A: Ese orgullo de Mao y nuestro país, el inmenso músico, arreglista y gran saxofonista Juan Colón. Con tu anuencia escribo este artículo como una deuda con Bolívar.
Por Evelio Martínez
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Puerto Rico fue la cuna de grandes cantantes de música popular y vernácula también, y en Santo Domingo estos artistas eran tan populares como en el mismo Borinquen.
Felipe Rodríguez (La Voz) fue uno de esos cantantes borincanos a los que Bolívar Ventura se asemejaba en el timbre de voz, bien grave y varonil. Cuando se inventaba una “bemberria”, un can, o un ajiaco, Bolívar Ventura siempre hacía acto de presencia con su potente voz y casi siempre acompañado del Muñeco, ese gran guitarrista oriundo de La Joya, Santiago, pero que Mao hizo hijo suyo para siempre, el inmenso Sergio Frías Kent, compadre de Bolívar. En incontados actos de la Asociación de Maeños Ausentes en la capital, Bolívar fue siempre un invitado de honor a sus actos para disfrutar de sus canciones, en especial, una que ASOMAU hizo casi un himno, La llave, que todos, junto a Ventura entonábamos.
Los Cachila Brass fue un conjunto maeño que amenizaba fiestas en los diferentes bares de Mao y la región, incluyendo el Samoa (aparece de nuevo este famoso bar) y estaba conformado por seis músicos, y eran ellos: Cachila, su Director-guitarrista, Lolo Santana, saxofonista, Bolívar Ventura cantante, Luis José Mármol cantante-güirero, Chito, guitarrista y Joselito (El Primo) tambora. Su repertorio era más de música guarachera y típica, con algunos boleros de moda en la época, que en la voz de Bolívar cobraban un bello matiz.
Después de la Revolución de Abril del 65 se celebraba un baile con Los Cachilla Brass en el Club Juvenil, hoy de los Leones, como despedida a dos jóvenes estudiantes que retornaban a El Zamorano, Honduras, a continuar sus estudios. La represión militar estaba en sus buenas y a los Cachila Brass se les ocurrió tocar un merengue que loaba al Héroe de Abril, Francisco Alberto Caamaño y que dice: “Dicen que Caamaño no ganaba ná, dicen que Caamaño no ganaba ná, ayayay, Caamaño ya ganó…”. En medio del merengue entró la patrulla militar en actitud de pocos amigos, y los Cachila, ni cortos ni perezosos cambiaron el ritmo por el son: “estos son los palos, estos son los palos…”. Cuentan que Lolo, el saxofonista, se tiró al canal Bogaert que pasa por el lateral del Club y respiraba por el saxofón.
Los Cachila Brass llenaron toda una época en Mao y sus alrededores.
Evelio...Un fuerte Abrazo.....me encantó este hermoso relato....y de acuerdo contigo....Bolivar no solo ha sido una voz excelente de nuestro pueblo....yo diria que sin duda lo único que le faltó fue la proyección nacional para llevarlo al pináculo....muy merecido articulo....Abrazos....
ResponderBorrarSinceramente,
Juan Colon
Evelio: Te voy a comentar poco sobre nuestro Bolivar y te va a gustar mucho. Debe hacer lo que te voy a decir.
ResponderBorrarCuando llegues a nuestro pueblo,Mao, te desmonta en la esquina del parque frente a la Casona de Luis Espinal,entra ,pide un sandwich y una batida de lechoza con leche, cuando termine, paga el servicio y le dice "Luis,dice Manito que me consiga un CD de BOLIVAR VENTURA Y SERGIO FRIAS KENT" .
Vas a gozar con esos dos Titanes nuestros.
Como siempre
Manito
Evelio,
ResponderBorrarCada vez que se mencionan "Los Cachila" mami me dice que se fue con papa, en la cola de un motor, a bailar en una fiesta de ellos estando yo en la barriga. Papa luego comenta que "por eso naci yo con la musiquita por dentro".
Saludos,
Janio Perez
Siendo Betty Guzmán(El coreano) saxofonista de Los Cachilas( Los Chilacas, porque los músicos hablan alrevés), siempre se subía en una bocina para tocar, en una fiesta en el Samoa, que para ese entonces estaba muy de moda en la radio el merengue "El gallito pinto". El Samoa estaba repleto, y la gente comenzó a pedir que le tocaran "El gallito pinto". Los cachilas todavía no habían ensayado ese merengue y bajo la presión de la gente, empezaron el merengue. Los músicos en medio del merengue se perdieron y pararon. Betty para terminar, cantó como un gallo con el saxo Quiquiriquí, quiquiriquí. Y todo el mundo conforme.
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