Este artículo da respuesta en parte a una inquietud que expresara Rolando Espinal (Cuchara) respecto a la falta de entusiasmo de los jóvenes de ahora por los deportes. Nuestra profe Lavinia del Villar dio una muy buena respuesta en uno de sus educadores artículos. Esta me parece también una buena explicación de por qué la abulia de la juventud por los deportes: están muy imbuidos en juegos y cosas que bombardean sus sentidos sin tener que apartarse de su zona de confort y reciben gratificación instantánea.
¿Dónde fue que nos perdimos? ¿Quién nos robó la gran oportunidad de formar las nuevas generaciones?
Nuestros adolescentes y jóvenes estudiaban, se preparaban, se les enseñaba urbanidad, moral y cívica. Se les inculcaba: El amor a Dios y a la patria, el respeto a sus padres, a sus maestros y en general a las personas mayores.
En el presente, gran porcentaje de nuestros niños, adolescentes y jóvenes deambulan, tienen como hogar los lugares más oscuros de las calles. No estudian, no sienten pasión por el deporte, hoy juegan a juegos solitarios, el aparato más usado es el iPod, un teléfono celular o cualquier otra manera de taparse los oídos para escuchar su propia música.
La pornografía y toda la industria del placer les ha atrofiado el crecimiento, les han enseñado a poner su cuerpo al servicio del placer, efímero y pasajero que no sirve para construir el amor, la familia y el hogar. La narco-dependencia y toda la secuela de violencia que llevan consigo, se está robando la alegría, la libertad y los mejores años de nuestros hijos.
Mientras tanto, se pierde el concepto de PAÍS - SANO; cada vez es más difícil mantener abiertas nuestras propias fuentes de trabajo. Conseguir lo necesario para vivir una vida digna se vuelve más difícil, los que pueden y se atreven buscan la manera de emigrar, los que tienen prefieren sacar sus capitales para invertirlos en negocios más seguros en otros países. Nuestros pequeños y medianos empresarios apenas pueden sobrevivir a las extorsiones y amenazas de secuestro.
¿Dónde fue que nos perdimos?, ¿Quién nos robó la seguridad y la tranquilidad de vivir, trabajar, invertir, producir y compartir en nuestros países?
Con el amor de Dios, por amor a los hombres, por el futuro de nuestra civilización... ¡CUIDEMOS LO QUE AÚN NOS QUEDA!!!
Del libro "La riqueza de ser Católico"
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