miércoles, 8 de junio de 2011
EVOCACIÓN
DISFRUTES DE MI ADOLESCENCIA
Por Andrés R. Del Villar Jorge
Los recuerdos de mi infancia son una mezcla de alegría y nostalgia. Puedo decir que fueron tiempos felices en los que disfruté, si no mi mejor época, la menos contaminada, donde la malicia no tenía cabida. Es así que hoy evoco mis tiempos de vacaciones en mis años mozos en Mao, pueblo que me vio nacer y crecer, por lo que comparto con ustedes mis vivencias en esa etapa de mi vida.
• Ir al teatro Jaragua a ver la serie de Flash Gordon, sentándome en los palcos bajos a mano izquierda, cerca de la puerta delantera hacia el patio, la cual abría para ir a hacer pipí, y a la vez para que se colaran Joseíto Crespo, Pitifia Reyes, Piculín y otros.
• Ir al Cine Jardín frente a Yuyú con Melba Tió mi cuñada, y Venecia Brea. Me recostaba de una primero y de la otra después.
• Ir al Samoa Bar a bailar con Julieta Colón y Gladys Cabrera. Como anécdota les comento que estando en el Samoa por un lado Yo y Julieta por otro, si sonaba la Mulatona y alguien la invitaba a bailar ella le decía, excúsame, porque sé que Andrés viene a sacarme. Lo cierto es que las dos bailaban muy bien.
• Trabajar de madrugada en la Grenada Company en topografía, con el Señor Plá y José Eduardo Reyes. Aparte del disfrute de los sándwiches cuando pasábamos de la 1 p.m., estaba la picada de 10, 12 y hasta 15 pesos semanales.
• Trabajar junto a Rafita Crespo y otros amigos haciendo pan dulce donde Doña Anita la esposa de Ismaelito ganando 20 centavos diarios. Si nos quedábamos hasta las 3 de la tarde nos daban 30 centavos y un plato de comida, que consistía en la Bandera Dominicana y un pan sobado. Los domingos en la noche usualmente solicitábamos un avance para ir al Samoa por lo que el lunes no cobrábamos.
• Enderezar clavos en la construcción de la Escuela Primaria a 4 centavos la libra, ¡ojo!, 4 cheles, no pesos.
• Recorrer las calles de Mao entregando la lista del Bingo de los sábados del Club de Damas, citando entre ellas a Doña Bertilia, Doña Luba, Doña Hilda Tió, Tatica Quiñones, Antonia Dolores, y por supuesto mi mamá Ana Delia. Por esa labor recibia un pago de 15 centavos, mas el disfrute de lo que se brindaba en cada bingo.
• Entregar los trajes que mamá confeccionaba en su máquina de pedal marca Singer, por lo que recibía a veces 10 centavos, otras un pedazo de bizcocho de parte de alguna de su clientela.
• Hacer coconetes donde Juan Abreu y Tito Santana, y la paga era un coconete.
• A la salida de la escuela ir donde Mamininga a buscar la cantina con la comida de la casa.
• También era un disfrute saborear una crema de Pepe, el pan de batata de Anita Peña, el cortado de Carlos Juan, las batidas de lechoza con leche en la barra de Nanito, el bizcocho con crema de Moisés Ureña. Estaban entre mis favoritos además los 3 y 2 de Chepe Espinal, 3 centavos de salchichón Dájer y una galleta de 2 centavos; la mantequilla y el suavecito de Carpín, que nos permitía raspar el concón del dulce, y luego nos dábamos un baño en el canal de riego próximo a la fábrica.
• Montarme en el volteo con José Honorio Ureña a buscar arena al Río Mao.
• Uno de mis mayores disfrutes era subirme a la mata de tamarindo de mi casa, una de las más altas que he conocido. Aunque no me lo creían, cuando subía al cogollo a eso de las 5:30 a 6:00 p.m., alcanzaba a ver las luces de Santiago. Luego remeneaba la mata para tumbar los tamarindos, elegía los buenos y se los vendía a Macuca o a Quín, quienes me los pagaban a 10 centavos el cajón. Con esa picada me compraba telas para camisa donde don José Espinal, que luego mi madre me hacía. Dice Lavinia que Manito le informó que yo tengo una deuda con él de ventas de tamarindo, así que por favor explique cuando vamos a arreglar cuentas.
• Al venir a la capital a iniciar mis estudios universitarios, me encontré con que el cajón de tamarindos costaba 5 pesos, ¿escucharon?, 5 pesos. Así que planeé regresar a negociar la diferencia de mis ventas anteriores. Macuca me regaló 5 bolas de tamarindo, y Quín un mabí.
• Otro inmenso disfrute era recorrer las calles de Mao haciendo yuca a las enamoradas en mi bicicleta Raleigh negra, si estaba lloviendo todavía lo disfrutaba más. Como anécdota les comento que traje la bicicleta para ir a la Universidad Autónoma, y llevaba en la barra a Mumú dándole bola de ida y vuelta, hasta que un día una guagua nos estuvo al llevar en la Santiago con Máximo Gómez, y cuando lo dejé en su casa me dijo: “No me vengas a buscar mañana.”
• Por supuesto que disfrutar con mis Padres y Hermanos era algo 1-A; recordar el sacrificio de mamá como maestra y modista, acompañar a Papá en algunos viajes en su carro Pontiac Catalina, las travesuras que les hacía a Finetta, Lavinia y Bethania, y los panchos que heredaba de Martín y Yoryi para ir a las fiestas del Club Quisqueya, son recuerdos inolvidables en mi vida.
Por Andrés R. Del Villar Jorge
Los recuerdos de mi infancia son una mezcla de alegría y nostalgia. Puedo decir que fueron tiempos felices en los que disfruté, si no mi mejor época, la menos contaminada, donde la malicia no tenía cabida. Es así que hoy evoco mis tiempos de vacaciones en mis años mozos en Mao, pueblo que me vio nacer y crecer, por lo que comparto con ustedes mis vivencias en esa etapa de mi vida.
• Ir al teatro Jaragua a ver la serie de Flash Gordon, sentándome en los palcos bajos a mano izquierda, cerca de la puerta delantera hacia el patio, la cual abría para ir a hacer pipí, y a la vez para que se colaran Joseíto Crespo, Pitifia Reyes, Piculín y otros.
• Ir al Cine Jardín frente a Yuyú con Melba Tió mi cuñada, y Venecia Brea. Me recostaba de una primero y de la otra después.
• Ir al Samoa Bar a bailar con Julieta Colón y Gladys Cabrera. Como anécdota les comento que estando en el Samoa por un lado Yo y Julieta por otro, si sonaba la Mulatona y alguien la invitaba a bailar ella le decía, excúsame, porque sé que Andrés viene a sacarme. Lo cierto es que las dos bailaban muy bien.
• Trabajar de madrugada en la Grenada Company en topografía, con el Señor Plá y José Eduardo Reyes. Aparte del disfrute de los sándwiches cuando pasábamos de la 1 p.m., estaba la picada de 10, 12 y hasta 15 pesos semanales.
• Trabajar junto a Rafita Crespo y otros amigos haciendo pan dulce donde Doña Anita la esposa de Ismaelito ganando 20 centavos diarios. Si nos quedábamos hasta las 3 de la tarde nos daban 30 centavos y un plato de comida, que consistía en la Bandera Dominicana y un pan sobado. Los domingos en la noche usualmente solicitábamos un avance para ir al Samoa por lo que el lunes no cobrábamos.
• Enderezar clavos en la construcción de la Escuela Primaria a 4 centavos la libra, ¡ojo!, 4 cheles, no pesos.
• Recorrer las calles de Mao entregando la lista del Bingo de los sábados del Club de Damas, citando entre ellas a Doña Bertilia, Doña Luba, Doña Hilda Tió, Tatica Quiñones, Antonia Dolores, y por supuesto mi mamá Ana Delia. Por esa labor recibia un pago de 15 centavos, mas el disfrute de lo que se brindaba en cada bingo.
• Entregar los trajes que mamá confeccionaba en su máquina de pedal marca Singer, por lo que recibía a veces 10 centavos, otras un pedazo de bizcocho de parte de alguna de su clientela.
• Hacer coconetes donde Juan Abreu y Tito Santana, y la paga era un coconete.
• A la salida de la escuela ir donde Mamininga a buscar la cantina con la comida de la casa.
• También era un disfrute saborear una crema de Pepe, el pan de batata de Anita Peña, el cortado de Carlos Juan, las batidas de lechoza con leche en la barra de Nanito, el bizcocho con crema de Moisés Ureña. Estaban entre mis favoritos además los 3 y 2 de Chepe Espinal, 3 centavos de salchichón Dájer y una galleta de 2 centavos; la mantequilla y el suavecito de Carpín, que nos permitía raspar el concón del dulce, y luego nos dábamos un baño en el canal de riego próximo a la fábrica.
• Montarme en el volteo con José Honorio Ureña a buscar arena al Río Mao.
• Uno de mis mayores disfrutes era subirme a la mata de tamarindo de mi casa, una de las más altas que he conocido. Aunque no me lo creían, cuando subía al cogollo a eso de las 5:30 a 6:00 p.m., alcanzaba a ver las luces de Santiago. Luego remeneaba la mata para tumbar los tamarindos, elegía los buenos y se los vendía a Macuca o a Quín, quienes me los pagaban a 10 centavos el cajón. Con esa picada me compraba telas para camisa donde don José Espinal, que luego mi madre me hacía. Dice Lavinia que Manito le informó que yo tengo una deuda con él de ventas de tamarindo, así que por favor explique cuando vamos a arreglar cuentas.
• Al venir a la capital a iniciar mis estudios universitarios, me encontré con que el cajón de tamarindos costaba 5 pesos, ¿escucharon?, 5 pesos. Así que planeé regresar a negociar la diferencia de mis ventas anteriores. Macuca me regaló 5 bolas de tamarindo, y Quín un mabí.
• Otro inmenso disfrute era recorrer las calles de Mao haciendo yuca a las enamoradas en mi bicicleta Raleigh negra, si estaba lloviendo todavía lo disfrutaba más. Como anécdota les comento que traje la bicicleta para ir a la Universidad Autónoma, y llevaba en la barra a Mumú dándole bola de ida y vuelta, hasta que un día una guagua nos estuvo al llevar en la Santiago con Máximo Gómez, y cuando lo dejé en su casa me dijo: “No me vengas a buscar mañana.”
• Por supuesto que disfrutar con mis Padres y Hermanos era algo 1-A; recordar el sacrificio de mamá como maestra y modista, acompañar a Papá en algunos viajes en su carro Pontiac Catalina, las travesuras que les hacía a Finetta, Lavinia y Bethania, y los panchos que heredaba de Martín y Yoryi para ir a las fiestas del Club Quisqueya, son recuerdos inolvidables en mi vida.
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Felicitaciones primero al bueno de Andrés, tan joven que se vé pero fué maestro mío en el Liceo cuando yo aún era niño(Ha llovido mucho...). Excelente y divertida su nota de recuerdos. Gracias por recordar a mi tía Venecia, la mujer que cantaba más lindo en Mao.Es el tipo de material que nos une tanto a MEEC. Que siga escribiendo!. Isaías felicitaciones a ud. por acercar a Andrés del Villar, eso es dar un palo.
ResponderBorrarCésar Brea
Bienvenido, Andrés, tu columna se proyecta de lo más interesante y entusiasta.Recuerdo algunas de las personas que has mencionado. Recibe saludos de Niño Almonte. franal56@hotmail.com
ResponderBorrarCésar,
ResponderBorrarQue don Andrés sea uno de nuestros colaboradores nos llena de júbilo, pero el crédito de atraerlo se lo debemos más a su hermanita, Lavinia, nuestra adorada profe...
Isaías
Ojala sigan apareciendo estas notas anecdotistas que le refrescan la mente a los que tuvimos el privilegio de formar parte de esa época de tanta integridad en las relaciones amistosas. Es mas que dar testimonio de una vivencia. Enhorabuena, Andres. Afectos de Ley S.
ResponderBorrarMe imagino que Mumú como siempre ha sido chivo, pensó, " si me sigo montando con este tipo, me voa joder; mejor que no me venga a buscar que yo me las arreglo como pueda. QUIZAS POR ESA DESICIÓN, AHORA ANDA POR AHI VIVITO Y COLEANDO.
ResponderBorrarRolando Espinal(Cuhara)
Me enteré hoy de la llegada de Andrés a MEEC, tremendo material adquirido; ahí hay de todo.
ResponderBorrarQue placer siento,pués es mi mejor oportunidad para tratar de conseguir algo endeudado conmigo desde la época de su comercialización del tamarindo al industrial Quin Garcia.El sr. Andrés no se ha equivocado en cuanto la altura de la fuente productiva de sus ahorros,y lo sé por las grandes cantidades de cajones recojidos y transportado por mí hácia el punto de venta ubicado frente al famoso hotel Central de doña Tatá.Su pronta ida a la UASD motivó el olvido de pagos,por tanto no lo culpo directamente, pero no deja de ser déuda.Tuve la suerte de entrar en acuerdo con su hermana Lavinia quien se encargó de solucionar el impasse surgido por los altos intereses acumulados durante 5 décadas o más.
Enhorabuena Andrés,me recuerdas los kokis en la cabeza y el sonido producido en forma de clave, entrecruzando los dos puños utilizando uno de los dedos.
Abrazos
Manito
Bienvenido Andres....hermosa trayectoria que la he recorrido contigo tambien..... Excelente Evocación. Mis sinceras felicitaciones.
ResponderBorrarUn abrazo hermano,
Juan Colón
¡Ahí si hay vivencias acumuladas, compai!
ResponderBorrarConfiamos seguir disfrutándolas a través de tus EVOCACIONES...
No conocía tus dotes de comerciante y de aprendiz de industrial. ¡Cuantas crujías para poder brillar la hebilla en el Samoa! ¡Y los de ahora se quejan...!
Un gran abrazo,
Fernan Ferreira.
Querido Manito: Bienvenido a nuestro MEEC. Espero que en alguno de tus recorridos, cuentes los manjares que me tapabas a la hora de la comida, cuando la compra que se hacía mensual estaba lejos, y el 25 no llegaba.
ResponderBorrarTe quiero y me quedo corta, como siempre me dices.
Lavinia.
Bienvenido a MEEC primo Andrés:
ResponderBorrarHe disfrutado al máximo tus añoranzas, sobre todo la de los tamarindos, ya que cuando tú los tumbabas, mi primo Belanchy me decía: socio nos jodimos, Andrés acabó con to' los tamarindos, la borona que nos daba por ellos Don Camilo se nos fue a pique coño..... (Don Camilo, el del Rincón Caliente, empresario del Billané, bienbesabe y frío frío)
Gracias por tus remembranzas!!
Con cariño y estima,
Diómedes Rodríguez Martínez
Bienvenido Andres y mis sinceras felicitaciones. Muy buena tu narracion. Recordar es vivir. Adelante
ResponderBorrarPablo Mustonen.
P-S. No tengo acentos en esta laptop.
Isaias, gracias por darme la oportunidad de participar en Tu Página, Nuestra página, porque en ella podemos evocar todas nuestras vivencias de esos tiempos que nunca se olvidarán, luego de esta apertura me siento motivado a continuar aportando para MEEC.
ResponderBorrarUn abrazo
Hola Andres
ResponderBorrarPara mi ha sido muy grato leer tus vivencias y recordar ese bonito pueblo que nos vio nacer.
Gracias por recordar las anecdotas de papa (Chepe Espinal) y de mi abuelo.
Buenisimo tu aporte y entretenida historia de las andanzas de esa parte de tu vida.
Siempre te recuerdo, pues aquel dia que te contrataron en Franco-Acra, me lleno de mucha alegria trabajar con alguien de los mios.
Un Abrazo y mis felicitaciones
Jose Espinal
California
Agradezco todos los comentarios vertidos en la página de MEEC, sobre mi primera Evocación, lo cual ha servido de motivacion para continuar evocando el pasado.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo para todos,
Andrés R. Del Villar
Que sorpresa me he llevado que curiosamente he puesto el nombre de mi hijo Jorge Andrés en Imágenes de Google buscando a ver si salía y me he topado con la hermosa y refrescante cara de este Sr. Andrés Del Villar, el cual no es muy asiduo al internet y se me ocurrió ver en que lo mencionaban aunque si sospechaba que era algo relacionado con Mao..pero que sorpresa me he llevado por fin se decidió a publicar uno de sus escritos.Recuerdo que tenía (creo que todavía lo tiene) un cuaderno donde escribía y cuando tenía la oportunidad lo leía y me gustaba mucho. Que bueno que te atreviste, te felicito y espero que lo sigas haciendo y nos dejes disfrutar a todos de tus recuerdos y escritos.
ResponderBorrarTe quiero inmensamente.
Ana Delia Del Villar
anadelvillar@hotmail.com