo tu ventana/Que en esta canción te vengo a entregar el alma/Perdona que interrumpa tu sueño/Pero no pude más/Y esta noche te vengo a decir/Te quiero...". La muchachacha que no se sensibilizaba con eso había que dejarsela al demonio. Aprovecho para enviar mis respetos al Profesor Hilario y alegrandome por su salud.

    Si Cuchara conquistó a Niris valiendose de el As Marco Antonio Muñíz, yo no tuve la misma suerte con una muchacha de Esperanza que estudiaba en Mao en una casa al lado de Patricio Bonilla. Recuerdo que se llamaba Luchy. Le llevé al mismísimo Juan Colón (Que no es paja 'e coco!/ Maestro Juan no sé si ud. recuerda eso). La encantadora niña me dijo al otro día..." Yo voy a tener amores con Carrasquillo, el jefe de la ODC". Imaginese ud., ese era Puertorriqueño, mayor de edad, tenía una camioneta nuevecita, ganaba muchísimo cuarto y yo andaba a pié y con lo bolsillo pelao.

    Otra historia de serenatas: Al enamorao se le importa tó, desde Mao me lleve al primo Nano Espinal y a Pelli hasta Santiago a dar una serenata a Noris la que hoy es abuela de mis nietos (36 años lleva ella soportando este tormento). Bastó la canción "Guitarra suena más bajo" de Nicola di Bari y el "Poema 20" de Neruda recitado por este portento para que la muchacha se derritiera por el pequeño. Tenían su poder las serenatas!

    César Brea

    César Brea@hotmail.com

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  5. Ay Isa que bueno es entrar a tu blog y escabar en mis memorias tantas cosas que ya estaban olvidadas, que tiempos tan dulces, tan nobles y sinceros aquellos

    Gracias bb por el blog y gracias Cesar por tu reseña del ayer

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  6. Felicidades amigo no tengo palabras para expresar lo que siento con esos recuerdo de la ya perdidas Serenatas ojala y los jovenes pusieran en practicas. Me encanto .un abrazo
    Yudy

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