domingo, 3 de julio de 2011

ISIS, LA MAEÑA PRETENDIDA POR TRUJILLO

LA VERDAD HISTÓRICA
Por: Dr. Héctor Brea Tió

En la foto, Trujillo recibiendo al urólogo catalán de prestigio mundial, Dr. Antonio Puigvert en el Palacio Nacional en 1956.

Debo aclarar que este artículo es más bien un breve ensayo histórico o historia novelada, diferente de una novela histórica, como sería, guardando la distancia, “La fiesta del chivo”, del Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa.

Aquí la mayoría de los relatos parten de vivencias verídicas, pero matizados por nimios detalles ficcionales, a diferencia de las novelas, donde ese elemento fabulado, es lo que prima.

Como leerán, describo sucesos muy desagradables, para sus víctimas, algunos lucen inverosímiles, pero la verosimilitud de los mismos depende de la moral de las familias envueltas, la cual siempre he creído muy alta, y de dignidad incuestionable. Escenarios, Mao y San Cristóbal, años 1950-1955.

A raíz de mi asistencia al XVIII Congreso Latinoamericano de Psiquiatría, en el Distrito Federal de México, en 1994, como miembro de la Delegación Dominicana, fui honrado con la visita de Isis Madera, a un hotel del Zócalo, Centro Colonial y Arquitectónico de Ciudad México, antigua Tenochtitlán, la cual fue a recoger los regalos y cartas de su prima Doña Gladys Madera de Crespo, motivo que aproveché para hacerle una entrevista sobre su ominosa experiencia de la Era de Trujillo, y el socorrido rumor en mi pueblo de Mao, de haber sido “amante del Jefe”. Todo esto se debía a que estaba recopilando datos para el ensayo histórico que publiqué 3 años después intitulado “Mao y su gente”, con prólogo y presentación de Manuel Rueda y Manuel Mora Serrano.

En el lobby del Hotel donde nos alojábamos recibí tan distinguida visitante, le entregué los presentes y solicité su venia para conversar sobre el tema de marras, a lo que con gentileza accedió, advirtiéndome que no le era agradable, pero dadas las recomendaciones de su prima Gladys, iba a confesarme algunas cosas.

La silueta de su cuerpo a grandes rasgos era definitivamente escultural, aún ya metida de lleno en la sexta década de la vida, sus piernas, caderas y busto evocaban la que en otros ayeres fue la “Venus de milo maeña”, exquisita, maja goyesca importada de Algeciras, a Mao, u odalisca de Estambul, en trashumancia a las feraces tierras valverdenses. Su tez nacarada, impoluta y virginal la hicieron en su natal pueblo, recodo pletórico de primores en la otrora agreste Línea noroeste, una de las jóvenes más exquisitas y apetecidas por los hombres de su tiempo, pues aunque Mao es una cantera inagotable de hermosas mujeres, ella tenía un extra o encanto tan especial que llegó a oídos del sátrapa Trujillo, su fama y nombradía.

Hija del acaudalado comerciante Francisco Madera Rodríguez (Don Panchito) y su segunda compañera, ya que su esposa María Reyes Cabral no concebía hijos, pero junto a su esposo crió a Diana e Isis Madera.

Fue novia del destacado barítono dominicano e internacional, Guarionex Aquino, galán de la Voz Dominicana de los años 50.

Su voz, a veces apagada, a veces audible no solo envolvía en sí, grandes secretos, sino que albergaba ahogada en el decoro y la dignidad mancillada por la lujuria y lascivia de un ser poderoso y perverso que según ella, por designios divinos, y un golpe de suerte, no logró consumar su plan erótico, su intención abyecta hacia ella y su familia.

“Mi mayor sorpresa fue, que aunque fui a la cita que habían planificado un ex-síndico de Mao, luego gobernador de la provincia San Cristóbal, a la cual acudí porque se me dijo otra cosa, como que era positiva para mejorar las desavenencias que habían entre Trujillo y mi padre, lo cual para nadie era un secreto, que estaba mal visto por el gobierno, a la que asistí con miedo, nunca entusiasmo, y me extrañó sobremanera ya que el móvil que creí, no fue tal, sino requerirme sexualmente, y para justificar el encuentro, me preguntó sobre cosas de mi padre, y luego acompañadas de loas o cortejos que sugerían el preámbulo de una próxima cita definitivamente sensual".

“Aproveché la oportunidad para solicitarle facilidades para ir a México a estudiar danza y baile, a lo que se mostró gustoso, coyuntura que aproveché para ir y quedarme allí para siempre, alojada en casa de mi hermana Diana, casada con el exiliado Tancredo Martínez, quien fue víctima en México de un atentado que por poco le sega la vida”.

“Ellos me llevaron a un prestigioso ginecólogo, pues como en mi pueblo se comentaban tantas cosas sobre mi viaje a San Cristóbal, y dicho profesional certificó mi condición de virgen, lo que me favoreció para contraer matrimonio con quien es mi esposo, un hombre bastante apegado a las tradiciones judeo-cristianas, un mexicano puro”.

“Luego, cuando asesinaron vilmente a mi padre Panchito, el 10 de noviembre de 1955, en el Hospital Cabral y Báez de Santiago, poniéndole una sobredosis inyectable de fenobarbital endovenosa, por órdenes del dictador, al director de dicho centro de salud, dato confirmado por los médicos de servicio ese día, doctores Lino Romero y Oscar Gobaira, no pudimos venir al país a su sepelio”.

“Ya ajusticiado Trujillo, leyendo una de las tantas publicaciones que de él y su régimen se han hecho, encontré sus fuertes padecimientos prostáticos y uretrales, que le afectaron en la época en que lo conocí, lo cual concluí, que sería la razón por la que tuve la suerte milagrosa de no ser una más de las amantes del mismo, las cuales según los médicos afectan la potencia sexual o libido amén de los 60 y pico años de edad que tenía y los efectos del uso del alcohol, que también disminuyen el apetito sexual masculino, inverso a lo que se cree”.

“Digo así, porque como me vi a solas con él, siempre creí que abusaría de mí. La intención perversa la tenía, pero mi padre me había advertido que una hija de él no debía ser amante de nadie y eso junto a mis principios morales y cristianos no era lícito, por lo tanto le hice creer que en una próxima cita, sería más flexible”.

Posdata

Todo parece indicar que Trujillo tuvo claras intenciones de tener relaciones sexuales con Isis, las cuales se frustraron por varias razones entre las que hay que pensar lo siguiente:

1. Padecimientos crónicos de próstata (órgano que tiene que ver mucho con la virilidad y la fertilidad masculina), lo que motivó que trajera al país al prestigioso profesor francés Dr. George Marión, en los años 1935-36. La cirugía fue tan exitosa que Trujillo en agradecimiento le puso al hospital el nombre de G. Marión. También lo trataron un elenco de maestros dominicanos, entre ellos los doctores Francisco Canela Lázaro, Abel González Massenet, Manuel Robiou y José Sobá. Cabe también destacar la intervención del doctor Antonio Puigvert, catalán y director de importante centro de salud en Madrid, España.

2. Cursaba la sexta década de su vida, en la que ya no existe la virilidad de las primeras décadas de la vida, máxime en un tiempo en que no existía sildenafil (Viagra).

3. Trujillo ingería con frecuencia bebidas alcohólicas, las cuales contrario a la creencia popular, disminuyen el apetito sexual y la erección.

4. La joven Isis, estaba indispuesta a ese tipo de relación, primero por que no lo amaba, porque podría ser su abuelo y por las razones morales antes dicha, además de estar muy atemorizada.

Conclusión

Trujillo vio frustradas sus intenciones carnales con Isis, entra otras cosas por las razones antes expuestas, sin embargo admitimos que tuvo relaciones con otras mujeres de Mao y otras provincias debido a su poder, y a los adulones, alcahuetes y celestinos que tenía en casi todos los municipios del país.

Por último, cabe señalar que lo que precipitó la orden de asesinar a don Panchito fue que al quedarse Isis en Méjico, el jefe lo vio como una jugarreta o burla motivada por Panchito y ya él hace tiempo que lo quería eliminar pues era el único rico del noroeste que se negaba a dar las altas sumas de dinero que obligaba Trujillo a pagar, para el estado, que era él mismo, y don Panchito le mandó a decir varias veces que él no le debía favores a su régimen, ni trabajaba en el gobierno; además, me dijo Don Parmenio Reyes, que era trujillista, que Panchito decía sin tapujos, que no daría su dinero para obras que no eran para el bien del pueblo, sino para la megalomanía o egolatría de él.

El autor es médico psiquiatra, historiador y escritor.

4 comentarios:

  1. Gracias Dr. Brea por su narrativa histórica y educativa a la vez;contribuyendo así a despejar dudas creadas sobre la moral de personas que merecen su debido respeto.
    Conocí al señor Tancredo Martinez,residía en la calle Beller esq. Talanquera (barrio de los Gil),notaba en su cara una lesión permanente fruto de lo que ud. expresa en su narración.
    Tambien recuerdo cuando Papi Madera fue a buscar a su padre Nanito Madera (hermano de Panchito) quien se encontraba en mi casa y oí decirle "venga,que mataron a Panchito",saliendo de inmediato. (palabras que se quedaron grabadas).

    Gracias de nuevo
    Abrazos
    Manito

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  2. EN ESPERANZA, PROVINCIA VALVERDE, SUCEDIÓ ALGO PARECIDO.

    EN UNO DE AQUELLOS MÍTINES, A LOS QUE TRUJILLO OBLIGABA A IR, ÉL CONOCIÓ A UNA MUCHACHA MUY LINDA EN EL DESFILE EN SU HONOR, EFECTUADO EN MAO. ESTA JOVEN ERA HIJA DE UNA SEÑORA DE UNA DE LAS PRIMERAS FAMILIAS, DE LAS FUNDADORAS DEL PUEBLO.

    LA FORMA DE BURLAR A TRUJILLO FUE LA SIGUIENTE: CUANDO LA MADRE DE LA JOVEN SE ENTERÓ DE LOS DESEOS DEL JEFE, LE PIDIÓ UN CABALLO Y UN MULO A UNA HERMANA QUE HABÍA ENVIUDADO. LA SEÑORA ENVIÓ A SU HIJA HACIA LAGUNA SALADA, CERCANA A ESPERANZA. CUANDO LOS "UBICADORES" DE TRUJILLO LLEGARON A LA CASA DE LA FUTURA VÍCTIMA, LA MADRE LE DIJO QUE LA HABÍA ENVIADO A JICOMÉ, ALDEA QUE ESTÁ AL NORTE DE ESPERANZA, A LOS PIES DE LA CORDILLERA SEPTENTRIONAL. AL NO ENCONTRARLA, VOLVIERON A ESPERANZA. LA SEÑORA INSISTIÓ QUE LA HABÍA ENVIADO A JICOMÉ. Y AL JEFE SE LE HIZO TARDE SU CITA AMOROSA,

    MIS SALUDOS CORDIALES,

    JORGE MUSTONEN MOREL.

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  3. Héctor, mi admiración hacia ti por una nueva publicación tan interesante en MECC, creo que tu capacidad narrativa, tu dominio de la lingüística, tus fuentes confiables y de primera mano en este tema que siempre concita el interés del pueblo, bien merecen que vacíes tu tintero sobre las hojas de lo que pudiera ser una gran novela, muchos protagonistas anónimos están allí para darte testimonio de lo que fue la vida, la sociedad, el temor, los calieses, las persecuciones. El nuestro, como todos los pueblos, está lleno de historias de la era del “jefe"; con tanta capacidad que posees, ¿por qué no haces una novela tomando a Mao de escenario?
    Un abrazote de Narcy...

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  4. Héctor; Mi eterna admiración y respeto por la forma tan profesional como nos narra la historia y al mismo tiempo nos ayuda a esclarecer muchos hechos de esa época la cual no podemos negar.
    Abrazos sinceros,

    Juan Colón

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