lunes, 3 de diciembre de 2012

AL DÍA CON EL IDIOMA

PRESIDENTE, PRESIDENTA

La señora Presidenta, sentada, ¿es sedenta?, si va andando ¿es caminanta? ¿La señora Presidenta, quizás, no es consecuente? ¿O es que es consecuenta?

A los preocupados por el sexismo del idioma debería molestarles esta feminización morfológica de un participio, que casi es la única construcción que mantiene la misma forma casable con ambos géneros. Claro, que quien confunde género con sexo está en peligro de llegar a la conclusión de que el femenino de presidente sea presidenta.

Creo que presidente es, originalmente, participio del verbo presidir y que con tal palabra nos referimos al ciudadano, socio, o cofrade que está al frente o delante de la asamblea, la sociedad o la cofradía. Al sustantivizarlo, eludiendo decir «ciudadano», «socio» o «cofrade» presidente, realzamos la función y ocultamos la condición del aludido. Algunos se lo creen, y de primus inter pares pasan a usurpar la autoridad del cargo y se la quedan como derecho personal, con las antidemocráticas consecuencias que deben suponerse. Así que «Presidenta» es forma peligrosa para el idioma, creo. Pero mucho más para la sociedad, por la implícita suposición de que el cargo es consustancial a la persona que lo desempeña y a una característica tan intrínseca de la persona como su sexo.

No se me ocurren muchos participios sustantivados que se utilicen casi únicamente sin mencionar el sujeto, como es el caso de presidente. Supongo que los hay. De pasada aparece estupefaciente, cuyo sujeto más corriente es sustancia, de género femenino si no me equivoco. No creo que nadie proponga cambiar a estupefacienta cuando se refiera a la heroína o a la marihuana, y estupefaciente —o, ya puestos, estupefaciento— cuando hable del opio.

Les agradecería una aclaración sobre la Presidenta, la razón de su proliferación y su corrección —gramatical, por supuesto—. Y en el caso de que compartieran mi criterio, me complacería oír algo al respecto en los medios de comunicación a los que puedan acceder y que diariamente utilizan tal «participia».

RESPUESTA DE FUNDÉU

Lamentamos no compartir su criterio y por lo tanto le informamos de que no hablaremos de eso en los medios de comunicación a nuestro alcance. Es más, si lo hiciéramos, sería en sentido contrario, pues por aquí (en la Fundación del Español Urgente) pensamos que hay que favorecer el uso del femenino y hacer visibles a las personas que han estado tantos años invisibles en nuestra lengua: las mujeres.

Ya hay algunos participios de ese tipo que llevan años funcionando en español: presidenta, clienta, asistenta, gobernanta, parienta, tenienta, penitenta, practicanta, ayudanta, comedianta, principianta, postulanta, almiranta, danzanta, intendenta, sargenta, vicepresidenta... (datos tomados del Diccionario inverso de la lengua española, de Ignacio Bosque y Manuel Pérez Fernández. Madrid: Gredos, 1987), y es de esperar que cada vez sean más.

No se trata como verá de forzar la lengua cambiando adjetivos como los de sus ejemplos (sedenta, consecuenta, estupefacienta...), sino de simples sustantivos que tienen formas femeninas en la lengua española. Y no creemos que «presidenta» sea una forma peligrosa para el idioma, sino más bien consideramos que es muy beneficiosa.

En cuanto a la aclaración que nos pide al final de su mensaje sobre si presidenta es o no correcta gramaticalmente, solo podemos repetirle que sí es correcta. Y respecto a la proliferación de esa palabra se nos ocurre que se debe únicamente a que cada vez hay más mujeres que ocupan ese cargo y gracias a ello nuestra lengua va siendo, poco a poco, menos sexista.

Tomado de la Fundación del Español Urgente: http://www.fundeu.es

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