domingo, 25 de septiembre de 2011
VOCES Y ECOS
DIOSES DE CUELLO BLANCO DE EDWIN DISLA
Por Rafael Peralta Romero
(rafaelperaltar@hotmail.com)
El escritor Edwin Disla presentó su quinta novela, “Dioses de cuello blanco”. La misma narra una sucesión de negocios sucios, crímenes, robos, prostitución, homosexualidad y sexo desenfrenado.
En esta novela el consumo y tráfico de drogas se presentan como una situación rutinaria para sus personajes. Lo mismo que quitar la vida a una persona por sórdida paga o para rendir el producto de un robo en equipo. Es una gran alegoría para presentar con sentido crítico y notable osadía, los vicios que corroen a la sociedad de hoy.
Hay dos tipos de personajes en la obra de Edwin Disla. Unos son aristócratas y otros son lúmpenes, procedentes de la marginalidad, pero todos son ciudadanos del bajo mundo. En algunos de estos personajes, el nombre sugiere la especie a la que pertenecen: Caifás, la Calavera, el Bacá, la Gata, Latica y Drácula. Caifás, la Calavera y Bacá son narcotraficantes, atracadores y matones por encargo. La Gata es prostituta y lesbiana, amante fija de la Calavera.
Los personajes de Disla tienen sus arquetipos en la realidad y sirven al autor para describir un Estado corrompido, presa del narcotráfico. Cuando el Estado y sus instituciones no son dignos de confianza, se está en presencia de la descomposición social, la cual trae inexorablemente corrupción e impunidad.
El concepto de descomposición social se asimila con mayor prontitud y facilidad, si lo comparamos con la descomposición biológica. Un organismo comienza a descomponerse poco después de la muerte. Una de las etapas del proceso se llama putrefacción. En la sociedad, la putrefacción se siente cuando se pierden los valores morales y la desvergüenza es lo que predomina.
Cuando jueces emiten sentencias complacientes para el crimen, y fiscales se involucran en otros actos de violación a la ley y la ética, cuando miembros de la Policía roban drogas incautadas por las autoridades para venderlas en su provecho y miembros de la Marina facilitan la entrada por nuestras costas de drogas y contrabandos, estamos exactamente y lamentablemente en presencia de descomposición social, o sea putrefacción. Y hay más, aunque sea triste admitirlo.
Los dioses de cuello blanco que aparecen en la novela de Disla son finos y elegantes, viven en mansiones, dirigen empresas, hacen obras de caridad, se retratan con los prelados, tienen esposa y amantes, en unos casos femeninos y en otros masculinos. Engañan al Estado con el no pago de los tributos, engañan a la sociedad porque tienen doble fachada, engañan a sus socios y son capaces de contratar a un sujeto del otro bajo mundo para matar por celos a su amante como ocurre con el cineasta.
Edwin Disla penetra un bisturí, cual diestro cirujano, a un cuerpo llagado del que brotan miasma y hedor. Disla ha puesto sus ojos en un punto al que no llegan todas las miradas, pues para ello se requiere agudeza, sensibilidad y valentía, todo lo cual muestra este autor en la novela “Dioses de cuello blanco”.
Por Rafael Peralta Romero
(rafaelperaltar@hotmail.com)
El escritor Edwin Disla presentó su quinta novela, “Dioses de cuello blanco”. La misma narra una sucesión de negocios sucios, crímenes, robos, prostitución, homosexualidad y sexo desenfrenado.
En esta novela el consumo y tráfico de drogas se presentan como una situación rutinaria para sus personajes. Lo mismo que quitar la vida a una persona por sórdida paga o para rendir el producto de un robo en equipo. Es una gran alegoría para presentar con sentido crítico y notable osadía, los vicios que corroen a la sociedad de hoy.
Hay dos tipos de personajes en la obra de Edwin Disla. Unos son aristócratas y otros son lúmpenes, procedentes de la marginalidad, pero todos son ciudadanos del bajo mundo. En algunos de estos personajes, el nombre sugiere la especie a la que pertenecen: Caifás, la Calavera, el Bacá, la Gata, Latica y Drácula. Caifás, la Calavera y Bacá son narcotraficantes, atracadores y matones por encargo. La Gata es prostituta y lesbiana, amante fija de la Calavera.
Los personajes de Disla tienen sus arquetipos en la realidad y sirven al autor para describir un Estado corrompido, presa del narcotráfico. Cuando el Estado y sus instituciones no son dignos de confianza, se está en presencia de la descomposición social, la cual trae inexorablemente corrupción e impunidad.
El concepto de descomposición social se asimila con mayor prontitud y facilidad, si lo comparamos con la descomposición biológica. Un organismo comienza a descomponerse poco después de la muerte. Una de las etapas del proceso se llama putrefacción. En la sociedad, la putrefacción se siente cuando se pierden los valores morales y la desvergüenza es lo que predomina.
Cuando jueces emiten sentencias complacientes para el crimen, y fiscales se involucran en otros actos de violación a la ley y la ética, cuando miembros de la Policía roban drogas incautadas por las autoridades para venderlas en su provecho y miembros de la Marina facilitan la entrada por nuestras costas de drogas y contrabandos, estamos exactamente y lamentablemente en presencia de descomposición social, o sea putrefacción. Y hay más, aunque sea triste admitirlo.
Los dioses de cuello blanco que aparecen en la novela de Disla son finos y elegantes, viven en mansiones, dirigen empresas, hacen obras de caridad, se retratan con los prelados, tienen esposa y amantes, en unos casos femeninos y en otros masculinos. Engañan al Estado con el no pago de los tributos, engañan a la sociedad porque tienen doble fachada, engañan a sus socios y son capaces de contratar a un sujeto del otro bajo mundo para matar por celos a su amante como ocurre con el cineasta.
Edwin Disla penetra un bisturí, cual diestro cirujano, a un cuerpo llagado del que brotan miasma y hedor. Disla ha puesto sus ojos en un punto al que no llegan todas las miradas, pues para ello se requiere agudeza, sensibilidad y valentía, todo lo cual muestra este autor en la novela “Dioses de cuello blanco”.
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Diablos! Reflexionando un poco sobre el contenido de esta obra, nos recuerda a aquel valiente soldado, intrépido de guerra, cuando le preguntaron que a quién le tenía miedo. Su contesta fue concisa: A los pendejos. Por qué? Porque son muchos. Eso esta pasando en este país, están cuquiando a los pendejos. Cuando éstos den un giro, los genios del robo y el crimen se darán cuenta de los estúpidos que han sido ante la explosión de la rabia de los pendejos. Eso esta a punto de emerger, ojalá sea departe de los que mas le duele esta tierra. " De los bajos, de las cuencas, de los ríos surgirán vacas flacas y enclenques y arremeterán contra las gordas y las devorarán".
ResponderBorrarLey S.
Estoy un poco tranquilo con la obra por la síntesis hecha por mi hermano Isaias de su contenido.
ResponderBorrarPero sigo RABIOSO porque nadie a podido decirme donde conseguir tan magnifico libro. Por tercera vez pregunto ¿alguien podría decirme donde conseguirlo ? No hay cosa mas desesperante que saber algo por trasmano cuando se puede saber por si mismo,y mas si es bueno, ja,ja,.
Las gracias anticipadas
Manito