lunes, 14 de noviembre de 2011
HORA DE INSPIRACIÓN
AZUL
Del Poemario Extraña Hora: Madrugada
Poema Inédito de: Narcisa Ferreira de Pimentel
I
La voz de la mar en su raudo canto de viento y de sal
Se fue tras tus pasos cuando te alejaste dejando mi playa
Y no sospechaste que el licor amargo de la despedida
Llenaría la copa de cual sorberías por toda la vida.
II
Quise abandonarme sobre las arenas de la amada playa
Tender mi amargura, ahogar mis angustias en agua salada
Pero fue imposible pretender matar mi pena de amor
De ese amor secreto, quien me traicionara por otra ilusión.
III
El recuerdo fiel marchó tras la senda, tus huellas surcaba
Te invitó a beber del cáliz, acíbar, que había destilado
De la vid amarga que en mi alma triste habías cosechado
Del doliente huerto de espinos y ortigas por ti fecundado.
IV
Pasaron los años y se fue muy de prisa nuestra primavera
Más veloz aún nos cruzó la brisa del estío febril
Se olvidó el otoño de traer consigo para mi consuelo
Un amor añejo, con olor a hierbas, a espliego y jazmín.
V
Dejaste el vacío, que llenó tu ausencia de azules recuerdos
Diáfana añoranza del inmenso azul sobre el que escaparas
Azul de la playa donde mis primeros besos yo te diera
Y de azul las horas, de espera infinita de que regresaras.
VI
Se acerca el invierno, el cielo ha perdido todo su esplendor
Te volviste sombra, la que me persigue por cada rincón
Nube azul de invierno, de frío punzante que a mi alma congela
Azul de añoranzas, azul de distancia y de evocación.
Del Poemario Extraña Hora: Madrugada
Poema Inédito de: Narcisa Ferreira de Pimentel
I
La voz de la mar en su raudo canto de viento y de sal
Se fue tras tus pasos cuando te alejaste dejando mi playa
Y no sospechaste que el licor amargo de la despedida
Llenaría la copa de cual sorberías por toda la vida.
II
Quise abandonarme sobre las arenas de la amada playa
Tender mi amargura, ahogar mis angustias en agua salada
Pero fue imposible pretender matar mi pena de amor
De ese amor secreto, quien me traicionara por otra ilusión.
III
El recuerdo fiel marchó tras la senda, tus huellas surcaba
Te invitó a beber del cáliz, acíbar, que había destilado
De la vid amarga que en mi alma triste habías cosechado
Del doliente huerto de espinos y ortigas por ti fecundado.
IV
Pasaron los años y se fue muy de prisa nuestra primavera
Más veloz aún nos cruzó la brisa del estío febril
Se olvidó el otoño de traer consigo para mi consuelo
Un amor añejo, con olor a hierbas, a espliego y jazmín.
V
Dejaste el vacío, que llenó tu ausencia de azules recuerdos
Diáfana añoranza del inmenso azul sobre el que escaparas
Azul de la playa donde mis primeros besos yo te diera
Y de azul las horas, de espera infinita de que regresaras.
VI
Se acerca el invierno, el cielo ha perdido todo su esplendor
Te volviste sombra, la que me persigue por cada rincón
Nube azul de invierno, de frío punzante que a mi alma congela
Azul de añoranzas, azul de distancia y de evocación.
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Ese poema de Narci, me comunica con el tiempo en que hice una pasarela en Cabarete por algo mas de dos años. El espacio de mi vista solo tenía como escenario la mar. Desde ahí la vivencia de todo lo que se expone en el poema.
ResponderBorrarAfectuosamente, Ley S.