martes, 15 de abril de 2014

UN MÉDICO APODADO “EL CHINO”

TERCER CAMINO
Por Lavinia del Villar-Fernández


En el año 1983, aquejada de una persistente tos que en momentos me dejaba sin voz, y que se resistía a medicamentos, fui llevada por mi hermano, el Dr. Jorge Del Villar (Yoryi) al Hospital Santiago Rodríguez, del cual era el director, para que me viera un médico que apodaban El Chino.

Resulta ser que dicha tos era la consecuencia de una sobredosis de nicotina que se produjo cuando en una situación de mucho estrés, que luego les contaré, me fumé cuatro cajas de a 20 cigarrillos en un lapso de 12 horas.

No paraba de toser, ni tampoco de fumar… y así llegué al consultorio del famoso Chino, de quien mi hermano decía que escalaría los más altos escaños de la medicina. Después de los exámenes de rigor, me dijo: “Usted está en el borde de lo que se llama bronquitis de fumador, que es una dolencia irreversible que la mantendrá tosiendo de por vida”, y así me despidió con un “Buena suerte”, dejándome boquiabierta, esperando por la receta. Entonces me dijo que no necesitaba medicamentos, sino la decisión de dejar de fumar.

Durante el viaje de Sabaneta a Mao, no hablé media palabra, sentí que mi hermano se había confabulado con el tal Chino para que me metiera miedo y dejara un hábito que disfrutaba tanto. Sin embargo, sus palabras “No necesita medicación, sino decisión”, bailaban en mi mente de atrás para alante, hasta que al llegar a la casa me encontré cara a cara con la mirada de un Corazón de Jesús que estaba colgado en la sala. Solo atiné a decirle: “Ayúdame”, y creo que entre Él y El Chino hicieron el trabajo, porque desde ese momento jamás fumé.

“Síganlo, que será grande” decía Yoryi, y hoy Pedro Sing es el Presidente del Colegio Médico Dominicano.

Gracias Chino por contribuir a liberarme de una de las adicciones más difíciles de superar.

3 comentarios:

  1. “No necesita medicación, sino decisión”. Esas palabras encierran una gran verdad. Los médicos son nuestro gran pie de amigo. A veces esperamos que ellos hagan milagros cuando en realidad la cura a muchas de nuestras dolencias descansa en nosotros mismos. No podemos ser pacientes pasivos. Como siempre, otra fabulosa contribución, mi estimada Doña.

    Isaías

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  2. ¡Interesante querida prima!
    Buen ejemplo, para los que careciendo de fuerza de voluntad, no abandonan vicios y actitudes que merman sus capacidades y actuaciones. ¡Gracias por el vivido aporte!
    Afecto y profundo cariño para Usted y Familia.

    Diómedes Rodríguez Martínez.

    Nota: deseo pronta y satisfactoria recuperación post operatoria al primo Ticuí.

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  3. Doña, esto es un testimonio perfecto. Tomare el principio de "no necesita medicación, sino decisión" para una futura predica.
    Con mucho respeto,
    Janio Pérez Estévez

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