martes, 13 de noviembre de 2012

TERCER CAMINO

ACTITUD
Por Lavinia del Villar de Fernández


Hace unos veinte años me encontré con un escrito de Charles Swindoll, titulado “Attitude”, que no solo me impactó y sacudió emocionalmente, sino que se convirtió en mi fuente de crecimiento espiritual, y en mi guía para, a través de la humildad, tratar de convertirme en mejor persona.

Lo traduzco al español para ustedes, y los exhorto a reflexionar sobre su interesante mensaje, que más que una herramienta, representa un aval para mejorar nuestro desempeño en la convivencia diaria y por ende en la sociedad.

Dice así:

“Mientras más vivo, más me doy cuenta del impacto de la actitud en la vida. La actitud para mí, es más importante que los hechos: Es más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstancias, que los fracasos, que los triunfos, que lo que otras personas piensen, digan o hagan.

Es más importante que la apariencia, que los talentos o habilidades. Podría quebrar una empresa… una iglesia… un hogar. Lo más relevante de todo esto es que nosotros tenemos cada día la opción de determinar la actitud que asumiremos por ese día. No podemos cambiar el pasado… no podemos cambiar el hecho de que las personas actuarán de cierta forma. No podemos cambiar lo inevitable. Lo que sí podemos hacer es movernos en la única corriente que poseemos, que es nuestra actitud… Estoy convencido que la vida es 10% lo que me pasa y 90% cómo reacciono ante ello. Y así también es para ti… todos estamos en cargo de nuestras Actitudes.”


¿De qué valdría tener una brillante carrera, una buena apariencia, mucho dinero, todos los triunfos del mundo, si no somos capaces de decir: “Te quiero”, “Gracias”, “Perdóname”, “Te felicito” “Eres importante”…?

Es pues la actitud, la delatora de nuestra proyección como seres humanos, y la determinante de la fortaleza de nuestros valores internos.

4 comentarios:

  1. Profe:

    Gracias por compartir este artículo con los lectores de MEEC. Confieso que no lo conocía y me alegra coincidir con con el Dr. Swindoll, pues siempre he creído que la actitud es más importante que aptitud.

    Es así como vemos estudiantes no muy brillantes, sacar mejores notas que los más inteligentes y a personas sumamente tesoneras triunfar en la vida.

    Un beso,

    Fernan Ferreira.

    ResponderBorrar
  2. Muy buena su exposición. Ojala los ebanistas, los plomeros, los carpinteros, albañiles soldadores, técnicos de radio y TV, Etc, pudieran hacerse eco de estas reflexiones. Ellos nos resuelven, pero los contratantes debemos tomar una actitud ante ellos y esa actitud es tan modesta, que volvemos a contratarlos después de tantas fallas. La actitud va de mano con el temperamento de las personas que tienen dominios de sus impulsos y reconocer que el prójimo es un ser humano como tu y como yo, con muchos defectos.

    Afectos de Ley S.

    ResponderBorrar
  3. Ahh mi profesora de toda la vida ehh !!,siempre con su actitud educativa; me exhorta a mantener mi actitud positiva ante los inconvenientes encontrados de construir un Monumento a los héroes y mártires maeños.
    El tiempo a emplear para lograr nuestro objetivo no hará variar mi actitud.

    Gracias mi querida por sus tantas enseñanzas.

    Manito

    ResponderBorrar
  4. Muy bien por usted mi querida prima y maestra!!

    Con su anuencia y la de los MEECianos permítaseme hacer ciertas acotaciones:

    La aptitud es la capacidad de saber y saber hacer, producto de los conocimientos, destrezas y habilidades adquiridas a través de los estudios y/o experiencias.

    La actitud (Ser) se refiere a la forma como enfrentamos o reaccionamos ante las situaciones que se nos presentan. Es el comportamiento adoptado por nosotros ante los acontecimientos o sucesos deseados o no deseados. La actitud nos hace felices o infelices, triunfadores o derrotados, dichosos o desdichados. Por consiguiente el control de las emociones es de suma importancia para lograr la estabilidad emocional.

    Esta estabilidad se logra a través de La Inteligencia Emocional, la que se define como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones interpersonales. Esta habilidad nos permite controlar nuestros impulsos y emociones, a pensar antes de realizar cualquier acción, a ser empáticos. Cuidado: controlar las emociones, no reprimirlas. Concluyo al decir que me adhiero por completo a la afirmación de que La Actitud (El Ser) es más importante que La Aptitud (Saber y Saber Hacer)

    Con sentimientos de afecto y profunda estima.

    Diómedes Rodríguez.

    ResponderBorrar

Haga su comentario bajo la etiqueta de Anónimo, pero ponga su nombre y su dirección de email al final del mismo: NO SE PUBLICARÁN COMENTARIOS SIN NOMBRE Y SIN DIRECCIÓN DE EMAIL. Los comentarios ofensivos y que se consideren inapropiados, tampoco serán publicados.
El administrador