jueves, 15 de abril de 2010
ESTOY FRUSTRADA… ¿Y QUÉ?
REFLEXIONES
Por Lavinia del Villar
“La primera parte del camino espiritual es el coraje”.
Mahatma Gandhi
A mi manera de ver, existen dos clases de sentimientos: Los positivos y los negativos… Por decirlo de alguna manera.
Los positivos son aquellos que nos motivan, nos recargan de energía, nos dan paz, nos producen satisfacción…y casi siempre nos enorgullecen.
Los negativos son aquellos que nos consumen, nos deprimen, nos debilitan, nos destruyen… y algunas veces nos avergüenzan.
En nuestro mundo, se espera que las personas que están bien, tengan sentimientos positivos; y se asume que las personas con sentimientos negativos, son insanas, o necesitan ayuda.
Es por eso que como nos gusta no sólo estar bien, sino también lucir bien, muchas veces nos avergonzamos de enseñar que estamos enojados, tristes, frustrados, envidiosos, deprimidos, o amargados… ¿Amargado yo? ¡Qué va!
Sin embargo, nuestros sentimientos son espontáneos… no los creamos; son auténticos… no los inventamos; surgen… no los planeamos; son reales… no los soñamos; son nuestros… no los adoptamos. Por consecuencia, debemos honrarlos, independientemente de si son positivos o negativos, porque son productos de nuestro yo interior.
Si el sentimiento es bueno, enhorabuena. Alimentarlo nos hará mejores personas. Si no lo es tanto, nuestra responsabilidad es procesarlo, dejarlo ir, y aprender algo de él. De cada coraje que sentimos, por ejemplo, alguna experiencia edificante podemos extraer.
Si alimentamos un sentimiento negativo corremos el riesgo de que se convierta de un estar en un ser, ya que un sentimiento que se repite con mucha frecuencia, se fija y se hace parte de nuestra personalidad.
Está bien estar frustrado, pero no ser un frustrado. Es normal estar triste… pero no ser una persona triste. Se permite estar enojado… no ser un enojón, y no hay problema en estar amargado… pero si en ser un amargado.
De todas formas, permitámonos sentir lo que queramos. Tenemos derecho a sentirnos mal de vez en cuando, porque un estado de positivismo y quietud eternos, es pura ilusión.
Por eso yo, hoy me quiero dar el lujo de sentirme mal, así que: Estoy frustrada… ¿Y qué?
Los pueblos crecen porque alguien se enoja. Lavinia del Villar.
Por Lavinia del Villar
“La primera parte del camino espiritual es el coraje”.
Mahatma Gandhi
A mi manera de ver, existen dos clases de sentimientos: Los positivos y los negativos… Por decirlo de alguna manera.
Los positivos son aquellos que nos motivan, nos recargan de energía, nos dan paz, nos producen satisfacción…y casi siempre nos enorgullecen.
Los negativos son aquellos que nos consumen, nos deprimen, nos debilitan, nos destruyen… y algunas veces nos avergüenzan.
En nuestro mundo, se espera que las personas que están bien, tengan sentimientos positivos; y se asume que las personas con sentimientos negativos, son insanas, o necesitan ayuda.
Es por eso que como nos gusta no sólo estar bien, sino también lucir bien, muchas veces nos avergonzamos de enseñar que estamos enojados, tristes, frustrados, envidiosos, deprimidos, o amargados… ¿Amargado yo? ¡Qué va!
Sin embargo, nuestros sentimientos son espontáneos… no los creamos; son auténticos… no los inventamos; surgen… no los planeamos; son reales… no los soñamos; son nuestros… no los adoptamos. Por consecuencia, debemos honrarlos, independientemente de si son positivos o negativos, porque son productos de nuestro yo interior.
Si el sentimiento es bueno, enhorabuena. Alimentarlo nos hará mejores personas. Si no lo es tanto, nuestra responsabilidad es procesarlo, dejarlo ir, y aprender algo de él. De cada coraje que sentimos, por ejemplo, alguna experiencia edificante podemos extraer.
Si alimentamos un sentimiento negativo corremos el riesgo de que se convierta de un estar en un ser, ya que un sentimiento que se repite con mucha frecuencia, se fija y se hace parte de nuestra personalidad.
Está bien estar frustrado, pero no ser un frustrado. Es normal estar triste… pero no ser una persona triste. Se permite estar enojado… no ser un enojón, y no hay problema en estar amargado… pero si en ser un amargado.
De todas formas, permitámonos sentir lo que queramos. Tenemos derecho a sentirnos mal de vez en cuando, porque un estado de positivismo y quietud eternos, es pura ilusión.
Por eso yo, hoy me quiero dar el lujo de sentirme mal, así que: Estoy frustrada… ¿Y qué?
Los pueblos crecen porque alguien se enoja. Lavinia del Villar.
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Sra Lavinia: Cada dia al leer uno de sus articulos, reflexiones, me lleno de orgullo y digo a en mis adentros, "fui alumno de ella" con todo mi regocijo y hermosas memorias. Abrazos Sinceros,
ResponderBorrarJuan Colón
Apreciamos los comentarios, pero no podemos publicar los anónimos, sin dirección de email o que tengan que ver con política partidista. Le aconsejamos hacer el comentario de nuevo en forma general y por favor, ponga su nombre y dirección de email.
ResponderBorrarLa administración