DOS DISCURSOS

ACLARACIÓN DE RIGOR

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El administrador

A VER SI ENTIENDO
Por Melvin Mañón

Danilo Medina pronunció un discurso en España en el cual cuestiona el neoliberalismo como plataforma política y hace un llamado a un nuevo formato menos desigual e injusto que el presente.

Nada es más sensato y pertinente que proponer ahora la liquidación del neoliberalismo depredador, pero ¿cómo puede Danilo Medina creer que alguien se puede tomar en serio su discurso?

Es posible, una vez más, que Danilo Medina se haya creído su propio discurso. Démosle ese beneficio.

El mismo gobierno que le ordena al Procurador desestimar todas y cada una de las denuncias, acusaciones y sometimientos contra la corrupción de Leonel Fernández y su pandilla, ¿aspira a que creamos que en España hablaba en serio?

El mismo gobierno con la presencia manifiesta y dominante de los peores ejemplares del zoológico político dominicano, así autorizado por ese mismo Danilo Medina, ¿aspira a que le creamos?

La misma persona que prometió “no más impuestos” durante la campaña y luego lanza el paquetazo, ¿espera realmente que le creamos?

Reducir las injusticias señor Medina, requiere más temple, coraje y determinación de la que usted ha mostrado y a decir verdad de la que sería necesaria para enjuiciar a esta asociación de malhechores que usted bien conoce y a la cual también pertenece, al menos por omisión sino por comisión.

Si usted aspira a que lo tomen en serio y lo respeten, actúe en serio y dese a respetar.

Pronunciar en España el discurso correcto carece de significado si a la hora de actuar sus decisiones o la ausencia de estas contradicen el contenido de la formulación.

Usted nunca debería olvidar que la presidencia que ostenta es ilegítima de pleno derecho. Le ayudaría ante la historia, si cree en ella, o ante sus propios contemporáneos si le importan, saber y entender que lo único que podría hacer ese juicio más benigno sería estar a la altura del justificado enojo que caracteriza a una ciudadanía que, tras haber votado a favor del PLD una y otra vez, ahora entiende que solo ustedes se han enriquecido dejando a los demás peor de lo que estaban y además pidiéndole que paguen por el consumo de una fiesta a la cual ni siquiera fueron invitados.

Los que como yo votaron en contra del PLD no cuentan en esta ocasión. Yo sabía quienes eran y que harían. El asunto ahora es distinto. La nueva y más extensa indignación de este país no procede de quienes le negamos el voto al PLD sino de quienes se lo dieron.

El discurso de Leonel de la noche del 14 de noviembre en que usted convenientemente se ausentó, fue una pieza bien armada, argumentada y estructurada pero que no tuvo impacto. Una mezcla de datos manipulados, verdades a medias, mentiras flagrantes hilvanadas para que parecieran verdad. Pero nada de eso importa ya. Ni siquiera en el caso de que los datos del discurso hubieran sido ciertos, que no lo fueron. El país no le creyó una palabra a Leonel Fernández ¿y saben por qué?; pues porque el país, antes del discurso, había decidido no creerle.

Algo ha cambiado entre los dominicanos. Por fin.

Ni su procurador canalla, ni su pusilanimidad, ni la prensa cómplice que oculta el descontento, ni los paramilitares que lanzaron a la calle, ni la violencia y los asesinatos ni toda la fortuna mal habida que está a disposición de ese poder, tan mal habido como la fortuna, podrán regresar a la posición anterior.

Para que lo sepan.