miércoles, 13 de julio de 2011

LA FLAUTISTA DE LA PLAZA MAYOR

Del Poemario Extraña Hora: Madrugada
Poema Inédito de Narcisa Ferreira de Pimentel

Cada día la observaba con igual curiosidad
Tocar con su vieja flauta su incansable melodía
Esperando un transeúnte le diera por caridad
Unas poquitas monedas con las que pan compraría

Por los hoyos de la flauta salía vaho de su aliento
El que se elevaba al cielo confundido con la niebla
Mientras todos la ignoraban y con desprecio decían
¡Es por droga y no por frío por lo que su cuerpo tiembla!

Tenía aspecto descuidado, por demás desaliñado
La melena enmarañada le ocultaba todo el rostro
Y tocaba hora tras hora hasta terminar el día
Repitiendo sin descanso esa misma melodía

La bóveda celestial fue siempre su inmenso techo
Temía mucho a la noche y solo ella lo sabía
Pues la lluvia le mojaba el cartón que era su lecho
Y en rincones tenebrosos, del turbión se guarecía

¿Es que no tendrá parientes esa indigente flautista?
Me preguntaba al mirarla ir por la plaza mayor
En tanto la indiferencia pone un velo en la mirada
De los que van a la plaza, que es toda la población

Una mañana de octubre el pueblo se congregó
Alrededor de una grada en plena plaza mayor
Y al acercarme entreví sobre el pelo enmarañado
El rostro de la flautista que sin vida había quedado

Sin duda era muy hermosa, dijeron los parroquianos
Pues en su inmensa belleza nadie jamás reparó
Y la divinidad de su alma que tras el vicio ocultaba
Tras su muerte como lirio, sobre un fangal floreció

Era en octubre y la fronda su ropa se desvestía
Y cada hoja cobriza sobre su cuerpo cayó
Mientras la roja hojarasca le daba su vestidura
El viento una melodía muy conocida silbó

Todos sintieron la culpa de lo que había sucedido
Nadie le ofreció su ayuda pecaron de indiferentes
Que tristeza, pobre suerte, solo después de la muerte
Logró llamar la atención de una casta de indolentes

Pasó el tiempo y con los años aun el viento silbaba
Esa extraña melodía que la flautista dejara
Sobre techos, y ventanas de una comarca lejana
Para que la recordaran cuando el otoño llegara.

2 comentarios:

  1. Lo leí tres veces y no se me quitó el engranojo. Ah la vida! Solo sé que hay muchas personas que mueren de hambre y por falta de medicina que el familiar o amigo pudo haber resuelto con los 25, 30 o 50 mil pesos y quien sabe mas, pagaron por la caja para que su familiar o amigo fuera enterrado con dignidad. Bah. No sigo.

    Atte. Ley S.

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  2. Narcisa..Hermoso poema, no tengo como llamarlo, conmovedora paradoja de la vida. Excelente, solo los grandes poetas logran hacer poesia del dolor.
    Abrazos
    Juan Colón

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