viernes, 18 de diciembre de 2009
El manco que vino, venció y se burló
Instantánea de Mao
Por Isaías Medina Ferreira
Antes de convertirse en don Frank Taveras, el fenomenal robador de bases y campo corto excelente de los Piratas de Pittsburgh, Montreal y los Mets, éste vivió en Mao, y si bien no puedo decir que se crió entre nosotros, pues llegó allí bastante crecidito, sí puedo decir que convivió con nosotros lo suficiente para que le llegáramos a tener mucha estima pues era una pieza importante de nuestros equipos de pelota juvenil. Para nosotros él era simplemente Boroto o Alboroto, de personalidad abierta, un poco allantoso, siempre discutiendo a alto volumen y con un orgullo rayano en la rabia de su pueblo natal, Las Matas de Santa Cruz.
Por su intermedio llegamos a intercambiar con equipos de las Matas en varias ocasiones y casi siempre llevamos las de perder, tanto en Mao como cuando los visitábamos. Era difícil verificar su roster que parecía ser un compendio de lo mejor de toda la comarca y más allá.
En una de nuestras visitas ganábamos el partido con dos “outs” por una carrera en la última entrada, cuando de pronto vimos un jinete galopando a todo vapor que se acercaba por el jardín derecho y tan pronto llegó, se apeó del caballo, agarró un bate y se apresuró a batear, mientras el manager pedía “time” y anunciaba al “ampaya” su sustitución por quien en ese momento agotaba el turno al bate. No valieron nuestras protestas de que no era aquel un jugador juvenil… ¡el hombre bateó!
De más está decir que nos dejó en el terreno de juego con un tremendo trancazo que fue a esconderse entre unas breñas que adornaban la parte derecha del jardín central.
Tan pronto circundó las bases, sin tiempo para celebrar, el jinete se montó en su caballo y emprendió su marcha apresurada y, para añadir burla a la lesión causada, mientras se perdía por el jardín derecho, como todo un Llanero Solitario triunfante, levantaba en alto el muñón al que le faltaba la mano izquierda.
Por Isaías Medina Ferreira
Antes de convertirse en don Frank Taveras, el fenomenal robador de bases y campo corto excelente de los Piratas de Pittsburgh, Montreal y los Mets, éste vivió en Mao, y si bien no puedo decir que se crió entre nosotros, pues llegó allí bastante crecidito, sí puedo decir que convivió con nosotros lo suficiente para que le llegáramos a tener mucha estima pues era una pieza importante de nuestros equipos de pelota juvenil. Para nosotros él era simplemente Boroto o Alboroto, de personalidad abierta, un poco allantoso, siempre discutiendo a alto volumen y con un orgullo rayano en la rabia de su pueblo natal, Las Matas de Santa Cruz.
Por su intermedio llegamos a intercambiar con equipos de las Matas en varias ocasiones y casi siempre llevamos las de perder, tanto en Mao como cuando los visitábamos. Era difícil verificar su roster que parecía ser un compendio de lo mejor de toda la comarca y más allá.
En una de nuestras visitas ganábamos el partido con dos “outs” por una carrera en la última entrada, cuando de pronto vimos un jinete galopando a todo vapor que se acercaba por el jardín derecho y tan pronto llegó, se apeó del caballo, agarró un bate y se apresuró a batear, mientras el manager pedía “time” y anunciaba al “ampaya” su sustitución por quien en ese momento agotaba el turno al bate. No valieron nuestras protestas de que no era aquel un jugador juvenil… ¡el hombre bateó!
De más está decir que nos dejó en el terreno de juego con un tremendo trancazo que fue a esconderse entre unas breñas que adornaban la parte derecha del jardín central.
Tan pronto circundó las bases, sin tiempo para celebrar, el jinete se montó en su caballo y emprendió su marcha apresurada y, para añadir burla a la lesión causada, mientras se perdía por el jardín derecho, como todo un Llanero Solitario triunfante, levantaba en alto el muñón al que le faltaba la mano izquierda.
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Je, je, je... no, no, Isaías, eso te lo inventaste tú...
ResponderBorrarPaquito
No, Paquito, no me lo inventé... quienes jugaban en el equipo son testigos: Niño Almonte, Fonso Ferreira, Gregorio Castillo, el rubio de Cercet... cualquiera de ellos puede atestiguar; si lo recuerdan.
ResponderBorrarIsaías
Paquito: todo lo narrado por Isaías es muy cierto, aunque parezca increíble. Fui uno de los que alegó que el manco no estaba en line-up y,por tanto, no podía entrar a juego; sin embargo, el umpire creo que era de Las Matas, no cedió; entonces sucedió lo que narra Isaías. Saludos cordiales de Niño Almonte. Jajajaja...
ResponderBorrarCierto, ese manco era refuerzo de todos los equipos que habían desde Cerro Gordo, Cana Capetón, Ranchadero guayubín, el Posito y en fin hasta llegar a Manzanillo. Nosotros nos lo topamos en varias comunidades y jugaba center field con una sola mano. La habilidad que tenía para deshacerse con la pelota, era asombrosa. El brazo derecho tenia la misma fortaleza que su pierna derecha. En una ocacion, Chelo Sime le dio un bolazo y se puso muy furioso, y yo le de
ResponderBorrarcía a mis compañeros: "Agárrenle la mano pa, entrale a trompá," él al ver que era el más pequeño del grupo que se lo decía, lo cojió de chiste y luego, nos dimos un abrazo. Franflin Taveras, hoy es un cristiano entregado y arrepentido al quehacer religioso. Se dedica a conducir sus hijos por el camino correcto de la vida.
Ley S.