NOSTALGIA

Por Ángel Berto Almonte

Quienes padecemos de un mal que arrastramos desde nuestra llegada al mundo de los vivos, llamado nostalgia, debemos estar felices y contentos como un perro con dos rabos con esta valiosa idea del ministro Isaías. El surgimiento de esta página nos está unificando, sin importar el rincón donde nos encontremos los hijos e hijas de Mao, ni de qué barrio de Mao procedamos. Digo esto porque a cada instante, por ocupado que esté, siempre pienso en mi pueblo, sobre todo en su gente, en aquellos amigos que juntos correteábamos las polvorientas calles de Mao, y que por circunstancias del destino nos vimos obligados a levantar vuelo, en el caso mío buscando garantizarle una mejor calidad de vida a mis hijos.

Tengo un amigo, Próspero Rodríguez, con quien acostumbro a tomarme un cafecito en mi casa y aprovechamos para revisar el disco duro (gastado por el peso de los años) y comenzamos a citar nombres de personas que tenemos años que no sabemos de ellas. ¿Dónde estará fulano?, nos preguntamos. Debe estar en la capital… ¿tú crees? A lo mejor vive en los EEUU., y así sucesivamente.

Y sigue uno hilvanando pensamientos, todos alrededor de las amistades, acerca del terruño querido: ¡Oye, hace 22 años que salimos de Mao y ya fulanito tenía aproximadamente 42 años!, o sea que debe estar viejo esa figura, pero quisiera volver a verlo, porque es tremenda persona, son parte de los comentarios que se nos ocurren a Próspero y a quien suscribe.

No sé si a los amigos colaboradores y lectores de MEEC les ocurre lo mismo. Por ejemplo, mi mente se pasea a cada instante por los barrios de Mao, alguien me dijo que esto ocurre cuando la persona llega a los EE.UU. pasado meridiano (viejito). Le es imposible, incluso hasta aprender el idioma inglés; y si lo intenta se queda mudo; porque no aprende inglés y se le olvida el español… o sea, que la nostalgia se convierte en un obstáculo. Yo, por mi parte bendigo no haber tenido que salir de mi Mao, sino hasta después de haber atesorado esas vivencias que hoy en la distancia me mantienen atado a mi terruño amado.

Estos párrafos para mi Mao

Quisiera que mi voz fuera tan fuerte,
Que llegara a retumbar en las montañas
de Entrada de Mao, donde nació mi madre.

Amor por un pueblo y por sus gentes,
Amor por sus calles y sus casas,
Amor por sus montes y sus canales.

Quisiera ser un pájaro cantor
Y empezar a volar cada mañana,
A lo alto del Cerro de Marino.

Yo quisiera volver a revivir,
Los días felices de mi infancia
Y con mis amigos volverme a reunir,
En la oscuridad del barrio a mis compañeros
De la escuela primaria.

En la vieja escuela Juan Isidro Pérez,
Volver a gastar aquel chele que me daba
Mi madre para que comprara un chulo,
O una naranja en el recreo.

El domingo, volver a ponerme el mismo
Pantalón de la escuela, no había otro,
Pero vivía feliz.

Para mi ha sido una felicidad volver a ver aunque sea en fotos a los artistas: Manito Santana, a su hermano Lilí, uno de mis ídolos en la pelota amateur junto a José Fermín Francisco (Mimín), a Rolando Espinal, a Ley Simé; y a nuestra reina, Lavinia del Villar.

Qué orgullo establecer contacto con un señor que solo conocía de nombre y lo que decía la historia hablada, casi leyenda: Evelio Martínez. Loor a esta gloria revolucionaria.