miércoles, 25 de mayo de 2011
MAMÁ SILA
TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar
Cuando yo crecí, la familia más cercana era nuestro vecino. Con los vecinos compartíamos no sólo alegrías y tristezas, salud y enfermedad, sino también adquisiciones materiales. Los vecinos nos cuidaban casi tanto como a sus hijos, y nosotros los respetábamos casi tanto como a nuestros padres.
Mi vecina favorita era Mamá Sila, la mujer más sabia que he conocido.
Sus máximas dejaron en mí un legado maravilloso, y disfrutaba visitarla, sólo para oírla hablar. Conversaba de experiencias de vida, recitaba poemas hermosos, y además era una excelente cocinera. Diariamente reservaba para mí una porción de su comida, que me pasaba por la empalizada que dividía nuestras casas.
Era una mujer de un carácter fuerte, poseedora de una dulce severidad que la hacía muy interesante y enigmática. Nunca la oí criticar a alguien, sino por el contrario decir a menudo que todos los seres humanos cometemos errores, por lo que no debemos juzgar a los demás por sus acciones.
Personas de todos los estratos sociales y de diferentes partes del país desfilaban por su cocina donde siempre solía estar, para oírla recitar, escuchar sus reflexiones, y así nutrirse de sus experiencias.
Esposa de Don Emilio Arté, mi querido Papá Milo, y madre de Doña Tontón Arté, dos grandes músicos que enaltecieron el pueblo de Mao, fue un valioso ser humano que cultivó su sapiencia a través de la lectura, y de sus inteligentes razonamientos sobre el ser humano.
Una de las cosas que aprendí de ella fue la importancia de las pequeñas cosas, pues poniéndome de ejemplo una aguja de coser, me enseñó que aunque parezca un objeto sin valor por su bajo costo, es muy importante cuando necesitamos pegar un botón.
Fue una mujer asertiva, que tenía respuestas rápidas y acertadas para cada ocasión, y el consejo adecuado para cada necesidad.
Mamá Sila fue un ejemplo del recurso de apoyo, conocimiento y cooperación que representa para mi, la época en gozábamos del privilegio de tener buenos vecinos.
Por Lavinia del Villar
Cuando yo crecí, la familia más cercana era nuestro vecino. Con los vecinos compartíamos no sólo alegrías y tristezas, salud y enfermedad, sino también adquisiciones materiales. Los vecinos nos cuidaban casi tanto como a sus hijos, y nosotros los respetábamos casi tanto como a nuestros padres.
Mi vecina favorita era Mamá Sila, la mujer más sabia que he conocido.
Sus máximas dejaron en mí un legado maravilloso, y disfrutaba visitarla, sólo para oírla hablar. Conversaba de experiencias de vida, recitaba poemas hermosos, y además era una excelente cocinera. Diariamente reservaba para mí una porción de su comida, que me pasaba por la empalizada que dividía nuestras casas.
Era una mujer de un carácter fuerte, poseedora de una dulce severidad que la hacía muy interesante y enigmática. Nunca la oí criticar a alguien, sino por el contrario decir a menudo que todos los seres humanos cometemos errores, por lo que no debemos juzgar a los demás por sus acciones.
Personas de todos los estratos sociales y de diferentes partes del país desfilaban por su cocina donde siempre solía estar, para oírla recitar, escuchar sus reflexiones, y así nutrirse de sus experiencias.
Esposa de Don Emilio Arté, mi querido Papá Milo, y madre de Doña Tontón Arté, dos grandes músicos que enaltecieron el pueblo de Mao, fue un valioso ser humano que cultivó su sapiencia a través de la lectura, y de sus inteligentes razonamientos sobre el ser humano.
Una de las cosas que aprendí de ella fue la importancia de las pequeñas cosas, pues poniéndome de ejemplo una aguja de coser, me enseñó que aunque parezca un objeto sin valor por su bajo costo, es muy importante cuando necesitamos pegar un botón.
Fue una mujer asertiva, que tenía respuestas rápidas y acertadas para cada ocasión, y el consejo adecuado para cada necesidad.
Mamá Sila fue un ejemplo del recurso de apoyo, conocimiento y cooperación que representa para mi, la época en gozábamos del privilegio de tener buenos vecinos.
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Aprovechamos la ocasión para felicitar a la Familia Del Villar-Fernández por la llegada de su nueva nieta.
ResponderBorrarTambién, para expresar a la profe nuestro deseo sincero de que haya disfrutado su recorrido por Carolina del Sur y New Jersey, y haya descansado.
MEEC le desea lo mejor.
Denis the Menace
Eres especial Isaías. Por tener un corazón tan grande y ser tan generoso te estoy dando un 99.9. Ya casi llegas...
ResponderBorrarQue Dios te bendiga y te cuide.
Gracias por tu cariño.
Tu profe de siempre Lavinia.
¡Que tiempos aquellos cuando los vecinos eran una prolongación de nuestra familia! Recuerdo cuando vivíamos en Sibila, el intercambio de platos de habichuelas con dulce en la Cuaresma, y el llévale este plato de arroz con pollo a doña fulana, que a ella le gusta mucho, o este plato de sopa a doña perenceja que está enferma.
ResponderBorrarDespués, cuando nos mudamos a la Duarte # 40, hace más de cinco décadas, Don Juan Barreras y Papá se pusieron de acuerdo y construyeron una puerta en la empalizada que dividía nuestros patios, para que nosotros y sus nietos pudiésemos cruzar de un lado para el otro, sin salir a la calle.
Aquí, en Santo Domingo, no tengo la más remota idea de cómo se llaman mis vecinos...
Fernan Ferreira.
Ahí se marcaba la diferencia en el comportamiento de un niño o joven de ayer comparado con los de hoy. en cada vecino que teníamos había una especie de padre listo para entrar en acción en cualquier lugar y llamarnos la atención y hasta muchas veces para defendernos de los mas "tigueres" o los mas grandes, y con el anuencia y el apoyo de nuestros verdaderos padres. Ese mismo rol lo cumplían los amigos de la familia.
ResponderBorrarCon cariño
Ley S.
Hoy dia vivimos años al lado de un vecino y no logramos saber ni conocer sus miembros ni tampoco darles la oportunidad que nos conozcan.
ResponderBorrarNuestro sentido de la conviviencia esta en precarias situaciones. Excelente mi Profe.
Un fuerte Abrazo
Juan Colon
A nuestra tía querida Lavinia; nuestra tiita adorada. Eres esa parte de nosotros que mantienes vivos nuestros recuerdos, porque eres parte activa de ellos. Nos sentimos orgullosos, de tener esa tiita tan inteligente, bella, cariñosa... y no seguimos, porque son tantos los atributos que te adornan, que enumerarlos sería imposible. Gracias por reconocer a esa heroína anónima de nuestra familia, que por ser esa dedicada madre-esposa, muchos maeños desconocen. Una mujer inteligente, amante de la lectura, que recitaba, que era una intelectual nata, con quien como bien dices, venían de fuera de Mao a sostener una conversación, a escucharla recitar. Por ella conocimos y aprendimos el amor a la lectura cuando pequeños, hurgando en sus libros que eran muchos. En su biblioteca encontramos a Vargas Vila, que en ese entonces había sido excomulgado de la iglesia, por la irreverencia de sus publicaciones. En esa biblioteca, que era un cuarto separado de la casa, además encontramos y empezamos a conocer a los grandes clásicos. Pero Mamá Sila era una persona, como tú excelentemente la describes, que no salía de la cocina y era amante de lo sencillo. Gracias Tiita adorada, porque con tu privilegiada memoria, sacaste a relucir uno de los pilares más importantes de nuestra familia. Te adoramos y lo sabes, y este cariño traspasará las barreras de lo infinito.
ResponderBorrarCon agradecimiento sincero, los hermanos Rodríguez Arté; Arté Canalda, Arté.
Recuerdo cuando la colindancia de nuestros vecinos se distinguía por las palabras de ellos"desde aquí para allá es lo mio y lo suyo pega hasta allá" medidas respetadas de por vida por sus palabras honoríficas y cuando era dividida por cualquier material,siempre dejaba el espacio para una ligera puerta y mantener la eterna comunicación tanto de palabras como para el trueque de las comidas. Surgía un descontento cuando el niño dejaba de ir a tomarse el café con pan en la mañana luego de haber hecho una costumbre agradable para el vecino.
ResponderBorrarDespues de viejo,hubo una división en blocks entre mi Tía y nosotros y tuvieron que romper el espacio para comunicarnos;error del albañil.
Cuanto recuerdo a la "vieja Nina"Taveras, abuela de mi amigo Profesor Kikito,cuando ese café me lo guardaba todos los dias(y muchas veces el moro)y cuando no iba,plegaba su cara del enojo. Eso era sinceridad.
Algunas veces pienso que las mejoras en las posiciones económicas fueron influyendo en el cambio,cuando al arenque se le trataba de ocultar su compra por la clase que en otrora era un fiel consumidor.
Antes,el pobre se distinguía por el alto consumo de arenque por su bajo precio y al superar un poco su pobreza suspendía el consumo y lo trataba de hacer sin que el vecino se diera cuenta; craso error,al olvidar la emanación del olor. Ahí se cerraron los patios y las puertas y por tanto la frecuente comunicación con nuestro mejor familiar que era antes el vecino,porque eramos los primeros en auxiliarnos ante cualquier problema.
Salvo excepciones que las hay.
Manito
Gracias Isaías, Fernan, Ley y Juan por sus comentarios. Es cierto que ya no conocemos nuestros vecinos. ¿Recuerdan que antes cuando una persona se mudaba en un vecindario iba donde los vecinos a ponerse a la orden? Ya esa costumbre no existe. Yo también como dice Fernan tengo unos vecinos que viven a dos casas de la mía hace varios meses,y nunca los he visto.
ResponderBorrar¡Cómo han cambiado los tiempos!
Suerte que nosotros todavía nos queremos, ¿verdad? Lavinia.
Mis queridos sobrinos: El cariño que une a las familias Del Villar Jorge y Arté, Arté Canalda, Rodriguez Arté, es el máximo exponente que prueba, que no hace falta la sangre para sentirse familia de verdad. De Papá Milo y Mamá Sila tengo recuerdos muy hermosos, y de la descendencia Arté también. Gracias por esas palabras tan lindas. Los quiero mucho, con el cariño que tiempo y distancia no se atreven a tocar. Lavinia.
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