Los gringos que ya habían invadido nuestra Patria trataron de entrar a San Antón y fueron repelidos a sangre y fuego, quedando un jeep Willis perteneciente a los gringos en medio de la zona de combate, con dos efectivos mal heridos o muertos y la cuatro gomas desinfladas. En una operación de comando, El Artillero es encomendado a recuperar el vehículo y las supuestas armas de los enemigos que se mantenían inertes, acción que realizó, trayendo el jeep hasta la zona constitucionalista.
Por Evelio Martínez
En la foto El Artillero
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Se dirige después de terminar el combate del Puente Duarte al Parque Independencia, donde un reducto de policías se habían parapetado en la compañía de teléfonos, en la Calle 30 de Marzo. El Comandante Héctor Lachapelle le ordena intimidar con el tanque de guerra a aquellos efectivos que se negaban a entregarse. Procede apuntando el cañón hacia donde se encontraban aquellos reaccionarios, los cuales se rindieron inmediatamente.
El Palacio Nacional quedó en manos de fuerzas enemigas y era necesario recobrar este lugar estratégico para los Constitucionalistas, El Artillero por orden superior se dirige a las zonas aledañas al Palacio para atacar con la artillería del tanque dicho lugar. Pero sólo logró hacer un disparo, pues el tanque fue impactado por un disparo de bazooka que le abrió un hoyo cerca de las esteras. Sale del tanque por dicho hoyo, salvando milagrosamente la vida bajo el intenso fuego del enemigo.
Luego de aminorado el fuego, raneando llegó de nuevo al tanque, lo recupera y lo estaciona en el Parque Braulio Álvarez de la calle Teniente Amado García Guerrero, y entonces se dice a sí mismo, “Esto no es arma para una lucha armada en una guerra urbana” y comienza una nueva lucha de nuestro Artillero.
El Artillero ahora se integra al Comando de San Antón, junto a leyendas de la Revolución de Abril, como Eliseo Andújar, Barahona o Lilito, Fico Orsini y otros, pero esta vez haciendo servicios. La acción de la guerra produce enfrentamientos y el primero de ellos pone al Artillero en el foco donde se va a producir el primer combate. Los gringos que ya habían invadido nuestra Patria trataron de entrar a San Antón y fueron repelidos a sangre y fuego, quedando un jeep Willis perteneciente a los gringos en medio de la zona de combate, con dos efectivos mal heridos o muertos y la cuatro gomas desinfladas. En una operación de comando, El Artillero es encomendado a recuperar el vehículo y las supuestas armas de los enemigos que se mantenían inertes, acción que realizó, trayendo el jeep hasta la zona constitucionalista.
En esta operación el botín fue el jeep Willis casi nuevo y dos fusiles AR – 15 modernos. Uno de ellos perteneció a El Artillero hasta la llegada al país de esa gloria de la Patria, el coronel Rafael Fernández Domínguez, a quien su primo, que también era primo de El Artillero le guardó dicha arma, pues cuando el Coronel Juan María Lora Fernández le vio aquel fusil a El Artillero, le dijo: “Primo yo necesito ese fusil para guardárselo a Rafelito, démelo y pídame el arma que usted quiera”. El Artillero que se dice ser urbano, le contestó: “Adiós primo, si es para mi primo Rafelito con mucho gusto, déme una Thompson”. Así se hizo el cambio y con este AR - 15, empuñándolo para defender nuestra soberanía y junto a otro maeño, a quien yo llamaba “El Chaval” porque era casi mi hermano, el inmenso Euclides Morillo, murió Rafael Fernández Domínguez en el asalto al Palacio Nacional.
Con sus veinte cargadores en una mochilla y su Thompson empuñada El Artillero continuó escribiendo páginas gloriosas en los combates del 15 y 16 de Junio, en San Antón, contra los gringos y en las patrullas nocturnas de las que fue miembro prominente.
Al recibimiento del Presidente Constitucional, el Profesor Juan Bosch, El Artillero fue escogido como miembro de la escolta presidencial, y éste le toma un cariño que llegó a decirle que le gustaría que él se llamara Patricio como su hijo.
Sacha Volman, quien para los perredeístas y en especial para nosotros los constitucionalistas era como un padre por sus esfuerzos denodados por nuestra integridad y por sus servicios ante la Embajada Gringa para obtener las visas o salidas para evitar los atentados o muertes seguras, también le tomó un cariño especial a El Artillero y fue quien lo sacó del país, cuando las fuerzas negativas asesinaron a Pichirilo y a otros combatientes.
En New York donde residió, El Artillero fue mecánico en Avis Rent Car y otro dealer en el Aeropuerto John Fitzgerald Kennedy.
En la actualidad, vive en Miami y mantenemos una comunicación fluida y permanente, porque hombres como Juan Antonio Rodríguez Fernández (El Artillero), honran y enaltecen con su amistad, y yo me siento orgulloso de ser amigo del maeño que puso en alto el nombre de la Patria por su valor y arrojo. ¡Salve Artillero!
En este relato de combates de El Artillero quiero hacer mención “in memoriam” de otro maeño que combatió heroicamente también en la Revolución de Abril y que yo le llamaba cariñosamente “Mano Mocha” y todo trayendo a colación esto porque en el “entrenamiento” que El Artillero le daba a algunos combatientes, Agripino Antonio Colón (Papatico), que así se llamaba aquel combatiente, maeño como el que más, asomó su mano derecha cuando se disparaba el proyectil, cercenándole casi la mano completa. Papatico murió en Mao el 28 de Julio de 2003. Paz a sus restos. ¡Salve Papatico!
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