lunes, 10 de mayo de 2010

NEGOCIANDO UNA CONDUCTA

REFLEXIONES
Por Lavinia del Villar

Es muy común que los padres queramos gratificar los hijos cuando hacen las cosas bien, por eso muchas veces negociamos las conductas. Siempre que nuestro convenio esté dentro de los derechos del niño, negociar es saludable y plausible: “Primero haces tu tarea, y luego puedes ver televisión.” En cambio, cuando cambiamos comportamientos por cosas materiales, el mensaje que les damos es que somos nosotros los beneficiados por sus logros, y la consecuencia puede ser que ellos crean que debemos pagarles para que se comporten debidamente. “Si pasas de curso, te compraré una bicicleta, pero si no, te quedarás encerrado en las vacaciones.” O sea, si haces bien te pago, y si no te cobro.

Si no cumplimos ni lo uno ni lo otro, todavía peor. Ofrecer y no cumplir es perjudicial para la salud mental de los niños, porque los lleva a la pérdida de la confianza en los mayores, perdiendo nosotros la credibilidad que debemos tener como sus modelos a seguir.

En mis tiempos, me molestaba mucho el poco caso que mamá me hacía cuando pasaba de curso. Le reclamaba, porque a mis amiguitos les hacían regalos y los llevaban a paseos por aprobar el grado, en cambio yo no recibía ninguna recompensa por mi triunfo. Recuerdo que a veces, parece que para seguirme la corriente, me compraba un jalao (*), y me dejaba ir al río con Dolores, una hermana postiza que ella crió, y que después tuvo mucho que ver en nuestra crianza. Me ponía feliz con ese premio, no tanto por lo que significaba en sí, sino porque ya podía presumir ante mis compañeros de que también era gratificada por mi esfuerzo.

Muchos niños llegan al chantaje, exigiéndole a los padres que les paguen colegios o universidades que ellos escogen, aún sabiendo que sus posibilidades económicas son precarias, bajo la amenaza de que si no los complacen, no estudian.

Resaltar las buenas conductas a través de afirmaciones positivas, elogios, reconocimientos, abrazos, es una excelente forma de desarrollar la autoestima y alentar el sentido de autovalorización de los niños. Cambiar conductas por cosas es un negocio que alimenta su ego y los convierte en engreídos e ingratos.

(*) Jalao: Dulce típico hecho a base de coco rayado y ¨melao¨. (Diccionario de dominicanismos del Dr. José Adalberto LLibre Tello ( jallite), Santo Domingo, Republica Dominicana)

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