sábado, 11 de junio de 2011
LA CRUJÍA DEL RECIÉN LLEGADO A N.Y.
Por Manito Santana
New York, el lugar deseado de gente de todo el mundo: latinoamericanos, europeos, asiáticos, africanos y de otros confines del mundo; deseado a todos los niveles: comercial, turístico, operacional, futurista; lugar forjador y realizador de sueños, sacador de apuros, resolvedor de problemas y brillantina de epidermis.
Es la capital del mundo, donde todo se ve, donde todo se puede, cuna del derecho humano, de la democracia. Es el lugar donde se pierde la sensibilidad, donde la rutina te convierte en máquina. Es la ciudad que te brinda oportunidades y te suelta cansado, sin ganas de divertirte, con poca cosa en los bolsillos porque te obliga a consumirlo. NY es el mal necesario.
Es el sitio donde tú comienzas a valorar el gran paísito que tú tienes, a pesar de los pesares.
Lo arriba escrito, lo puedes decir luego de haber pasado la "Crujía" del dominicano recién llegado a esta urbe. Califico de recién llegado al período de un año de estadía.
Muchos se harán la pregunta sobre la palabra que estoy empleando, "Crujía".
Pídole disculpas a mi amigo Niño Almonte, fiel y respetuoso seguidor de Cervantes para que me sirva de garante con la palabra "Crujía", por si alguien pone en tela de juicio si cometo delito ortográfico alguno al emplear tan atinada palabra ya que muchos piensan que solo se crujía la dentadura, pero si consultan al Sr. Larousse, denominado también como "implacable domador de saleos de dos pies (o mataburro)", sentirán tranquilidad absoluta y podrán conocer "la crujía que vive un dominicano común en la ciudad de los rascacielos". Debo además señalar que si coinciden algunos pasajes con experiencias vividas por alguien entre los lectores, son puras coincidencias, por tanto no se dé por aludido...
Crujía entonces podría definirse como los tropiezos, malos momentos, errores y dificultades enfrentados por el dominicano durante su primer año en NY. Esto abarca desde los calores que causa el idioma, pasando por la tolerancia en la casa ajena a la que generalmente uno llega, hasta el transporte y las circunstancias imprevistas que van apareciendo en la urbe.
Los amigos y familiares que han viajado hacia USA le dan un color de rosas e ilusión paradisíaca al lugar “meca” mediante la exhibición de cadenas, guillos, relojes, tenis y zapatos de marca (sin mostrar el sacrificio). Son esos los primeros pensamientos que se depositan en tu almohada y no te dejan conciliar el sueño una semana antes de caer en esta selva; muchos de esos pensamientos se quedan en tu cabeza por un largo tiempo.
Bien, la "Crujía" comienza desde el momento en que subes al avión cuando la azafata (o el “azafato”) te entrega el papel a llenar antes de aterrizar, no porque no tengas lapicero sino porque no sabes llenarlo, pero siempre aparece un buen dominicano al final que te resuelve el problemita. Uuufff, ¡qué alivio!
Durante el vuelo, podrá tu vejiga explotarse, pero no es verdad que te vas a soltar de ese cinturón y te vas a levantar de ese asiento para ir a orinar, lo dudo. ¿Y e faci?
Llegaste a NY. Muchos abrazos; te recibe tu tía o tío y los primos, o el amigo, todos llenos de júbilo; se dan unos traguitos o cervezas, luego la cena y todo marcha de maravillas. Llega la hora de acostarse y de repente notas que en la pequeña sala están separando muebles y traen una pequeña cama sandwich, o te le cambian el ángulo al sillón y te dicen: "primo esto es mientras tanto; el tipo que tiene rentada la habitación la va a desocupar un día de estos", y tú te ves obligado a decir, "no se preocupe primo, no hay problema". Te sorprende dormir en una sala por primera vez en tu vida, teniendo que enganchar y doblar tu camisa y pantalón en una silla; te cruza un recuerdo momentáneo: "pero ellos cuando me visitaron me dijeron que sobraban camas". Ahora es cuando alcanza a comprender lo que dicen los haitianos: “después que se apaga la luz, to e’cama…”
Al otro día notas en la mañana que todos se van a trabajar y te dicen: "primo, en la nevera hay jamón, queso, huevos y pan, leche, puede preparar un sandwich y se desayuna; en la tarde, si le da hambre (oiga eso: si le da hambre), caliente de lo que quedó anoche". Usted, poco acostumbrado a las calenturas (a menos que no sea de fiebre), se le olvidó el hambre de la tarde. Se queda Ud. trancado, bajo el cuidado y la vigilancia de un televisor sin cable, con dos canales en español, en espera del regreso de sus familiares que luego de 10 horas de labores, pocas veces de oficinas, llegan cansados .
Sentirá incomodidad cuando en las calles comienzan los letreros con las advertencias y las reglas de no tirar basuras, no cruzar fuera de la línea peatonal, o cuando vea a una dama o caballero paseando un perro con una funda en la mano para recoger su "fete", palabra en desuso con el mismo significado de heces fecales.
Estas cositas rompen con tu acostumbrado tradicional desorden y molestan al principio.
La Crujía comienza a acelerarse cuando debes hacer diligencias laborales, cada día más difíciles. Ya tienes 3 semanas que encallaste en la isla de la fantasía, has recibido tu entrenamiento para tomar el tren y poder moverte solo, no sin antes haberte perdido par de veces por lo menos al tomarlo equivocado ya que el tren iba express y no se detuvo en la parada deseada, o, peor aún, porque te montaste en vía contraria. Lo difícil es cuando tú le preguntas a alguien y te contesta: "no speak spanish", sin mirarte a la cara y con andar presuroso. Acudes al celular que te consiguieron los primos en busca de auxilio, pero no entran las llamadas, viendo la palabra "failed" en la pantalla del mismo, ignorando tú que al subterráneo no entran las señales.
Ya en la casa, hay que ser tolerante cuando uno de los carajitos te cambia el canal de la TV (luego de tú estar viendo ese juegazo entre Boston y Yankees y David Ortiz bateando), porque quiere ver su programa infantil y el otro diablito te lanza un poquito del agua que tomaba con fines de jugar contigo, y luego comienza a manotearte con los mismos fines; su madre lo ve, le hace una exhortación con una frase en buen espanglish, voceada desde la cocina: "Johnny Manuel, bi queiful, no pley con tío José; te voy a dar pau pau" (haciendo exhibición del logro conseguido en el dominio del idioma) y tú finges no estar molesto, pero en el fondo tus deseos son otros (darle un zarpacoñaso atravesao por jodón, pero te lo reservas por no estar en tu casa). Lo que sí estoy seguro es que si hubiese sucedido en RD, la frase hubiese sido: "Juancito, no jodas tanto, muchacho e'mierda; José, si sigue jodiendo dale un tabanón”. Ahh, el cambio cultural.
Las atenciones en la casa comienzan a escasearse. Ya no te ponen servicios, debes buscar el plato y el tenedor y hasta lavarlos… y con razón.
Comienzan los murmullos subterráneos de tus pocas diligencias en buscar trabajo, acerca del baño mojado, los regueros, la poca cooperación con la botadera de basura, todo por tu apego a la TV, el mucho uso del teléfono y por último comienzan a notar el despido de olores ofensivos provenientes de tus axilas, por falta de un roll'on, y de los pies, causados por unos tenis comprados en Payless (la tienda más barata).
Ya debes ir preparándote a mudarte porque, aunque no te lo dicen, notarás que estorbas. Yo no los culpo, es la política practicada en este medio.
Ya cumplidos los dos meses, aparece un trabajito en la bodega y pagan $150, por debajo de la mesa. Debes trabajar casi 50 horas a la semana, sin beneficios. Pero hay que cogerlo, no hay mas nada, y no hay SS (social security); ‘para conseguir el SS necesito hacerme residente', te recuerdas a ti mismo.
Antes de cobrar comienza la matemática a funcionar y notas que el signo de menos aparece por todos los lados, ya que el sueldito no alcanza para nada.
Mientras no había trabajo, no había problemas en Mao. Luego de aparecer el picoteo, estos, que permanecieron dormidos por meses, se vuelven tus aliados. Tu mujer comienza a exigir y a pedir, y tú a enculillarte con ella.
Encuentras una renta oportuna de un cuarto, sin comidas, y te mudas porque ya no aguantas las puyas de tus parientes, pues algunas veces te olvidaba que ya que tienes trabajo debías aportar algo en la casa y por confianza te hacías el chivo loco.
La amante
Casi siempre, donde rentas el cuarto, aparece una "dama con deficiencias amorísticas”; o sea, una media "jamona", debido a que por sus desproporciones corporales u otros “repelentes”, se le torna la venta pesada en lo que al amor se refiere. Estas damas, por cuya calle triste no transita con frecuencia el amor, siempre tienen la ventaja de que o su cuenta bancaria está buchúa o por lo menos poseen la green card o son citizens (ciudadanas). Estos dos factores le mejoran su apariencia convirtiéndola en más atractiva y con menos años de los acumulados y el amigo, con un par de tragos avanzados, la ve como a Jennifer López.
"Vine a NY a resolver mis problemas", se justifica, “y esta es mi oportunidad", se responde esperanzado. Se enamora y la dichosa dama se pega como cacata a su Romeo errante.
En Mao, se entera su mujer del romance y comienzan los problemas; pero estos problemas se aplacan un poco cuando la esposa nota que las remesas cada semana son más abultadas y comienza a recibir envíos de las cajas y los tanques repletos de comida y ropas. Estos dos factores funcionan como si fuera un Diazepan, calmando los resabios.
El romance con la "jamoneta" se torna cada día más complicado para el galán, pues con ella comenzaron parte de los sueños y vanidades a realizarse, ya que aparecen las cadenas, los guillos, el reloj y los tenis de marca para su cumpleaños; ya no usa el transporte público, pues se está usando el Honda Accord de ella; con razón las promesas de amor para ella aumentan al igual que la frecuencia de envíos para el país, produciéndose aquí lo que en matemática llamamos una Ecuación o una regla de tres.
Estas soluciones de problemas han traído una pausa momentánea a la crujía vivida en NY de un dominicano cualquiera.
Durante el cese de Crujía de este amigo, se aparece su primo con su esposa y dos hijos, una hembra de 12 años y un varón de 13, todos visados residentes, ataviados del Social Security, y por tanto con derecho a trabajar.
Se hospedan donde su hermana. La crujía de esta familia recién llegada es similar a las del primo en lo que a la casa se refiere, solo que se duplica porque debe controlar sus dos hijos en sus comportamientos y en el uso del bendito teléfono.
Se riega la voz entre familiares y amigos de la llegada de la familia completa y comienza la recogedora de "panchos", no del famoso trío, sino de ropas usadas o remúas, principalmente en invierno para los abrigos y ropas adecuadas para la ocasión. El martirio de estar arrimado dilata en este caso unos 6 meses. Consiguen un basement (beisman), lo que una vez fue el área de la "boyla" (léase caldera de calefacción), el depósito de basuras o el lugar de guardar las herramientas de las casas y edificios, sometida a modificaciones para darle uso como apartamentos que a pesar de los arreglos hechos mantienen su incomodidad, incluyendo el olor al combustible de la “boyla".
Aquí comienza el equipamiento del apartamento de los recién mudados: TV, VCR, Microonda, camas, mesas, gaveteros, sillones, etc., etc. Estos enseres siempre aparecen en el “especial nocturno” que le ofrecen las calles de algunos barrios o sectores de clase media y media alta que por algunas manchas o pequeña rotura los colocan al frente para que posteriormente el camión de la basura los recoja. Este es el momento donde los orgullos y complejos traídos desde el pueblo se rinden y obligan al fulano a mirar para todas partes con el gran deseo de que nadie vea cuando le quita de encima una funda plástica llena de basura a ese televisor de 27" que va a levantar para llevárselo a casa, con la esperanza de que ningún amigo luego le pregunte el precio que pagó por el mismo. (Con todo respeto fui y soy un fiel comprador en este tipo de tienda).
Lo peor que le puede pasar al “replantado” caribeño, es enfermarse. ¡Qué momento más terrible sufre este amigo cuando a la 1:00 de la tarde llega al hospital con un fuerte dolor en los riñones, le toman sus datos, y le someten a un interrogatorio que averigua hasta el color del burro de su bisabuelo! Y lo ponen en la sala de espera y luego de tantos lloros lo atienden a las 2:00 de la madrugada. Le llegan los buenos pensamientos de nuestros hospitales que a pesar de todo averiguan enseguida y te despachan.
¡Ay de aquella madre que en mi país dio a luz con cesárea evitando dolores!, aquí tendrá que pujarlo hasta lo último, ese grito de madre lo oirá ese niño.
La última expresión de la crujía de un matrimonio cualquiera, sucede cuando uno de sus hijos luego de incorporarse al sistema americano de estudios le hace notar que los derechos del padre para con ellos son limitados. Le hacen recordar que con dos fuetazos Ud. frenaba los malos comportamientos y notaba que hacían efectos en su país. Estos derechos quitados aquí permiten que sus hijos protejan su mal comportamiento, evadiendo los buenos consejos, que al no oírlos, luego aparece en uno de sus bolsillos una fundita plástica con un polvito blanco que lo obliga a Ud. a pegarle con rabia, hasta partirle la boca, olvidándose de las consecuencias que arrastra el pegarle a su hijo (o hija) de 16 años de edad, y más si aparece una gota de sangre. Ahí conocerá las esposas (las de metal).
O cuando Ud. nota que su hijita se descuida en sus estudios, comienza a perder su apetito y su querida madre la escucha en el baño tosiendo, seguido de una vomitada; comienzan las interrogaciones y las negaciones como respuestas. Al cabo de 9 meses aparece la respuesta y las opiniones de que se parece al abuelo o a la abuela.
¿Qué vamos hacer? ¿La botamos? Nooo, como quiera ya el palo tá' dao. A recoger cupones y si es posible a convivir con ese hombre generoso llamado Welfare.
Estas son partes de las "Crujías" que pasamos un gran porcentaje de los que hoy y ayer hemos venido a vivir a esta jungla de hierro en la que a pesar de todo todavía es un privilegio estar, donde los que estamos aconsejamos a los que quieren venir que no vengan, entonces ellos nos preguntan ¿y por qué tú no vienes para acá?, y guardamos silencio como respuesta.
Bien amigos MEECianos, hay otras muchas crujías que se pasan, pero se las dejo a ustedes para que las den a conocer en sus comentarios.
PD. Ayy, si Uds. supieran como conseguí esta PC.
New York, el lugar deseado de gente de todo el mundo: latinoamericanos, europeos, asiáticos, africanos y de otros confines del mundo; deseado a todos los niveles: comercial, turístico, operacional, futurista; lugar forjador y realizador de sueños, sacador de apuros, resolvedor de problemas y brillantina de epidermis.
Es la capital del mundo, donde todo se ve, donde todo se puede, cuna del derecho humano, de la democracia. Es el lugar donde se pierde la sensibilidad, donde la rutina te convierte en máquina. Es la ciudad que te brinda oportunidades y te suelta cansado, sin ganas de divertirte, con poca cosa en los bolsillos porque te obliga a consumirlo. NY es el mal necesario.
Es el sitio donde tú comienzas a valorar el gran paísito que tú tienes, a pesar de los pesares.
Lo arriba escrito, lo puedes decir luego de haber pasado la "Crujía" del dominicano recién llegado a esta urbe. Califico de recién llegado al período de un año de estadía.
Muchos se harán la pregunta sobre la palabra que estoy empleando, "Crujía".
Pídole disculpas a mi amigo Niño Almonte, fiel y respetuoso seguidor de Cervantes para que me sirva de garante con la palabra "Crujía", por si alguien pone en tela de juicio si cometo delito ortográfico alguno al emplear tan atinada palabra ya que muchos piensan que solo se crujía la dentadura, pero si consultan al Sr. Larousse, denominado también como "implacable domador de saleos de dos pies (o mataburro)", sentirán tranquilidad absoluta y podrán conocer "la crujía que vive un dominicano común en la ciudad de los rascacielos". Debo además señalar que si coinciden algunos pasajes con experiencias vividas por alguien entre los lectores, son puras coincidencias, por tanto no se dé por aludido...
Crujía entonces podría definirse como los tropiezos, malos momentos, errores y dificultades enfrentados por el dominicano durante su primer año en NY. Esto abarca desde los calores que causa el idioma, pasando por la tolerancia en la casa ajena a la que generalmente uno llega, hasta el transporte y las circunstancias imprevistas que van apareciendo en la urbe.
Los amigos y familiares que han viajado hacia USA le dan un color de rosas e ilusión paradisíaca al lugar “meca” mediante la exhibición de cadenas, guillos, relojes, tenis y zapatos de marca (sin mostrar el sacrificio). Son esos los primeros pensamientos que se depositan en tu almohada y no te dejan conciliar el sueño una semana antes de caer en esta selva; muchos de esos pensamientos se quedan en tu cabeza por un largo tiempo.
Bien, la "Crujía" comienza desde el momento en que subes al avión cuando la azafata (o el “azafato”) te entrega el papel a llenar antes de aterrizar, no porque no tengas lapicero sino porque no sabes llenarlo, pero siempre aparece un buen dominicano al final que te resuelve el problemita. Uuufff, ¡qué alivio!
Durante el vuelo, podrá tu vejiga explotarse, pero no es verdad que te vas a soltar de ese cinturón y te vas a levantar de ese asiento para ir a orinar, lo dudo. ¿Y e faci?
Llegaste a NY. Muchos abrazos; te recibe tu tía o tío y los primos, o el amigo, todos llenos de júbilo; se dan unos traguitos o cervezas, luego la cena y todo marcha de maravillas. Llega la hora de acostarse y de repente notas que en la pequeña sala están separando muebles y traen una pequeña cama sandwich, o te le cambian el ángulo al sillón y te dicen: "primo esto es mientras tanto; el tipo que tiene rentada la habitación la va a desocupar un día de estos", y tú te ves obligado a decir, "no se preocupe primo, no hay problema". Te sorprende dormir en una sala por primera vez en tu vida, teniendo que enganchar y doblar tu camisa y pantalón en una silla; te cruza un recuerdo momentáneo: "pero ellos cuando me visitaron me dijeron que sobraban camas". Ahora es cuando alcanza a comprender lo que dicen los haitianos: “después que se apaga la luz, to e’cama…”
Al otro día notas en la mañana que todos se van a trabajar y te dicen: "primo, en la nevera hay jamón, queso, huevos y pan, leche, puede preparar un sandwich y se desayuna; en la tarde, si le da hambre (oiga eso: si le da hambre), caliente de lo que quedó anoche". Usted, poco acostumbrado a las calenturas (a menos que no sea de fiebre), se le olvidó el hambre de la tarde. Se queda Ud. trancado, bajo el cuidado y la vigilancia de un televisor sin cable, con dos canales en español, en espera del regreso de sus familiares que luego de 10 horas de labores, pocas veces de oficinas, llegan cansados .
Sentirá incomodidad cuando en las calles comienzan los letreros con las advertencias y las reglas de no tirar basuras, no cruzar fuera de la línea peatonal, o cuando vea a una dama o caballero paseando un perro con una funda en la mano para recoger su "fete", palabra en desuso con el mismo significado de heces fecales.
Estas cositas rompen con tu acostumbrado tradicional desorden y molestan al principio.
La Crujía comienza a acelerarse cuando debes hacer diligencias laborales, cada día más difíciles. Ya tienes 3 semanas que encallaste en la isla de la fantasía, has recibido tu entrenamiento para tomar el tren y poder moverte solo, no sin antes haberte perdido par de veces por lo menos al tomarlo equivocado ya que el tren iba express y no se detuvo en la parada deseada, o, peor aún, porque te montaste en vía contraria. Lo difícil es cuando tú le preguntas a alguien y te contesta: "no speak spanish", sin mirarte a la cara y con andar presuroso. Acudes al celular que te consiguieron los primos en busca de auxilio, pero no entran las llamadas, viendo la palabra "failed" en la pantalla del mismo, ignorando tú que al subterráneo no entran las señales.
Ya en la casa, hay que ser tolerante cuando uno de los carajitos te cambia el canal de la TV (luego de tú estar viendo ese juegazo entre Boston y Yankees y David Ortiz bateando), porque quiere ver su programa infantil y el otro diablito te lanza un poquito del agua que tomaba con fines de jugar contigo, y luego comienza a manotearte con los mismos fines; su madre lo ve, le hace una exhortación con una frase en buen espanglish, voceada desde la cocina: "Johnny Manuel, bi queiful, no pley con tío José; te voy a dar pau pau" (haciendo exhibición del logro conseguido en el dominio del idioma) y tú finges no estar molesto, pero en el fondo tus deseos son otros (darle un zarpacoñaso atravesao por jodón, pero te lo reservas por no estar en tu casa). Lo que sí estoy seguro es que si hubiese sucedido en RD, la frase hubiese sido: "Juancito, no jodas tanto, muchacho e'mierda; José, si sigue jodiendo dale un tabanón”. Ahh, el cambio cultural.
Las atenciones en la casa comienzan a escasearse. Ya no te ponen servicios, debes buscar el plato y el tenedor y hasta lavarlos… y con razón.
Comienzan los murmullos subterráneos de tus pocas diligencias en buscar trabajo, acerca del baño mojado, los regueros, la poca cooperación con la botadera de basura, todo por tu apego a la TV, el mucho uso del teléfono y por último comienzan a notar el despido de olores ofensivos provenientes de tus axilas, por falta de un roll'on, y de los pies, causados por unos tenis comprados en Payless (la tienda más barata).
Ya debes ir preparándote a mudarte porque, aunque no te lo dicen, notarás que estorbas. Yo no los culpo, es la política practicada en este medio.
Ya cumplidos los dos meses, aparece un trabajito en la bodega y pagan $150, por debajo de la mesa. Debes trabajar casi 50 horas a la semana, sin beneficios. Pero hay que cogerlo, no hay mas nada, y no hay SS (social security); ‘para conseguir el SS necesito hacerme residente', te recuerdas a ti mismo.
Antes de cobrar comienza la matemática a funcionar y notas que el signo de menos aparece por todos los lados, ya que el sueldito no alcanza para nada.
Mientras no había trabajo, no había problemas en Mao. Luego de aparecer el picoteo, estos, que permanecieron dormidos por meses, se vuelven tus aliados. Tu mujer comienza a exigir y a pedir, y tú a enculillarte con ella.
Encuentras una renta oportuna de un cuarto, sin comidas, y te mudas porque ya no aguantas las puyas de tus parientes, pues algunas veces te olvidaba que ya que tienes trabajo debías aportar algo en la casa y por confianza te hacías el chivo loco.
La amante
Casi siempre, donde rentas el cuarto, aparece una "dama con deficiencias amorísticas”; o sea, una media "jamona", debido a que por sus desproporciones corporales u otros “repelentes”, se le torna la venta pesada en lo que al amor se refiere. Estas damas, por cuya calle triste no transita con frecuencia el amor, siempre tienen la ventaja de que o su cuenta bancaria está buchúa o por lo menos poseen la green card o son citizens (ciudadanas). Estos dos factores le mejoran su apariencia convirtiéndola en más atractiva y con menos años de los acumulados y el amigo, con un par de tragos avanzados, la ve como a Jennifer López.
"Vine a NY a resolver mis problemas", se justifica, “y esta es mi oportunidad", se responde esperanzado. Se enamora y la dichosa dama se pega como cacata a su Romeo errante.
En Mao, se entera su mujer del romance y comienzan los problemas; pero estos problemas se aplacan un poco cuando la esposa nota que las remesas cada semana son más abultadas y comienza a recibir envíos de las cajas y los tanques repletos de comida y ropas. Estos dos factores funcionan como si fuera un Diazepan, calmando los resabios.
El romance con la "jamoneta" se torna cada día más complicado para el galán, pues con ella comenzaron parte de los sueños y vanidades a realizarse, ya que aparecen las cadenas, los guillos, el reloj y los tenis de marca para su cumpleaños; ya no usa el transporte público, pues se está usando el Honda Accord de ella; con razón las promesas de amor para ella aumentan al igual que la frecuencia de envíos para el país, produciéndose aquí lo que en matemática llamamos una Ecuación o una regla de tres.
Estas soluciones de problemas han traído una pausa momentánea a la crujía vivida en NY de un dominicano cualquiera.
Durante el cese de Crujía de este amigo, se aparece su primo con su esposa y dos hijos, una hembra de 12 años y un varón de 13, todos visados residentes, ataviados del Social Security, y por tanto con derecho a trabajar.
Se hospedan donde su hermana. La crujía de esta familia recién llegada es similar a las del primo en lo que a la casa se refiere, solo que se duplica porque debe controlar sus dos hijos en sus comportamientos y en el uso del bendito teléfono.
Se riega la voz entre familiares y amigos de la llegada de la familia completa y comienza la recogedora de "panchos", no del famoso trío, sino de ropas usadas o remúas, principalmente en invierno para los abrigos y ropas adecuadas para la ocasión. El martirio de estar arrimado dilata en este caso unos 6 meses. Consiguen un basement (beisman), lo que una vez fue el área de la "boyla" (léase caldera de calefacción), el depósito de basuras o el lugar de guardar las herramientas de las casas y edificios, sometida a modificaciones para darle uso como apartamentos que a pesar de los arreglos hechos mantienen su incomodidad, incluyendo el olor al combustible de la “boyla".
Aquí comienza el equipamiento del apartamento de los recién mudados: TV, VCR, Microonda, camas, mesas, gaveteros, sillones, etc., etc. Estos enseres siempre aparecen en el “especial nocturno” que le ofrecen las calles de algunos barrios o sectores de clase media y media alta que por algunas manchas o pequeña rotura los colocan al frente para que posteriormente el camión de la basura los recoja. Este es el momento donde los orgullos y complejos traídos desde el pueblo se rinden y obligan al fulano a mirar para todas partes con el gran deseo de que nadie vea cuando le quita de encima una funda plástica llena de basura a ese televisor de 27" que va a levantar para llevárselo a casa, con la esperanza de que ningún amigo luego le pregunte el precio que pagó por el mismo. (Con todo respeto fui y soy un fiel comprador en este tipo de tienda).
Lo peor que le puede pasar al “replantado” caribeño, es enfermarse. ¡Qué momento más terrible sufre este amigo cuando a la 1:00 de la tarde llega al hospital con un fuerte dolor en los riñones, le toman sus datos, y le someten a un interrogatorio que averigua hasta el color del burro de su bisabuelo! Y lo ponen en la sala de espera y luego de tantos lloros lo atienden a las 2:00 de la madrugada. Le llegan los buenos pensamientos de nuestros hospitales que a pesar de todo averiguan enseguida y te despachan.
¡Ay de aquella madre que en mi país dio a luz con cesárea evitando dolores!, aquí tendrá que pujarlo hasta lo último, ese grito de madre lo oirá ese niño.
La última expresión de la crujía de un matrimonio cualquiera, sucede cuando uno de sus hijos luego de incorporarse al sistema americano de estudios le hace notar que los derechos del padre para con ellos son limitados. Le hacen recordar que con dos fuetazos Ud. frenaba los malos comportamientos y notaba que hacían efectos en su país. Estos derechos quitados aquí permiten que sus hijos protejan su mal comportamiento, evadiendo los buenos consejos, que al no oírlos, luego aparece en uno de sus bolsillos una fundita plástica con un polvito blanco que lo obliga a Ud. a pegarle con rabia, hasta partirle la boca, olvidándose de las consecuencias que arrastra el pegarle a su hijo (o hija) de 16 años de edad, y más si aparece una gota de sangre. Ahí conocerá las esposas (las de metal).
O cuando Ud. nota que su hijita se descuida en sus estudios, comienza a perder su apetito y su querida madre la escucha en el baño tosiendo, seguido de una vomitada; comienzan las interrogaciones y las negaciones como respuestas. Al cabo de 9 meses aparece la respuesta y las opiniones de que se parece al abuelo o a la abuela.
¿Qué vamos hacer? ¿La botamos? Nooo, como quiera ya el palo tá' dao. A recoger cupones y si es posible a convivir con ese hombre generoso llamado Welfare.
Estas son partes de las "Crujías" que pasamos un gran porcentaje de los que hoy y ayer hemos venido a vivir a esta jungla de hierro en la que a pesar de todo todavía es un privilegio estar, donde los que estamos aconsejamos a los que quieren venir que no vengan, entonces ellos nos preguntan ¿y por qué tú no vienes para acá?, y guardamos silencio como respuesta.
Bien amigos MEECianos, hay otras muchas crujías que se pasan, pero se las dejo a ustedes para que las den a conocer en sus comentarios.
PD. Ayy, si Uds. supieran como conseguí esta PC.
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Cabezón:
ResponderBorrarAl leer estas crujías, me reí "a mandíbulas batientes" como diría Mariachi. Una forma muy jocosa de plasmar en blanco y negro, una cruda realidad, la cual tienes que enfrentar cuando estás "on the jump", como dicen los americanos.
En mi época de estudiante, finales de los años 60 e inicio de los 70 (¡Cuánto ha Llovido!, Profe), aprovechaba algunos fines de semana largos o el "spring break" y visitaba a nuestros hermanos Estanislao y Doris, en "La Gran Manzana", y pude constatar lo descrito por usted. Me imagino que ahora será mucho peor...
Excelente narrativa. Lo felicito.
Un abrazo,
Fernan Ferreira.
Exelente descripción Manito. Esta es la definición que da la RAE (Real Academia Española, www.rae.es) de la palabra crujía.
ResponderBorrarcrujía.
(Del it. corsia).
1. f. Tránsito largo de algunos edificios que da acceso a las piezas que hay a los lados.
2. f. En los hospitales, sala larga en que hay camas a uno y otro costado y a veces en el medio de ella.
3. f. En algunas catedrales, paso cerrado con verjas o barandillas, desde el coro al presbiterio.
4. f. Arq. Espacio comprendido entre dos muros de carga.
5. f. Mar. Espacio de popa a proa en medio de la cubierta del buque.
6. f. Mar. pasamano (‖ paso de popa a proa junto a la borda).
~ de piezas.
1. f. Fila de piezas seguidas o puestas a continuación.
pasar ~.
1. loc. verb. En las galeras, hacer pasar al delincuente por la crujía entre dos filas, recibiendo golpes con cordeles o varas.
2. loc. verb. coloq. correr una trinquetada (‖ padecer trabajos).
sufrir una ~.
1. loc. verb. coloq. correr una trinquetada (‖ padecer trabajos).
Rafael Darío Herrera (rdherrera18@gmail.com)
Manito, te cuento que un amigo, al llegar sufrio las msmas penurias, al irse toda su familia al trabajo le hicieron las mismas recomendaciones, solo que este nunca habia prendido una estufa ni para calentar café, te cuento que salio a compra algo al negocio que le habian indicado si tenia alguna necesidad, pero ahi solo hablan ingles, observó todo y decidio comprar salchichón, con señas le dijo al bodeguero lo que queria y como no se entendian el bodeguero le vendio el salchichón completo, tambien al bañarse se metio a la bañera y solo atino a abrir la llave del agua caliente, me conto que cuando se estaba quemando salio de la bañera enjobonado y todo y asi se seco, al dia siguiente fue mas inteligente, cojio agua en la cubeta de trapiar y la puso a infriar, asi se baño. Hay muchas cosas que contar,ya todo el que ha venido a USA algo le ha pasado, por tanto hay muchas cosas que decir.
ResponderBorrarCon cariño
Papito Mármol
Mañana por la mañana, yo me voy pa' nueva yol. Voy a dejar mis amigo, buscando un mundo mejor. El resto lo dice el desarrollo de la película. En el pensamiento de muchos de nosotros los Dom. piensan que es como un deporte que usted domina, poner una mente ilusionada irse para New York, sin saber lo que les espera. Hasta la forma de laborar es muy distinta, amén de tener que cambiar la puntualidad que nunca practicó, ni siquiera, aquí en R.D.
ResponderBorrarMuy bueno, Mella. Abrazos de Ley S.
Guaooooo!!! genial Manito...
ResponderBorrarEs una descripción de antología. La disfruté un mundo y a la vez, vaya paradoja, me sentí triste y apenado al pensar en todos los hispanos, y en especial los dominicanos, que han tenido que pasar por todos esos pesares. Te felicito por las tristes verdades que encierra tu escrito.
Con afecto,
Diómedes Rodríguez
Ay Manito, cuánto gozar con tu artículo tan real y verdadero. Espero una segunda parte. Dile a Ticuí que te cuente la crujía que pasó para comprar una vacinilla por señas, recién llegado a N.Y. !Cuántos recuerdos dormidos has despertado con tu "Crujía"! Muy bueno.
ResponderBorrarAbrazos.
Lavinia.
Solo Manito.....es capaz de lograr hacer reinr a tantas personas y de seguro al igual que lo hemos disfrutado al máximo..Gracias Manito por tan excelente descripción de lo que realmente significa vivir en los paises....
ResponderBorrarAbrazos
Juan Colon.
Manito, mi amigo
ResponderBorrarMientras mas leo tus articulos,mas me sorprende con esa"skill"(destreza) que tienes para escribir y para recordar casos y cosas pasadas; pues como ya te habias dicho no te conocia esa habilidad.De corazon,te quiero felicitar por ese articulo tan hocoso y a la vez tan veridico. No te imaginas cuanto me rei leyendo tu articulo,pero a la vez recordando todo lo que me paso en esta gran urbe. Que bueno que ya puedo hacer chistes de mis propias "crujias"(pues ya pertenecen al pasado).Si todavia fuera mi presente te juro que reuniria los chelitos del pasaje de avion y regresaria a mi anorado Mao,aunque fuera a coger una segunda pela, pero esta ya seria en mi pais. Felicitaciones!!! Y como dice mi querida y recordada profesora Lavinia,aqui vamos a estar esperando la segunda parte.Con carino, Rose Mary
Ay Manito!!, me he reido mucho por la forma tan divertida de tu narracion. A pesar de que vine legal a este pais, me vi identificada en la primera parte, con la variante de que cuando consegui trabajo en una factoria de Peluches en Queens llegaba un poco tarde en la noche y la prima que me habia dado alojamiento enmpezo a sentir celos de su marido conmigo y un dia cambio la cerradura de la puerta, no me contesto el telefono y no hubo forma de que me abriera, es decir me dejo en la calle, no tuve mas que subirme a un tren sentarme pegado al maquinista llegando hasta la ultima estacion, y regresandome en el mismo tren sin salirme, y asi me pase todo el resto de la noche yendo y viniendo en el mimo tren sin salirme hasta que amaneciera, llorando un mar de lagrimas (en aquel tiempo no habia celular) solo "algunos" empezaban a tener "Beeper",entonces sali y fui a buscar la unica amiga de confianza en Saint Nicholas y la 190, para que me ayudara, entonces me llevo a una agencia donde conseguian habitaciones rentadas....Gracias a Dios ya tenia trabajo,y pude resolver...
ResponderBorrarTe autorizo a incluir esta anecdota en tu proxima publicacion,si lo deseas..
Carmencita H.
mc597@msn.com
Manito, la crujia del recien llegado a N.Y. es digna de ser el guion para una buena pelicula de humor. Me rei como loca, hasta faltarme el aire, y salirme lagrimas, mi familia que no sabia lo que me causaba tal explosion de risa, se formo en torno a la PC y reiron a carcajadas junto a mi, eres una cura! lastima que por poco margen no pude coincdir cronologicamente contigo y con Ley S. Ahora comprendo la gran empatia y amistad que existe entre mis primos y tu.
ResponderBorrarTe felicito, tienes una narrativa excelente, ademas, el lector nunca se aburre. Espero la segunda parte pronto.
Un abrazo de Narcy...