jueves, 28 de marzo de 2013
DO-RE-MI
TORMENTAS INTERNAS Y REMANSOS
Por Juan Colón
Tomado de juancolonmusic.blogspot.com
El ser humano en su lucha por lograr metas va acumulando una serie de cargas emocionales, que luego de ir logrando dichas metas se nos va haciendo imposible dejar atrás el cúmulo negativo que tenemos.
Es como cuando vamos logrando conocimiento, preparación profesional, mejores trabajos, siempre solicitados como los de mayor demanda; si bien todo esto es hermoso, lo es mucho más cuando el tiempo nos permite ver que el mayor premio para un ser humano es dejar su legado.
Un legado donde no sea vital ser recordado con lo excelente que fuiste con el instrumento en las manos, sino, por la forma que te diste y le serviste a tus generaciones que buscan un espacio para ir logrando sus metas.
Lograr estar consciente que Dios nos premió con grandes dones pero que estos no son eternos. Que debemos compartirlo, servir de guía a quienes anhelan seguir nuestras huellas, y algo muy importante, aprender a movernos.
Cuando la vida nos indica que debemos movernos significa que nuestra misión en esa dirección ha terminado, que ya no seguiremos siendo cabeza de león, que nuestra gran misión ahora es ir bajo las sombras del Altísimo y aprender a servir en lo máximo.
Que pongamos nuestra mirada en servir, que el tiempo de que nos sirvan ha terminado, que ahora el amor y la compasión deben ser nuestros estandartes.
Aprender amar sin buscar nada detrás, a brindar una sonrisa de aliento, un apoyo del alma, un sentir donde la persona sienta nuestra inquietud y amor por servirle.
No importa que tan alto sientas que estás, sea cierto o no que finalmente te lo hayas creído, de todas formas nunca alcanzarás la estatura de una humilde yerbita de un jardín.
Que por mucho que te afanes en tocar, en exhibir todo lo que dices tener, el vecino prefiera escuchar el cantar de un ruiseñor, de una cigüita palmera, y que eso te sirva de lección para que entiendas que a medida de ir creciendo debemos ir menguando el ego, el anhelo a estar en primera fila, y que podamos lograr ser honrados con la dulce melodía de la madre naturaleza en una noche preciosa donde nos muestra su grandioso poder y su luz penetrante que nos empequeñece al mirarla.
Que la sinfonía que llega a tu alma sintonice el centro de tu ser, de tu sentir y logres entender que darle a quien no tiene nada es el mayor privilegio que nos da el creador y su mayor recompensa será enseñarnos cada día a dar hasta que nos duela, aunque no tengas nada que dar lo tienes todo.
Que al mirar a nuestro alrededor la vida nos premie con seres humanos especiales, desconocidos, sufridos, humillados, pero con el alma llena de amor, dignidad e integridad. ¡Cuánto he aprendido! de esos héroes que se acercaron a mi pensando que yo era su maestro y resulta que son ellos mis maestros, me han dado todo a cambio de nada. ¿No es esto ser bendecido en grande por el Creador? Pues claro que lo es…. La gracia de Dios nos debe arropar el alma.
Mi mayor premio ha sido aprender a servir, me siento honrado de servirle al Creador y a ti que eres mi semejante. Abrazos del alma…. descansa estos días. Juan Colón, con amor de mi alma.
Por Juan Colón
Tomado de juancolonmusic.blogspot.com
El ser humano en su lucha por lograr metas va acumulando una serie de cargas emocionales, que luego de ir logrando dichas metas se nos va haciendo imposible dejar atrás el cúmulo negativo que tenemos.
Es como cuando vamos logrando conocimiento, preparación profesional, mejores trabajos, siempre solicitados como los de mayor demanda; si bien todo esto es hermoso, lo es mucho más cuando el tiempo nos permite ver que el mayor premio para un ser humano es dejar su legado.
Un legado donde no sea vital ser recordado con lo excelente que fuiste con el instrumento en las manos, sino, por la forma que te diste y le serviste a tus generaciones que buscan un espacio para ir logrando sus metas.
Lograr estar consciente que Dios nos premió con grandes dones pero que estos no son eternos. Que debemos compartirlo, servir de guía a quienes anhelan seguir nuestras huellas, y algo muy importante, aprender a movernos.
Cuando la vida nos indica que debemos movernos significa que nuestra misión en esa dirección ha terminado, que ya no seguiremos siendo cabeza de león, que nuestra gran misión ahora es ir bajo las sombras del Altísimo y aprender a servir en lo máximo.
Que pongamos nuestra mirada en servir, que el tiempo de que nos sirvan ha terminado, que ahora el amor y la compasión deben ser nuestros estandartes.
Aprender amar sin buscar nada detrás, a brindar una sonrisa de aliento, un apoyo del alma, un sentir donde la persona sienta nuestra inquietud y amor por servirle.
No importa que tan alto sientas que estás, sea cierto o no que finalmente te lo hayas creído, de todas formas nunca alcanzarás la estatura de una humilde yerbita de un jardín.
Que por mucho que te afanes en tocar, en exhibir todo lo que dices tener, el vecino prefiera escuchar el cantar de un ruiseñor, de una cigüita palmera, y que eso te sirva de lección para que entiendas que a medida de ir creciendo debemos ir menguando el ego, el anhelo a estar en primera fila, y que podamos lograr ser honrados con la dulce melodía de la madre naturaleza en una noche preciosa donde nos muestra su grandioso poder y su luz penetrante que nos empequeñece al mirarla.
Que la sinfonía que llega a tu alma sintonice el centro de tu ser, de tu sentir y logres entender que darle a quien no tiene nada es el mayor privilegio que nos da el creador y su mayor recompensa será enseñarnos cada día a dar hasta que nos duela, aunque no tengas nada que dar lo tienes todo.
Que al mirar a nuestro alrededor la vida nos premie con seres humanos especiales, desconocidos, sufridos, humillados, pero con el alma llena de amor, dignidad e integridad. ¡Cuánto he aprendido! de esos héroes que se acercaron a mi pensando que yo era su maestro y resulta que son ellos mis maestros, me han dado todo a cambio de nada. ¿No es esto ser bendecido en grande por el Creador? Pues claro que lo es…. La gracia de Dios nos debe arropar el alma.
Mi mayor premio ha sido aprender a servir, me siento honrado de servirle al Creador y a ti que eres mi semejante. Abrazos del alma…. descansa estos días. Juan Colón, con amor de mi alma.
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Mi hermano Juan Colón ,hijo del inmenso Lucero. !Cuanta gallardía,humildad,desprendimiento y entrega en tu humilde y profunda prosa! Tus meditaciones en estos días de refleccion son bálsamos al alma .Quiero qué se las dediquemos a nuestro hermano mayor el inmenso también, trovador insigne ,Sergio El Feo,en estado comatoso.Abrazos. Evelio Martínez. emartinez0511@gmail.com
ResponderBorrarQue artículo, cuantas verdades vertidas por el maestro Juan!!
ResponderBorrarPara servir debemos estar cargados de HUMILDAD, y reconocer que es más virtuoso el dar que el recibir. Seremos recordados y juzgados más por nuestros hechos que por nuestras posesiones.
Este valiosísimo artículo revela la grandeza de espíritu y nobleza de corazón de nuestro querido y apreciado primo Juan Colón, el que más que un gran maestro de la musica se nos muestra como un gran consejero espiritual.
Gracias por el aporte. Se le estima en demasía. Abrazos...
Diómedes Rodríguez
Preclaro y virtuoso Primo, a través de la lectura de tus fluidas y bien sopesadas apreciaciones sobre nuestro diario discurrir e interactuar en este hermoso y vilipendiado mundo, he ido asimilando y acogiendo con presteza tus conceptos inequívocos sobre la humildad, el amor sincero y hermoso desprendimiento para con los demás, apoyado por un infinito raudal de riqueza espiritual que posees.
ResponderBorrarNo en vano, y que me permita mi gran amigo Evelio, son " prosas de bálsamo al alma", como, asimismo expresa mi querido hermano Diómedes, eres un " gran consejero espiritual y de nobleza de corazón", amén de múltiples y meritorios dones y virtudes que te distinguen con bien definido justiprecio y consideración manifiesta, a mi humilde entender.
Aprovecho para significar el gran aprecio que tengo a esa egregia personalidad del "Parnaso Musical Maeño", Sergio Frias, el Feo, pero de hermosas prendas morales, originario de la hermana Santiago, ha sido un emblemático "maeño de pura cepa" como el que más y altamente merecedor del mejor de los auténticos reconocimientos de su profesionalidad, hombría de bien, honestidad, respeto y reconocido manifiesto comportamiento ciudadano. Espero que el Supremo Hacedor, le permita preservar su salud y bienestar con la mayor de las pretensiones.
En cuanto a Juan, lo insto a que nos siga ilustrando de sus profundas y bien concebidas prosas cargadas de los mejores sentimientos y peculiaridades relativas a la adecuada conducencia del comportamiento humano en todas sus magnitudes.
Gracias, querido hermano, que Dios le ayude a seguir consolidando y fortaleciendo sus nobles principios y extraordinarias virtudes,... como siempre, reitero el respeto y la deferencia más sincera,... Abrazos incomensurables,...Cuqui Rodríguez Martínez.
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