ROBERTO ROSARIO
Por Ignacio Márquez
El periodista Roberto Rosario, con más de 30 años de trabajo en los medios de comunicación, hoy pasa por una difícil situación y requiere de la mano solidaria de sus amigos y de las autoridades.
Hace varios años que este comunicador sufre los efectos nocivos de una terrible diabetes, cuyas consecuencias, entre otras cosas, en los últimos tiempos le ha privado del sentido de la vista.
Hace más de 15 días que está internado en un centro de salud privado de esta ciudad, luego que un clavo atravesara uno de sus pies en el patio de su casa, lo que obligó a que fuera intervenido quirúrgicamente, con todo lo que eso implica para una persona diabética.
Hasta hace poco Roberto Rosario fue uno de los más activos periodistas al servicio del Departamento de Información y Prensa de la Presidencia de la República, por lo que en sus días de actividades, recibía frecuentes felicitaciones y elogios hasta del mismo Palacio Nacional.
No hay un periodista actualizado en el noroeste a cuyo correo electrónico o a través de notas de prensa, que Rosario no le hiciera llegar de manera oportuna y persistente las noticias de lo que el gobierno hace en la provincia, en la región y en el país.
Sin embargo, hoy que su fuerza de trabajo involuntariamente ha decaído; hoy que sus condiciones económicas no le han permitido una intervención quirúrgica para recobrar la visión; hoy esos elogios al periodista diligente y trabajador, al parecer fueron de aire y están en el aire.
El pasado cinco de abril, Día del Periodista, 35 comunicadores sociales de todo el país recibieron una pensión del gobierno, pero Roberto Rosario, quien ha servido al oficialismo afanosamente y con pasión excesiva, lamentablemente no fue tomado en cuenta.
Sus amigos en el poder, sus canchanchanes en el Palacio Nacional a lo mejor ni siquiera le dijeron al presidente Leonel Fernández, que el Roberto Rosario que él muy bien conoce está ciego, enfermo y con urgentes necesidades económicas.
A Mao han venido varios funcionarios gubernamentales que manejan grandes cantidades de recursos en programas sociales, pero ninguno se ha dignado en ver la necesidad que padece este periodista que le ha sido fiel a su gobierno, a pesar de las cartas y solicitudes de ayuda que le ha enviado.
Ahí está, postrado en una cama, ciego y sin recursos para costear los gastos que requieren las enfermedades que le agobian.
El llamado es a la sensibilidad de quienes hoy disfrutan de las mieles del poder, para que, al menos a uno de los suyos les tiendan las manos, y procuren que los sufrimientos que padece este periodista, sean atendidos con la dignidad que merece un ser humano.
domingo, 11 de abril de 2010
Libre Expresión
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