lunes, 13 de junio de 2011

YO ME ACUERDO…

RAFAEL REYES GÓMEZ (PITIFIA)
(Luchador revolucionario, sobreviviente del Frente Enrique Jiménez Moya, Las Manaclas, SJM).

“La revolución no es una palabra. La revolución es el resultado del trabajo consciente, del trabajo constante de cada uno de nosotros”. Manolo Tavárez Justo.

Por Evelio Martínez

El beisbol lo envolvió en su juventud y de la pelota amateur, con apenas 16 años jugó como segunda base regular defendiendo en toda la Región Noroestana y Santiago al glorioso equipo maeño.

Fue reclutado por Tontón Acevedo, manager del equipo de pelota de la Aviación Militar Dominicana (AMD), por expresa recomendación del General Ramfis Trujillo, ya que Pitifia había ganado un campeonato de bateo en el torneo amateur de Mao. Pasó a ser miembro de la artillería del equipo de pelota que tenía la AMD como su segunda base regular, por encima de quien más tarde sería “El Gran Capitán” de los Tigres de Licey, Pedro González.

Aprovechó su estadía en este equipo para recomendar a dos portentos del beisbol en mi pueblo, que fueron Lelé Rivas y Mario Elvis Guzmán. Así conformaron un trío de guardias-peloteros que tuvimos el privilegio de verlos jugar cuando por primera vez una guagua, mega como dicen ahora, llegó a Mao con las iniciales de la AMD.

Luego de dos años en dicho equipo, la situación política, el ascenso de Fidel Castro al gobierno en Cuba y la huida del dictador Fulgencio Batista, trajeron como consecuencia que a los peloteros les dieran luz verde para recibir entrenamiento militar, los que quisieran, oportunidad que aprovechó Pitifia para capacitarse en arme y desarme y en el manejo de morteros de 81 mm, llegando a ser uno de los mejores en ese tiempo, en dicho armamento.

Joseíto Crespo contribuyó a que Pitifia se enrolara en la filas del Movimiento Político 14 de Junio. Así lo expresa él, cuando dice que éste, Joseíto, lo llevó donde Manolo Tavárez y lo presentó como un conocedor nato del manejo de morteros, y desde ese momento, el líder le tomó un cariño muy especial lo que veremos más adelante en esta narración.

Nació en el año 1936, en Mao y casó con la señora Denia de Reyes, con quien procreó a sus hijos: Francisco Rafael, Denisse Carolina, Ropfanxy y Alexy Yudelka.

Dice Pitifia “resuena todavía en mis oídos la voz de trueno de Manolo, cuando aquel 14 de Junio de 1962, en el Parque Independencia sentenció “óiganlo bien señores de la reacción, oigan los enemigos del pueblo, si los bienes del pueblo son sustraídos… el 14 de junio sabe dónde están las escarpadas montañas de Quisqueya, y a ellas iremos siguiendo el ejemplo de los héroes de Junio del 59”. Todavía lo oigo decir ¡Libertad o Muerte! Y encenderse en mí el fervor patriótico de seguirlo y caer junto a él, si fuere necesario. Así comienza mi trajinar guerrillero al lado de Manolo en las escarpadas montañas de Quisqueya”.

Sigue narrando Pitifia “con la llegada de Fidelio Despradel que era el Comandante del Frente Jiménez Moya, ya todos los guerrilleros nos encontrábamos en Santiago. La idea era salir hacia nuestro destino a las 10:00 PM, con el objetivo de pasar por el puesto de la Policía Nacional en Pedregal, ubicado antes de llegar a San José de las Matas, a una hora en que los efectivos estuvieran durmiendo en su totalidad”.

“Esa noche se celebraba un juego de pelota en el Estadio Cibao entre las Águilas y el Escogido. Para el transporte contábamos con una camioneta con barandillas propiedad del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), con un carro Chevrolet y un Peugeot”.

“El carro Chevrolet recogería a Manolo y a un grupo que todavía se encontraba en una casa de la sección El Puñal, Santiago. Debajo del puente de Pontezuela nos encontrábamos los restantes guerrilleros que completábamos el grupo. Además, en aquel escondite se encontraba el grueso de los combatientes del Frente Gregorio Luperón encabezado por su Comandante, el maeño Juan Miguel Román. Dirigiendo la marcha iba el carro Peugeot, luego el carro Chevrolet, donde iba Manolo y la cerraba la camioneta del INDRHI donde iba yo, con Fidelio y otros 14 guerrilleros. Nuestro destino era El Rubio, sección de San José de la Matas”.

“En el camino, Manolo dio instrucciones para que se subieran a un poste del tendido eléctrico y se cortaran los cables del teléfono y la luz, además ordenó que todos los guerrilleros portaran sus armas y granadas de mano y estuvieran prestos, por si las circunstancias nos obligaban a combatir”.

“La neblina se hacía cada vez más densa. Llegamos a El Rubio pasando por detrás del cuartel policial, y seguimos hacia el sitio que se había escogido para que abandonáramos los vehículos e iniciáramos la marcha, en nuestra primera jornada guerrillera. Los conductores de los tres vehículos se despidieron y emprendieron el regreso por la ruta Monción-Los Quemados-Mao- Santiago”.

“Pasaban ya de las 12:00 de la media noche del 28 de Noviembre- narra Pitifia- nos cambiamos de ropa enfundándonos en los uniformes verde olivo. Un arma larga, granadas de mano, cuchillo o machete, la mochila con las pertenencias de cada uno (hamaca, hilo plástico, soga, ropa de invierno, frazada, comidas como sardinas, chocolate y leche condensada, algunos libros, algunos radios, binoculares, brújulas, dos equipos de zapatería con todos sus aperos, equipos de cocina, hachas, etc.”

“A la 1:30 de la madrugada iniciamos la marcha, el corazón henchido, la mente despejada, solo el norte de ser un soldado de la Patria. Inmediatamente empezamos a ascender, durante varias horas caminamos en silencio. La mayoría se cansó rápidamente. El excesivo peso de la mochila, el fusil y casi cien tiros y la falta de entrenamiento hacían sumamente difícil aquella primera jornada. Los que estaban en mejores condiciones físicas ayudaron a los demás a cargar sus pesadas pertenencias”.

“Antes del amanecer organizamos nuestro primer campamento, en la loma El Naranjo, a 900 metros de altura. Al atardecer, levantamos el campamento y continuamos la marcha”.

Quien esto escribe pudo investigar que hubo pasajes y misiones que les fueron encomendadas a Pitifia y que él por modestia no las narra. Por ejemplo, la primera misión les fue encomendada a él, El Guajiro Bisonó y Manuel de Jesús (Piculín) Fondeur. Debían bajar a un conuco a cierta distancia a buscar víveres, batatas en particular. Burlaron la guardia y trajeron lo que ellos llamaron batatas patrióticas.

Cuenta José Daniel Ariza, guerrillero igual que Pitifia, que El Guajiro buscaba los picos más altos, se subía en los árboles con dos intenciones: localizar un conuco y también al enemigo. Vio un conuco distante, solicitó permiso para salir con Pitifia, Marcelo Bermúdez y Piculín. Cuando se acercaron después de un gran esfuerzo se encontraron que éste estaba ocupado por el ejército, pero El Guajiro con ese valor temerario que tenía y acompañado de tres leones, Marcelo, Pitifia y Piculín, en las narices de los militares recolectaron todo lo que pudieron y llegaron cargados al campamento. Pitifia que es como un ovejo, que no se queja, llegó cojeando y con fiebre.

Otra misión le fue encomendada, junto a El Guajiro, pero Manolo se opuso porque él, Pitifia, tenía el tobillo hinchado y eligen, (a quien yo conocí en Santiago Rodríguez como el Leoncito) Francisco Bueno Zapata para que acompañara a El Guajiro, cayendo el primero prisionero y siendo vilmente asesinado con saña brutal.

Continúa Pitifia: “Somos 26 en el grupo y 18 están derrotados física y mentalmente. Siete hombres podemos luchar, el resto es carga muerta. Son momentos muy difíciles. Los siete que estábamos aptos cargamos con las mochilas de los compañeros que no podían ni con ellos mismos”.

“Aparecieron varias matas de naranjas agrias, las que fueron ingeridas por nosotros casi enteras y las maduras, con todo y cáscara. Después de saciar la sed, como el maná que le mandó Dios a Moisés en el desierto, aparecieron unas abejas que tenían mucho tiempo haciendo miel. Tenía que ser El Guajiro con sus conocimientos de labriego quien las descubriera. Él y Marcelo Bermúdez se encargaron de sacar todos los panales llenos de miel, y también todos los que estaban llenos de “pollos”, aquello fue un alimento divino. Todos nos mejoramos”.

17 de Diciembre. “Como a las 10:00 AM, en forma inesperada aparecieron cinco aviones de guerra P-51 enemigos y empezaron a dispararnos con sus ametralladoras y a lanzar cohetes y bombas, causando un gran miedo en algunos y un pánico terrible en otros. Las bombas caían, explotaban, tumbaban árboles y el silbido de los cohetes era impresionante. Esos ataques inesperados y con la moral en el suelo fueron desastrosos”.

“Los ataques aéreos, para los que fuimos entrenados, sabemos que no son efectivos, pero aterrorizan. Estos ataques fueron repetidos en tres ocasiones. Nosotros ya nos habíamos movilizados”.

19 de Diciembre. “Fidelio, El Guajiro, Chanchano y Marcelo Bermúdez habían salido rumbo a Santo Domingo. A las 5:00 AM de ese día, Joseíto Crespo escuchó en la radio que El Guajiro había sido muerto y desconocíamos la suerte de sus acompañantes. Tenemos que movernos, porque el ejército ya sabe dónde estamos. Caminamos hacia el Este, era arrastrándonos que nos movíamos. Manolo cargaba su mochila y tres más, se la quitamos y se las dimos a cada quien”.

“Ya había insinuaciones de algunos, apoyadas casi por todos, de que nos rindiésemos, ya que no había nada que hacer. Del grupo original quedamos 21. Diecisiete se quieren entregar y hablan de acogerse al perdón ofrecido por el triunviro Manuel Tavárez Espaillat, a través de una hoja suelta tirada desde una avioneta”.

“En una reunión celebrada esa misma noche, los 17 votaron por la rendición. Manolo que nunca estuvo dispuesto a rendirse, se acogió a la decisión de la mayoría”.

“Manolo me llamó aparte y me dijo:” “Reyito, yo no quiero que tú te quedes, tu vida peligra, yo te necesito a mi lado”. “Yo ya le había dicho que no me rendiría y me quedaría con otros compañeros “haciendo guerrilla”. Esa noche no acordamos nada, pero luego José Daniel Ariza le convenció para que me dejara marchar junto a Joseíto Crespo y Polón Méndez, por las lomas de Santiago Rodríguez y Mao”.

21 de Diciembre. “A las 12:00 del mediodía se fueron desarmados, rumbo al matadero Manolo Tavárez y 15 compañeros”.

“Antes de partir, Manolo le ordenó a los guerrilleros que nos entregaran las pocas tabletas de chocolate y las sardinas que les quedaban a Luis Peláez, José Daniel Ariza, Joseíto Crespo, Polón Méndez y a mí. Quedaban 15 tabletas de chocolate y tres latas de sardinas las cuales nos repartimos equitativamente”.

El líder se despidió de Pitifia y el grupo que no se rindió, con un fuerte abrazo y con la recomendación de que se cuidaran. Las lágrimas le brotaron de sus ojos. “No abandones tu arma”, le dijo Manolo. Pitifia narra que esta recomendación le salvó la vida como veremos más adelante.

22 de Diciembre. Continúa narrando Pitifia: “Habíamos avanzado un largo trecho entre lomas, empinadas montañas y tupida y enmarañada vegetación, oímos como a las 5:00 AM por la radio del país que en un enfrentamiento en Las Manaclas, quince guerrilleros y su Comandante Manolo Tavárez Justo fueron muertos “en combate”. Los comentaristas mencionaban los nombres de los caídos, dentro de los cuales incluían a Joseíto y a Polón, y que Rafael Reyes, Pitifia, había sido gravemente herido y que no sabían la suerte que había corrido!

“¡Fue la peor noticia recibida por nosotros en toda nuestras vidas!”, diría 45 años después, Rafael Reyes (Pitifia)

“En aquella madrugada fría, llenos de tristeza analizábamos la infausta noticia. Al mencionar como muertos a Joseito y Polón y yo herido gravemente, era evidente que el enemigo conocía la identidad de los guerrilleros que habían rechazado rendirse o entregarse y que se aprestaban a perseguirnos y a asesinarnos. No había otra explicación”.

“Aceleramos el internamiento en las profundidades de la montaña y tomamos todas las medidas de seguridad necesarias. Caminábamos por zonas desconocidas, no teníamos comida, “apenas unas cuantas tablas de chocolate”, nos debatíamos entre seguir por aquellas montañas desconocidas o buscar una vía para acercarnos a Santiago Rodríguez o Mao”.

23 y 24 de Diciembre. “Por dos días permanecimos en el mismo sitio, ocultos en un denso bosque, creíamos que de esta forma conservábamos energía y evitábamos que nuestros movimientos fueran detectados por los que nos perseguían. Finalmente decidimos emprender la marcha con rumbo noreste. Nos subíamos a los árboles y nos orientábamos con una brújula que teníamos. Así anduvimos con rumbo hacia el noroeste”.

25, 26 y 27 de Diciembre. “Desde que amaneció marchamos durante varias horas tratando de encontrar alguna vivienda, era evidente que necesitábamos encontrar algún campesino que nos orientara. Así anduvimos hasta el 28 de Diciembre. Durante estos tres días nos alimentábamos con naranjas agrias y una porción de chocolate y tomando mucha agua”.

29 de Diciembre. “Divisamos a lo lejos un bohío, nos acercamos y saludamos a sus ocupantes. Muy nervioso, un señor maduro acompañado por una niña, la cual, al vernos con las armas salió corriendo y Polón logró en larga carrera alcanzarla. Los convencimos de que no debían temer nada de nosotros, que teníamos mucha hambre, que nos prepararan comida, la cual le pagaríamos. El señor mostró simpatía con nosotros, preparó un gallo que los guardias querían comprarle, lo cocinó con arroz y guineos verdes. Nuestro primer banquete desde que comimos de la puerca que cazaron Ariza y Fidelio. No pudimos comer gran cantidad, nuestros estómagos se habían acostumbrados a no ingerir comida sólida”.

“El señor Quirino Rodríguez que así se llamaba dicho campesino entró en confianza y nos dijo que estaban ofreciendo veinte mil pesos de recompensa por cada uno de nosotros, vivos o muertos. Nos relató cómo asesinaron al compañero Bueno Zapata, lo tomaron prisionero, lo torturaron amarrado a la cola de un caballo, luego el oficial que comandaba las tropas tomó una ametralladora y le vació tres peines al cuerpo inerte del compañero. En cuanto a Manolo y sus compañeros nos dijo que fueron hechos prisioneros, les obligaron a quitarse las ropas, quedándose en ropa interior y luego los amarraron. Manolo se negó a quitarse la ropa y con voz indignada decía ¡Yo soy el responsable de todo! El campesino nos dijo que después de tener a los guerrilleros un buen tiempo amarrados, pegados a la pared que forma el corte de la carretera en la montaña, estos fueron asesinados uno a uno, con bayonetas y armas cortantes y luego ametrallados. ¡Asesinos, asesinos, les decía Manolo a los soldados mientras asesinaban a sus compañeros! Manolo fue el último en ser vilmente asesinado”.

“De acuerdo a su relato, los militares llevaron a varios campesinos para que vieran “cómo se mata a los comunistas”.

30 de Diciembre. “Dejamos aquel acogedor bohío y emprendimos la marcha con rumbo hacia Santiago Rodríguez. Al caer la noche localizamos otro bohío. Joseíto y Polón se quedaron a unos 50 metros y yo me acerqué al mismo habiendo dejado el arma. Jugaban dominó y me hice pasar como familia de uno de los guerrilleros caídos. Llevé uno de los hombres hasta donde estaban Joseíto y Polón y le dijimos que éramos guerrilleros y que necesitábamos ayuda, que no le haríamos daño”.

“Bajo presión accedió y nos buscó tres caballos. El convenio era que nos acompañara para salir por Monción y dirigirnos a Mao. Todo era una treta, nuestra meta era Santiago Rodríguez. Le dimos ochenta pesos, nos despedimos y le dimos las gracias. Partimos rumbo a Santiago Rodríguez”.

31 de Diciembre. “Al aparecer los primeros rayos del sol estábamos próximos a Santiago Rodríguez, elegimos esa fecha pues los militares estarían distraídos y celebrando. Polón tenía un primo en esa ciudad que poseía un vehículo. Nuestro plan era viajar con él hacia Santo Domingo y entrar abruptamente a la embajada de México. Necesitábamos denunciar el vil asesinato de Manolo y sus compañeros”.

“En un camino vecinal encontramos tres personas que iban para sus trabajos. Yo pensé que nos habían reconocido como guerrilleros, pues Joseíto aun llevaba su camisa de chamaco. Llevábamos las armas en sacos y esperamos la noche en un bosquecito cerca del camino. Una patrulla militar se paró frente a nosotros y le preguntó a una mujer que pasaba, si no había visto a tres hombres que llevaban sacos a cuesta. La patrulla se marchó y nosotros nos internamos en una cañada, al subir a un cerro encontramos a un grupo de campesinos que machetes en manos nos perseguían tras la recompensa de los veinte mil pesos que se ofrecían por cada uno de nosotros”.

“Cuando estaban a 30 – 40 metros, yo le grité a Polón: ¡Tírale la granada! ¡Estampida total! Desaparecieron como por arte de magia. Decidimos sacar las armas de los sacos ya que habíamos jurado morir peleando. Continuamos la marcha siempre en guardia”.

“De momento una emboscada, para nuestra suerte un militar que me conocía de los días que estuve como miembro de la AMD, me reconoció y me llamó por mi nombre”.

“Nos ordenaron ¡Alto, están rodeados! Nos hicieron prisioneros. El campesino que nos reconoció se mostró beligerante y pedía la recompensa. El sargento que comandaba la patrulla lo hizo retroceder y nos informó que éramos “presos de él”, ya que había una patrulla con orden de matarnos si nos encontraban”.

“Nos introdujo en jeep y nos llevó al pueblo. Allí nos esperaban con vítores y aclamaciones. ¡Vivan los guerrilleros! Gritaban”.

“Se agolpaban cada vez más las gentes del pueblo. Nos brindaron comida y fuimos trasladados a la ciudad de Santo Domingo”.

Manolo un símbolo y un referente para la juventud de hoy; de esta forma surgió un horizonte común y un objetivo reivindicativo. Bandera que empuñó el más joven coronel del ejército dominicano, Rafael Fernández Domínguez ¡Gloria y loor a ellos!

Pitifia y “Yo Me Acuerdo” (su autor) hemos querido entregar esta apretada síntesis de este relato histórico como denuncia del asesinato atroz, vil y cobarde de los héroes de Las Manaclas. Si aun viven los actores que caiga sobre ellos la ignominia y la maldición de la historia. Como dijo el Indio Duarte ¡Maldito sean. Asesinos y cobardes, malditos sean!

6 comentarios:

  1. Evelio, esta narración lo que me da es pena y veguenza, pena porque muchos grandes hombres se sacrificaron por su pueblo y sin embargo no hemos avanzado un paso, probablemente hemos retrocedido, verguenza porque ya se acabaron los hombres de moral, con sentimientos, hombres con PANTALONES que luchen por su pueblo, ahora los que habemos somos comerciantes de la politica y de las necesidades de los desposeidos, lo que importa soy otro y lo demas no me interesa. Es interesante tu narración, espero que despierte en muchos de nosotros ese amor por su patria, por su pueblo y por los suyos, por menos razones que las de ahora el pueblo tomó las armas y lucho por los suyos.

    En hora buena

    Papito Mármol

    ResponderBorrar
  2. Gracias!!! Comandante Evelio por su muy valiosa síntesis de ese relato histórico. Nosotros los dominicanos no tenemos con que pagar el patriotismo y la inmolación de esa raza inmortal que sucumbió por liberarnos del latrocinio y la ignominia de los remanentes del trujillato. Nuestra familia fue tocada con la sentida muerte, en Las Manaclas SJM, de nuestro primo Piculín, único hijo de nuestra tía Ana Digna Rodriguez.
    Me inclino a sus pies comandante Evelio.

    Con afecto y admiración,

    Diómedes Rodríguez

    ResponderBorrar
  3. Ejemplo digno que merece separarlo y distinguirlo Pitifa Reyes Gomez; para que esta generación en su mayoría carente de conocimientos históricos,conozcan o sepan el costo para conseguir la LIBERTAD DE UN PUEBLO,no en papel moneda sino pagada con la sangre derramada de HOMBRES como estos.
    Pero hay una gran parte de nosotros que sí conocemos el valor de estos y otros hombres,pero el instinto patriótico nuestro permanece en un letargo y tenemos una gran oportunidad para despertarlo, honrando y erijiendole "La Torre para nuestros Héroes" para que de este modo esta y la próxima generación puedan crear conciencia al saber como se consiguió esta Democracia.
    Comparto con Papito parte de su comentario,pero todavía creo que quedan HOMBRES.

    Siempre
    Manito

    ResponderBorrar
  4. Santiago Rodríguez. En una publicación que hiciéramos en principio dije que nos habíamos ido a vivir a ese pueblo. Para los años 58 o 59 vivíamos allí y conocí a Francisco Bueno a l edad de siete u ocho año, zurdo que jugaba pelota (right field) en el equipo amateur, junto a Calin y Osvaldo Villalona, manolito y Osvaldo Saint Hilaire. Cuerpo atlético, con mucho vigor y lleno de bondad. En mi infancia iba al estadio de béisbol, porque mi hermano mayor, Belete, como le decían, también era miembro del equipo. A este héroe, en una ocación lo vi llegar a mi casa diciéndole primo a mi papa, porque era Sime- bueno sus apellidos. Cuando lo veíamos en el play con su bigote refinado, nos daba una impresión, pero al recibirlo como familia nos dimos cuenta de que era un muchacho, por la afabilidad en el trato. Cuando regresamos de vuelta a nuestro Mao por los años 61, Ya con 10 agosto encima y cuando me compenetré con Piculín, Reyito, Joseíto, Papito jamás nos imaginábamos que estaba pasando en Stgo Rdguez. Conocimos perfectamente a Polón, en nuestra percepción de niño nos parecía un predicador religioso, comunicativo y consejero. Nos simpatizaba porque era muy afable con los niños. En mi compenetración con los muchachos del 1J4 en Mao, perdí lo que acontecía en aquella ciudad. Las limitaciones de comunicación en ese tiempo, pasaron algunos años. Un día de regreso a Stgo. Rguez, me impresiona un letrero que había frente a un local que había frente al parque, que decía "CLUB RECREATIVO FRANCISCO BUENO". Y pude enterarme de su desgracia. Lo que oí en aquel tiempo, fue justo igual al que narra nuestra estrella Evelio.

    Recuerdos póstumos. Es lo mas real de una narración. Afectos de siempre, Ley S.

    ResponderBorrar
  5. Querido Administrador, los nombres de los hijos de Rafael Reyes (Pitifia) son los siguiente y deberian ser en este orden: Yudelka, Rosphansys Rafael, Denisse Carolina, Alix Deyinet, Francisco Rafael (Estan Corregidos),No todos son hijo de la Señora Denia, muchas Gracias!!

    ResponderBorrar
  6. Gracias Sr. Isaias Ferreira por publicar este escrito de Evelio.

    Me siento muy orgulloso de haberlo encontrado.

    Atte:Francisco Rafael reyes (Hijo menor de Pitifia)

    frankrafa@hotmail.com

    ResponderBorrar

Haga su comentario bajo la etiqueta de Anónimo, pero ponga su nombre y su dirección de email al final del mismo: NO SE PUBLICARÁN COMENTARIOS SIN NOMBRE Y SIN DIRECCIÓN DE EMAIL. Los comentarios ofensivos y que se consideren inapropiados, tampoco serán publicados.
El administrador