jueves, 22 de septiembre de 2011
AH, NO... ¡ESTO MERECE SU PROPIO ESPACIO!
HISTORIA DE UN "PUERQUICIDIO"
Por Rolando Espinal
A propósito de lo escrito por Ley, quiero narrarles en síntesis, una historia de los tiempos del PADRE DISLA, cuando todos los jóvenes de Mao estábamos a su alrededor. Resulta que en una ocasión, al Padre se le ocurrió llevar un grupo de jóvenes a la vecina isla de Puerto Rico, viaje para el cual, cada quien debía buscar su pasaje de ida y vuelta; el motivo era intercambiar con los jóvenes cursillistas de aquella isla, por lo cual, íbamos a tener todos los gastos cubiertos, inmediatamente pisáramos su tierra. La mayoría podía cubrirse su pasaje, a excepción de cuatro muchachos que les interesaba ir, pero que estaban chiquitos para comprar su pasaje; esos cuatro eran: Rolando Espinal, Chichí Morel, Papito Rincón y el recordado Caín.
Inmediatamente nos reunimos y decidimos formar una compañía por acciones, que llevaba el nombre de "ROCHIPACA"(Rolando, Chichí, Papito y Caín) para tratar de buscar el dinero del pasaje; en esa reunión mediante consenso se decidió hacer una rifa de un cerdo para empezar las acciones; como tampoco había dinero para comprar el cerdo, tomamos una cámara y nos fuimos a la finca de Alberto Disla, y buscamos el cerdo más lindo y gordito que había en dicha finca; entonces con esa foto, cada uno de los cuatro socios, tenía que vender los números a un precio de un peso cada uno, usando la foto de aquel cerdito tan lindo, para enseñar el producto a ganar en la rifa.
Aquel cerdito era tan bonito y llamaba tanto la atención, que los números se vendieron como pan caliente en un solo día; entonces, lo siguiente era esperar el domingo para ver quién se sacaba el cerdo.
Resulta que el número ganador le tocó al señor Carlos Juan Rodríguez quien hoy es el esposo de la señora Lourdes Ferreira y le fue vendido por Papito Rincón; nos apersonamos los cuatro responsables de la rifa, a hacer entrega al ganador; cuando papito le entregó la foto del cerdo, el ganador dijo: ¿y qué es esto?, a lo que Papito contestó: ese es el cerdo que estábamos rifando y que a usted le tocó ganar con el número 59 que salió en primera; a eso el ganador contestó: pero yo pensé que me lo iban a traer caminando para yo asarlo; a lo que Papito contestó: pero don Juan, esa foto fue lo que le enseñamos, cuando le vendimos el número ganador; nosotros no le enseñamos ningún puerco caminando. En definitiva, como él nos conocía a todos, terminamos en risas todo el mundo, y él se quedó con la foto de aquel lindo cerdo de recuerdo de un engaño amistoso y sin mala fe. El pasaje en ese tiempo costaba $42.00 pesos ida y vuelta; ya ahí había dos pasajes, y había que seguir trabajando para buscar dos pasajes más. Para conseguir esos dos que faltaban, diré en otra ocasión la táctica que usamos.
Por Rolando Espinal
A propósito de lo escrito por Ley, quiero narrarles en síntesis, una historia de los tiempos del PADRE DISLA, cuando todos los jóvenes de Mao estábamos a su alrededor. Resulta que en una ocasión, al Padre se le ocurrió llevar un grupo de jóvenes a la vecina isla de Puerto Rico, viaje para el cual, cada quien debía buscar su pasaje de ida y vuelta; el motivo era intercambiar con los jóvenes cursillistas de aquella isla, por lo cual, íbamos a tener todos los gastos cubiertos, inmediatamente pisáramos su tierra. La mayoría podía cubrirse su pasaje, a excepción de cuatro muchachos que les interesaba ir, pero que estaban chiquitos para comprar su pasaje; esos cuatro eran: Rolando Espinal, Chichí Morel, Papito Rincón y el recordado Caín.
Inmediatamente nos reunimos y decidimos formar una compañía por acciones, que llevaba el nombre de "ROCHIPACA"(Rolando, Chichí, Papito y Caín) para tratar de buscar el dinero del pasaje; en esa reunión mediante consenso se decidió hacer una rifa de un cerdo para empezar las acciones; como tampoco había dinero para comprar el cerdo, tomamos una cámara y nos fuimos a la finca de Alberto Disla, y buscamos el cerdo más lindo y gordito que había en dicha finca; entonces con esa foto, cada uno de los cuatro socios, tenía que vender los números a un precio de un peso cada uno, usando la foto de aquel cerdito tan lindo, para enseñar el producto a ganar en la rifa.
Aquel cerdito era tan bonito y llamaba tanto la atención, que los números se vendieron como pan caliente en un solo día; entonces, lo siguiente era esperar el domingo para ver quién se sacaba el cerdo.
Resulta que el número ganador le tocó al señor Carlos Juan Rodríguez quien hoy es el esposo de la señora Lourdes Ferreira y le fue vendido por Papito Rincón; nos apersonamos los cuatro responsables de la rifa, a hacer entrega al ganador; cuando papito le entregó la foto del cerdo, el ganador dijo: ¿y qué es esto?, a lo que Papito contestó: ese es el cerdo que estábamos rifando y que a usted le tocó ganar con el número 59 que salió en primera; a eso el ganador contestó: pero yo pensé que me lo iban a traer caminando para yo asarlo; a lo que Papito contestó: pero don Juan, esa foto fue lo que le enseñamos, cuando le vendimos el número ganador; nosotros no le enseñamos ningún puerco caminando. En definitiva, como él nos conocía a todos, terminamos en risas todo el mundo, y él se quedó con la foto de aquel lindo cerdo de recuerdo de un engaño amistoso y sin mala fe. El pasaje en ese tiempo costaba $42.00 pesos ida y vuelta; ya ahí había dos pasajes, y había que seguir trabajando para buscar dos pasajes más. Para conseguir esos dos que faltaban, diré en otra ocasión la táctica que usamos.
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Mella,
ResponderBorrarLo único que no entiendo es lo de que "estaban chiquitos" para comprar sus pasajes. Se referirán a "chiquitos" de bolsillo, porque ¿estos no eran unos tajalanes ya cuando el Padre Disla estaba en Mao? Banda de salteadores. Ya Cuchara jugaba amateur y Caín había salido de la correccional y tocaba con Lucero en el combo. Y ya Chichí y Papito se habían bebido un mar en el Samoa.
¡Chiquitos!¡Chiquitos como Currundingo! Será un gigante, será lampiño, pero esas orejas no son de niños!
Isaías
¡Que turpenes! Pero, al menos eran turpenes sanos, no como los que muestran Diógenes y Boca'e Chivo, en Diario Libre.
ResponderBorrarSpoon: Me faltaron tripas pa' reirme. Ni Mariachi, con sus mandíbulas batientes me ganaba.
Un abrazo, mi hermano. ¡Excelente!
Fernan Ferreira.
Esos "turpenes", como dice Fernan o "tajalanes", como dice Isaías, se fueron a Puerto Rico con una fundita con sus pertenencias debajo de los brazos y regresaron, cada uno, con tres maletas repletas. De todos los que fueron a ese viaje, eran los únicos, al llegar a Mao, que exhibían ropas y zapatos de gente que se notaba que habían viajado al extranjero.
ResponderBorrarAfectos de, Ley S.
Isaac; ¿ te acuerdas del Desodorante Sudorina "estrella azul"? ellos para esa época lo usaban,y eso era para hombres.
ResponderBorrarAdemas,en la "tarde de niños" del teatro Jaragua no lo dejaban entrar, porque era para niños. Buenos abusadores!!
Gracias Cuchara por recordar parte de las cosas del Padre Disla.
Manito
Estos son dichosos que el premio se lo sacó un hombre sereno y bueno como don Juan... ¿y si se lo hubiera sacado un Palilín, Barceló o Pedro Víctor? ¡Aparece el puerco o los cuartos! ¡Garantizado!
ResponderBorrarDebo confesar que esta historia es clásica y que al leerla CMC de la risa... esperamos la segunda parte.
Isaías
Tramposo, pero muy original y gracioso. Tremendos los chicos.
ResponderBorrarZunilda
Los pícaros tan ingeniosos que vendieron la imágen de un cerdo bien podrían ser socios de Tres Patines, con la salvedad de tener un propósito honesto. Estoy seguro de que el grupo de cursillistas viajó por Aerovías Quisqueyanas (La Cheíta), que era la única línea aérea que daba un pasaje de ida y vuelta a P.R. por ese precio hace cuarenta años, mas o menos.
ResponderBorrarGuarionex Flores
guarionexf@gmail.com
En esos tiempos la gente era tan y tan sana que hasta "los timos, chantaje y estafas eran sanas".Jajajajaja.
ResponderBorrarLey S.
Que originalidad la de Rolando, yo recuerdo ese viaje, y supe de todos los arreglos para poder asistir, pero desconocia esta historial, amena, simpática, entretenidad y divertida, pero que pantalones los de ustedes, la verdad es que fueron atrevidos.
ResponderBorrarUn abrazo
Papito Mármol