domingo, 23 de diciembre de 2012
PARA CURAR EL ALMA
NAVIDAD Y AÑO NUEVO, TIEMPO DE RENOVACIÓN
Por Doris Rodríguez
Estamos en Navidad, una de las fiestas más importantes del Cristianismo, en la que celebramos el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. Y un nuevo año se acerca
Entramos a un nuevo año que nos indica que debemos empezar a renovar, emprender nuevos proyectos de vida, realizar cambios, tener propuestas, objetivos y metas claras. Ahora bien, ¿Cómo podemos lograrlo?
Cada año pedimos, pedimos y volvemos a pedir con el único propósito de recibir a manos llenas todo lo material que según nuestras necesidades es lo que nos falta. Pretendemos que Dios nos traiga bonanzas monetarias, económicas, abundantes cosas de confort. ¿En realidad es lo que necesitamos?
Creo, debemos revisar el baúl de los años, los rincones del alma, la pista del corazón y la residencia de nuestro ser, darnos la oportunidad de ver el interior, regalarnos la libertad de sentir, qué es lo que necesitamos realmente, que nos hace falta, con qué llenamos ese vacío que creemos satisfacer con lo material.
¿Necesitamos dinero para comprar todos los lujos y fantasías que nos harán “sentir bien en el momento”, o pedir a Dios que llene nuestros corazones de amor para tener tolerancia, comprender, dar, sentir compasión, reconocernos en los sentimientos para que nuestras acciones y palabras sean fuente de bienestar y plenitud ?
Cada año decimos las mismas palabras y expresamos todo tipo de intensiones, pensamos en cambiar, nos proponemos metas que jamás hacemos nada para alcanzar, no tenemos objetivos claros, precisos y si los tenemos no los ejecutamos; nos falta la firme decisión o la suficiente fortaleza para emprender lo que soñamos y necesitamos. Es importante reconocer que si queremos lo material debemos trabajar primero lo humano, lo espiritual.
Si bien es cierto que es tiempo de encuentro, regocijo, fiestas; también es tiempo de renacer, renovar nuestras actitudes, estilo de vida, de revisar sentimientos y cambiar aquellos que nos hacen daño a nosotros y a los demás; es tiempo de limpiar los rincones del alma, curar las heridas, sanar las llagas de pasadas miserias en años transcurridos… Es el tiempo de caminar con pasos limpios, transparentes.
Llegó la hora de perdonar y sanar, de vivir en libertad espiritual y celebrar con alegría un nuevo año que nos pauta el calendario con los meses y los días; días que debemos registrar con amor, entusiasmo, energías positivas, de pensamientos lógicos, de trabajo digno, de entrega divina, de amor y paz.
Es hora de convertirnos en seres de luz y podemos transformarnos asumiendo los valores que hemos dejado botado. Vamos a nacer de nuevo iniciando un año pidiendo a Dios que permanezca en nosotros si lo tenemos o que nos enseñe el valor de la honestidad para actuar en base a la verdad y en la auténtica justicia dando a cada quien lo que le corresponde. Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. ¡Ayúdanos señor a respetar!
Señor provee a todos de amor, humildad, sencillez, docilidad, decencia, generosidad, gratitud, desprendimiento, bondad, lealtad, perdón, sinceridad, prudencia, serenidad, paciencia, fidelidad, autodominio, obediencia, optimismo. Danos Señor carácter, confianza, valentía, coherencia, perseverancia, responsabilidad, en fin todo aquello que nos conduzca a mejorar nuestras vidas y encontrar la felicidad basada en el amor y la fe en Dios y que el universo nos de armonía en cuerpo y alma.
Y que nuestras vidas se conviertan en el perfecto arbolito donde colguemos los sentimientos nobles y acciones que sean como estrellas que iluminen cada año, meses, días, noches, mañanas, tardes, minutos y segundos de todos, unidos por y para el bien de la humanidad.
Que esta Navidad y el nuevo año traiga sanación y una sensación maravillosa de todos los sentimientos más bonitos reunidos dentro de nuestro corazón y junto podamos cumplir los más anhelados sueños de ser mejores para tener lo que merecemos. FELIZ NAVIDAD.
Por Doris Rodríguez
Estamos en Navidad, una de las fiestas más importantes del Cristianismo, en la que celebramos el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. Y un nuevo año se acerca
Entramos a un nuevo año que nos indica que debemos empezar a renovar, emprender nuevos proyectos de vida, realizar cambios, tener propuestas, objetivos y metas claras. Ahora bien, ¿Cómo podemos lograrlo?
Cada año pedimos, pedimos y volvemos a pedir con el único propósito de recibir a manos llenas todo lo material que según nuestras necesidades es lo que nos falta. Pretendemos que Dios nos traiga bonanzas monetarias, económicas, abundantes cosas de confort. ¿En realidad es lo que necesitamos?
Creo, debemos revisar el baúl de los años, los rincones del alma, la pista del corazón y la residencia de nuestro ser, darnos la oportunidad de ver el interior, regalarnos la libertad de sentir, qué es lo que necesitamos realmente, que nos hace falta, con qué llenamos ese vacío que creemos satisfacer con lo material.
¿Necesitamos dinero para comprar todos los lujos y fantasías que nos harán “sentir bien en el momento”, o pedir a Dios que llene nuestros corazones de amor para tener tolerancia, comprender, dar, sentir compasión, reconocernos en los sentimientos para que nuestras acciones y palabras sean fuente de bienestar y plenitud ?
Cada año decimos las mismas palabras y expresamos todo tipo de intensiones, pensamos en cambiar, nos proponemos metas que jamás hacemos nada para alcanzar, no tenemos objetivos claros, precisos y si los tenemos no los ejecutamos; nos falta la firme decisión o la suficiente fortaleza para emprender lo que soñamos y necesitamos. Es importante reconocer que si queremos lo material debemos trabajar primero lo humano, lo espiritual.
Si bien es cierto que es tiempo de encuentro, regocijo, fiestas; también es tiempo de renacer, renovar nuestras actitudes, estilo de vida, de revisar sentimientos y cambiar aquellos que nos hacen daño a nosotros y a los demás; es tiempo de limpiar los rincones del alma, curar las heridas, sanar las llagas de pasadas miserias en años transcurridos… Es el tiempo de caminar con pasos limpios, transparentes.
Llegó la hora de perdonar y sanar, de vivir en libertad espiritual y celebrar con alegría un nuevo año que nos pauta el calendario con los meses y los días; días que debemos registrar con amor, entusiasmo, energías positivas, de pensamientos lógicos, de trabajo digno, de entrega divina, de amor y paz.
Es hora de convertirnos en seres de luz y podemos transformarnos asumiendo los valores que hemos dejado botado. Vamos a nacer de nuevo iniciando un año pidiendo a Dios que permanezca en nosotros si lo tenemos o que nos enseñe el valor de la honestidad para actuar en base a la verdad y en la auténtica justicia dando a cada quien lo que le corresponde. Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. ¡Ayúdanos señor a respetar!
Señor provee a todos de amor, humildad, sencillez, docilidad, decencia, generosidad, gratitud, desprendimiento, bondad, lealtad, perdón, sinceridad, prudencia, serenidad, paciencia, fidelidad, autodominio, obediencia, optimismo. Danos Señor carácter, confianza, valentía, coherencia, perseverancia, responsabilidad, en fin todo aquello que nos conduzca a mejorar nuestras vidas y encontrar la felicidad basada en el amor y la fe en Dios y que el universo nos de armonía en cuerpo y alma.
Y que nuestras vidas se conviertan en el perfecto arbolito donde colguemos los sentimientos nobles y acciones que sean como estrellas que iluminen cada año, meses, días, noches, mañanas, tardes, minutos y segundos de todos, unidos por y para el bien de la humanidad.
Que esta Navidad y el nuevo año traiga sanación y una sensación maravillosa de todos los sentimientos más bonitos reunidos dentro de nuestro corazón y junto podamos cumplir los más anhelados sueños de ser mejores para tener lo que merecemos. FELIZ NAVIDAD.
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Doris: Dios bendiga tus dones de expresar verdades con amor, respeto y cariño hacia todo aquel que la lea, que sienta la inmensidad de tu Fe, Amor y Esperanza para todos. Me honro en gran manera ser parte de tus amigos. Abrazos y que todos tus anhelos sean realidad junto a Ignacio y tus bebitas. Abrazos del alma mi querida Amiga.
ResponderBorrarMuchas gracias del alma Dios bendiga a quien me dejo este bello mensaje...Que el universo le multiplique por mucho junto a su familia todos esos deseos .
ResponderBorrarDoris R.