jueves, 4 de noviembre de 2010
YO ME ACUERDO...
LA QUEMA DEL OVEJO
Por Evelio Martínez
La verdadera historia de la quema del hombre ovejo contada por su pastor ¿o domador?, Feliz Arismendy Bonilla Gil.
En el Mao de mi generación, yo vi sucederse muchos episodios que hoy no son tan santos y recurrentes, por ejemplo: pegarle fuego a un pobre hombre, disfrazado de ovejo u oso con su vestidura blanca y lanuda, o rellenar el ano de un pobre perro de pólvora para que al explotar, sanara de una ¨almorrana¨ que padecía, caso de Dominguito Reyes y otros más, que si continúo vamos a perder el hilo de este relato de ¨YO ME ACUERDO¨ que nos va a contar su autor, Arismendy Bonilla, mi socio, hermano y paciente.
Febrero, mes de la Patria, 27 de febrero de los carnavales y las fiestas, y como decimos por acá, ¨de los macaraos¨. Era el tiempo de Mano el Lechón, Tocón, La Roba la Gallina, de los Palos Encebao, las corridas en Saco, corrida en Bicicleta y uno que otros ¨disfrazao¨ como el protagonista de este relato, que venía de Santiago, el famoso hombre ovejo. Dejemos que sea el recuerdo de este hecho, que recree la memoria de Arismendy al contarlo: ¨Era un sábado en la tarde y el Samoa Bar (otra vez el lugar) comenzaba la apertura de una noche de farra y alegría, había solo una mesa ocupada por unos señores forasteros; era tiempo de carnaval y los “Macaraos” lechones y comparsas pululaban por todo el pueblo. Llegó una comparsa que la componían dos tamboreros, un hombre vestido de oso u ovejo y un domador que lo sostenía con una soga amarrada al cuello. El espectáculo comenzó con los tamboreros que tocaban y decían: “Nicolás, ¿cómo se ordeña la Vaca?” El oso hacía una contorción de su cuerpo y una pose indecente. “Nicolás, ¿cómo hace el Perrito?", repetía la pose, y así el domador lo azotaba mientras este se contorsionaba. A todo esto, terminado el espectáculo, pidieron una recompensa. Los señores no quisieron darle nada y el hombre ovejo se quitó la careta y pidió un cigarrillo a estos señores que se lo dieron, y él, el oso, pidió un fósforo, yo que fumaba, le encendí el cigarrillo y con el mismo fósforo le prendí su parte trasera, que era un vestuario de pura lana que rápidamente se encendió. Yo le grité “¡Nicolás!, se te está quemando el fute”; él hizo poco caso, pero rápido sintió el calor y salió como jonda que lleva el Diablo y cruzó la calle y se revolcó en los canteros del parque que eran de tierra, esto último me lo contaron porque yo cuando vi que él salió huyendo, le dije a mi “básica” y compañero de andanzas y fechorías (Lilí Santana), yo me voy para el play, mira a ver lo que pasa y me lo cuentas. Lilí me contó y me dijo que el fiscal había ido, la policía también, y me andaban buscando. A todo esto se regó como pólvora el hecho y un abogado que había en Mao, el DR. Gerónimo Graciano, que casó con Norma Zaiek, que era corresponsal de la Información de Santiago, envió el reportaje y salió en primera plana, con este titular: ¨QUEMAN HOMBRE OVEJO EN MAO¨, y la noticia terminaba diciendo EL DOMADOR QUEDÓ SIN OSO, EL OSO QUEDÓ SIN PIEL Y FELIZ ARISMENDY BONILLA QUEDÓ SIN LIBERTAD. El Dr. Darío Tió actuó como testigo de que yo le di cinco pesos de la época por su disfraz u uniforme y todo quedó arreglado. Quiero dejar sentado que hago el relato, no porque me sienta orgulloso de lo que hice y que estuvo bien hecho, sino para que quede claro lo que pasó. Fueron cosas de muchacho inquieto y travieso, lo cual yo no niego que fui”. Fin del relato.
Y esa es la verdad acerca de la quemada del Hombre Ovejo.
Por Evelio Martínez
La verdadera historia de la quema del hombre ovejo contada por su pastor ¿o domador?, Feliz Arismendy Bonilla Gil.
En el Mao de mi generación, yo vi sucederse muchos episodios que hoy no son tan santos y recurrentes, por ejemplo: pegarle fuego a un pobre hombre, disfrazado de ovejo u oso con su vestidura blanca y lanuda, o rellenar el ano de un pobre perro de pólvora para que al explotar, sanara de una ¨almorrana¨ que padecía, caso de Dominguito Reyes y otros más, que si continúo vamos a perder el hilo de este relato de ¨YO ME ACUERDO¨ que nos va a contar su autor, Arismendy Bonilla, mi socio, hermano y paciente.
Febrero, mes de la Patria, 27 de febrero de los carnavales y las fiestas, y como decimos por acá, ¨de los macaraos¨. Era el tiempo de Mano el Lechón, Tocón, La Roba la Gallina, de los Palos Encebao, las corridas en Saco, corrida en Bicicleta y uno que otros ¨disfrazao¨ como el protagonista de este relato, que venía de Santiago, el famoso hombre ovejo. Dejemos que sea el recuerdo de este hecho, que recree la memoria de Arismendy al contarlo: ¨Era un sábado en la tarde y el Samoa Bar (otra vez el lugar) comenzaba la apertura de una noche de farra y alegría, había solo una mesa ocupada por unos señores forasteros; era tiempo de carnaval y los “Macaraos” lechones y comparsas pululaban por todo el pueblo. Llegó una comparsa que la componían dos tamboreros, un hombre vestido de oso u ovejo y un domador que lo sostenía con una soga amarrada al cuello. El espectáculo comenzó con los tamboreros que tocaban y decían: “Nicolás, ¿cómo se ordeña la Vaca?” El oso hacía una contorción de su cuerpo y una pose indecente. “Nicolás, ¿cómo hace el Perrito?", repetía la pose, y así el domador lo azotaba mientras este se contorsionaba. A todo esto, terminado el espectáculo, pidieron una recompensa. Los señores no quisieron darle nada y el hombre ovejo se quitó la careta y pidió un cigarrillo a estos señores que se lo dieron, y él, el oso, pidió un fósforo, yo que fumaba, le encendí el cigarrillo y con el mismo fósforo le prendí su parte trasera, que era un vestuario de pura lana que rápidamente se encendió. Yo le grité “¡Nicolás!, se te está quemando el fute”; él hizo poco caso, pero rápido sintió el calor y salió como jonda que lleva el Diablo y cruzó la calle y se revolcó en los canteros del parque que eran de tierra, esto último me lo contaron porque yo cuando vi que él salió huyendo, le dije a mi “básica” y compañero de andanzas y fechorías (Lilí Santana), yo me voy para el play, mira a ver lo que pasa y me lo cuentas. Lilí me contó y me dijo que el fiscal había ido, la policía también, y me andaban buscando. A todo esto se regó como pólvora el hecho y un abogado que había en Mao, el DR. Gerónimo Graciano, que casó con Norma Zaiek, que era corresponsal de la Información de Santiago, envió el reportaje y salió en primera plana, con este titular: ¨QUEMAN HOMBRE OVEJO EN MAO¨, y la noticia terminaba diciendo EL DOMADOR QUEDÓ SIN OSO, EL OSO QUEDÓ SIN PIEL Y FELIZ ARISMENDY BONILLA QUEDÓ SIN LIBERTAD. El Dr. Darío Tió actuó como testigo de que yo le di cinco pesos de la época por su disfraz u uniforme y todo quedó arreglado. Quiero dejar sentado que hago el relato, no porque me sienta orgulloso de lo que hice y que estuvo bien hecho, sino para que quede claro lo que pasó. Fueron cosas de muchacho inquieto y travieso, lo cual yo no niego que fui”. Fin del relato.
Y esa es la verdad acerca de la quemada del Hombre Ovejo.
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Evelio : Me alegro que mi enllave Arismendy haya contado la historia tal y como fue;o sino yo la iba a hacer. Digo esto porque leí en otras narraciones las cosas muy distintas.
ResponderBorrarYo estaba presente cuando se prendió el "hombre ovejo" yo a mi corta edad le ayudaba a Rigoberto en la cantina.La cocina del Samoa quedaba atrás ,ala derecha,y el cocinero era el chinito Li por cierto y recuerdo cuando Arismendy le prende el cigarrillo (con fósforos,los encendedores eran escasos),el ovejo se mantiene copeando el cigarrillo mal encendido ya que no fue pareja la quema del tabaco,mientras Arismendy aprovecha el entretenimiento del ovejo con su cigarrillo,y cruza la mano por la espalda de su victima y le pega justamente en la parte trasera ese palo de fosforo encendido,dicho sea de paso esos palos no se apagaban facilmente,tenía que sacudirlos varias veces (parecían pedazos de cuava).El ovejo tardó unos 10 segundos vino a darse cuenta por el humazo y el juidero (verbo correr)fue grande.
Tal como dice Arismendy,esas son travesuras expontáneas que se cometían para hacer reir a los demás,sin tomar en cuenta el peligro, no con maldad por dentro,muy distintas a las que hoy disfrutamos.
Ah ! para verificar mi estadía en el Samoa,favor de preguntarle a nuestra profesora Lavinia de Fdez. por qué ella me puso otro sobrenombre "Caramelo"
Abrazos
Manito