MANICOSAS

LA MUJER, ¿EL SEXO DÉBIL? EL MILAGRO DE LA PREÑEZ DE UN HOMBRE
Por Manito Santana

Marzo, mes Internacional de la mujer. Leí muchas alabanzas, muchos elogios, poesías, todas muy bonitas y solo me molesté al leer la frase "el sexo débil", y me molesté al pensar y preguntándome a la vez, ¿pero débil de qué? Y me contesté 'débil se le debe llamar al hombre'.

Seguí con mis pensamientos haciendo comparaciones entre la mujer y el hombre, y con una ligera sonrisa me dije "quisiera un milagro de Dios de poder ver la preñez de un hombre y el proceso de un niño recién nacido”.

Ver a ese " macho de hombre" con los síntomas de su preñez, con vomitaderas, rechazando comidas, plegando la cara con un ambiente que todo le molesta masticando granitos de arroz y café en polvo, sufriendo de antojos, pateadoras molestas de la criatura y caminando por las calles con ese cuidado de no tropezar, y las prohibiciones de esas bebidas alcohólicas acostumbradas semanalmente.

Durar 40 semanas o sea 9 meses con esa criatura en su panza, verlo cuando repentinamente se presentan en la medianoche esos fuertes dolores indicando la proximidad de parir y tratar de salir desde la casa para el hospital, sin medios de transporte, esperando un concho o el carro de un amigo que no aparece y tener que salir urgente en busca de Fefita o Chea, famosas parteras a domicilios de Mao porque "rompió fuente" y hay que parir.

¿Sabe el hombre lo que es un dolor de parto? Es como si estuviera cag... un coco (complete usted la palabra), me dijo una veterana enfermera; es peor que un dolor de riñones con tres piedras por salir pero no hay orina (de eso yo sé).

Sigamos con el milagro. Ver a ese hombre con la partera presente fungiendo de doctora aplicando viejas tradiciones, dándole un baño con agua de sal y un Té picante para así avivar los dolores. Llega el momento cumbre, cuando la partera le dice "puja, puja, puja, que ya viene" y usted, con esos ojos brotados, agarrándose del espaldar dando unos gritos despertadores del vecindario ; y por fin suena el feliz grito de ese niño, pero de repente dice ella "'um, pero son mellizos' ¡ayy pa pá,!, ahí se complicaron las cosas; vienen otros ligeros gritos adicionales. Ahí era el momento de demostrar su hombría y no llorar.

En caso de haber ocurrido en el hospital, cuanto me hubiera gustado ver salir a ese hombre con un paño en la cabeza y un par de medias hasta las rodillas y una toalla por encima cosa esta que la hacían llamar "turista".

Todo eso sucede con una mujer, con una madre, la mal llamada "sexo débil". Pero esta es la primera etapa.

Sigamos con el milagro del hombre, el sexo fuerte; ver a ese hombre feliz con sus crías, dándole el seno ignorando los problemitas venideros, cuando ese par de mellizos despierten a las dos de la mañana con esa hambre voraz, locos por encontrar esos pezones y saciar el hambre y luego de superado ese momento y tomar de nuevo un sueñito, dos horas más tarde, suena esa gritadera en dúo, uno de los dos cagado y el otro despierto por el ruido y usted creyendo que es algún dolorcito y comienza la preocupación de "padre primerizo", cambiando un paño cagado (no hay pampers) y llamando a su esposa que duerme plácidamente, a pedirle opiniones sobre el lloro de uno y la diarreíta del otro; pero ella no opina porque no sabe nada, es primeriza también.

Pero, fueron superados esos momentos, ya ese hombre hizo del trasnoche una costumbre, como el Show del mediodía. Lo bueno viene cuando se le presenta una fiebrecita acompañada con síntomas de "colerín" donde las preocupaciones se aceleran y comienzan las llamaderas telefónicas pidiendo opinión a madres veteranas, quienes dando distintas recomendaciones te vuelven loco y no sabes qué hacer, obligándote a salir huyendo hacia el hospital y sentarte a esperar porque hay cinco primero que tú; y mientras espera tu turno, comienzas a dar paseítos, jamaqueando al niño con un "ya, ya, ya, alentador para frenar el lloro. Al final, el médico sonriente te atiende y con un suero y una cucharita te despacha diciéndote "eso se le pasa" recetándote un cambio de leche adicional a la tuya, fruto de la comercialización de un nuevo producto y tú confiado en lo dicho por el galeno sales con una alegría interna, besando a la criatura y tarareando una cancioncita de esas que sirven de calmantes. Mientras tanto su esposa dormía tranquilamente y le daba las gracias a Dios por haber hecho el milagro de poner a parir un hombre y así ellos puedan borrar el calificativo de "sexo débil".

Terminé con el milagro, pero quiero citar parte de lo que una mujer a través del tiempo se ha visto sometida a tolerar y a realizar por tradiciones por aquellos años 50, 60, parte de los 70 y por qué no algunas mantenidas por los 80; de lo que ha sido capaz de hacer para salvar la vida a ese niño saliente de sus entrañas.

Cito:
Preparar un "Té de mierda de perro" para quitarle el llamado "empache", desesperada por salvarle la vida. (Eso lo vi en un campo).

Para el estreñimiento del niño, preparaban lo que llamaban "galillitas de papel enrollado bañado de aceite" y se lo metían en el anito para provocar la diarrea.

Para el "pecho apretao" le daban un Té o Zumo de leche de Piñón con café o la Cepa de "lirio blanco".

Para la "Papera" le colocaban un collar hecho con tusas de maíz.

Para bajarle la fiebre; coger sus orines y darle un baño ligándolo con Bay Rum y Malagueta. Para las lombrices, la Cañafístula y el Apasote.

Y si tenía "ceguera, o rabo e'chivo", utilizaban su leche materna colocada en sus ojitos.

Mi amigo Cuqui Rodríguez se va a divertir con el uso y restricciones dadas a las plantas en aquellos tiempos, jajaja.

Este trabajo va a resultar muy largo, pero no puedo dejar de decir las atrocidades a que fue sometida la mujer por tradiciones.

La muchacha al "matar la chiva", léase primera menstruación, los dolores eran calmados colocándoles una botella con agua caliente sobre el vientre, tampoco le permitían tocar las plantas (se perdían los frutos), tampoco cruzar por donde fabricaban dulce de leche (los cortaba) ni tocar a niños recién nacidos porque los "anoitaba", no comer limones, guineos, tamarindo y otras. "Anoitar" era como causar síntomas de debilitamiento, no comía y demás cosas .Y para evitar o curar ese mal, tiraban sobre el techo un paño sucio de su K K y lo dejaban permanentemente. La mujer con la menstruación, tampoco podía lavarse la cabeza, lo mismo que en el riesgo de 41 días, ¿sabe usted de un olor de cabeza (no dolor) por 41 días? Diga usted a que huele.

A la mujer recién parida en la casa le daban un lavado íntimo con Azufre, porque se apretaba, tampoco podía coger sereno.

Oohh, mujer ¡cuántas cosas! Para las creencias de que las brujas se "Chupaban a los niños" a esa madre le hacían "ensalmos" de semilla de mostaza colocadas en el techo; colocaban cruces de palos o tijeras abierta, regar mucho ajo y colocar un espejo debajo de la cuna del niño.

Para finalizar, la mujer preñada no podía comer concón porque le pegaba la placenta, no comer guineos porque se llenaba de flemas y no comer muchos huevos porque el niño le salía cacú (coño que jartura se dio mamá conmigo).

¿Cómo saber el sexo de la criatura? Muy fácil; colocaban debajo de dos cojines una cuchara y un cuchillo, invitaban a la preñada a sentarse sin saberlo. Mamá se sentó sobre el cuchillo.

Para reforzar finalmente lo dicho sobre las tradiciones, creo que todavía se mantienen algunas.

Para usted mujer moderna, le hago esta pregunta: ¿Cree usted en los "Antojos “? ¿Le sigue usted colocando el hilito en la frente al niño para quitarle el hipo?

Señores, hay mujeres Presidentes, levantadoras de pesas, Campo y pista, Boxeadoras, en todo participan. Hay más mujeres capacitadas, graduadas profesionalmente que nosotros los hombres y sobre todo son más serias en sus funciones encargadas. Entonces, me pregunto ¿Por qué llamarlas sexo débil? Las llamamos así porque nos da vergüenza admitir que son más fuerte y porque no tienen pelos en el pecho ni en los sobacos ni sicote en los pies (¿?)

¡Viva la Mujer!

Manito

NOTA: quiero dar las gracias a varias amigas por sus aportaciones de datos, entre ellas, Lissete Rodríguez quien los obtuvo de su querida madre (epd) dama conocedora en vida de esas tradiciones.