Por Evelio Martínez
“Lo que se ve, lo que se dice, lo que se oye y lo que se siente. Obra y copia en nuestro poder”. Croniquilla de Radio Mao. Tomás Pujols y Sanabia.
En la foto a la derecha, el autor junto a Germán Moya, compañero locutor. Haga clic en la foto para agrandarla.
A mi pueblo Mao llegó una tarde de bello atardecer un señor con una sonrisa permanente, afable, alegre y de hablar pausado que parecía querer conquistar el universo. Se desmontó frente al Parque Amado Franco Bidó de un jeep Willy encapotado, con una antena de repetición que daba al cielo. Bocinas de radio de comunicación que se dejaban oír con sus señales hertzianas. Algunos jóvenes de la época que estábamos en el parque rodeamos al personaje que investigaba sobre las diferentes actividades que se realizaban en el pueblo, sobre su cultura, su gente, etc.… A cada pregunta y respuesta, el señor en cuestión se movía hacia el jeep y escuchaba una que otra señal de radio. El personaje a que nos referimos es nada más y nada menos que Don José Raposo Peralta, uno de los pioneros de la radio en la República Dominicana junto a Abraham Van der Horst, Pepé Justiniano y Frank Hatton.
Este visionario de las comunicaciones y las ondas hertzianas andaba en busca de extender sus redes radiales, pues ya era propietario de la radio “La Voz del Progreso”, potente radioemisora de San Francisco de Macorís, la que alternaba con la Terraza Night Club en el mismo edificio y en la que me cupo el honor de trabajar como locutor.
Ese mismo día de su llegada y del lado opuesto del parque donde nos encontrábamos habló con la señora Colombina Santana y casi se pusieron de acuerdo para alquilarle la parte frontal izquierda de su casa (dos habitaciones) para instalar una emisora que él (Don José) construiría en nuestro pueblo y que se llamaría Radio Mao.
Me entusiasmó y me prometió que yo sería parte de sus primeros locutores, haciéndome un pequeño test y modulando mi voz que aprobó por potente y suave.
No fui de sus primeros locutores-fundadores, pues me encontraba involucrado en otras cuestiones obvias. Sus primeros locutores fueron importados desde “La Voz del Progreso” de San Francisco de Macorís y fueron ellos: Raúl Valdez Borges, de voz aterciopelada y melódica; Machacho González, joven apuesto y dandy que cultivó muchos amoríos; Quico Tejada, campechano y trivial que enfocó su trabajo locutoril al campo con sus programas campesinos y de tierra adentro, y Frank Rodríguez, locuaz y que hacía alarde con la magia de su voz. Luego, Raúl Valdez Borges fue sustituido en la Dirección por el profesor de profesores en la locución mi entrañable amigo y compañeros de infortunios revolucionarios, el inmenso Tomás Pujols y Sanabia, ducho periodista también quien inició desde Radio Mao su famoso programa radial “Croniquilla de Radio Mao” que identificaba al comenzar con el slogan: “Lo que se ve, lo que se oye, lo que se dice, lo que se comenta y lo que se siente, obra y copia en nuestro poder”.
Entonces, yo me inicié en la locución en Radio Mao bajo la égida, dirección y conducción de esta portentosa figura. Comencé sustituyéndolo en un programa que él hacía a las 6:00 de la tarde, de canciones y poemas, que yo recitaba y se llamaba “Seis Canciones, Seis Poemas a las Seis”.
Tomás desde sus programas mantuvo un match-revancha con un célebre locutor, también de San Francisco de Macorís, llamado Rafael Rivas Jerez, que desde Santiago producía un programa noticioso-político de derecha que se llamaba “Ante el Cibao”. Rivas hacía su “Ante el Cibao” a las 12:00 del mediodía y Tomás producía su “Croniquilla” a la 1:00 de la tarde. Rivas era miembro de Unión Cívica Nacional y Tomás simpatizante de izquierda (14 de Junio). Fueron dos rivales dignos de tomarse en cuenta y con ellos aprendimos mucho. Descanse en Paz mi hermano Tomás Pujols y Sanabia, gracias por permitirme brevar en la rica fuente de tu sapiencia y conocimientos.
Junto conmigo se iniciaron también en la locución Gérman Moya, Mayobanex Moya, Fernando Rodríguez Taveras (Chichito) y Roberto Rodríguez como técnico. Los afanes revolucionarios, la lucha estudiantil y otros menesteres me alejaron un poco de lo locución. Durante el tiempo que ejercí en Radio Mao, obtuve el carnet de locutor No. 461. Siendo el primer maeño en obtenerlo en un examen riguroso en Radio televisión Dominicana.
¡Cómo no recordar a Radio Mao! Su inauguración puede catalogarse entre uno de los hitos más importantes del Siglo XX en la región.
ResponderBorrarTomás Pujols y Sanabia, en Mao, y Ramón de Luna en Santiago fueron miembros de la crema y nata de la locución dominicana de todos los tiempos.
Rivas Jerez fue una de las más grandes desgracias que nos tocaron como pueblo. Fue una de esas plagas malditas, irresponsables y destructivas.
Como siempre, buen trabajo Evelioke Martinoke.
Gracias por siempre mantener la llama de la creación encendida para los lectores de MEEC.
Un abrazo.
Isaías
Evelio ;Gozando con tu recuerdos, se te olvidó el muchacho Daniel ( )encargado de servicios,que vino con ellos con un apodo raro.Te recordaré tres cosas ocurridas en Radio Mao:La visita del "viejo roble"don Angel Miolán y nuestro DR.José Fco.Peña Gomez recién llegados del exilio.El concurso de baile cuando la fiebre del "Twist"Chubby Checker, donde Juancito Taveras dio una cátedra bailando (ofrezcome!) y en el programa de Fernando Rodriguez por la tarde muchas veces fui "control". Machacho Gonzalez me puso el mote "simiñico".
ResponderBorrarEl carnet está muy atractivo ,con la forma de identificar,pues el color del pelo "bueno",color raro ese.
Muy bueno Evelio.
Manito
Me distraje, con esta publicación. Pero recuerdo que esa emisora llego a Mao cuando estaba el más ferviente pedido de libertad y democracia del pueblo dominicano. Los jóvenes de esa época, rápidamente se identificaron con radio Mao, por ser un vocero de ese reclamo, que posteriormente lanzó a decididos Maeños a integrarse a la lucha nacional por la libertad y la democracia que gracias a ellos, hoy la disfrutamos, aún con sus defectos. por eso y por mucho más, es que te decimos, Evelio, que te admiramos y te queremos.
ResponderBorrarEl afecto de siempre, Ley S.