viernes, 25 de mayo de 2012

UN PADRE ATRIBULADO PERO CONFORME

FELIZ CUMPLEAÑOS RAMÓN SANTANA HIJO (RAMONCITO) DONDEQUIERA QUE ESTÉS... Y SÉ DÓNDE ESTÁS

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Este testimonio de un padre atribulado por la pérdida irreparable que ha tenido que enfrentar, y a la vez resignado y sereno ante la certeza de que su hijo está en un lugar de paz en el que solo descansan los justos y buenos, debió haber sido publicado hace unas semanas atrás, pero se me escurrió entre mi pila de mensajes, y lamentablemente no lo redescubrí hasta hace poco. Pido excusas tanto al autor como a los lectores por este desliz no deliberado, fruto solamente de la condición humana del administrador. Los invito a leer este conmovedor escrito. La tardanza en publicarlo de ninguna manera le quita vigencia ni disminuye su noble propósito.

Diálogo con mi hijo, que en paz está descansando. Permítanme este desahogo, dilectos amigos.

Ramoncito, hoy es tu cumpleaños si estuvieras aquí de cuerpo y alma presente; pero no lo estás. Manos asesinas te cegaron la vida sin razón, falsos amigos son tan culpables como ellos; te metieron al medio como dicen, ya nada de eso me molesta porque sé dónde estás y estoy seguro que los culpables no podrán entrar al lugar donde te encuentras y ¿sabes por qué ? Porque, para entrar al "Reino de los cielos" hay que estar limpio de pecados como tú, ayudar a los que necesitaban como tú lo hacías, preocuparte por tu familia, dar sin esperar recibir, mantener el respeto con los demás y perdonar a todos los que te faltaban y te engañaban.

A veces cometías travesuras; claro, eso es normal en el humano, no eras perfecto, pero esas travesuras no te descalifican para estar donde estás.

Al mes de tu partida, hace 9 años (parece que fue ayer), un 4 de abril, nos juntamos un grupo de tus amigos y ellos decidieron recordarte de la manera que más te gustaba estar: “siempre con una sonrisa", y comenzaron a recordar muchas de tus actuaciones, tus cosas, tus inventos, tus pensamientos repentinos externados siempre llenos de curiosidades graciosas y nos olvidamos del dolor que nos embargaba al reírnos tanto.

Hubo uno de los amigos que preguntó: ¿díganme a quién Ramoncito le dijo "hijo de puta", o le mentó la madre, o le dijo un "coño”? Ninguno de ellos te oyó decirla, y eso también nos causó risa al no encontrar a nadie; en eso no te pareciste a mí. Luego de ellos irse, mi risa la cambié por lágrimas. Ahí fallé, no debí haberla cambiado porque tú me mandaste a decir con uno de tus pocos amigos residente en New Jersey la siguiente frase: “Dile a mi Pai, que no se preocupe que yo estoy bien aquí”. Luego me mandas a decir con otro amigo tuyo residente en Manhattan, quien vino a mi casa y me repitió la misma frase que tú me mandaste a decir con el primero: "Dile a mi Pai, que no se preocupe, que yo estoy bien aquí”.

¿La misma frase con dos amigos tuyos de distintos sitios? Me puse a pensar en esa frase repetida, pudo haber sido coincidencia pero no con la misma frase. Pensé en algo que le llamamos "el más allá”, en el alma, en algo superior y doy gracias a Dios porque ya sé dónde estás.

Eso me conforma, pero hay momentos que al oír algunas de las canciones que te gustaban las canto junto al CD con mi mal canto para así decirte que te la estoy cantando porque te gustaba y quiero que te sientas bien al oírla y la repito varias veces pero al final tengo que parquear mi vehículo, dejar de cantarla y cambiar mi canto por llanto; en ese momento, ya no me acuerdo de tu risa, lo que quiero es verte de nuevo y tomo el celular y llamo a alguien que sé que también te quiere y me desahogo logrando así volver a la realidad, a razonar y darle las gracias a Dios por tenerte dónde estás.

Ramoncito, qué emocionante fue cuando vi tantas gentes que te querían en ese Manhattan de la parte alta, me sorprendí al ver aquel gentío frente al Building o edificio donde vivías (por cuyo frente no he vuelto a pasar) contemplando tu foto que se acostumbra colocar al fallecer alguien querido; derramando sus lágrimas al contemplarla sin ser familia tuya; solo porque tú le brindaste tu amistad y bondad. Pero lo que más me motivó fue cuando en la funeraria al cerrar sus puertas se quedaron tantas gentes afuera desesperada por darte el último adiós y no pudieron hacerlo.

Esas y otras cosas tuyas me llenaron de orgullo y satisfacción porque refleja lo que en vida sembraste que motiva al lamento de verte partir a destiempo.

Sí te digo, que el haber tenido un hijo como tú que supiste ver mis fallas y errores como padre y a la vez mantener el respeto debido, y el confiar en mí para tus secretos, resulta muy tormentoso el tener que aceptar las cosas como han sucedido.

He sido un hipócrita al querer mostrar que he aceptado esta realidad, pero no es así; he pasado 9 años de sufrimientos y tanto así es que todavía no tengo el valor de colocar en la pared tu foto con aquella sonrisa que me hace pensar que saliste de paseo y que regresarás más tarde, y es por eso que no quiero ponerla aún sabiendo que donde estás, estás bien.

Pero, no importa mi hijo; sé que estás sonriendo donde estás y sé que lo estás haciendo al vernos llorar a los que aquí te queremos.

Esto no es un adiós, es un hasta luego.

Ramón Santana - Tu Pai

4 comentarios:

  1. Gracias Cabezón; no ha sido tardío, para esto no se necesitaba tiempo y lo importante fue que lo hizo de corazón.

    Cabezón, para que sepa, este escrito me ha servido para sacar el valor de colocar la foto de mi hijo en la sala; Ud. no se imagina lo bien que Ud. me ha hecho sentir con esta publicación.

    Gracias de nuevo

    Abrazos
    Manito

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  2. Querido Cabezón:

    ¡Precioso mensaje! El mismo muestra tu madurez, y al mismo tiempo, los altibajos del ser humano, cuando no entiende por qué nos ocurren ciertas cosas y buscamos explicaciones humanas a asuntos que son sobrehumanos, y que por tanto, no caben en nuestras mentes.

    Que reconfortante, tu convencimiento de que Ramoncito está en la Casa del Padre, donde todo es Luz, donde todo es Paz, donde todo es Amor.

    Un abrazo del alma,

    Fernan Ferreira.

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  3. Mella, palante, porque usted es un caballo de troya.

    Rolando Espinal

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