jueves, 9 de junio de 2011
HERRUMBRE DE AMOR
Del Poemario Extraña Hora: Madrugada
Poema Inédito de Narcisa Ferreira de Pimentel
Inmóvil, cual estatua de salitre
Esculpida por los límpidos cristales
De las sales que las lágrimas de pena
En tu cuerpo tierno y frágil se han posado
Yaces inerte tendida entre las luces y sombras
Sobre las blancas arenas del desierto que ha quedado
De lo que otrora fue mar de un amor atormentado
En cuyas aguas revueltas la pasión ha zozobrado
Te tomaste con fruición y gota a gota aquel cáliz
Sin saber que era el marjal de un amor envenenado
Y una mirada de espanto quedó grabada en tus ojos
Al ver ese inmenso lecho de arenas tan desolado
En el foso estaba el barco que a aquel amor navegara
Eran restos oxidados deshaciéndose en la nada
Esperando que un milagro el gran desierto anegara
Para que el barco flotara y el ido amor regresara
Pasó el tiempo y sólo llanto de tu cielo vi llover
Tus lágrimas escapaban de las nubes de tus penas
Y la nave que embarcara aquel amor del ayer
Se volvió herrumbre añeja de lo que no pudo ser
Se cuajaron en tu pecho cual marisma cenagosa
Lágrimas que no fluyeron, pues se volvieron viscosas
Y en un turbio pantanal todo aquel amor murió
Ahogado en el lamedal de donde nunca salió.
Poema Inédito de Narcisa Ferreira de Pimentel
Inmóvil, cual estatua de salitre
Esculpida por los límpidos cristales
De las sales que las lágrimas de pena
En tu cuerpo tierno y frágil se han posado
Yaces inerte tendida entre las luces y sombras
Sobre las blancas arenas del desierto que ha quedado
De lo que otrora fue mar de un amor atormentado
En cuyas aguas revueltas la pasión ha zozobrado
Te tomaste con fruición y gota a gota aquel cáliz
Sin saber que era el marjal de un amor envenenado
Y una mirada de espanto quedó grabada en tus ojos
Al ver ese inmenso lecho de arenas tan desolado
En el foso estaba el barco que a aquel amor navegara
Eran restos oxidados deshaciéndose en la nada
Esperando que un milagro el gran desierto anegara
Para que el barco flotara y el ido amor regresara
Pasó el tiempo y sólo llanto de tu cielo vi llover
Tus lágrimas escapaban de las nubes de tus penas
Y la nave que embarcara aquel amor del ayer
Se volvió herrumbre añeja de lo que no pudo ser
Se cuajaron en tu pecho cual marisma cenagosa
Lágrimas que no fluyeron, pues se volvieron viscosas
Y en un turbio pantanal todo aquel amor murió
Ahogado en el lamedal de donde nunca salió.
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Bello poema Narcy.
ResponderBorrarEn él se refleja la parte sensible de su vena poética. Gracias mil por deleitarnos con sus exquisiteses.
Con afecto,
Diómedes Rodríguez
Hay muchas cosas que me gustan de Mao en el Corazón (y no soy de Mao). Si me obligaran a decir 3, diría el talento de los escritores, la originalidad de los artículos y esa gama tan amplia de temas que abarca. ¿Dónde encuentra usted un poema tan sentido como este seguido de un tema tan jocoso como el de la crujía en Nueva York o cosas tan dispares como pintura, perfiles de personalidades, autoayuda, música, todo en un mangú exquisito? Algo más: admiro el gran respeto a nuestro idioma y la presentación impecable de la página. Gracias a ustedes maeños por su exhibición de talento y por compartirlo con el público. Sigan hacia delante. Creo que el administrador es un gigante.
ResponderBorrarOmar Santana