domingo, 14 de agosto de 2011

DE INTERÉS GENERAL

ENTREVISTA A CÉSAR SÁNCHEZ BERAS
Por Luis Martín Gómez
www.luismartingomez.blogspot.com/

Dice César Sánchez Beras, poeta, narrador, Premio Nacional de Poesía y Premio Nacional de Literatura Infantil: “Siempre habrá una necesidad íntima de tocar un libro”.

Pese a que es profesor ducho en bregar con numerosos alumnos, César Sánchez Beras se sigue sorprendiendo cuando los niños le preguntan en la librería, en el supermercado, en el parque de su barrio, en la guagua, por qué el sapito de su libro es azul y no de otro color, o quién es Don Delfín, el compañero de Pez Sabueso en las inolvidables aventuras por la imaginación de uno de sus libros. “Es parte de la gran alegría que me ha dado Alfaguara Infantil, casa editora que con su prestigio y las distintas estrategias que implementa, ha cumplido con mi sueño de escritor, lograr que mi obra realmente se lea”.

Este sello editorial ha editado cuatro de los textos infantiles de César, incluyendo el más reciente: El cemí y el fuego, dos leyendas taínas que, echando mano de la magia y el mito, explican el origen del mundo desde lo que sería la visión de los antepasados de nuestra isla.

CSB. La primera leyenda narra cómo Yacahú-Bagua-Maorocoti, hijo de Atabey, la gran diosa madre, creó al pueblo taíno, que había surgido de la gran cueva de Cacibajagua. Como toda leyenda fundacional, en ésta hay un ser superior que crea un mundo a su imagen y semejanza, para su regocijo. Así, Yacahú creó a las ciguapas, pero unas complicaciones en ese reino provocaron que las ciguapas desaparecieran por desobedecer sus órdenes. Entonces, viene la segunda parte, que es la creación de los caciques y la lucha del bien y el mal personificada en los hombres buenos, por un lado, y en Juracán, por el otro, un semidios también hijo de Atabey pero que había tenido celos de la paz y el bienestar del mundo taíno y que producía rayos, agua y vientos, contra los cuales los taínos tenían que luchar.

César no se inmutó cuando le señalamos el punto de encuentro entre su cosmogonía taína y el génesis judío; de hecho, parecía estar esperando la pregunta. “Recordemos que se trata de una leyenda fundacional, y como toda leyenda de la creación de un universo, parte generalmente de la misma historia. Si te fijas, el Popol vuh en el mundo maya, Inti en el mundo inca, el génesis judío, parten de un ser superior que ordena a las cosas que sucedan. Yo no quise desvirtuar ese mundo que originalmente también era así para los taínos”.

Pero el mito taíno de César difiere del mito divino judío al menos en un aspecto, a saber: mientras el Dios judío tiende a la venganza o al rencor (destierra del paraíso, ahoga con un diluvio, exilia de la tierra prometida, somete a la esclavitud, abandona a la suerte en el desierto); el Cemí Mayor de los taínos convierte una equivocación en una oportunidad para recrear su universo, mejorándolo, no a partir de la tabla rasa ni del sufrimiento.

CSB. La definición etimológica de taíno es hombre bueno. Yo quise mostrar en la leyenda que el rencor es una actitud que no aporta, que el perdón es una forma de evolucionar y de crecer. Por eso cuando las ciguapas violan la disposición de ser tocadas por la luz del sol, el Cemí Mayor tuvo una reacción lógica que fue llorar, y lloró tanto que de su llanto se formaron los grandes ríos de la isla. Pero si la leyenda se hubiera quedado ahí hubiera quedado incompleta, entonces le dimos la oportunidad al Cemí Mayor de que corrigiera el problema de no tener a las ciguapas, y le dimos la capacidad de trabajar día y noche a los caciques para crear el mundo de Quisqueya, y creo que ahí hay un mensaje, que con un poco de tesón se puede vencer cualquier dificultad.

El fenotipo taíno

En El cemí y el fuego hay un párrafo en el que el autor asocia el color de los habitantes primitivos de nuestra isla a cualidades naturales especiales, contraponiéndolo a la glorificación que suele hacerse del color blanco, especialmente, por razones históricas, en el caso de los españoles y estadounidenses. “Los taínos tenían la piel del color del cobre, para que tuvieran presente el barro de donde provenían, los ojos ligeramente alineados para facilitar las vigilancias nocturnas, las mandíbulas prominentes para dar las órdenes con energía, los pómulos marcados en señal de nobleza, las frentes inclinadas hacia atrás para que no olvidaran su estirpe aguileña, el cabello negro para que recordaran que eran hermanos de las piedras de los ríos, la estatura mediana y el cuerpo ágil, para que fueran veloces y resistentes en las carreras en las llanuras”.

CSB. Yo quería que el niño se sintiera identificado en el taíno, porque hay un 15% de sangre taína en los dominicanos, sobre todo en el sur del país; toda la leyenda del libro habla de la armonía entre el hombre y la naturaleza, el agua, el viento, el aire, que era lo que había antes en la isla y creo que es a lo que debemos volver, lo que deseo es que el niño entienda que él pertenece a un eslabón, a una cadena grande donde todo el mundo es importante, independientemente de su posición en esa escala, él tiene un papel y ese papel es respetable.

César tiene claro que la literatura no tiene la misión de enseñar, aún sea literatura infantil, y por eso el propósito de su trabajo es que divierta. Lo de la tarea escolar, comportarse correctamente y demás valores, es misión propia de los padres o tutores. No obstante, profesor que es, César se cuida de poner un glosario al final de sus textos, pero para no correr el riesgo de que el pequeño lector se pierda en el laberinto de las definiciones. “También trato de que mis libros sean realmente para niños, porque a veces hacemos libros infantiles dirigidos a los adultos. No tengo nada en contra de esos libros, por ejemplo, hay grandes clásicos del género, como Platero y yo o El principito; pero mi interés es que el niño tenga una literatura infantil que haga eco en su cotidianidad, en su folklor, en su realidad, una literatura en la que él se vea reflejado, perteneciente a su cultura, a su idioma”.

LMG. ¿Sobrevivirá la literatura infantil al videojuego?

CSB. La literatura infantil tiene el mismo reto que la otra literatura. Tenemos que luchar contra el videojuego, la tecnología, la televisión, pero ha sido siempre así y lo será. Lo que tenemos que hacer los autores es escribir, tratar de ser dignos, confiar en nuestras propias fuerzas, no desmayar, el libro físico no va a desaparecer; no porque exista la televisión o el cine, la gente deja de ir al teatro, siempre habrá una necesidad intima del ser humano de tocar el libro, de leer al autor.

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