domingo, 6 de marzo de 2011
EL JUEGO DE PELOTA QUE SE GANÓ CON UNA NARANJA
LEYSIMELOCUENTA
Por Ley Simé
Éramos integrantes del equipo de beisbol interbarrios que dirigía Berto Batista y nos estábamos preparando para iniciarnos en el beisbol amateur superior de Mao. Hacíamos intercambios con equipos amateurs de varias localidades. Esta vez fuimos a Salcedo un domingo a celebrar dos juegos amistosos con el equipo amateur de aquella provincia, que también se preparaba para su torneo amateur de esa región.
Llegamos temprano ese domingo a un estadio de tierra negra revestido de una verde grama y algunas grietas en el terreno. Este parque no tenía verja, sino que todo el entorno del outfield estaba bordeado de árboles de naranjas muy bien alineadas.
En el juego matinal salimos airosos bajo la presión de una desenfrenada fanaticada que pujaba frustrada por salir ganadores en ese encuentro; pero pudo más la calidad de nuestro equipo en el terreno, que su interés y entusiasmo, y nuestros pupilos salieron vencedores. Las endemoniadas curvas de Norberto Taveras (Cortijo) los mantuvieron maniatados, parando en seco sus aspiraciones para una victoria de 4x2.
AQUÍ VIENE LO BUENO
Luego que nos fuéramos a comer, para estar listos para el segundo encuentro que se iniciaría a las 2:30 de la tarde, al llegar al estadio, nos llevamos una gran sorpresa. Ya el estadio estaba abarrotado de público, buscando venganza en ese segundo encuentro.
Se inicia el juego. Nuestro pícher lo sería Virgilio Barrientos que tenía como contrincante a un zurdo hermano de Danilo y Rolando Rivas, muy bueno por cierto. Luego lo vimos en el beisbol profesional y supimos que su nombre era Martín. El juego a la altura del quinto episodio todavía estaba 0 x 0. Cuando iniciamos el sexto episodio, aprovechamos un descontrol del zurdo Rivas y le hicimos dos carreras. Ya los árbitros estaban incómodos con los fanáticos cuando arribamos al octavo inning 2 x 0.
Bateamos el primero del noveno y nos fuimos en blanco. Las constantes paralizaciones del juego, por algunas malas conductas de fanáticos, causó que cuando ellos, el equipo local, viniera a agotar su último inning, fuera casi de noche. Realizamos el primer out sin problemas. El segundo bateador se ponchó cantado. Al árbitro lo querían crucificar. El manager lo empujó con su pecho… y se iba poniendo más oscuro. Se calmó la cosa y proseguimos. El siguiente bateador le conecta un doble a Virgilio. Traen un bateador de emergente. Virgilio ataca con su recta de más de noventa millas, la cual por la oscuridad que se estaba ocasionando, casi no se veía. Con cuenta de dos bolas un strike este bateador le conecta un batazo que cayó encima de una de las matas de naranjas que había por el outfield, la bola derribó varias naranjas y Elías Minaya (QEPD), quien era el jardinero izquierdo coge una naranja, dado que la bola y la naranja tenían el mismo color, negra, la lanza al short stop, que era Humberto Santana (EL Patú) y este a su vez a Epy Simé que era el cátcher, para evitar que el tipo que bateó, que era la carrera del empate anotara; Epy apara la naranja y espera al corredor, poniéndolo out y así nos llevamos el triunfo 2 x 1.
Epy, una vez terminado el juego, sale con su naranja en el mascotín rumbo al camión de volteo que nos traería de regreso a Mao. Berto, el árbitro y el manager de Salcedo se quedaron discutiendo, rodeados de todos los fanáticos. Le llamamos varias veces, pero a Berto le encantaba discutir, no sabíamos qué, hasta que nos enteramos que Epy, Humberto y Elías, estaban celebrando el out que hicieron con la naranja. Epy botó la naranja "aperruchada" cerca del volteo y un fanático de Salcedo la había tomado y llevado al árbitro. Pero ya era oscuro. Berto, ignorante de lo que sucedió con el ultimo out, discutía como un león, calificando a los de Salcedo, quienes enseñaban la desbaratada naranja, como tramposos.
Cuando Berto y todos estábamos ya montados en el volteo para emprender el regreso, vimos un gran número de fanáticos debajo de la mata de naranja buscando la pelota.
Después de obtener esas dos victorias, hicimos que Berto se montara atrás en el volteo, junto con nosotros, contrario al viaje de ida a Salcedo, que habí ido al lado del chofer. En ruta hacia Mao, veníamos comentando los partidos. Berto, orgulloso de su equipo, decía: "La verdad QUE CON ESTE TRABUCO DE EQUIPO QUE TENEMOS, van a tener que comernos la arepa en el regional de Mao". Ustedes vieron que era con "JURELES" que estábamos jugando, continuó nuestro manager. "Pero Berto, ¿qué tú hacías discutiendo en el terreno, si todos te llamábamos para que regresara al volteo?". Berto decía: "Y si todos esos tramposos decían que el ultimo out, no fue con la pelota, disque fue con una naranja". Sí, Berto, fue con una naranja, le dijo Humberto (El Patú). Sí, la naranja se exprimió en mi mascota, le dijo Epy, el cátcher. ¡Coño! Los tramposos son ustedes, y yo discutiendo como un oso, regoso a que me mataran. Y el pobre ampaya diciendo que no vio "na”. La risita de Berto nunca se quitó de sus labios durante el trayecto de regreso a Mao.
Es verdad, todos los juegos tienen sus trampas, se lo digo yo, que soy serio… y jugaba.
Por Ley Simé
Éramos integrantes del equipo de beisbol interbarrios que dirigía Berto Batista y nos estábamos preparando para iniciarnos en el beisbol amateur superior de Mao. Hacíamos intercambios con equipos amateurs de varias localidades. Esta vez fuimos a Salcedo un domingo a celebrar dos juegos amistosos con el equipo amateur de aquella provincia, que también se preparaba para su torneo amateur de esa región.
Llegamos temprano ese domingo a un estadio de tierra negra revestido de una verde grama y algunas grietas en el terreno. Este parque no tenía verja, sino que todo el entorno del outfield estaba bordeado de árboles de naranjas muy bien alineadas.
En el juego matinal salimos airosos bajo la presión de una desenfrenada fanaticada que pujaba frustrada por salir ganadores en ese encuentro; pero pudo más la calidad de nuestro equipo en el terreno, que su interés y entusiasmo, y nuestros pupilos salieron vencedores. Las endemoniadas curvas de Norberto Taveras (Cortijo) los mantuvieron maniatados, parando en seco sus aspiraciones para una victoria de 4x2.
AQUÍ VIENE LO BUENO
Luego que nos fuéramos a comer, para estar listos para el segundo encuentro que se iniciaría a las 2:30 de la tarde, al llegar al estadio, nos llevamos una gran sorpresa. Ya el estadio estaba abarrotado de público, buscando venganza en ese segundo encuentro.
Se inicia el juego. Nuestro pícher lo sería Virgilio Barrientos que tenía como contrincante a un zurdo hermano de Danilo y Rolando Rivas, muy bueno por cierto. Luego lo vimos en el beisbol profesional y supimos que su nombre era Martín. El juego a la altura del quinto episodio todavía estaba 0 x 0. Cuando iniciamos el sexto episodio, aprovechamos un descontrol del zurdo Rivas y le hicimos dos carreras. Ya los árbitros estaban incómodos con los fanáticos cuando arribamos al octavo inning 2 x 0.
Bateamos el primero del noveno y nos fuimos en blanco. Las constantes paralizaciones del juego, por algunas malas conductas de fanáticos, causó que cuando ellos, el equipo local, viniera a agotar su último inning, fuera casi de noche. Realizamos el primer out sin problemas. El segundo bateador se ponchó cantado. Al árbitro lo querían crucificar. El manager lo empujó con su pecho… y se iba poniendo más oscuro. Se calmó la cosa y proseguimos. El siguiente bateador le conecta un doble a Virgilio. Traen un bateador de emergente. Virgilio ataca con su recta de más de noventa millas, la cual por la oscuridad que se estaba ocasionando, casi no se veía. Con cuenta de dos bolas un strike este bateador le conecta un batazo que cayó encima de una de las matas de naranjas que había por el outfield, la bola derribó varias naranjas y Elías Minaya (QEPD), quien era el jardinero izquierdo coge una naranja, dado que la bola y la naranja tenían el mismo color, negra, la lanza al short stop, que era Humberto Santana (EL Patú) y este a su vez a Epy Simé que era el cátcher, para evitar que el tipo que bateó, que era la carrera del empate anotara; Epy apara la naranja y espera al corredor, poniéndolo out y así nos llevamos el triunfo 2 x 1.
Epy, una vez terminado el juego, sale con su naranja en el mascotín rumbo al camión de volteo que nos traería de regreso a Mao. Berto, el árbitro y el manager de Salcedo se quedaron discutiendo, rodeados de todos los fanáticos. Le llamamos varias veces, pero a Berto le encantaba discutir, no sabíamos qué, hasta que nos enteramos que Epy, Humberto y Elías, estaban celebrando el out que hicieron con la naranja. Epy botó la naranja "aperruchada" cerca del volteo y un fanático de Salcedo la había tomado y llevado al árbitro. Pero ya era oscuro. Berto, ignorante de lo que sucedió con el ultimo out, discutía como un león, calificando a los de Salcedo, quienes enseñaban la desbaratada naranja, como tramposos.
Cuando Berto y todos estábamos ya montados en el volteo para emprender el regreso, vimos un gran número de fanáticos debajo de la mata de naranja buscando la pelota.
Después de obtener esas dos victorias, hicimos que Berto se montara atrás en el volteo, junto con nosotros, contrario al viaje de ida a Salcedo, que habí ido al lado del chofer. En ruta hacia Mao, veníamos comentando los partidos. Berto, orgulloso de su equipo, decía: "La verdad QUE CON ESTE TRABUCO DE EQUIPO QUE TENEMOS, van a tener que comernos la arepa en el regional de Mao". Ustedes vieron que era con "JURELES" que estábamos jugando, continuó nuestro manager. "Pero Berto, ¿qué tú hacías discutiendo en el terreno, si todos te llamábamos para que regresara al volteo?". Berto decía: "Y si todos esos tramposos decían que el ultimo out, no fue con la pelota, disque fue con una naranja". Sí, Berto, fue con una naranja, le dijo Humberto (El Patú). Sí, la naranja se exprimió en mi mascota, le dijo Epy, el cátcher. ¡Coño! Los tramposos son ustedes, y yo discutiendo como un oso, regoso a que me mataran. Y el pobre ampaya diciendo que no vio "na”. La risita de Berto nunca se quitó de sus labios durante el trayecto de regreso a Mao.
Es verdad, todos los juegos tienen sus trampas, se lo digo yo, que soy serio… y jugaba.
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