jueves, 8 de abril de 2010

La construcción del parque de Mao

Por Rafael Darío Herrera R.
El autor es historiador y al presente funge como Subdirector Ejecutivo del Archivo General de la Nación

En los primeros años del siglo XX todavía no se había iniciado el proceso de urbanización del pequeño poblado de Mao, pues las actividades productivas fundamentales se limitaban a la crianza libre de ganado y a una agricultura muy rudimentaria, cuyos instrumentos de labranza lo constituían la azada, el machete y el universal garabato. Y como se sabe, existe un estrecho vínculo entre las actividades productivas y la urbanización.

Hasta 1933, cuando el dictador Trujillo inauguró el puente colgante “San Rafael” sobre el río Yaque, con una inversión de 108 mil dólares, Mao se hallaba prácticamente en estado de autarquía, incomunicada, sólo a expensas de una barca de madera para cruzar el entonces caudaloso río.

Sin embargo, los primeros habitantes de Mao emprendieron diversas acciones para impulsar su progreso. Reconociendo la importancia de la construcción de un parque de recreo como primer elemento para configurar el centro urbano, y siguiendo el ejemplo de otros pueblos de la región como Montecristi, Santiago y Puerto Plata, en marzo de 1906, de acuerdo con el periódico El Diario de Santiago, la Junta de Fomento de la común tomó la decisión de emprender una intensa campaña para la construcción de la obra.

Esta Junta la conformaban las personalidades más connotadas de la población como Jaime A. Tió, el comerciante José I. Espinal (padre de Luis Espinal, el de la Casona), Benjamín de Peña, el poeta Juan de Js. Reyes, Manuel Fondeur, Ismael Madera y Carlos de la Cruz.

Entre las personas que hicieron donativos se cuentan el entonces presidente de la República, general Ramón Cáceres, quien ofreció una docena de bancos y el gobernador de Santiago que también ofertó media docena. Sobresale en esta labor don Amado Franco Bidó, un personaje que realizó ingentes esfuerzos por el desarrollo inicial de este pueblo, que consiguió cuatro jarrones de hierro y quien se desplazaba frecuentemente desde Santiago con carretas tiradas por caballos repletas de materiales para la construcción de la obra. Por esta razón, en años posteriores el Ayuntamiento local determinó asignar su nombre al Parque.

Una contribución significativa para la obra la constituyó la donación de los terrenos por la señora Ana Rosa Báez (hija de Rudercindo Báez y Antonia Castellanos), señora de mucho prestigio, propietaria de una imponente residencia frente al lugar donde se construiría el centro de recreo.
Todo el pueblo de Mao, que debió contar en esa época con menos de mil habitantes, se entregó con fervor a erigir el centro de esparcimiento, a cuyo alrededor orbitaban las principales actividades económicas y sociales de la población.

En la misma época en que se construía el Parque, terminó don Jaime Tió de construir su residencia con estilo angloantillano en el flanco norte del mismo, la cual representó la más relevante residencia edificada en la incipiente localidad y cuya fabricación estuvo a cargo del carpintero Fanini, nativo de Guayubín. Para pintar la casa, don Jaime contrató al pintor Orestes Minicucci de Santiago y la misma quedó terminada, de acuerdo con informaciones de El Diario, en junio de 1906.

En la parte oeste del Parque se construyó también, con idéntico estilo, la casa del ciudadano español don Pedro Tió Llovet, padre de Jaime y uno de los primeros habitantes de este pueblo. El sótano de esta casa sirvió de refugio al general Desiderio Arias cada vez que era perseguido. Ambas casas estaban dotadas de buhardillas, es decir, de ventanas levantadas por encima del techo.

En junio de 1906 el corresponsal en Mao de El Diario de Santiago informaba que los bancos del parque se hallaban depositados en la estación de Navarrete del Ferrocarril Central dominicano, y como nota jocosa agregaba que probablemente se encontraban allí “porque les han cobrado terrible miedo a los chivos, vacas, puercos y demás bichos destructores que pululan libremente e inmoral consorcio por nuestras calles”.

Tres años más tarde, en marzo de 1909, todavía Amado Franco Bidó luchaba con denuedo por la terminación de la glorieta que con esmero concluyó en junio de este mismo año el carpintero santiagués don José Bautista Estrella. Esta glorieta era de madera y la destruyeron, en lugar de preservarla, cuando se remodeló el Parque a inicios del período de los Doce años.

Por iniciativa de Amado Franco Bidó, en marzo de 1909 arribó al pequeño poblado de Santa Cruz de Maho, como se le llamaba entonces a Mao, el músico Bienvenido Bustamante con la finalidad de formar y dirigir una banda de música.

En torno al Parque se construyeron numerosas obras como la Iglesia (1905), el Centro de Damas (1911), el Club Quisqueya (1927), la Escuela Graduada completa, el Distrito Escolar 33 (dirigido en 1940 por Bolívar Creus) y otros edificios de mampostería en uno de los cuales funcionó en la década de 1940 la Junta Comunal del Partido Dominicano, al frente de la cual estaba el ex diputado Manuel Evertz. La mampostería, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es una obra hecha con mampuestos (piedra sin labrar) colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños.

4 comentarios:

  1. Profe,
    Gracias por la leccion. Quisiera saber con respecto a los nombres que ha tenido el parque. Incluyendo el ultimo lio...
    Siempre en medio de controversias,
    Janio

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  2. Rafael Dario....Nada se puede agregar a esta genial exposición...solo decirte....Felicidades. Eres una pluma del mas digno elogio. Me honras ser parte de tu mundo, de tu pueblo.
    Admiración y Respeto,
    Juan Colon

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  3. Profesor... gracias por ilustrarno con tan brillante expocision, no queda duda de que el nombre de Amado Franco Bido le fue puesto con mucha justicia, ya que como decimos "el hombre se fajo" gracias........ Isaias mi e-mail es santaana34@yahoo.com. att. ALEJANDRO J SANTANA

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  4. Profesor muy bien recibido ese
    brillante material historico..
    gracias.
    jaime bonilla

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