miércoles, 21 de abril de 2010

Unas cuadras de abril

Por César Sánchez Beras

La Feria Internacional del Libro, que se celebrará del 21 de abril al 9 de mayo 2010 en la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, Santo Domingo, Rep. Dom., dedicará el día 1 de mayo al poeta César Sánchez Beras. El rótulo de César Sánchez Beras puede localizarse entrando por la Pedro H. Ureña, en dirección al Museo de Arte Moderno. Quienes puedan, vayan y saluden al poeta de nuestra parte.

Sólo unas cuantas cuadras le bastaron a la dignidad para enseñorearse en su más grande epopeya de patriotismo puro. Sólo unas cuantas cuadras bastaron para que hombres de todos los colores, de todos los orígenes y de todas las clases, unieran sus flores de tragedias y utopías, para alcanzar un sueño común que aun espera la alborada.

Y en las alas pavorosas de ese momento único, estaba suspendida la vigilia de lo que vendría, estaba cifrada la muerte injustamente necesaria de los que darían la cara para siempre, en el más grande ejemplo de sacrificio mayor, que no es otro, que morir por quienes no conocemos y que de seguro ni te lo agradecerán.

Sólo unas cuantas cuadras bastaron para desenmascarar las entrañas del monstruo sempiterno, y para evidenciar los pequeños monstruos nuestros, los que se agazapan en las falsas democracias, los que se visten de camuflaje entre sotanas y uniformes de caqui, los que se visten de blanco en el aniversario de la Patria y junto a las flores que depositan, disimulan su deshonor de siempre, su odio por lo nuestro, su amor por la riqueza ajena, sus espurios intereses en contra de la nación que van estercolando.

Sólo unas cuantas cuadras en ese abril que le dijera al mundo que aunque no lo parezca en estas tierras hay hombres que de vez en cuando se casan con la gloria o con la muerte, hombres a quienes le dieron cojones de entereza y rebeldía, hombres que no miden el tamaño del sacrificio sin la extensión del deber que han contraído.

Solo unas cuadras bastaron para decirle al mundo de ayer y para anunciárselo al de hoy, que hay solidaridad en todos los rincones de la patria y que la cara del amor puede ser italiana como Illio Capocci o haitiana como Jaque Viau Renaud, que la cara de coraje puede ser de adolescente como Amaury y Amín Abel, o que puede tener rostro de mujer como Delta Soto y Lourdes Contreras, o cara de poeta Como Abelardo Vicioso y Pedro Conde o cara de maestro como Andrés Avelino o cara anónima y descalza como los que se descojonaban en las calles de la parte alta de la Ciudad Primada, con piedras o con palos, con espejo encima de las casas y con soles encendidos en el pecho. La cara del patriotismo puede ser de bohemios como René del Risco o de humorismo como Freddy Beras Goico.

Abril de 1965 nos permitió vernos en nuestra propia dimensión de pueblo chiquito pero tupio, de pueblo que no olvidaba la bota de 1916 y que se ganó a pulso el Versainograma a Santo Domingo de Neruda. Después de tanta sangre y tantas luchas, después de tanto exilio y tanto llanto, después de tanta entrega y tantos sueños, no es justo que nos vendan por el pírrico precio de sus ambiciones personales, que nos traicionen otra vez desde el Congreso, que nos estafen otra vez desde los curules de las desvergüenza, que se crean los herederos legítimos de Manolo y de Caamaño, si no han tenido la hidalguía de merecer vivir en el mismo lar que ellos defendieron hasta las últimas consecuencias.

No es justo, arribar a un nuevo aniversario de la República en Armas, de la epopeya que pedía la vuelta del viejo patriarca de la Vega, no es justo, que sus peores hijos nos gobiernen, que sus peores soldados nos dirijan, que sus peores cronistas nos describan, que sus peores pastores nos excomulguen.

Sólo unas cuantas cuadras le bastaron a la Patria para delimitar el terreno de los hombres y los parias. Sólo unas cuantas cuadras en aquel abril del 1965, le bastaron al mundo para entender que somos los quisqueyanos valientes de los que hablaba Emilio Prud´home en el canto de la Patria.

Sólo unas cuantas cuadras puso en su justo lugar a quienes en lo adelante serían los mártires y los torturadores. Hoy que cruzo acongojado por la Ciudad Nueva que fue testigo de ese pedazo de historia americana, me doy justa cuenta de que no todo fue en vano, por lo menos sabemos quienes merecen el nombre de patriota y quienes no debieron sobrevivir a las trincheras. A todos los que creyeron en la quimera pura de una Patria para todos en aquel abril de la victoria, pido perdón con vergüenza ajena, por la traición que le han hecho a su memoria, en nombre de todo los descendientes de los mejores dominicanos que dieron la cara en esa jornada de patriotismo trascendente. Exijo justicia contra los detentadores del honor y pena de muerte contra todos los traidores de su sangre.

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