viernes, 9 de abril de 2010
Los genes de Dios: “Guterlis, darinas, donminis y kunsois”
SUSURROS
Por Handry Santana
La autora es comunicadora
Mudarsor es la puerta a un mundo fantástico y antiguo... donde las partículas más diminutas son capaces de transformarlo todo...
Desde su exilio habitan en las ramas más altas de los árboles. Se transportan en cualquier ave que se posa en los muros que bordean la ciudad. Son casi imperceptibles al ojo humano, cazarlos es una tarea de los Donminis Humus.
La primera vez que vi un Guterlis no pude distinguir con claridad su forma transparentada, como una hebra fina de cabello desafiando el viento. Descubrí que cambian a colores fluorescentes en las noches para aparearse. Miles de extremidades le sirven de soporte, con las que pueden generar dolor intenso si atacan en grupo a una presa. Se alimentan de cenizas y sacian su sed con las lágrimas de las víctimas a las que aplican suplicio.
Viven en Mudarsor, un universo donde habitan las criaturas más antiguas, de cuyas guerras y mezclas inició la vida. Si los humanos son hijos de Dios los habitantes de Mudarsor son sus genes.
Han sido enemigos de las Darinas desde que la luna dejó se ser violeta con la llegada de “el enviado”.
Ellas destruyeron el país de los Guterlis, obligándolos a comer las cenizas del desastre para no morir de hambre.
Las Darinas flamean con sus cabelleras de fuego los árboles provocando grandes incendios en los bosques.
Atraen a millones de Guterlis que vienen a comer el manjar de la tibia ceniza como anzuelo para ser atrapados en los tentáculos de las tormentosas hijas de Daran, la guerrera.
El ser un Donminis no es una elección. Nacemos como humanos pero no lo somos, descubrimos esta misión al mismo tiempo que se abren nuestros ojos aunque lleguemos a ser ancianos antes de ver; pero cuando ocurre cambia la vida, incluso la muerte.
Debemos mantener el equilibrio entre los universos sometiendo a los Guterlis, Darinas y Kunsois para evitar su interferencia en el curso del tiempo y la humanidad.
Los Mudarsorianos exiliados no están conformes, conspiran para formar nueva raza humana más perfecta y menos vulnerable que supere la guerra que se avecina.
Fueron arrojados a la tierra por el concejo de mayores al desobedecer lo establecido en el pacto de paz. La intolerancia entre ellos es el plazo al mundo humano.
Los Kunsois son letales. Se confunden con las hojas secas. Llevan las enfermedades de un rincón a otro del planeta. Infunden miedo con su pequeño lamento cuando son pisados en los parques.
Dirigen la fuerza del viento.
La furia de las hembras causa los tornados.
El cazarlos lleva un proceso que se perfecciona con los años, si es que antes no pereces en el intento. Pueden vivir en la tierra sin causar daño, mientras no formen clanes anti-humanos capaces de devastar países completos.
Por Handry Santana
La autora es comunicadora
Mudarsor es la puerta a un mundo fantástico y antiguo... donde las partículas más diminutas son capaces de transformarlo todo...
Desde su exilio habitan en las ramas más altas de los árboles. Se transportan en cualquier ave que se posa en los muros que bordean la ciudad. Son casi imperceptibles al ojo humano, cazarlos es una tarea de los Donminis Humus.
La primera vez que vi un Guterlis no pude distinguir con claridad su forma transparentada, como una hebra fina de cabello desafiando el viento. Descubrí que cambian a colores fluorescentes en las noches para aparearse. Miles de extremidades le sirven de soporte, con las que pueden generar dolor intenso si atacan en grupo a una presa. Se alimentan de cenizas y sacian su sed con las lágrimas de las víctimas a las que aplican suplicio.
Viven en Mudarsor, un universo donde habitan las criaturas más antiguas, de cuyas guerras y mezclas inició la vida. Si los humanos son hijos de Dios los habitantes de Mudarsor son sus genes.
Han sido enemigos de las Darinas desde que la luna dejó se ser violeta con la llegada de “el enviado”.
Ellas destruyeron el país de los Guterlis, obligándolos a comer las cenizas del desastre para no morir de hambre.
Las Darinas flamean con sus cabelleras de fuego los árboles provocando grandes incendios en los bosques.
Atraen a millones de Guterlis que vienen a comer el manjar de la tibia ceniza como anzuelo para ser atrapados en los tentáculos de las tormentosas hijas de Daran, la guerrera.
El ser un Donminis no es una elección. Nacemos como humanos pero no lo somos, descubrimos esta misión al mismo tiempo que se abren nuestros ojos aunque lleguemos a ser ancianos antes de ver; pero cuando ocurre cambia la vida, incluso la muerte.
Debemos mantener el equilibrio entre los universos sometiendo a los Guterlis, Darinas y Kunsois para evitar su interferencia en el curso del tiempo y la humanidad.
Los Mudarsorianos exiliados no están conformes, conspiran para formar nueva raza humana más perfecta y menos vulnerable que supere la guerra que se avecina.
Fueron arrojados a la tierra por el concejo de mayores al desobedecer lo establecido en el pacto de paz. La intolerancia entre ellos es el plazo al mundo humano.
Los Kunsois son letales. Se confunden con las hojas secas. Llevan las enfermedades de un rincón a otro del planeta. Infunden miedo con su pequeño lamento cuando son pisados en los parques.
Dirigen la fuerza del viento.
La furia de las hembras causa los tornados.
El cazarlos lleva un proceso que se perfecciona con los años, si es que antes no pereces en el intento. Pueden vivir en la tierra sin causar daño, mientras no formen clanes anti-humanos capaces de devastar países completos.
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UN CUENTO COMPLEJO PERO MUY CREATIVO. ME GUSTARIA SEGUIR LEYENDO DE MUDARSOL.
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