miércoles, 29 de junio de 2011
"Yo también amo a Mao"
El regreso del periodista Antonio Espinal
Antonio Espinal es un periodista nativo de Mao, que comenzó su carrera como corresponsal en este pueblo. El Nacional se lo llevó a Santo Domingo, donde laboró como Sub-Jefe de Redacción y Jefe de Redacción de la Revista ¡Ahora!; emigró a los Estados Unidos y fue durante siete años Director del diario Noticias del Mundo. Ha obtenido numerosos reconocimientos, como el Primer Premio Shell de Periodismo, en el país, y el que el Concejo Municipal de Nueva York proclamó como el "Día de Antonio Espinal en la Ciudad de Nueva York", en reconocimiento a su labor allí.
Para que las generaciones de ahora lo conozcan, quisimos leer de su propia pluma algo sobre Antonio Espinal. Nos dice Antonio:
Hace mucho tiempo que no voy a mi pueblo de Mao, donde mi madre Aurora me trajo a la vida, mi madre Eufracia me enseñó a sentarme y a amar a los demás y mi madre Tita me ayudó en la educación. ¡Qué orgullo de tener el amor de tres madres! Y de un pueblo que todavía me recuerda por haberle dado lo mejor de mi pluma, hasta el punto de que no me arrancaron la cabeza, porque encontraron que estaba muy sostenida al cuerpo.
Soy de Mao y amo a Mao como tú, lector. Nací y me crié en el Batey, que ahora llaman Barrio Don Bosco. Dormía en un catre pegado con almidón y me fascinaba caminar descalzo sobre el suelo de barro del bohío de yaguas donde me crié y tenía el privilegio también de escoger entre tres casas para comer. Y qué divertido era ver el panorama por los orificios de las yaguas, que eran mis minúsculas ventanas en la casa 51 de la calle 15.
Y lo que más gozaba era ver pelear a Aurora, Eufracia y a Tita por cual yo iba a escoger para comer. Era difícil de elegir entre el rico manjar que se preparaba en las tres piedras del fogón de Eufracia, el anafe de Aurora o la estufa de Tita. O sea que podía elegir entre lo más pobre, lo del medio o el ambiente de clase media, aunque siempre me quedaba en el primer plano. Fue parte de la naturaleza humilde que me ha quedado en el recuerdo de mi adolescencia.
Por eso, cuando el Concejo Municipal neoyorquino proclamó para mi orgullo el "Día de Antonio Espinal en la Ciudad de Nueva York", por mi trabajo por el bien de la comunidad hispana aquí, tuve que tomar 18 minutos para explicarle al Alcalde qué era una letrina y él se pasó otros 18 minutos riéndose a carcajadas al saber lo que se hacía en la misma. Incluso me dijo, no sé si en broma, que cuando visitara República Dominicana, me iba a invitar para que yo lo llevara a una letrina. Si no me cobran muchos impuestos aduaneros, a lo mejor le traiga una al regresar aquí.
Yo me desarrollé en el periodismo en Mao, trabajando como corresponsal de El Nacional, El Sol y los noticieros La Situación Mundial, de Ramón de Luna y Minucha, en Santiago, y Radio Comercial, que dirigía Radhamés Gómez Pepín, actual director de El Nacional. El Dr. Freddy Gatón Arce, director de El Nacional, y Rafael Herrera, Director del Listín Diario, publicaron que yo era el mejor corresponsal provincial dominicano.
Ey, pero no crean que todo se quedaba en las piedras del fogón de mi casa del Batey. Mi trabajo en el periodismo me permitió colarme en la sociedad maeña, donde aprendí que no había diferencia entre nuestras pieles, que yo sabía hablar su idioma para entendernos, en la misma forma en que me entendía con mi gente del Batey.
Y establecí una relación muy estrecha con personas importantes con quienes pasaron a ser mis mejores amigos como el Dr. Norman Ferreira y su esposa Lucía, Luis Bogaert Díaz, Fineta Bogaert, Bertha Gertrudis Bogaert y su esposo Cornelio Bouma, que tuvieron la confianza de emplearme a cargo del Seguro Social y como pagador de las nóminas de miles de trabajadores en la antigua Finca Bogaert.
Otros grandes amigos que recuerdo con mucho cariño son Rafael Díaz, que era el Jefe de los trabajadores en la Finca Bogaert; el Dr. Darío Tió, Fabio Núñez, Dr. Rafael Rodríguez Colón y su maravillosa esposa doña Pancha; Guarionex Aquino; Ing. Fernando Ferreira Azcona; los locutores Gabriel e Inmaculada Peña; Chedín de Crespo; Nicelia Fernández; Daniel Antonio Colón (Lucero); Julián García y su esposa Querida; José Manuel Taveras y su esposa Mirtha; Juan Agustín Taveras; Dra. Estela González, Polo y Élida Pacheco y sus hijos, etc., etc., etc.
Y aunque reconozco que fui un mal estudiante, tuve como profesora a la maestra más bella de Mao: Lavinia del Villar. Por igual, tuve el privilegio de arrancarles sonrisas a las princesas de mi pueblo Thamara Rodríguez, Yanetsita de Moya y Miledys Peña.
Si bien disfruté a plenitud el cariño de mi pueblo, por otro lado trataron de quitarme la vida por lo que escribía y molestaba a las autoridades de aquellos tiempos. Me encarcelaron, me acusaron, pero al final me declararon "inocente" de los cargos gracias a la intervención de mi gran amigo el jurista santiagués Ramón Antonio --Negro-- Veras.
El Dr. Freddy Gatón Arcé, Director de El Nacional, me convenció para llevarme a la capital, donde me asignó a cubrir la muerte del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y dos de sus compañeros, Eberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas, en el paraje Nizaíto, sección la Orma de San José de Ocoa.
Un año después, en medio de una serie de reportajes investigativos sobre quienes estaban detrás del negocio de la prostitución en Santo Domingo, trataron de nuevo de matarme. Lo mejor que hice fue emigrar a Nueva York, donde trabajé un tiempo como Corresponsal de El Nacional a tiempo de que escribía una columna para El Diario La Prensa. Cuando surgió el nuevo diario Noticias del Mundo, me ofrecieron trabajar como Editor Metropolitano y después de un tiempo me ascendieron a Director de la edición de Nueva York.
Hace más de tres años me mudé para Reading, Pensilvania. El colega periodista y escritor José Carvajal me preguntó en una entrevista que me hizo en el 2010, el porqué yo había abandonado a Nueva York. Le respondí que solo estaba de vacaciones. La entrevista, titulada "El Periodismo agridulce de Antonio Espinal" fue incluída en su libro "A quien pueda interesar", que trata de los dominicanos que viven en el barrio Washington Heights, de Manhattan. La entrevista puede leerse aquí
Nunca he olvidado a Mao. Lo amo y siempre lo amaré mientras vida tenga.
Seguiremos en contacto por esta vía.
Antonio Espinal es un periodista nativo de Mao, que comenzó su carrera como corresponsal en este pueblo. El Nacional se lo llevó a Santo Domingo, donde laboró como Sub-Jefe de Redacción y Jefe de Redacción de la Revista ¡Ahora!; emigró a los Estados Unidos y fue durante siete años Director del diario Noticias del Mundo. Ha obtenido numerosos reconocimientos, como el Primer Premio Shell de Periodismo, en el país, y el que el Concejo Municipal de Nueva York proclamó como el "Día de Antonio Espinal en la Ciudad de Nueva York", en reconocimiento a su labor allí.
Para que las generaciones de ahora lo conozcan, quisimos leer de su propia pluma algo sobre Antonio Espinal. Nos dice Antonio:
Hace mucho tiempo que no voy a mi pueblo de Mao, donde mi madre Aurora me trajo a la vida, mi madre Eufracia me enseñó a sentarme y a amar a los demás y mi madre Tita me ayudó en la educación. ¡Qué orgullo de tener el amor de tres madres! Y de un pueblo que todavía me recuerda por haberle dado lo mejor de mi pluma, hasta el punto de que no me arrancaron la cabeza, porque encontraron que estaba muy sostenida al cuerpo.
Soy de Mao y amo a Mao como tú, lector. Nací y me crié en el Batey, que ahora llaman Barrio Don Bosco. Dormía en un catre pegado con almidón y me fascinaba caminar descalzo sobre el suelo de barro del bohío de yaguas donde me crié y tenía el privilegio también de escoger entre tres casas para comer. Y qué divertido era ver el panorama por los orificios de las yaguas, que eran mis minúsculas ventanas en la casa 51 de la calle 15.
Y lo que más gozaba era ver pelear a Aurora, Eufracia y a Tita por cual yo iba a escoger para comer. Era difícil de elegir entre el rico manjar que se preparaba en las tres piedras del fogón de Eufracia, el anafe de Aurora o la estufa de Tita. O sea que podía elegir entre lo más pobre, lo del medio o el ambiente de clase media, aunque siempre me quedaba en el primer plano. Fue parte de la naturaleza humilde que me ha quedado en el recuerdo de mi adolescencia.
Por eso, cuando el Concejo Municipal neoyorquino proclamó para mi orgullo el "Día de Antonio Espinal en la Ciudad de Nueva York", por mi trabajo por el bien de la comunidad hispana aquí, tuve que tomar 18 minutos para explicarle al Alcalde qué era una letrina y él se pasó otros 18 minutos riéndose a carcajadas al saber lo que se hacía en la misma. Incluso me dijo, no sé si en broma, que cuando visitara República Dominicana, me iba a invitar para que yo lo llevara a una letrina. Si no me cobran muchos impuestos aduaneros, a lo mejor le traiga una al regresar aquí.
Yo me desarrollé en el periodismo en Mao, trabajando como corresponsal de El Nacional, El Sol y los noticieros La Situación Mundial, de Ramón de Luna y Minucha, en Santiago, y Radio Comercial, que dirigía Radhamés Gómez Pepín, actual director de El Nacional. El Dr. Freddy Gatón Arce, director de El Nacional, y Rafael Herrera, Director del Listín Diario, publicaron que yo era el mejor corresponsal provincial dominicano.
Ey, pero no crean que todo se quedaba en las piedras del fogón de mi casa del Batey. Mi trabajo en el periodismo me permitió colarme en la sociedad maeña, donde aprendí que no había diferencia entre nuestras pieles, que yo sabía hablar su idioma para entendernos, en la misma forma en que me entendía con mi gente del Batey.
Y establecí una relación muy estrecha con personas importantes con quienes pasaron a ser mis mejores amigos como el Dr. Norman Ferreira y su esposa Lucía, Luis Bogaert Díaz, Fineta Bogaert, Bertha Gertrudis Bogaert y su esposo Cornelio Bouma, que tuvieron la confianza de emplearme a cargo del Seguro Social y como pagador de las nóminas de miles de trabajadores en la antigua Finca Bogaert.
Otros grandes amigos que recuerdo con mucho cariño son Rafael Díaz, que era el Jefe de los trabajadores en la Finca Bogaert; el Dr. Darío Tió, Fabio Núñez, Dr. Rafael Rodríguez Colón y su maravillosa esposa doña Pancha; Guarionex Aquino; Ing. Fernando Ferreira Azcona; los locutores Gabriel e Inmaculada Peña; Chedín de Crespo; Nicelia Fernández; Daniel Antonio Colón (Lucero); Julián García y su esposa Querida; José Manuel Taveras y su esposa Mirtha; Juan Agustín Taveras; Dra. Estela González, Polo y Élida Pacheco y sus hijos, etc., etc., etc.
Y aunque reconozco que fui un mal estudiante, tuve como profesora a la maestra más bella de Mao: Lavinia del Villar. Por igual, tuve el privilegio de arrancarles sonrisas a las princesas de mi pueblo Thamara Rodríguez, Yanetsita de Moya y Miledys Peña.
Si bien disfruté a plenitud el cariño de mi pueblo, por otro lado trataron de quitarme la vida por lo que escribía y molestaba a las autoridades de aquellos tiempos. Me encarcelaron, me acusaron, pero al final me declararon "inocente" de los cargos gracias a la intervención de mi gran amigo el jurista santiagués Ramón Antonio --Negro-- Veras.
El Dr. Freddy Gatón Arcé, Director de El Nacional, me convenció para llevarme a la capital, donde me asignó a cubrir la muerte del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y dos de sus compañeros, Eberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas, en el paraje Nizaíto, sección la Orma de San José de Ocoa.
Un año después, en medio de una serie de reportajes investigativos sobre quienes estaban detrás del negocio de la prostitución en Santo Domingo, trataron de nuevo de matarme. Lo mejor que hice fue emigrar a Nueva York, donde trabajé un tiempo como Corresponsal de El Nacional a tiempo de que escribía una columna para El Diario La Prensa. Cuando surgió el nuevo diario Noticias del Mundo, me ofrecieron trabajar como Editor Metropolitano y después de un tiempo me ascendieron a Director de la edición de Nueva York.
Hace más de tres años me mudé para Reading, Pensilvania. El colega periodista y escritor José Carvajal me preguntó en una entrevista que me hizo en el 2010, el porqué yo había abandonado a Nueva York. Le respondí que solo estaba de vacaciones. La entrevista, titulada "El Periodismo agridulce de Antonio Espinal" fue incluída en su libro "A quien pueda interesar", que trata de los dominicanos que viven en el barrio Washington Heights, de Manhattan. La entrevista puede leerse aquí
Nunca he olvidado a Mao. Lo amo y siempre lo amaré mientras vida tenga.
Seguiremos en contacto por esta vía.
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Creo sin temor a equivocarme que Antonio ha sido una de las voces más honestas del periodismo nuestro. Recuerdo muy bien esos episodios donde fue apresado y acusado.Luego haciendo periodismo serio en la ciudad de NY. Excelente ser humano,
ResponderBorrarMuy merecido reportaje.
Sinceramente,
Juan Colon
Lo de Antonio Espinal, lo conocemos todos los de su generación; y sabemos la astusia y la dedicación con que realizaba su trabajo mientras ejerció en este pais su profesión de periodista. Siempre se interesó por poner en claro arriezgando su vida, temas que de verdad le interesaban a la sociedad y que ningún otro investigador de la epoca se atrevia a tocar. Por esa valentía, siempre fui y sigo siendo un fiel admirador de su conducta y un eterno seguidor de todo lo que salga de su pluma; porque él mismo se llena de orgullo, cuando sólo vierte la verdad en las cuartillas que escribe. El nos hace recordar lo que hoy no existe :" El verdadero periodismo ".
ResponderBorrarRolando Espinal
Hola Antonio:
ResponderBorrarQue bueno saber de tí, y que alegría al oirte decir que "seguiremos en contacto por esta vía".
Sin lugar a dudas, MEEC se enriquece con tu ingreso como colaborador, no sólo por tu bagaje como periodista de prestigio, sino por tu gran valor como ser humano.
Un fuerte abrazo,
Fernan Ferreira.
Estoy plenamente de acuerdo con los crititerios que se han espuesto aqui sobre Antonio Espinal admirado, respetado y querido por nosotros asi como queremos senalar que como compueblano nos llena de orgullo por su trayectoria limpia y diafana altravez de los anos y sobretodo durante los anos de la tirania Balaguer, siempre admire y segui sus escritos desde muy joven y fue mi inspiracion para iniciarme como corresponsal periodistico de varios medios, como lo fue el periodico el sol, radio santa maria en donde fui corresponsal desde mao, pero lo que mas me marco sobre Antonio fue cuando el ciclon David que sin conocerlo personalmente intervino a mi favor en el barrio de Hatico cuando yo con una camarita en mano me disponia a cubrir las inundaciones que habia producido el ciclon sobre el puente del Jonquito y un militar fusil en mano me detuvo para que no cruzara una zona de segurida y queria llevarme preso pero para sorpresa mia Antonio lo conocia y le convencio de que me dejara tranquilo, despues de eso, converce por largo rato con Antonio e incluso me invito a su casa, hablamos de Orlando Martinez, del Nacional, de la revista ahora, de sus escritos acerca de Herminia y cuando descubrio "el Meneito" lo que le habia causado muchisimos problemas incluso me mostraba la cicatriz que tenia en la cien de un balazo que le habian propinado por esto, la verdad que quede facinado por el hecho de haber conocido a alguien quien yo admiraba tanto y quien siempre admirare y de quien no solo "Los Maenos" debemos sentirnos orgullosos, sino todo Dominicano que aprecia el trabajo serio y honesto de un hombre a carta cabal......NELSON PERDOMO NYC
ResponderBorrarnperdomo01@hotmail.com
Antonio Espinal; ejemplo vivo del 4to. Poder.
ResponderBorrarSobran palabras.
Felicidades Antonio.
Manito
Nos prestigia con su incursión en MEEC, ese amigo hijo de dos queridos, Benito y doña Tita, ambos eran excelentes personas. La audacia periodística de Antonino, es incuestionable. Me llena de muchas satisfacción tenerlos con nosotros. Empezó como lo sabe hacer, narrando con orgullo sus orígenes. Describir el escenario donde creció, lo pone al mas alto nivel de su sinceridad. Un Abrazo Amigo. Bienvenido.
ResponderBorrarCon afectos, Ley S.
Antonio Espinal, orgullo maeño, con quien me siento orgullosa de compartir nuestra patria chica... profesional de garras, sin miedo a defender su verdad; inteligente, honesto a carta cabal y alguien que mereció un gran amor de mis padres... Antonio, mi amigo incondicional y leal, y por supuesto, que me hizo reír... no sonrisas, sino innumerables carcajadas. Me siento orgullosa de ser tu amiga... te quiero mucho Antonio... Thamara Rodríguez Arté
ResponderBorrarVoy a aprovechar este medio para agregar algo de lo que ya se ha dicho o de lo que alguna gente no conoce sobre la vida del ilustre Antonio Espinal. Yo considero que Antonio fue un niño prodigio, ya que hacía cosas que se salían de lo normal; sobresalía en todo y dejó huellas imborrables en la juventud que le antecedió. Por ejemplo, cuando la gente no tenía incentivos para aprender, Antonio estaba estudiando inglés, mecanografía, contabilidad, a la vez que era un corresponsal periodístico. Como el conocimiento es un poder, Antonio tenía el poder de abrirse paso en todas las esferas sociales, pero nunca se olvidó de sus raíces. Antonio hizo el primer letrero lumínico que hubo en el barrio de Hatico. Cuando el mundo era más romántico, Antonio tenía una mascota llena de poesías y pensamientos, todas de su autoría. Fue el primero que llevó al barrio los radios Walkie-Talkie. Una vez un policía ignorante lo cogió preso porque lo encontró hablando por la radio, pero como era menor de edad, hubo que soltarlo, era que en esos tiempos, quienes estaban supuestos a protegernos nos masacraban por cualquier tontería. A propósito de la radio, Antonio, popularizó una palabra que duró mucho en nuestro argot, que fue la palabra "Come légamo" que la decíamos para confundir a los muchachos que le hacíamos creer que decíamos colega. Otra cosa que Antonio hacía de vez en cuando era regalar libros, pero para ganárselo teníamos que contestar bien algunas preguntas que él formulaba. Consciente o inconscientemente les salvó la vida a muchos jóvenes que luchaban contra la opresión, el atropello que éramos sometidos por dos Caciques que tuvo Mao al mismo tiempo. Gracias a su pluma, muchos jóvenes fueron liberados cuando fueron apresados por movilizaciones que hacíamos en el Liceo Juan de Js. Reyes. Antonio era como una enciclopedia viviente, cada vez que teníamos una discusión sobre cualquier tema, terminábamos diciendo, vamos a preguntarle a Antonio. Son muchas anécdotas que tengo; pero por falta de tiempo y de espacio, terminaré diciendo que Antonio es un gran regalo que Dios le dio al mundo y que por suerte nació en el pueblo más maravilloso del mundo: Mao....
ResponderBorrarCucho (Juan T. Peralta)
Email: jperalta557@hotmail.com
Querido Antonio: !Qué alegría encontrarte de nuevo! Siempre has dado motivos para que los maeños nos sintamos orgullosos de ti. Gracias por tus palabras tan especiales para mi. ¿Dónde estás? Por casualidad, ¿tienes aquel escrito que publiqué sobre ti cuando el problema por tus escritos sobre la prostitución? Me gustaría tenerlo.
ResponderBorrarTe admiro y te quiero mucho.
Lavinia Del Villar
Mil gracias y abrazos a mis amigos Isaías Medina, Juan Colón, Rolando Espinal, Fernan Ferreira, Nelson Perdomo, Manito, Ley S., Thamara Rodríguez Arté, Juan T. Peralta y a mi profesora Lavinia Del Villar (siempre será mi profesora). Nelson y Juan Tomás me arrancaron dos lágrimas y media. A mi profesora, le buscaré el artículo y le escribiré. Vivo en Reading, Pensilvania, mi teléfono es 610-478-1000, mi email antonio@nosotros.com y Facebook www.facebook.com/espinalantonio
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